jueves, 24 de abril de 2014

Thank You, Mr. Moto: En la búsqueda del tesoro de Genghis Khan.

“Thank You, Mr. Moto” (1937), es un thriller de acción del director Norman Foster, el cual está protagonizado por Peter Lorre, Thomas Beck y Jayne Regan.

El Sr. Moto (Peter Lorre) debe competir con una banda de peligrosos cazadores de tesoros por la posesión de siete pergaminos, los cuales una vez reunidos, forman un mapa que revela la locación de la tumba de Genghis Khan, la cual se dice que contiene un enorme tesoro. Si bien Moto ya tiene en su poder uno de los pergaminos, el resto están en manos del Príncipe Chung (Philip Ahn) y su madre (Pauline Frederick), quienes consideran que su deber sagrado es proteger los pergaminos y el secreto de la tumba de Khan.

 

Pese a ser el segundo film en ser estrenado dentro del ciclo de producciones protagonizadas por Kentaro Moto, “Thank You, Mr. Moto” no fue la segunda cinta en ser producida. El proceso de producción de “Mr. Moto Takes a Chance” (1938) comenzó en Julio de 1937, pero su estreno fue retrasado por la situación provocada por la Guerra Sino-Japonesa. A raíz de esto, los ejecutivos de los estudios Twentieth Century Fox optaron por adaptar la novela “Thank You, Mr. Moto”, la cual fue serializada en la revista Saturday Evening Post a principios de 1936. El estudio dio inicio al proceso de producción en Octubre de 1937, y estrenaría el film tan solo dos meses después, exactamente el día 24 de Diciembre. Tal y como sucedió en la primera entrada de la serie, el guión y la novela en la cual está basado, presentan una serie de diferencias, las cuales en este caso en su mayoría están motivadas por las tensiones existentes en el lejano Oriente. Por ejemplo, en determinado segmentos, la novela presenta un levantamiento civil en el Norte de China y a varios expansionistas japoneses que desean realizar un ocupamiento militar en territorio enemigo, lo cual evidentemente fue obviado en el film. De la misma forma, se eliminó la participación de una representante de un museo norteamericano, la cual viajaba a China con el único objetivo de adquirir una serie de pinturas pertenecientes a la Dinastía Sung, las cuales eran vendidas sin mayor oposición por un noble venido en desgracia.

Tal y como sucede en “Think Fast, Mr. Moto” (1937), el personaje interpretado por Peter Lorre rápidamente demuestra que es un hábil asesino cuando la ocasión lo amerita. Atrapado en la inmensidad del Desierto Gobi durante una violenta tormenta de arena, el Sr. Moto no duda en apuñalar certeramente a uno de los miembros de la caravana que lo acompaña, cuando este ingresa sigilosamente a su tienda con la intención de asesinarlo y quitarle el mítico pergamino que el misterioso detective japonés trae consigo. Esta no será la única víctima que el protagonista cobre durante el transcurso del film, lo que no solo convierte a “Thank You, Mr. Moto” en la entrada más violenta de toda la serie, sino que además siembra un manto de dudas con respecto a las verdaderas intenciones de un hombre del cual no se sabe demasiado. De hecho, en esta oportunidad tampoco se aclara la verdadera identidad del Sr. Moto, ni tampoco se revela para quien trabaja, aun cuando en un determinado momento del film este se identifica como un importador que a ratos oficia como detective, y como un miembro de la policía internacional. Con respecto al halo de misterio que lo rodea, su amigo, el agente diplomático norteamericano Tom Nelson (Thomas Beck), describe a Moto como un aventurero, un explorador, un soldado de fortuna, y como uno de los misterios de Oriente. Tom también asegura que nadie sabe demasiado acerca de su amigo japonés, pero que cuando este se presenta por lo general suelen suceder hechos fuera de lo común.

 

En relación al posible empleador del protagonista, si bien el Sr. Moto le revela al Príncipe Chung que se encuentra de visita en Peiping para averiguar si la leyenda del tesoro de Genghis Khan es cierta, jamás le comenta quien lo ha enviado a cumplir con dicha misión. Por otro lado, la razón por la cual el Sr. Moto es invitado a la fiesta organizada por el Coronel Tchernov (Sig Rumann), otro de los grandes interesados en los pergaminos custodiados por Chung, tampoco queda del todo clara. El protagonista sabe que la realización de dicho evento tiene un propósito claro, pero asegura no conocer el motivo que se esconde tras su invitación. Durante dicha fiesta, el espectador es testigo de una de las tantas facetas de Moto, quien se muestra como un hombre cortés y culto, capaz de hablar en distintos idiomas y de desenvolverse con total confianza entre diplomáticos y ciertos miembros de la alta sociedad. Cabe mencionar que desde el momento en el que el Sr. Moto asesina al Coronel Tchernov, para posteriormente asegurar que actúo de forma violenta con el solo objetivo de proteger la integridad física del Príncipe Chung, quien se había rehusado a venderle los tan ansiados pergaminos, sus acciones rápidamente se tornan ambiguas y algo cuestionables. No solo obliga a Eleonor Joyce (Jayne Reagan), una de las invitadas a la fiesta que tiene la mala fortuna de descubrir el cadáver de Tchernov, a declarar que el Coronel se suicidó, sino que además comienza a vigilarla de cerca para impedir que esta le cuente la verdad de lo sucedido a Tom Nelson, quien no puede ocultar la atracción que siente por la joven.

La fórmula argumental utilizada en este film es básicamente la misma que Norman Foster utilizó en “Think Fast, Sr. Moto”: Desde un principio, Kentaro Moto se encuentra trabajando en un caso del que no se tiene información alguna, el protagonista sigue mostrando una clara predilección por el uso de disfraces, el espectador es testigo de cómo se desarrolla una subtrama romántica entre una pareja de jóvenes que en cierto grado están relacionados con el Sr. Moto, y en variadas ocasiones el protagonista hace gala de su experticia en las artes marciales de forma explosiva y violenta. Dicho sea de paso, es necesario aclarar que los problemas de salud que aquejaban a Peter Lorre en aquel entonces le dificultaban incluso subir escaleras, por lo que todas las escenas de acción fueron ejecutadas por Harvey Parry, una leyenda viviente entre los dobles de acción el cual era conocido como el “Decano”. Por otro lado, también se perpetúa el respeto hacia las diferentes culturas orientales, ya sea retratando a personajes como el Príncipe Chung y su madre como personas honorables y tradicionalistas, o insertando pequeños guiños culturales en determinadas escenas, como por ejemplo aquella en la que el protagonista aparece tocando un samisén al interior de una tienda de antigüedades, o aquella en la que el Sr. Moto menciona la práctica del harakiri.

 

En general, la totalidad del elenco realiza un estupendo trabajo, pero quien sin lugar a dudas se destaca por sobre el resto es Peter Lorre. En la biografía “The Lost One: A Life of Peter Lorre”, del escritor Stephen D. Youngking, el actor explica el proceso al que se sometió para personificar al Sr. Moto: “El Sr. Moto es un japonés astuto, de mente ágil, y una persona bastante sofisticada. Bueno, entonces, yo me convierto en esa persona y lo hago bien. No necesito estudiar a un verdadero japonés para saber lo que debo hacer. Eso está mal. Existe una idea preconcebida de cada nacionalidad y los actores piensan que deben imitar esa idea, como si los japoneses o los chinos no fueran tan diversos como lo somos nosotros. Cada hombre se mueve acorde a lo que es. Una vez que has imaginado como es, entonces debes moverte como él lo haría.” Curiosamente, existen una serie de opiniones sobre si la actuación de Lorre se vio o no afectada por la adicción a la morfina que por ese entonces lo aquejaba. Mientras que Norman Foster aseguró en numerosas ocasiones que varias escenas no salieron como él esperaba debido a que Lorre era incapaz de realizar cualquier tipo de destreza física, Leon Ames, quien acompañó al actor en varias de las cintas de Moto, declaró que Lorre cumplía con precisión todos los aspectos no físicos de su rol: “Él era agudo. Ese hombre jamás se olvidaba de una palabra o una línea mientras actuaba, jamás. Él era como una computadora”.

En cuanto al aspecto técnico de la producción, esta cuenta con el correcto trabajo de fotografía de Virgil Miller, la efectiva pero olvidable banda sonora del compositor Samuel Kaylin, y la humilde pero cuidada dirección de arte de Bernard Herzbrun y Albert Hogsett. El gran mérito de “Thank You, Mr. Moto” es que se las arregló para combatir el sentimiento anti-japonés que se estaba instalando en Norteamérica debido a la brutal invasión de China por parte de Japón. En gran medida, esto se logró gracias a que el personaje interpretado por Peter Lorre resulta ser más educado y refinado que la mayoría de los personajes anglosajones con los cuales interactúa, lo cual le permite usar la condescendencia de los extranjeros a su favor. Al mismo tiempo, durante el transcurso del film al poco convencional héroe japonés le es otorgada la oportunidad de demostrar que su mayor preocupación en esta ocasión es preservar la integridad de la herencia cultural del país vecino, lo que de cierta forma puede ser considerado como un peculiar llamado a la unidad. En definitiva, “Thank You, Mr. Moto” es probablemente la mejor entrada de toda la serie, ya que posee una trama que mezcla en la medida justa misterio, intriga, acción y romance, algo que no se repetiría en el resto de los films del enigmático Kentaro Moto.



por Fantomas.

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