sábado, 18 de julio de 2015

Kiss Kiss Bang Bang: El debut como director de Shane Black.

“Kiss Kiss Bang Bang” (2005), es una comedia de misterio del director Shane Black, la cual está protagonizada por Robert Downey Jr., Val Kilmer, y Michelle Monaghan.

Harry Lockhart (Robert Downey Jr.) es un ladrón que tras un golpe de suerte, es llevado a Los Ángeles para participar en una prueba de cámara para una producción hollywoodiense. Sin embargo, tras algunos malos entendidos se ve involucrado en la investigación de un par asesinatos junto a la chica de sus sueños (Michelle Monaghan), y un detective (Val Kilmer) que lo ha estado entrenando para su futuro papel.

 

El guionista Shane Black comenzó cimentar su reputación a temprana edad en Hollywood. Cuando solo tenía 26 años, Black escribió el guion de “Lethal Weapon” (1987), cinta que en cierta medida funcionó como la precursora de un subgénero denominado como “buddie movies”, que no es otra cosa que esas películas de compañeros obligados a trabajar juntos con tal de lograr un objetivo en común pese a sus gigantescas diferencias. Tras este prometedor inicio, a fines de los ochenta y principios de los noventa, Black logró establecerse como una suerte de gurú del cine de acción gracias a su trabajo en films como la incomprendida “Last Action Hero” (1993), y las subvaloradas “The Last Boy Scout” (1991) y “The Long Kiss Goodnight” (1996). Tras años de estar tras las cámaras, con “Kiss Kiss Bang Bang”, título que alude a la recopilación de artículos de la crítica cinematográfica Pauline Kael publicada en 1968, Shane Black por fin hacía su debut como director, filmando una historia que rescataba el subgénero que él había ayudado a crear, y que a la vez funcionaba como un llamativo homenaje a las tramas de las novelas pulp con las que él creció. Curiosamente, aunque Black había decidido adaptar la novela “Bodies are where you find them”, del escritor Brett Halliday, le tomó más de un año escribir el guion por encontrarse con un bloqueo creativo. Lo que es peor, es que cuando terminó de escribirlo, su reputación de poco sirvió a la hora de conseguir financiamiento para su proyecto. Eventualmente sería Joel Silver, el mismo productor que se fijó en el guion de “Lethal Weapon”, quien aceptaría financiar la cinta.

En “Kiss Kiss Bang Bang”, el protagonista es un ladrón de poca monta llamado Harry Lockhart, quien al inicio del film irrumpe en una tienda para conseguirle un juguete a su sobrina. Cuando Harry y su compañero de fechorías se disponen a abandonar el lugar, son tiroteados por una civil, quien termina hiriendo a Harry y asesinando a su cómplice. Con la policía tras sus talones, Lockhart se refugia en un edificio cercano solo para percatarse que de forma accidental se ha involucrado en una audición para una película hollywoodiense. Como el guion se asemeja a su experiencia reciente, él expresa toda su frustración y su ira por lo sucedido, lo que impresiona al productor Dabney Shaw (Larry Miller), quien decide llevarlo a Hollywood para una prueba de cámara, no sin antes pedirle que haga equipo con un detective apodado Gay Perry, para que así obtenga algo de experiencia real que pueda ayudarlo con su nueva carrera en la actuación. En otro punto de la ciudad de Los Ángeles vive Harmony Faith Lane, quien inspirada por la serie de novelas del detective “Johnny Gossamer” que leía cuando pequeña, continúa probando suerte como actriz sin demasiado éxito. Será el destino el encargado de reunir a estos dos personajes, quienes además fueron amigos durante la infancia. Impulsado por la atracción que Harry siempre ha sentido por Harmony, este decide mentirle y asegurarle que ahora trabaja como detective privado, lo que será de gran utilidad para la aspirante a actriz cuando su hermana es encontrada muerta en un hotel. Ahora, involucrado en dos casos de asesinato, Lockhart y compañía se verán envueltos en una trama plagada de intrigas, cadáveres, tiroteos y sorpresas, de la cual puede que no logren salir con vida.

 

Básicamente, “Kiss Kiss Bang Bang” es un ejercicio de irreverente reciclaje, en el que Black toma elementos de la novela y el cine negro de los años cuarenta, para fusionarlos con la comedia y la esfera artificial de la industria cinematográfica hollywoodiense. Es por esto que no resulta extraño que los personajes sigan la metodología de un detective ficticio protagonista de unas novelas pulp, el cual es una clara referencia a los personajes creados por Raymond Chandler o Dashiell Hammet, o que el protagonista oficie como un peculiar narrador que no solo omite algunos detalles de su relato, sino que también equivoca su discurso solo para corregirlo algunos segundos más tarde. De la misma forma, Black toma como inspiración los trabajos de Chandler a la hora de dividir de manera episódica el film, precisamente como si se tratara de una novela. Por otro lado, que el héroe de turno sea un ladrón de poca monta que ha sido puesto al amparo de un detective homosexual con el fin de preparar un papel, y que además finja ser un detective privado rudo y sagaz, resulta ser un constructo sumamente original que permite que el espectador rápidamente se identifique con él, principalmente porque funciona como una extensión de una audiencia deseosa de perderse en un mundo completamente ajeno a su realidad. La peculiar mezcla de influencias de las que bebe el guion, facilita que este se traduzca en una trama impredecible que gira en torno a dos cadáveres y que no huye a ningún tópico genérico; suicidios, mentiras, asesinatos, traiciones, torturas, oscuros secretos familiares y curiosas alianzas, pueden ser encontrados a lo largo del relato de Harry Lockhart.

Aun cuando Black se ha especializado en relatos que estudian los lazos masculinos, “Kiss Kiss Bang Bang” no está exenta de la presencia de una femme fatale de ambigua moralidad, incierta fidelidad y nombre sugerente. Harmony Faith Lane se las arregla para igualar tanto en ingenio como en sarcasmo a sus dos compañeros de aventuras, aunque esto al final del día termine exponiendo uno de los principales problemas del film. En gran medida, la relación que se establece entre Harmony y Harry funciona mediante una dinámica marcada por las bromas y los malos entendidos, elementos que se suceden con una velocidad tal que no dejan demasiado espacio para el desarrollo de los personajes o de la trama, lo que también provoca que por momentos el relato gire en círculos mareado por su propia exuberancia. De hecho, en un segmento de la película se repite la misma secuencia de eventos a los menos en dos oportunidades: los protagonistas concluyen que se han topado con un callejón sin salida que no les permite continuar con su investigación; posteriormente se separan, solo para eventualmente contactarse por teléfono para notificarle al resto que han descubierto algo vital para la solución del caso. Probablemente, la razón de esta suerte de déjà vu narrativo responda a que las múltiples separaciones y reuniones que experimentan los protagonistas, se presentan como una gran oportunidad para que Black despliegue su talento con los juegos de palabras y los diálogos inteligentes.

 

Robert Downey Jr. realiza un estupendo trabajo como Harry (y el narrador). El hecho de que el protagonista esté consciente de que está participando de una película, es sencillamente brillante, ya que contribuye a que su narración de los acontecimientos apunte hacia los clichés de Hollywood, los giros de tuerca de la trama, y los elementos que posteriormente cobrarán cierta importancia en la historia. Al mismo tiempo, su química con el personaje interpretado por Val Kilmer es sencillamente explosiva. Son ellos, sus diferencias, sus motivaciones y sus coloridas personalidades, la mejor prueba de porqué a Shane Black se le considera como el arquitecto de las ya mencionadas “buddie movies”. Michelle Monaghan por su parte, interpreta de buena manera a una mujer que es ruda, sexy e independiente, aun cuando a los ojos de Harry es una suerte de damisela en desgracia a la cual debe rescatar. Gracias a su particular personalidad y a su despampanante belleza, el espectador rápidamente comprende la razón por la cual el protagonista la considera la chica de sus sueños. En cuanto al aspecto técnico de la producción, esta cuenta con el magnífico trabajo de fotografía de Michael Barrett, el cual contribuye a otorgarle el toque “noir” al film, y con la efectiva banda sonora del compositor John Ottman, cuyo aire retro viene a reforzar la idea de que “Kiss Kiss Bang Bang” es un producto que funciona como homenaje y como parodia de las tramas detectivescas clásicas.

“Todo lo que necesitas para realizar una película es una chica y una pistola”, dijo Jean-Luc Godard en una ocasión cuando se encontraba promocionando el film “Bande à part” (1964), aludiendo a lo que el público necesitaba para ir a las salas de cine. Algunos años más tarde, la ya mencionada Pauline Kael depuró esa idea luego de ver el afiche de una película en Italia cuya traducción era “Kiss Kiss Bang Bang”. “Estas cuatro palabras”, afirmó ella, “son quizás la declaración más breve imaginable del atractivo básico de las películas. El atractivo es lo que nos atrae y lo que finalmente nos desespera cuando empezamos a darnos cuenta que rara vez las películas son algo más que eso”. En gran medida, el film de Shane Black es el típico caso de “estilo sobre sustancia”, lo que no le permite igualar lo realizado por cintas como “The Big Lebowski” (1998) y “The Long Goodbye” (1973), las cuales se alzan como dos exitosos ejercicios de reformulación de los misterios propios del cine negro, como odiseas cómicas que se mantienen fieles a la ironía pesimista y al fatalismo contagioso propio del género. Pese a esto, “Kiss Kiss Bang Bang” se destaca por ser una película con un timing cómico impecable, plagada de momentos brillantes y excesivos. Con una trama que es macabra, original y divertida por partes iguales, es imposible no percatarse de la elegancia autoparódica que ostenta el film de Black, que con el tiempo se ha convertido en una verdadera obra de culto.

por Fantomas.

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