lunes, 22 de junio de 2015

The Relic: Horror en el museo.

“The Relic” (1997), es un film de horror del director Peter Hyams, el cual está protagonizado por Penelope Ann Miller y Tom Sizemore.

Tras la llegada de un barco que trae valiosos ejemplares para el Museo de Historia Natural de Chicago, en cuyo interior se encuentra una serie de cadáveres horriblemente mutilados, la Dra. Margo Green (Penelope Ann Miller), una bióloga evolucionista que trabaja en el museo, y el teniente Vincent D´Agosta (Tom Sizemore), deciden unir fuerzas para intentar esclarecer las causas de tan atroces muertes, y cuál es su conexión con la nueva exhibición que está por inaugurar el museo.

 

“The Relic” está basada en la exitosa novela de horror del mismo nombre escrita por Douglas Preston, quien ejerció como periodista y director de relaciones públicas para el Museo Americano de Historia Natural de la ciudad de Nueva York, y el escritor y licenciado en literatura inglesa Lincoln Child. Lamentablemente para los productores del film, a raíz de que la novela retrataba de manera poco amable a los encargados de la administración del museo, y al temor de estos de que el contenido de la cinta ahuyentara a los niños del lugar, ellos eventualmente rechazaron la importante suma de dinero que la Paramount Pictures ofreció por utilizar el museo para ambientar la película. Tras este pequeño percance, los productores visitaron varios museos ubicados en Washington y Chicago cuya arquitectura se asemejaba al neoyorquino, antes de que los encargados del Museo Field de Historia Natural de Chicago se interesaran en el contenido de la novela, y facilitaran sus dependencias para el rodaje del film. Cabe mencionar que la elección del escenario principal de la historia no sería el único problema que enfrentaría la producción. Debido a que una buena parte del relato se desarrolla en una serie de túneles subterráneos cubiertos de agua, la salud de Tom Sizemore se vio mermada en dos ocasiones durante el proceso de rodaje, el cual eventualmente tuvo que ser suspendido por un tiempo cuando Peter Hyams se vio demasiado enfermo como para continuar trabajando.

El film comienza con el descubrimiento de una antigua reliquia ubicada en la jungla de Brasil. Bajo la suposición de que la estatua va a llamar la atención de un buen número de personas cuando sea exhibida bajo el marco de una exposición titulada “Superstición”, la cual va a llevarse a cabo en el Museo de Historia Natural de Chicago, un antropólogo llamado John Whitney (Lewis Van Bergen) aborda un barco junto con sus descubrimientos, con la intención de enseñárselos al curador del museo. Sin embargo, cuando el barco llega al puerto de Chicago, la policía encabezada por el teniente Vincent D´Agosta descubre que ha ocurrido una inexplicable masacre a bordo de la embarcación, la que aparentemente no ha dejado sobrevivientes. Mientras tanto, al interior del Museo de Historia Natural, la Dra. Margo Green, quien se especializa en el estudio del ADN y su evolución en las distintas especies, se sorprende al ver un par de cajas que aparentemente formaban parte del cargamento que transportaba Whitney. En su interior, no solo se encuentra con la ya mencionada estatua, sino que además viene una serie de hojas vegetales cubiertas por lo que parece ser una extraña especie de hongo. Cuando eventualmente uno de los guardias del museo es brutalmente asesinado en circunstancias similares a las víctimas del barco, el teniente D´Agosta comienza a pensar que puede existir un nexo entre ambos crímenes, por lo que decide pedirle ayuda a la Dra. Green y así intentar descubrir quién o qué está detrás de los asesinatos.

 

En gran medida, “The Relic” funciona bajo un esquema similar al que presentan las cintas que se desarrollan al interior de casas embrujadas. Y es que casi la totalidad de la acción se lleva a cabo al interior del espeluznante museo de Chicago, cuyos oscuros pasillos, sus desolados laboratorios, su intricado piso subterráneo, la atmosférica exhibición que está pronta a inaugurarse, y la red de túneles que parece albergar a la criatura que el Dr. Albert Frock (James Whitmore) señala como la posible encarnación de Kothoga, un mítico monstruo del bosque, se convierten en lugares donde el peligro acecha en cada rincón. Evidentemente, el guión también funciona como un homenaje a cintas tales como “Jaws” (1975), “Alien” (1979), y “Jurassic Park” (1993), entre otras. Esta idea es reforzada por la presencia de una protagonista que comparte gran parte de las características heroicas exhibidas por el personaje interpretado por Sigourney Weaver en “Alien”, quien también confía plenamente en su inteligencia a la hora de enfrentarse a la criatura. El teniente D´Agosta por su parte, se presenta como un policía sumamente supersticioso pero capaz, el cual está determinado a cerrar el museo hasta finalizar la investigación, aun cuando el mismísimo Alcalde de Chicago (Robert Lesser) lo está presionando para permitir que se lleve a cabo la gala inaugural de la exhibición “Supersticiones”, ya que el evento se propicia como la oportunidad perfecta para reunir fondos para su posible reelección.

Como es de suponer, la criatura termina irrumpiendo en la gala y no pasa mucho tiempo antes de que las cabezas comiencen a rodar. Es entonces cuando “The Relic” pasa de ser una película de terror con toques de ciencia ficción, a una cinta de desastres en la cual el museo se convierte en un verdadero circuito de obstáculos. Y es que al mismo tiempo que la electricidad comienza a fallar, todos los sistemas de alarma se vuelven completamente locos, provocando que los rociadores actúen sin control y que las enormes compuertas de seguridad amenacen con dejar a todos los asistentes a la gala atrapados al interior del museo, sin ninguna posibilidad de escapar del lugar. La poca consistencia narrativa que presenta el film, cuyo guión se pasea entre el género policial, la ciencia ficción, el horror y el cine de desastres, es probablemente su mayor falencia ya que no solo provoca que algunos giros de la trama carezcan de una explicación lógica o satisfactoria, sino que además merma de forma considerable los niveles de suspenso que alcanza la historia. Con respecto a esto último, en general se suele afirmar que en este tipo de películas entre más tiempo se mantenga el misterio sobre la real naturaleza del antagonista principal, más tensión se genera durante la espera de su gran revelación. Lamentablemente en este caso no ocurre precisamente eso, principalmente porque durante la primera hora de metraje la historia se diluye en los diversos aspectos de la investigación policial, al mismo tiempo que se enfatizan algunos elementos que tienen poca importancia para el desarrollo de la trama, y ciertos giros narrativos en apariencia más profundos son explorados solo de manera superficial.

 

En el ámbito de las actuaciones, tanto Tom Sizemore como Penelope Ann Miller realizan un trabajo interpretativo mucho mejor de lo que por lo general se suele ver en cintas de horror de estas características, ya que logran que sus personajes no solo resulten ser carismáticos, sino que además le otorgan un grado extra de credibilidad a la historia. Algo similar sucede con Linda Hunt y James Whitmore, quienes consiguen despertar el interés del espectador con sus respectivos personajes, aun pese a la poca exposición que estos tienen. En cuanto al aspecto técnico del film, resulta destacable el correcto aunque algo opaco trabajo de fotografía de Peter Hyams, y la efectiva para rápidamente olvidable banda sonora del compositor John Debney. Sin embargo, quien se roba por completo la película son los efectos especiales creados por Stan Winston y su equipo de colaboradores. Para darle vida a Kothoga, Winston y compañía crearon tres criaturas cuyas cabezas eran manejadas por dos personas, al mismo tiempo que otro grupo de técnicos se encargaban de mover a control remoto los brazos, las garras, la boca y el resto del cuerpo del monstruo. Según relatan algunos de los involucrados en la producción, Winston se inspiró en una serie de invertebrados y arácnidos a la hora de diseñar a la bestia. Si bien gran parte de los efectos especiales creados por Winston han soportado de buena manera el paso del tiempo, no se puede decir lo mismo de aquellos creados digitalmente mediante el uso de computadoras, los cuales terminan restándole algo de espectacularidad a los efectos más “artesanales” diseñados por Winston.

En cuanto a sus niveles de horror y violencia, “The Relic” probablemente se encuentra uno o dos escalones por sobre la media de las cintas de la época, aun cuando estos se concentran principalmente durante la última media hora del film. Al método utilizado por Kothoga para acabar con sus víctimas, el cual consiste en desmembrarlas para así alimentarse de parte de sus cerebros, se suma una escena al interior de una sala de autopsia la cual contiene altas dosis de humor negro, y el intenso enfrentamiento final entre los protagonistas y la criatura. Aun cuando es innegable que “The Relic” es una cinta por sobre todo entretenida, es imposible no considerarla como un producto fallido incapaz de explotar todo su potencial. Mientras que por un lado la producción presenta una premisa básica interesante, en especial cuando se crea un nexo entre la criatura, la ciencia y una vieja superstición tribal, y además existen múltiples elementos que provocan que la cinta sea disfrutable incluso en la actualidad, particularmente durante el último tramo de la misma, donde además se entrega una explicación relativamente satisfactoria acerca del origen del monstruo, por otra parte la película presenta una serie de problemas que cuando emergen a la superficie, le recuerdan al espectador los motivos por los cuales el film de Hyams es solo una obra menor del género.

por Fantomas.

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