
Tras sufrir un accidente y quedar tetrapléjico, Allan Mann (Jason Beghe) consigue un mono amaestrado para que lo ayude en sus quehaceres domésticos. Sin embargo, eventualmente el mono comienza a comportarse de manera extraña, convirtiéndose en un peligro tanto para su dueño como para quienes lo rodean.

“Monkey Shines” se centra en la figura de Allan Mann, un joven atleta que vive junto a su novia Linda Aikman (Janine Turner), y que tras sufrir un grave accidente queda tetrapléjico, lo que inevitablemente transformará su vida en un verdadero infierno. Ante la evidente depresión de Allan, su amigo Geoffrey (John Pankow), quien trabaja al interior de un laboratorio que realiza experimentos con animales, le facilita una chimpancé amaestrada llamada Ella para que le ayude a realizar parte de sus actividades domésticas. Lo que Allan no sabe, es que su amigo le ha estado inyectando al animal un suero que contiene células cerebrales humanas, con el objetivo de que este se vuelva más inteligente. Es debido al efecto de dicho suero, que Ella comienza a desarrollar un fuerte vínculo afectivo con su nuevo amo, el cual aparentemente va más allá del simple cariño. Cuando Allan comienza a tener diversos problemas con las personas que lo rodean, específicamente con su posesiva madre (Joyce Van Patten), su molesta enfermera (Christine Forrest), y su novia infiel, estas extrañamente son víctimas de curiosos accidentes fatales. Todo apunta que la culpable de dichos accidentes es Ella, quien parece haberse convertido en la homicida extensión del cada vez más frustrado y enojado Allan.

Por otro lado, resulta curioso el hecho de que Ella sea la única mujer con la cual Allan no tiene una relación del todo disfuncional. Mientras que su madre parece estar ayudándolo solo por un tema de autocomplacencia, su enfermera detesta la presencia de la mascota en la casa, y su novia lo está engañando con el médico encargado de su tratamiento. Básicamente, “Monkey Shines” retrata a la discapacidad como un ente castrador, el cual obliga al protagonista a depender de las mujeres que están a su alrededor, incluyendo a Ella. La única relación normal que Allan logra tener con una mujer, es aquella que mantiene que Melanie Parker (Kate McNeil), quien es la especialista que supervisa el entrenamiento de Ella. Cuando eventualmente ellos se enamoran y comienzan una relación amorosa, indirectamente prueban que la discapacidad de Allan, su mujer, su madre y su enfermera, no han logrado castrarlo por completo. A raíz de todo esto, se puede inferir que la discapacidad física y emocional de Allan y su dependencia en las mujeres que lo rodean, son los verdaderos generadores del horror que presenta el film. La chimpancé a su vez, no resulta ser una figura aterradora solo por el hecho de que se convierte en una mascota homicida, sino porque ella representa las pulsiones más oscuras del protagonista, las cuales solo mediante su externalización pueden llevarlo a encontrar el camino hacia la propia aceptación que tanto le ha costado alcanzar.
Probablemente el gran villano de “Monkey Shines” es la siempre peligrosa ambición científica. Después de que Allan le cuenta que algo extraño está sucediendo con Ella, y tras presenciar su errático comportamiento, de todas formas Geoffrey continúa inyectándole el suero a la chimpancé para volverla más inteligente. El irresponsable y egoísta comportamiento de Geoffrey no solo se debe a que él cree que sus experimentos eventualmente le traerán fama y fortuna, sino que además está convencido de que lo ayudarán a terminar de una vez por todas con la rivalidad profesional que tiene con el Rector de la universidad donde trabaja (Stephen Root). Como suele suceder en gran parte de este tipo de films, la ira, los celos, la vanidad, la codicia y la falta de ética, suelen convertirse en los ingredientes necesarios para crear a un monstruo, el cual en esta ocasión se escapará por completo del control de quienes creen que tienen todo calculado. Cabe mencionar que si bien es interesante el tratamiento que se le da a la figura de Geoffrey, la inclusión de una subtrama que involucra los numerosos esfuerzos de uno de sus colegas por robarle los resultados de sus investigaciones, no solo se ve algo forzada, sino que además carece de toda importancia para el desarrollo de la trama.
En el ámbito de las actuaciones, en general el elenco realiza un trabajo correcto. Quien más se destaca obviamente es Jason Beghe, debido a que no solo logra que el espectador empatice con la situación y con las frustraciones que experimenta Allan, sino que además le inyecta una innegable cuota de credibilidad a su personaje. En cuanto al aspecto técnico de la producción, resulta destacable el estupendo trabajo de fotografía de James A. Conter, la atmosférica banda sonora del compositor David Shire, y los atractivos efectos especiales diseñados por el siempre confiable Tom Savini. Más allá de los asesinatos y su incongruente final, “Monkey Shines” es una cinta que básicamente explora el horror psicológico que debe enfrentar un hombre que se ve sometido a una situación invalidante, de la cual aparentemente no tiene escapatoria. En ese sentido, Romero realiza un trabajo encomiable materializando la maldad humana en la figura de Ella, quien no puede evitar verse influenciada por todo lo que está sucediendo en su alrededor. Es precisamente esta idea lo que convierte a “Monkey Shines” en un film de terror que posee un encanto especial, ya que como explicaría el mismo Romero: “Es la situación, los personajes, y como estos van evolucionado a lo largo de la historia, lo que realmente afecta al espectador”.
por Fantomas.