domingo, 24 de agosto de 2008

Planet of the Apes: En algún lugar del universo debe haber algo mejor que el hombre.

“Planet of the Apes” (1968), es un film de ciencia ficción del director Franklin J. Schaffner, el cual está protagonizado por Charlton Heston, Roddy McDowall, Kim Hunter y Maurice Evans.

Una nave espacial proveniente de la Tierra se estrella en un planeta desconocido. La tripulación de la nave, comandada por el Coronel Taylor (Charlton Heston), escapa antes que la misma se hunda en las profundidades del lago donde amerizó. Los sobrevivientes inician una larga jornada a través de un vasto desierto, pero sus reservas son escasas. A última hora consiguen llegar a una selva donde descubren la existencia de otros seres humanos en estado muy primitivo (sin cultura ni lenguaje, y alimentándose de la naturaleza). Pero pronto los astronautas descubren con horror a la especie inteligente que domina el planeta: los simios.


El cine de ciencia ficción por muchos años fue visto como un género menor, tanto por el público como por los grandes estudios. Desde la década de los treinta hasta fines de los cincuenta, la gran mayoría de las cintas pertenecientes al género se caracterizaban por ser producciones serie B con un escaso presupuesto. No fue hasta el estreno de “2001: A Space Odyssey” (1968) de Stanley Kubrick, que el cine de ciencia ficción comenzó a ser tomado en serio. Ese mismo año se estrenaría “Planet of the Apes”, una de las obras más importantes dentro del género. El mérito de esta cinta se debe a Arthur P. Jacobs, quien decidió comprar los derechos de la poco conocida novela homónima de Pierre Boulle (autor de la también adaptada “El Puente Sobre el Río Kwai"), y luego comenzó una larga batalla con los estudios de Hollywood para concretarlo como proyecto.

El escogido para adaptar la novela fue el escritor Rod Serling, conocido principalmente por la serie “The Twilight Zone”. Su guión fue rechazado por un sinfín de motivos, entre los que se encuentran el excesivo costo que significaba retratar la avanzada tecnología manejada la sociedad de simios descrita en el guión. Debido a esto, el guión fue reescrito por Michael Wilson, quien optó por situar a los simios dentro de una sociedad más primitiva tecnológicamente hablando, rebajando de manera importante los costos de los efectos especiales y la construcción de los sets. Pese a realizar varios cambios, Wilson prefirió conservar el final escrito por Serling, el que eventualmente se transformaría en uno de los finales más impactantes y míticos de la historia del cine. Más allá de los problemas que presentó el guión, la Fox solo le dio luz verde al proyecto tras realizar un piloto con una prueba de maquillaje que hiciera creíbles a los simios. Una vez escogido el elenco, liderado por el actor Charlton Heston, se dio inicio a las filmaciones el 21 de mayo de 1967.

La conformación de una sociedad regida por simios, les permitió a los guionistas realizar un sinnúmero de referencias sociales, políticas y religiosas, de manera satírica, oscura y algo metafórica. Injusticia racial, separación de clases y más de algún prejuicio social, son algunos de los tópicos expuestos por los guionistas. Los simios están divididos socialmente de una manera bastante marcada: los orangutanes de pelaje claro son los líderes, estando en la cima del escalafón social, a los cuales le siguen los chimpancés que son los intelectuales y científicos de la sociedad, y finalmente tenemos a los obreros y soldados, representados por los fieros gorilas. Los humanos ni siquiera cuentan como miembros de esta sociedad, siendo considerados simplemente como bestias, o en el mejor de los casos como mascotas. Estamos frente a una sociedad cerrada que pelea por mantener su status quo, algo que puede quebrantarse con la aparición del humano parlante.

Muy ligado a esto, el guión se encarga de exponer el antiguo conflicto entre la ciencia y la religión. La sociedad simia es altamente religiosa, al punto de que solo tolera a los científicos como un mal necesario, siempre y cuando sus descubrimientos no puedan dinamitar los cimientos del absolutismo religioso y político que han logrado formar con los años. La escena del juicio a Taylor es el ejemplo más claro de esto; los líderes de la sociedad se rehúsan a creer la historia del humano, la cual consideran como una completa herejía, al mismo tiempo que tapan sus bocas, ojos y oídos con sus manos, negándose completamente a aceptar que existe una realidad distinta a la escrita en sus textos sagrados. Los únicos aliados que encontrará Taylor en su camino, serán Zira (Kim Hunter) y Cornelius (Roddy McDowall), una “psicóloga animal” y un arqueólogo respectivamente, quienes ante lo contundente de las pruebas que indican que el hombre puede ser un ser inteligente y que existe algo más tras la “zona prohibida”, erigida como una metáfora de los límites impuestos por una sociedad que le teme a la evolución, deciden enfrentar a sus superiores pese a las consecuencias que esto puede significarles.

Heston es el héroe perfecto, dándole la seguridad al espectador que pese a la difícil situación en la que se encuentra, será capaz de encontrar una solución para salir de ella. Lamentablemente, pareciera ser un personaje con más fuerza que cerebro. Al comienzo, cuando él es incapaz de hablar, es difícil no cuestionarse el hecho del porqué no realiza un esfuerzo por comunicarse de forma no verbal. Eventualmente termina por emplear este método, pero tarda demasiado considerando que se trata de un astronauta entrenado. De la misma forma, se muestra como un tipo sumamente temperamental, que tiende a querer solucionar todo por la vía de la violencia. Sin embargo, resulta interesante la irónico de la situación de Taylor; un hombre que impulsado por su odio a la humanidad se embarcó en este viaje a los confines del universo, ahora está llamado a defenderla con su vida.

El resto de los actores realiza un estupendo trabajo bajo el maravilloso maquillaje diseñado por John Chambers. El director Franklin J. Schaffner mantiene un ritmo narrativo más que adecuado, realizando una esplendida labor pese a su inexperiencia al frente de proyectos de este tipo. Por otro lado, el trabajo de fotografía de Leon Shamroy y la adecuadísima banda sonora compuesta por Jerry Goldsmith, son en gran parte los responsables de la atmósfera tan peculiar que presenta la cinta. Dentro del aspecto temático, que la sociedad simia en algunos aspectos presente similitudes con la existente en la edad media, pero que al mismo tiempo manejen armas de fuego, cámaras fotográficas, y que cuenten con científicos y psicólogos en sus filas, es por lo bajo incongruente. Si bien han sido varios los críticos que han recalcado este punto, la verdad es que al final del día no merma en lo más mínimo la experiencia fílmica que constituye la cinta de Schaffner.

Fue tal el éxito que tuvo la producción, que dio paso a cuatro secuelas y a una serie de televisión durante los años setenta, además del remake realizado por el director Tim Burton en el 2001, y la precuela filmada el 2011. Esto se debe a que estamos frente a una cinta que sirve tanto de entretenimiento, como de reflexión científica y sociológica. En gran medida, el relato es producto absoluto de la época en que fue concebida, ya que incluye temas como el de la desconfianza en el prójimo, la amenaza latente de la extinción del hombre producto de su propia locura, el espíritu de rebeldía reinante en la juventud de los sesenta, y la lucha existente contra un sistema corrupto y represivo. "Planet of the Apes" es un clásico indiscutido dentro del vapuleado género de la ciencia ficción, cuyo mensaje sigue estando vigente hasta el día de hoy. En una sociedad que está siendo llevada a su propia destrucción por los vicios y la ambición del hombre, da para pensar si tal vez los simios lo harían mejor.



por Fantomas.

domingo, 17 de agosto de 2008

My Neighbor Totoro: Bienvenidos al maravilloso mundo de Hayao Miyazaki.

“My Neighbor Totoro” (1988), es un film de animación japonesa escrito y dirigido por Hayao Miyazaki y producido por los estudios Ghibli.

Japón, 1958. Un profesor universitario se muda junto a sus dos hijas a una casa cerca de un bosque mientras su mujer se recupera de tuberculosis en un hospital rural. Las dos niñas, Satsuki de once años y Mei de cuatro, tropiezan con un espíritu del bosque llamado Totoro, con el que entablan amistad. Un día, un telegrama es recibido por Satsuki en el cual se le pide comunicarse con urgencia al hospital en el que se encuentra su madre. La pequeña Mei desesperada, parte rumbo al hospital para entregarle una mazorca a su madre, extraviándose. Todos los vecinos cooperan en la búsqueda, la que no tiene un resultado positivo, temiéndose lo peor. Es entonces cuando Satsuki decide recurrir a Totoro para que la ayude a encontrar a su hermana.


Nacido en 1941 en la cuidad de Tokio, Japón, el director, animador, guionista y productor Hayao Miyazaki comenzó su carrera como animador en 1963 en el estudio Toei Douga. Su padre era un aficionado acérrimo al séptimo arte, razón por la cual Miyazaki se crió viendo cintas de directores como Yasujiro Ozu, Vittorio De Sica, Andrzej Wajda y Robert Bresson. Pero no fue hasta que vio a la heroína de la primera película de animación japonesa, “The Legend of White Snake” (1958), que comenzó a albergar el deseo de transmitirles esa experiencia a las nuevas generaciones. Miyazaki es uno de los directores más prolijos de la historia del cine, y aunque esto es sumamente discutible, es difícil no expresar un incontenible entusiasmo por la obra del director, la cual contiene una riqueza técnica, emocional y conceptual por partes iguales.

“My Neighbor Totoro” es la historia de dos niñas que en compañía de su padre, un profesor universitario de arqueología, se mudan a una casa en la zona rural cerca de la ciudad de Tokorozawa durante la década de los cincuenta. La razón por la cual ellos se trasladan a esta nueva casa, es la cercanía que esta tiene con el hospital donde está internada su madre, la cual tiene una enfermedad que no es mencionada durante todo el transcurso de la cinta. La naturaleza de la afección de la madre de la familia solo es revelada en la novelización de la película. Este es el elemento más autobiográfico del film, debido Miyazaki vivió en la prefectura de Saitama en Tokorozawa durante su infancia, y su madre sufrió de tuberculosis espinal, lo que la mantuvo postrada desde 1947, luego de tener su cuarto hijo hasta 1955. Los primeros años de su enfermedad los pasó internada en un hospital, pero eventualmente pudo regresar a casa en compañía de una enfermera. Es por esta razón que no es tan descabellado decir que posiblemente esta es la película más personal del director.

Desde el momento en que Satsuki y Mei comienzan a explorar su nueva casa, se pueden observar ciertas dosis de magia y misterio con la presentación de unas pequeñas criaturas negras llamadas “Makkuro Kurosuke” o “Duendes de polvo”. Más adelante en la historia, cuando Mei descubre el camino encantado que se encuentra en el jardín de su casa (lo que recuerda en cierta forma a “Alicia en el país de las maravillas” de Lewis Carroll), conocerá a Totoro, que es el nombre que ella utiliza para designar a un Troll de los que ella ve en los cuentos, y que quizás es solo obra de su viva imaginación. La criatura es una mezcla entre un oso, un conejo, y un búho, y salió por completo de la imaginación de Miyazaki. Él ha señalado que Totoro es un “espíritu de la naturaleza”, negando al mismo tiempo todo tipo de connotaciones religiosas, enfocándose en la idea de que Totoro es un habitante del mundo de los niños, razón por la cual solo ellos pueden verlo a él y a los otros espíritus. Esto establece que estos espíritus, tal vez imaginarios, no son más que una vía de escape a las dificultades por las que están pasando las niñas. Esto va muy de la mano con la época en la que se desarrolla la historia, donde la televisión aún no llegaba a los hogares y los pequeños jugaban más tiempo al aire libre, echando a correr su imaginación.

En el plano más humano, la ausencia de la madre obliga al resto de los integrantes de la familia a redistribuir las tareas cotidianas entre ellos. Es así como Satsuki y Mei deben ayudar a su padre a cocinar, realizar el aseo de la casa, y cuidarse entre ellas. Estas tareas las asumirán de la mejor manera posible, entregándose alegremente a ellas, dejando en claro que el verdadero problema consiste en sobrellevar la carencia de lazos afectivos maternos. Esto implica un crecimiento personal, tanto por parte de las niñas, como del mismo padre, los cuales establecerán un lazo aún más fuerte como respuesta a la difícil situación en la que se encuentran. Incluso en algún momento de la película se especula con la posible muerte de la madre, dando cuenta de que pese a ser una película para niños no está exenta de momentos amargos.

De la misma forma, existe una celebración de la naturaleza y del gentil espíritu que la representa, donde la existencia de Totoro y su relación con las niñas implica una necesidad de coexistencia. Miyazaki ha sido nombrado en variadas ocasiones como un director ecologista, definición a medias acertada. El realizador muestra una clara admiración y un cierto grado de nostalgia por la naturaleza, la cual ha visto desaparecer junto con el crecimiento industrial de Japón. Pese a que el director niega la existencia de todo tipo de mensajes religiosos en esta cinta, es imposible no vislumbrar cierta cercanía al shintoismo y sus rituales, es decir, la visión de la naturaleza como cuna de poderes sobrenaturales (los cuales están representados por Totoro), constante que se mantiene en prácticamente todas las películas de Miyazaki.

Las cintas de Hayao Miyazaki ofrecen una riqueza visual inigualable, la cual en esta ocasión es acompañada por la hermosa banda sonora compuesta por Joe Hisaishi, colaborador habitual del director. “My Neighbor Totoro” es un viaje a la infancia de Miyazaki (donde probablemente el pequeño y tímido Kanta sea ni más ni menos que el mismísimo realizador); un lugar inocente, dominado por la imaginación, donde la naturaleza y el hombre viven en perfecta armonía. Una historia donde además el director aprovecha de enseñarnos algunas costumbres y creencias de su cultura, además de exponer la importancia de la familia y sus valores. Pese a ser en un principio una película para niños, la cinta de Miyazaki es recomendable para todo tipo de espectadores dada la capacidad del director para transportarnos al maravilloso mundo infantil, logrando que añoremos aquellos días en que nuestra imaginación e inocencia nos hacían pensar de que no existían los imposibles.




por Fantomas.

miércoles, 13 de agosto de 2008

The Abominable Snowman: La aventura de Peter Cushing en los Himalayas.

“The Abominable Snowman” (1957), es un film de terror y aventuras del director Val Guest, el cual está protagonizado por Peter Cushing y Forrest Tucker.

En una remota región del Himalaya, el doctor en botánica John Rollason (Peter Cushing) decide formar parte en una expedición que espera encontrar al legendario Yeti. Tras establecer el campo base, los integrantes de la expedición son atacados por una enorme bestia de origen desconocido. Ante el creciente descontrol del grupo de exploradores, Rollason no solo comienza a creer en la existencia del Yeti, sino que además postula que la bestia es capaz de adentrarse en los rincones más recónditos de la mente humana.


En el año 1954, el periódico británico Daily Mail promocionó una expedición conformada por siete exploradores, cuyo objetivo era develar los misterios que ocultaba la figura del mítico hombre de las nieves. Los científicos y los técnicos que conformaban la expedición, junto con los guías Sherpas que los acompañaban, pasaron dieciséis semanas en el Tíbet, siguiendo un rastro que comenzaba en Katmandú y que terminaba en una localidad llamada Namche Bazaar. En el camino, los aventureros se toparon con una serie de curiosas huellas de nueve pulgadas de largo y cinco de ancho, las cuales en su mayoría se concentraban en los terrenos cercanos al monte Everest. Eventualmente, el líder de la expedición y corresponsal del Daily Mail, Ralph Izzard, describiría sus descubrimientos en un libro titulado “The Abominable Snowman Adventure”. Intrigado por la historia de Izzard y sus compañeros, el escritor y guionista Nigel Kneale, quien había adquirido cierta popularidad gracias al lanzamiento de la serie de televisión “The Quatermass Experiment” (1953), escribió el guión de un telefilme para la BBC titulado “The Creature”, el cual sería protagonizado por Peter Cushing y dirigido por Rudolph Cartier.

El 2 de Noviembre de 1956, la productora Hammer Films compró los derechos de la historia de Kneale, con la intención de capitalizar el interés generado en la sociedad británica por el anuncio de una segunda expedición al Tíbet. La producción que originalmente llevaría por título “The Snow Creature”, sería dirigida por Val Guest, quien desde un principio se mostraría entusiasmado con el proyecto. En cuanto a la selección del elenco participante, tanto Peter Cushing como Wolfe Morris y Arnold Marle, retomarían los roles que interpretaron en el telefilme de la BBC. Stanley Baker en cambio, quien en la producción televisiva había interpretado al calculador Tom Friend, fue reemplazado por el actor Forrest Tucker, quien había trabajado anteriormente con Guest en “Break in the Circle” (1955). Durante el mes de Enero de 1957, el director junto al equipo de filmación y un grupo de dobles, rodó una serie de escenas en los Pirineos Franceses, para posteriormente regresar a los estudios Pinewood donde rodó el resto del film. Cabe mencionar que Nigel Kneale quedó muy satisfecho con el resultado de la producción. Según el guionista: “Sabía que no tenía caso preocuparme por los efectos especiales, porque aquí no eran necesarios. Lo que si me preocupaba era la credibilidad del relato. Ahora, Peter Cushing era un perfeccionista. No solo se cuestionaba lo que estaba haciendo, sino que además exigía una respuesta satisfactoria. Luego en base a esa respuesta, él hacía todo lo posible por convencer al espectador que se estaba enfrentando a un monstruo, por lo que terminaba materializando a ese monstruo”.

En “The Abominable Snowman” el protagonista es el doctor en botánica John Rollason, quien está decidido a descubrir alguna evidencia de la existencia del mítico hombre de las nieves, el cual cree que es una mutación de la raza prehistórica de primates que según Darwin originó la raza humana. Con este noble objetivo en mente, Rollason se une a una expedición liderada por un hombre llamado Tom Friend, quien asegura haber encontrado evidencias de la presencia del Yeti en las cercanías de un milenario monasterio tibetano. A medida que la historia progresa, Friend revela ser un traficante de armas, cuyo único objetivo es capturar a la criatura para explotarla comercialmente. Motivado por sus ansías de conocimiento y condicionado por el hecho de que solo Friend sabe dónde se encuentran escondidos algunos suministros necesarios para su sobrevivencia, a Rollason no le queda más remedio que colaborar con él pese a la desconfianza que le provoca. La situación empeora aún más cuando su campamento es atacado por lo que parece ser un Yeti, lo que no solo provoca que los guías que los acompañaban huyan despavoridos, sino que además termina provocándole un infarto cardiaco a uno de los integrantes de la expedición, mientras que otro no puede evitar perder por completo la cordura ante la situación a la que se ven expuestos. Ante la posibilidad de que la criatura posee una inteligencia superior a la del ser humano, Rollason y el resto de los integrantes de la expedición se ven obligados a refugiarse en una cueva, desde donde darán inicio a una peculiar batalla en la que el hombre parece correr con desventaja.

“The Abominable Snowman” más allá de ser una historia sobre la peligrosa aventura que emprenden un grupo de desconocidos, es el relato de la relación entre dos hombres igualmente apasionados, que poseen una visión diametralmente opuesta de la vida, lo que los lleva a tener diferencias irreconciliables. Mientras que John Rollason, quien al comienzo del film se encuentra estudiando un extraño tipo de planta al interior de un templo budista junto a su esposa (Maureen Connell), es un inteligente hombre de ciencia que se caracteriza por ser tranquilo y carismático, Tom Friend es un tipo rudo y grosero, cuyas motivaciones son completamente egoístas, razón por la cual todas las personas que lo rodean eventualmente se convierten en el medio para conseguir el fin que tanto busca. Siguiendo la filosofía de Kneale, quien mediante esta historia de terror y aventuras buscaba plantear temas sociológicos profundos, Guest utiliza la relación existente entre Rollason y Friend para ejemplificar la veta autodestructiva del hombre. Y es que son las obsesiones y las ambiciones de la dupla protagónica, las que finalmente arrastran a todos los miembros de la expedición a una vorágine de muerte y locura que cambiará sus vidas para siempre. “Los salvajes somos nosotros”, asegura Rollason una vez que logra regresar a casa, infiriendo que el único monstruo al que se enfrentó durante su fallida aventura yacía en el interior de sus propios compañeros.

En cuanto a las actuaciones, la totalidad del elenco realiza un trabajo espectacular, en especial Peter Cushing y Forrest Tucker, quienes al interpretar con sobriedad sus respectivos papeles logran otorgarle una marcada credibilidad al relato. En cuanto al aspecto técnico de la producción, no solo resulta destacable el magnífico trabajo de fotografía de Arthur Grant, sino que también la correcta banda sonora del compositor Humphrey Searle, y el atractivo diseño de producción de Bernard Robinson. Cabe mencionar que gran parte de los sets que construyó Robinson para esta producción, varios años más tarde serían utilizados en el ciclo de cintas de Fu Manchú protagonizadas por Christopher Lee. Por otro lado, es necesario destacar la labor de Val Guest, quien de manera inteligente mantiene entre las sombras a la figura del Yeti durante gran parte del film, mediante la utilización de diversos ángulos de cámara que en ocasiones se centran en las reacciones de los personajes ante el inminente ataque de la bestia. Esto no solo dota al relato de una marcada atmósfera de suspenso, sino que también permitió que gran parte del presupuesto con el que contaba la producción fuese destinado a la construcción de los sets, y no a la fabricación de efectos especiales pensados para darle vida al mítico monstruo.

Además de todo lo antes mencionado, las extremas condiciones ambientales, las incesantes corrientes de viento, y las gélidas montañas que forman parte del escenario donde transcurre el relato, crean una impresionante sensación de claustrofobia y desolación que es percibida tanto por los protagonistas como por el mismo espectador. Quizás el único aspecto criticable del film, es la inclusión de una subtrama que involucra a la esposa de Rollason, la cual no solo carece por completo de importancia, sino que además por momentos tiende a ralentizar el estupendo ritmo narrativo que posee la cinta. En definitiva, “The Abominable Snowman” termina siendo una película sumamente entretenida, la cual bien podría ser considerada como una de las producciones más memorables de la llamada Casa del Martillo, en gran medida gracias a que el aspecto narrativo y argumental de la misma, se conjuga de manera perfecta con las espléndidas actuaciones de la dupla protagónica, y con el atractivo apartado artístico de esta peculiar aventura en los Himalayas.




por Fantomas.

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