miércoles, 11 de junio de 2008

Shadow of a Doubt: El film más personal de Alfred Hitchcock.

“Shadow of a Doubt” (1943), es un film de suspenso del director Alfred Hitchcock, el cual está protagonizado por Teresa Wright, Joseph Cotten, Mcdonald Carey y Patricia Collinge.

A casa de sus familiares en el tranquilo pueblo de Santa Rosa llega un día el encantador tío Charlie (Joseph Cotten), un seductor criminal que viaja de Filadelfia a California y al que la justicia le va pisando los talones. Su sobrina, “la pequeña Charlie” (Teresa Wright), es la más contenta con su visita. Sin embargo, ocurren unas situaciones algo extrañas que la hacen sospechar que su querido tío está ocultando algo. Cuando ella comienza a acercarse a la verdad, a su tío no le queda otra opción que prepararse para matarla.

Luego de terminar el rodaje del film “Saboteur” (1942), Hitchcock se encontraba sumamente ansioso de comenzar un nuevo proyecto. Jack Skirball, un productor que había trabajando junto a Frank Lloyd en la Universal, estaba dispuesto a pagarle a David O. Selznick el precio de 150.000 dólares por los servicios de Hitchcock durante dieciocho semanas. Sería una de las encargadas de revisar los guiones para Selznick, Margaret McDonell, la encomendada de presentarle nuevas ideas al director. Luego de que Hitchcock rechazara un par de proyectos, entre ellos el guión de la cinta “Gaslight” (1944), sería una idea del marido de McDonell la que llamaría la atención del británico. Ya bajo las órdenes de Skirball, Hitchcock tendría por misión dirigir un film titulado “Uncle Charlie”, en la que un maníaco homicida se refugia de la policía en la casa de su hermana, lugar en el cual se terminaría encariñando gradualmente de su sobrina favorita.

Para la confección del guión, Hitchcock pidió la colaboración de Thornton Wilder, el cual había plasmado su visión de la vida norteamericana en la obra “Nuestra ciudad”, la cual Hitchcock admiraba enormemente. La insistencia del director de contar con un escritor arraigado en los Estados Unidos, pasaba por el deseo de imprimirle a su cinta un aroma lo más norteamericano posible, alejándose de la cualidad inglesa que se sentía obligado a presentar en todos sus trabajos hasta antes que los Estados Unidos entraran a la guerra. Lamentablemente, justo en el momento en que iba a plasmar sus notas y apuntes en un guión, Wilder fue llamado al ejército. Para colmo, justo cuando Hitchcock comenzaba a trabajar solo en el guión, fue notificado del mal estado de salud de su madre, hecho que cambió completamente el contenido, tema y finalidad de dicho guión. Al verse impedido de viajar a Inglaterra, se vio en la obligación de quedarse en California, lo que le provocó una importante angustia personal. Todo esto dio como resultado el primer relato espiritualmente autobiográfico de la carrera del inglés. El guión definitivo, construido con la ayuda de su esposa Alma y Sally Benson, era una respuesta a su crisis personal.

En primer lugar, el tío Charlie es un hombre que claramente representa al mismo Hitchcock; el guión lo describe como un tipo terriblemente meticuloso y limpio, características que eran razón de orgullo para el director. En su infancia, el tío Charlie tuvo un accidente absolutamente calcado al que sufrió Hitchcock en su niñez, el cual le dejó una cicatriz casi imperceptible en la barbilla. Al mismo tiempo, la descripción de la infancia de Charlie que realiza su hermana, no es más que una descripción del joven Hitchcock: “Un muchacho tan tranquilo, siempre leyendo. Siempre le dije a papá que no debía haberle comprado esa bicicleta. No sabía cómo manejarla. Se metió directamente con ella en la calzada, estaba helada, y patinó, y se estrelló contra un tranvía…”. Este diálogo fue uno de los pocos escritos por el director, y fue creado en base a su propia experiencia. Además de todo esto, los sentimientos del villano, una nostalgia momentánea hacia el pasado y un desprecio hacia el presente, no eran más que los sentimientos del director, expresados por él semanas más tarde de que Wilder dejara el proyecto.

Pero el siniestro tío no es el único personaje que presenta características similares a las del curioso director. El personaje interpretado por Hume Cronyn, el cual está obsesionado con cometer un asesinato y que vive con una madre enferma y exigente a la que nunca ve, también refleja la personalidad de Hitchcock. Pero son los dos Charlies (tío y sobrina), quienes constituyen los aspectos iluminados y oscuros de la naturaleza adulta del director, representados por la monstruosidad del tío y la inocencia de la muchacha. Estos personajes representan la dualidad de tendencias internas existentes en Hitchcock, quien tenía que convivir con románticas y oscuras fantasías relacionadas con asesinatos, sueños sexuales no cumplidos, y pensamientos dominados por la lujuria y la posesión. El director podía ser crudo, cruel y tiránico con sus actores, e impredecible con sus colegas. Como el tío Charlie, codiciaba la buena vida y la respetabilidad de un buen nombre. A su vez, Hitchcock era capaz de repentinos e inexplicables actos de bondad, como por ejemplo regalarle un coche a su cocinera, o escribir una carta para ayudar a alguien a conseguir trabajo, entre otras cosas.

Esta división espiritual de Hitchcock, está expresado en el sinfín de dualidades existentes en la cinta: los dos Charlies, los dos criminales buscados, dos secuencias de cenas, dos hombres cuyo hobby es planear asesinatos, dos niños pequeños, dos escenas en un garaje, una de ellas una declaración de amor, y la otra un intento de asesinato, etc. El que se reflejara todo este dilema interior en el film era algo totalmente compresible dado el momento por el que estaba pasando el director. Mientras escribía y dirigía la cinta, su madre estaba muriendo su país natal, lo que se sumó al poco control que tenía sobre su vida profesional, lo que terminó sumiendo al director en una profunda crisis. A un nivel más profundo, la historia estaba ligada a las inconsistencias presentes en la personalidad de Hitchcock. Era un católico victoriano profundo, que comía y bebía demasiado. Era un cineasta clásico y un manipulador de efectos que amaba los desafíos técnicos. Meticuloso en su trabajo, pero absolutamente despreocupado por su salud. Totalmente correcto en público, pero en privado se sentía atraído por el más terrible humor escatológico.

En cuanto a la imagen de las parejas que bailan el vals “La viuda alegre”, escena que aparece varias veces durante el transcurso de la cinta, no es más que una forma de unir a ambos Charlies como si fueran una sola persona. Hay que recordar la secuencia y las circunstancias en las cuales es introducida la canción dentro de la trama. Al llegar el tío Charlie a casa de sus familiares, es su hermana quien comienza a canturrear las primeras notas de la canción, después lo hace su hija, y a raíz de eso, todo el mundo intentará recordar el nombre de la canción durante la cena. Es ahí cuando el personaje de Joseph Cotten indica molesto: “Es el Danubio Azul”, a lo que su sobrina responde: “Sí, eso es…¡Ah, no! Es la viuda…”, siendo interrumpida por el personaje de Cotten quien derriba su copa para desviar la atención. El tío no quiere que sepan el nombre de la canción debido a que se apega mucho a su realidad. En parte, es este acto de telepatía entre tío y sobrina, lo que hace suponer que son las dos caras de la misma moneda.

La cinta cuenta con grandes actuaciones, donde obviamente se destaca la labor de Teresa Wright y Joseph Cotten. La actriz había recibido nominaciones al Oscar por su tres primera películas: “The Llittle Foxes” (1941), “Mrs Miniver” (1942) y “Pride of the Yankees” (1942), de las cuales ganó el galardón por su actuación en “Mrs Miniver”. Por su parte, Joseph Cotten había trabajado junto a Orson Welles en “Citizen Kane” (1941), y se presentaba como el candidato perfecto para interpretar al apuesto y sociópata tío que estrangula a viudas ricas. Por otra parte, tanto la fotografía de Joseph Valentine como la banda sonora de Dimitri Tiomkin son realmente impecables, y en conjunto con el realizador logran a cabalidad que el espectador vea como un pequeño y apacible pueblo norteamericano, se va transformando en un sitio sumamente inquietante y aterrador. El director convierte lo doméstico en algo amenazante, y eso el espectador lo percibe desde el primer momento. También resulta destacable el hecho que los personajes secundarios sean bastante coloridos (el mejor ejemplo son el cuñado de Charlie y su amigo), lo que permite que algunos actúen como alivios cómicos, mientras que otros contribuyen a aumentar los niveles de tensión del relato. En definitiva, “Shadow of a Doubt” es un espléndido largometraje, el cual en varias ocasiones fue indicado por el mismo Hitchcock como su obra favorita, y cuya mayor virtud es graficar de manera magistral la dualidad existente en el hombre, y la incómoda dualidad con la que tenía que lidiar a diario el siempre complejo maestro del suspenso.



por Fantomas.

domingo, 1 de junio de 2008

Jason and the Argonauts: Una película literalmente mítica.

“Jason and the Argonauts” (1963), es un film de aventuras del director Don Chaffey, el cual está protagonizado por Todd Armstrong, Nancy Kovack, Honor Blackman, y Gary Raymond.

Desde el Olimpo, Zeus (Niall MacGinnis) y Hera (Honor Blackman) son testigos de cómo Pelias (Douglas Wilmer) asesina a su medio hermano, el rey Aeson de Tesalia. Sin embargo, una profecía indica que el hijo del fallecido rey, Jason (Todd Armstrong), está destinado a recuperar el trono que injustamente le fue arrebatado a su padre. A sabiendas de esto, Pelias envía a Jason en un traicionero viaje rumbo a Cólquida en busca del mítico vellocino dorado. Junto a un grupo de valerosos hombres, Jason deberá enfrentarse a numerosas dificultades si es que desea recuperar lo que le pertenece por derecho propio.


A fines de la década del cincuenta, Ray Harryhausen y el productor Charles H. Schneer comenzaron a discutir la posibilidad de realizar una cinta basada en la mitología griega, específicamente en la historia de Perseo. Tras filmar “Mysterious Island” (1961), la dupla retomó la idea pero con una ligera diferencia; en vez de adaptar la historia de Perseo, decidieron adaptar el relato de Jason y su búsqueda del vellocino dorado, básicamente porque dicha leyenda les permitía incluir un mayor número de elementos fantásticos en la producción. Tras tomar esta decisión, en 1960 ambos fueron a presentarle la idea a los ejecutivos del estudio Columbia, quienes intrigados por el proyecto decidieron darle luz verde a Harryhausen y compañía para que comenzaran con el proceso de pre-producción. A sabiendas que la mitología está repleta de historias que se caracterizan por ser episódicas y carentes de continuidad, Harryhausen y Schneer contrataron al guionista Jan Read y a la experta en mitología griega Beverly Cross para confeccionar el guión. En lo que respecta al elenco que trabaja en el film, este estaría conformado mayoritariamente por actores británicos salvo dos excepciones; Todd Armstrong, quien obtendría el rol protagónico gracias a su presencia escénica, y Nancy Kovacs, quien es la encargada de interpretar a la sacerdotisa Medea.

Con el fin de disminuir los costos de producción, Harryhausen y compañía decidieron realizar el rodaje del film en Italia, país que en la década del sesenta no solo contaba con una industria cinematográfica en crecimiento, sino que también con hermosos parajes que tanto a Harryhausen como el director Don Chaffey decidieron incluir en la cinta. En lo que respecta a la elaboración de los efectos especiales, Harryhausen utilizó un proceso llamado Dynamation, el cual ya venía empleando hace años, para confeccionar gran parte de las escenas más famosas y recordadas del film. Básicamente, la técnica consistía en la proyección de una imagen de acción real, sobre la cual fotografiaba los modelos de los personajes fantásticos que deseaba incluir en determinadas escenas. Gracias a su ingenio y indiscutible habilidad, el técnico en efectos especiales pudo darle vida a criaturas tales como el imponente gigante de bronce Talos, la hidra de siete cabezas que custodia el vellocino de oro (dicho sea de paso, en la legenda original el encargado de cuidar el tan preciado objeto era un dragón que jamás dormía), y los esqueletos vivientes que surgen de la tierra para intentar ponerle fin a la aventura de Jason y sus camaradas.

La historia de la cinta es bastante sencilla; el reino de Tesalia se sume en el caos luego de que el Rey es asesinado por Pelias, su codicioso medio hermano. Sin embargo, la existencia de una profecía que anuncia que el hijo del fallecido Rey algún día retomará el trono y le devolverá la paz a Tesalia, atormenta constantemente a Pelias. Dicho hijo es Jason, quien se verá embarcado en una aventura cuyo objetivo es encontrar el legendario vellocino dorado, objeto cuyos poderes mágicos en teoría le ayudarán a recuperar su lugar en el reino. Sin embargo, lo que Jason no sabe es que quien lo ha convencido de emprender semejante tarea es nada menos que Pelias, quien espera que el joven guerrero perezca a manos de uno de los tantos monstruos que custodian el peligroso camino al vellocino. Impulsado por sus ansias de gloria, Jason reúne a los mejores hombres de Grecia y construye una colosal embarcación llamada Argo, con el fin de tener éxito en una aventura que incluso es vigilada de cerca por los mismos dioses del Olimpo.

Básicamente, “Jason and the Argonauts” presenta todos los clichés existentes en las cintas que se centran en alguna especie de búsqueda; un grupo de hombres seleccionados por sus numerosas habilidades, deben acompañar a un guerrero en la búsqueda de un objeto invaluable. En el camino se encuentran con una serie de peligros, enfrentan a la muerte en más de una ocasión, y presencian maravillas de una belleza inimaginable. Desde tiempos inmemoriales, las historias que presentan la búsqueda de un objeto que asegura la solución de diversos problemas han presentado un atractivo inapelable. En este caso, el vellocino dorado de Jason supuestamente tiene el poder de sanar a las personas, traer la paz, y deshacerse de la plaga y la hambruna, razones más que suficientes para que él y un grupo de valerosos hombres arriesguen su vida con tal de conseguirlo. Además de las cuantiosas dosis de acción que presenta la trama, esta contiene un buen número de elementos buscan atrapar al espectador. El simple hecho de que a Jason se le otorgue la oportunidad de pedirle ayuda la diosa Hera en cinco ocasiones durante su viaje, le imprime una maravillosa dinámica a la cinta, ya que lleva al espectador a cuestionarse en qué momento y por qué motivo Jason tendrá que pedirles auxilio a los dioses.

En el ámbito de las actuaciones, estas son algo irregulares. Si bien Armstrong realiza una labor correcta interpretando al temerario y bienintencionado protagonista, cabe mencionar que tanto sus diálogos como los de Nancy Kovacs tuvieron que ser doblados por actores británicos, debido a que ambos fueron incapaces de cambiar su acento norteamericano. En el aspecto técnico, la cinta cuenta con el estupendo trabajo de fotografía de Wilkie Cooper, y el magnífico diseño de producción de Geoffrey Drake. La banda sonora por su parte, la cual fue compuesta por Bernard Herrmann, se caracteriza por estar conformada por piezas musicales utilizadas por el compositor en algunos de sus trabajos previos. El músico utilizó pasajes exactos de las bandas sonoras que escribió para las cintas “The Kentuckian” (1955) y “Beneath the 12 Mile Reef” (1953), y reescribió algunos pasajes que compuso para films como “North by Northwest” (1959), “The Day the Earth Stood Still” (1951), y “Vértigo” (1958), entre otros.

“Jason and the Argonauts” es una entretenida película que mezcla actos heroicos, mitología griega, elementos fantásticos y sobrenaturales, y una serie de efectos especiales por sobre todo llamativos. Pese a que en términos generales se trata de una buena producción, esta es recordada mayormente por la labor realizada por Ray Harryhausen. Si bien se trata del mejor trabajo del llamado mago del stop-motion, cuyo encanto es incombustible, también hay que reconocer que el paso del tiempo no ha sido del todo amable con unos efectos especiales que hoy en día palidecen ante el extravagante uso del CGI. Aunque tanto Harryhausen como Schneer consideraron realizar una secuela, tras la tibia recepción que tuvo la cinta en los Estados Unidos, la dupla desestimó la idea. Varios años después, Harryhausen retomaría el tema mitológico en la película “Clash of the Titans” (1981), la cual relataba los intentos de Perseo por rescatar a la princesa Andrómeda. En definitiva, “Jason and the Argonauts” es una ejemplo clásico de grandeza cinematográfica, ya que se trata de una producción que presenta una historia épica plagada de imágenes inolvidables, un excelente trabajo de dirección, buenas actuaciones, y un espléndido apartado técnico, lo que en conjunto ha elevado este film al Olimpo del género fantástico.




por Fantomas.

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