jueves, 6 de septiembre de 2012

The Big Heat: Una de las últimas joyas de Fritz Lang en suelo norteamericano.

“The Big Heat” (1953), es un thriller del director Fritz Lang, el cual está protagonizado por Glenn Ford, Gloria Grahame y Lee Marvin.

Cuando al sargento de policía Dave Bannion (Glenn Ford) le ordenan investigar el aparente suicidio de un colega, este se ve enfrentado a un mundo dominado por la corrupción el cual termina cobrando la vida de su esposa (Jocelyn Brando). Ahora motivado por el dolor y la ira, Bannion hará hasta lo imposible por vengarse de los responsables de la muerte de su esposa, aunque esto le cueste la vida.

Durante gran parte de su carrera cinematográfica, el director alemán Fritz Lang se dedicó a retratar el submundo criminal y todas sus aristas. Tras su escape de la Alemania nazi, sus trabajos adquirieron un tono más oscuro y la venganza pasó a convertirse en uno de los temas primarios de sus obras. Teniendo esto en cuenta, la Columbia contrató al realizador para filmar la adaptación del serial “The Big Heat”, escrito por Willian P. McGivern y publicado por la revista Saturday Evening Post, el cual era una historia de venganza que gozó de gran popularidad entre los lectores de la época. El encargado de escribir el guión sería un reportero llamado Sydney Boehm, cuyo mayor cambio a la historia original consistiría en transformar al protagonista de un detective con educación universitaria, a un tipo común y corriente con quien la audiencia pudiera identificarse fácilmente. Para interpretar a este personaje, el estudio escogió a Glenn Ford, quien en aquel entonces era una de las estrellas más populares y confiables de Hollywood, lo que aseguraba el éxito del film. En lo que respecta al resto de elenco, los ejecutivos de la Columbia optaron por utilizar a una serie de actores que estaban bajo contrato con el estudio, entre los que se destacaban un joven Lee Marvin y la ganadora del Oscar, Gloria Grahame. Sería con esta última con quien Lang tendría una serie de diferencias creativas durante el rodaje, las cuales tuvo que solucionar a punta de amenazas (de hecho, en una ocasión le dijo: “o haces lo que te digo, o solo mostraré tu espalda y conseguiré a un loro para que diga tu diálogo”).

A los pocos segundos de comenzado el film, somos testigos de cómo el policía Tom Duncan decide volarse los sesos por motivos desconocidos. A sabiendas de las prácticas ilegales de su marido, Bertha Duncan (Jeanette Nolan) decide ocupar una nota dejada por este para chantajear a Mike Lagana (Alex Scourby), el mafioso más poderoso de la ciudad, y así darse la vida que jamás pudo gozar con el sueldo de su difunto esposo. Es aquí donde entra en escena el sargento Dave Bannion, un honesto policía de homicidios cuya intuición lo empuja a investigar las razones que llevaron a Duncan a suicidarse. Con el cruel asesinato de la amante de este último de por medio, Bannion decide confrontar a Lagana, a quien le promete acabar con su reino de corrupción cueste lo que cueste. Consciente de la amenaza que representa el obstinado policía, Lagana ordena asesinarlo sin imaginarse que un fallido atentado cobrará la vida de la esposa de Bannion. Decepcionado por la nula respuesta de las autoridades y dominado por la ira y el dolor, el ahora ex policía arriesgará su vida para encontrar al responsable de la muerte de su mujer y las pruebas suficientes para encerrar a Lagana, aún cuando esto le cueste su propia vida.


Si bien en la superficie el film de Lang no es más que la historia de un policía honesto, que intenta por todos los medios enfrentarse a un sistema corrupto dominado por criminales sin escrúpulos, la verdad es que en el fondo esconde un mensaje mucho más subversivo que cuestiona los costos personales y profesionales de la cruzada ética del protagonista. Durante la primera mitad de la historia, son dos las mujeres que pierden la vida por el simple hecho de confiar en Bannion, y más tarde una tercera termina corriendo la misma suerte a causa de la información que este último le proporciona. Dentro de su inocencia y su aparente desconexión con el mundo en el que está inmerso, el protagonista parece creer que puede trazar una línea divisoria entre la tranquilidad de su vida doméstica, y el violento entorno en el que se desenvuelve día a día a causa de su trabajo. Lamentablemente para él, serán su ética a prueba de balas y su malentendido heroísmo los grandes responsables de las tragedias que cambiarán su vida. Sin embargo, por la mente de Bannion jamás se vislumbra un dejo de culpabilidad. Esta es la razón por la que el film resulta ser increíblemente insidioso; ¿merecen Lagana y su lacayo Stone (Lee Marvin) pagar por todo lo que han hecho? Por supuesto que sí, pero ¿valía la pena que tres mujeres perdieran la vida a causa de la cruzada de Bannion? Eso es sumamente cuestionable.

Aunque la cinta se centra en la investigación inicial de Bannion y en su posterior sed de venganza, el verdadero motor de la historia resultan ser las mujeres que se cruzan en la vida del protagonista. Durante la primera mitad del film, será el cruento asesinato de la amante de Duncan lo que llevará a Bannion a enfrentarse a Lagana, lo que tendrá como consecuencia la muerte accidental de su esposa a manos de unos de los matones del poderoso e influyente criminal. De la misma forma, durante el segundo tramo de la cinta, otro par de mujeres se convierten en piezas claves de la trama; estás son Bertha Duncan y Debby Marsh (Gloria Grahame). Mientras que la primera se muestra como una verdadera villana y como la guardiana de las pruebas que pueden hundir a Lagana y sus secuaces, la segunda es la seductora pero bien intencionada novia de Vince Stone, el violento hombre de confianza de Mike Lagana. Debby eventualmente termina convirtiéndose en una suerte de interés amoroso del protagonista, y en su nexo más directo con el grupo de criminales, lo que por supuesto le traerá graves consecuencias. En una de las escenas más famosas del film, durante un ataque de celos, Stone quema la mitad de la cara de su chica arrojándole café caliente, por lo que a esta no le queda más remedio que recurrir a Bannion en busca de protección y contención.


En cuanto a las actuaciones, Glenn Ford hace un buen trabajo interpretando a este policía por sobre todo honesto, quien si bien la mayor parte del tiempo se muestra contenido y tranquilo, cuando se enfada es capaz de volverse un hombre sumamente violento que no respeta género ni edad. Lee Marvin por su parte, también realiza una estupenda labor interpretando al gran villano de la cinta, cuya frialdad y crueldad resulta ser realmente atemorizante incluso para su propio jefe, quien parece no poder controlarlo. Sin embargo, quien se roba la película es Gloria Grahame, cuya interpretación de esta mujer inteligente, seductora y desafiante, terminó por convertir a Debby Marsh en el personaje más interesante del film. Era tal el profesionalismo de la joven actriz, que a sabiendas de que su personaje no poseía líneas de dialogo realmente destacables, le pidió ayuda a su novio y futuro esposo, el guionista Cy Howard, quien contribuyó con dos de las líneas de diálogo más famosas de la cinta, que no hacían más que resaltar la sagacidad de su personaje. En lo que al aspecto técnico se refiere, la producción cuenta con el siempre destacable trabajo de fotografía de Charles Lang, y con una más que adecuada banda sonora compuesta principalmente por música de archivo, la cual había sido utilizada anteriormente en otros largometrajes del estudio.

Una de las características más interesantes de “The Big Heat” es su moralidad ambigua, la cual está presente en gran parte de los trabajos de Lang. Si bien el dilema ético del protagonista es un ejemplo perfecto de esto, este probablemente será obviado por el espectador quien no podrá evitar empatizar con un protagonista agobiador por el dolor y la impotencia. Es por esto que el mejor ejemplo de la naturaleza dual de la historia, está encarnado en el personaje de Gloria Grahame. Antes del incidente del café, Debby se muestra abiertamente feliz de estar con Vince Stone, aún cuando sabe a lo que este se dedica y conoce lo violento que puede llegar a ser. Cuando ella conoce a Bannion, sus últimos rasgos de inocencia logran salir a flote, lo que la lleva a intentar convertirse en una mujer acorde a los estándares morales del protagonista. Esta lucha interna es ilustrada con las consecuencias de las quemaduras en su rostro, donde el lado dañado representa todo aquello que Debby quiere dejar atrás, aún cuando en su momento no le molestaba, mientras que el lado sano representa sus ansías de encontrar la tan buscada redención, cuyo costo bien podría ser demasiado alto. Por su interesante contenido temático, su estupendo ritmo narrativo, el excelente trabajo del elenco, y su cuidado aspecto técnico, “The Big Heat” no solo es una de las mejores películas filmadas por Fritz Lang en suelo norteamericano, sino que además es una de las piezas fundamentales del siempre llamativo cine negro.

           

por Fantomas.
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