jueves, 6 de diciembre de 2007

Triad Election: El poder tiene un alto costo.

“Triad Election” (2006), es un drama criminal del director Johnny To, el cual está protagonizado por Simon Yam y Louis Koo.

Cada dos años, la triada Wo Shing escoge a un presidente para que lidere los grupos que la conforman. Sin embargo, el líder actual, Lam Lok (Simon Yam), no está dispuesto a abandonar su cargo, por lo que empieza a barajar opciones para mantener su posición de poder. Lamentablemente para sus pretensiones, tendrá que enfrentarse a Jimmy Lee (Louis Koo), un joven gánster con un M.B.A que comienza a captar la atención de los cabecillas de la tríada.


Tras filmar “Election” (2005), el director hongkonés Johnny To rápidamente se lanzó a la tarea de realizar una secuela titulada “Triad Election”, cuya historia transcurre dos años después de los hechos relatados en el primer film. En esta ocasión, Lam Lok es el presidente de la Sociedad Wo Shing, mientras que Jimmy, quien era un personaje de bastante menor importancia en la primera entrega, ha prosperado al punto que es he visto como uno de los candidatos para ocupar el puesto de Lok. Sin embargo, lo único que Jimmy desea es abandonar la sociedad para establecer un negocio legítimo. Además de los dos protagonistas, existen otros candidatos entre los que se encuentran el irascible Kun (Ka Yung Lam), quien no ha ocultado sus deseos de llegar al poder, y Jet (Nick Cheung), el mejor de los asesinos de Lok, quien ha sido controlado por años con la promesa que será el próximo en ocupar la silla del presidente. El hecho desencadenante de los conflictos de la trama es la negativa de Lok de abandonar el poder, pese a estar consciente que con dicha decisión no solo desafía todas las tradiciones de la Sociedad, sino que además provocará un serio conflicto interno.

Si con “Election” Johnnie To no había logrado expresarle al espectador su marcado desprecio por la cultura de las triadas existente en Hong Kong, con esta cinta se preocupa de disipar todas las dudas al respecto. Tal y como lo había hecho en la primera entrada de este díptico, el director vuelve a retratar a las organizaciones criminales hongkonesas como grupos sin ningún sentido del honor, cuya única motivación es su codicia y sus ansías de poder, aún cuando en la superficie se comporten como importantes empresarios dotados de modales y decoro. De hecho, es tal la repulsión que le provocan los integrantes de dichas entidades marginales, que el realizador se preocupa de retratarlos como personajes castrados a distintos niveles, lo que los convierte en simple marionetas dominadas por su propia paranoia y su incontrolable ambición. Lo que resulta aún más corrosivo, es la descripción que To realiza de la relación cordial existente entre las tríadas y el Gobierno Chino. Esta potente crítica social, llevó a que el Gobierno Chino interviniera en la producción y exigiera la edición de algunas escenas que precisamente hacían hincapié en las concesiones que ellos hacían con el mundo criminal.


Pese a la presión ejercida por el gobierno, To se las arregla para evidenciar la sociedad existente entre las entidades gubernamentales y las organizaciones criminales. Según el director, el gobierno chino prefiere hacer la vista gorda con respecto a las actividades delictuales de las triadas, con el fin de mantener una suerte de equilibrio que permita que la sociedad no se sumerja en el caos que provocaría una guerra entre la policía y las triadas. Los alcances del trato implícito existente entre el gobierno y los criminales, queda explicitado cuando Jimmy intenta establecer un negocio legítimo. Será un agente de la policía quien le advierte que de no ser él quien salga elegido como el nuevo presidente de la Sociedad, será mejor que se olvide de comenzar cualquier tipo de negocio, ya sea legal o ilegal. La corrupción es un mal patente, así como también es innegable la existencia de una constante negociación entre ambos bandos, donde la sociedad queda a expensas de los convenios que estos logren.

Por otro lado, si bien “Triad Election” es una secuela, el director opta por cambiar algunas cosas que dejó explicitadas en la primera entrega. Si es que alguno de los personajes de “Election” presentaba algún dejo de honorabilidad, en esta ocasión gran parte de los protagonistas se caracterizan precisamente por lo contrario. Es por este mismo motivo que Lok se presenta como alguien completamente amoral, cuyo sentido del honor ha desaparecido por completo a causa de la paranoia y la codicia sin límites que ahora lo domina. En lo que respecta a Jet, quien era el único personaje de la primera cinta que presentaba un marcado sentido de la lealtad y el honor que supuestamente caracteriza a las triadas, en esta ocasión queda reducido a un tipo cuya ambición no le ha permitido darse cuenta que tan solo es un peón en un juego mucho más importante, en el cual no tiene un futuro demasiado prometedor.

Es común en el cine de To que la naturaleza de la sociedad/organización que está siendo retratada por el director, se refleje en la fotografía y en la selección de los escenarios. Esto mismo sucede en esta ocasión, donde gran parte de la acción se desarrolla en escenarios poco iluminados con una marcada atmósfera pesimista. En el ámbito temático, el director decide centrarse en las políticas internas de las triadas (las alianzas cambiantes y la rotación en el poder de sus integrantes), más que en las actividades delictuales de las mismas. Por este mismo motivo el realizador le da una gran importancia al diálogo, al uso de la corporalidad, y a los silencios, lo que no significa que de todas formas incluya un par de escenas de acción bastante gráficas y brutales, con el fin de que la trama no se torne demasiado pesada. En lo que a las actuaciones se refiere, el elenco realiza un estupendo trabajo, en especial Simon Yam quien interpreta a un villano en toda su regla. La banda sonora por su parte, compuesta por Robert Ellis-Geiger, según las palabras del mismo director, busca complementar el mensaje que él intenta comunicar, el cual hace referencia al miedo al futuro que experimentan los protagonistas, lo que al final del día termina dirigiendo cada una de sus acciones.

Básicamente, “Triad Election” es una cinta interesante que se adentra en el peligroso submundo de las triadas, mostrando su lado menos glamoroso. Cabe hacer la salvedad de que pese a tratarse de una secuela, el film puede ser visto como una entidad perfectamente independiente que no requiere el visionado de la primera entrega. Por otro lado, pese a que Johnny To opta por utilizar un ritmo narrativo más bien pausado, evita caer en el tedio y en complicaciones excesivas que mermen la experiencia del espectador. Con unas buenas dosis de tensión, personajes complejos, maquinaciones políticas, y explosivas secuencia de acción, “Triad Election” es una muestra más del estilo único y subversivo de Johnny To, realizador que ha obtenido fama internacional gracias a lo estilizado de sus trabajos, y a la innegable profundidad temática que estos presentan.



por Fantomas.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Cine expresionista alemán: El uso de las sombras y la abstracción en la pantalla grande.

El Expresionismo nace a principios del siglo XX en Alemania. Es una corriente artística que busca la expresión de los sentimientos y las emociones del autor más que la representación de la realidad objetiva y que nace debido a la necesidad de los artistas de expresar su disconformidad con la situación existente en su país. En aquella época, el país sufría las consecuencias por un lado, de los condicionamientos impuestos por el Tratado de Versalles, los acontecimientos sociales y políticos producto de los movimientos revolucionarios de los años 1918-1919, la hostilidad de la burguesía nacionalista, la influencia de los grandes industriales, además de la grave situación económica de ese período.

Es por eso que el expresionismo revela el lado pesimista de la vida generado por las circunstancias históricas del momento. La cara oculta de la modernización, la alineación, el aislamiento, la masificación, se hizo patente en las grandes ciudades y los artistas, creyeron que debían captar los sentimientos más íntimos del ser humano. La angustia existencial es el principal motor de su estética. El fin es potenciar el impacto emocional del espectador distorsionando y exagerando los temas. Representan las emociones sin preocuparse de la realidad externa, sino de la naturaleza interna y de las impresiones que despierta en el observador.

El cine expresionista se desarrolló mayormente durante la República de Weimar (1918-1933), o sea durante la primera democracia alemana. La película que abrió las puertas a una producción cinematográfica artística casi inexistente en Alemania y que daría las pautas estéticas y las temáticas que guiaran el camino del resto de los realizadores expresionistas es “El gabinete del Dr. Caligari” (1919) de Robert Wiene.
En las creaciones de la cinematografía expresionista se pueden distinguir dos líneas temáticas diferenciadas que son, el tema de lo fantástico y el drama social y psicológico. En ambas temáticas se representaba la crisis social que se vivía en aquellos años, debido a que en ambos casos es expresa una inestabilidad y angustia existencial, en que queda evidenciada la crisis moral, toma importancia el tema de muerte, aparecen personajes que ejercen algún tipo de violencia física y moral, etc. Los personajes, tal y como sucede en el cine negro se caracterizan por su ambigüedad. Hacer que personajes aparentemente siniestros se revelen como bastante inofensivos es algo que se ve comúnmente en este género cinematográfico.

Otra característica que comparte este género con el del cine negro es que la mayoría de los dramas psicológicos del expresionismo están ligados a la crítica social, donde el pueblo es el protagonista, lo que ayuda al espectador a identificarse más fácilmente con los personajes del film.
La sexualidad ocupa también un lugar importante dentro de las temáticas del género, donde la prostitución, la homosexualidad, e incluso las enfermedades venéreas, son los temas que aborda el cine de le época de forma bastante cruda. En la Alemania de aquellos tiempos la prostitución se hallaba muy extendida, por lo que los cineastas no dudaron en plasmar su visión acerca de este tipo de temáticas.

La escenográfia en el cine expresionista tiene una gran importancia. Por lo general se caracteriza por tener una estética deforme y abstracta, con calles y perspectivas que no tienen profundidad real, no se respetan los ejes verticales, la gran cantidad de direcciones diagonales dan la impresión de movimiento. Lo que interesa aquí es crear la inquietud y el terror. A través de estas deformaciones calculadas, el cineasta dispone de medios que le permiten representar la complejidad psíquica con intensidad.
Los realizadores expresionistas tenían la tendencia o no realizar tomas en exteriores. Sin embargo, “Nosferatu” (1922) de F. W. Murnau, es una excepción a esta “regla” del cine expresionista, debido a que fue realizado en exteriores sin que esto mermara de alguna forma la estética gótica y tenebrosa del género.

En cuanto a la iluminación, se tomó como referencia lo hecho por Mac Reinhardt en sus puestas teatrales, con lo que los directores lograron imprimirle un sello reconocible a sus films mediante la elaboración del claroscuro. La idea era utilizar el contraste acentuado de luces y sombras, iluminando de forma brusca a un personaje o a un objeto para concentrar la atención del espectador, al tiempo que se deja a todos los demás personajes y objetos sumidos en tinieblas.
El método que consiste en destacar, a menudo con exceso, el relieve y los contornos de un objeto o las molduras de un decorado, se convertirá en una característica del expresionismo alemán.
El cine expresionista alemán supo sacar un gran provecho de las sombras para dar connotación de lo amenazante, del presagio siniestro, y en gran medida convertirla en imagen del destino.

Las interpretaciones en estos films tienden a exteriorizan las emociones y las reacciones psíquicas en la forma más exagerada. Esto es debido a la concepción de que el ritmo de un gran gesto se encuentra más cargado de sentido y emoción que el comportamiento natural. Es por esto que cuando se intenta mostrar sentimientos, los actores lo harán de forma bastante extrema, siendo violenta o abrupta en ocasiones, con movimientos mecánicos y en algunos casos se vera un uso excesivo del maquillaje. Ver este tipo de gesticulación puede resultar molesta o absurda para al espectador no familiarizado con este tipo de cine. Sin embargo se debe entender esta deformación expresionista de los gestos como la contraparte de la deformación de los objetos, o sea es el complemento de la estética abstracta de estos films.

El cine expresionista se extingue hacia el año 1926, año en el cual Alemania alcanza una breve etapa de estabilidad económica y política. “Fausto” (1926) de F. W. Murnau y “Metrópolis” (1927) de Fritz Lang fueron los últimos exponentes del expresionismo en el cine. Luego el cine alemán tendería más al realismo y serian pocos los elementos del expresionismo que se seguirían utilizando en el cine alemán.

Diez films para empezar a familiarizarse con el expresionismo alemán:

- El gabinete del Dr. Caligari (1919) Dir. Robert Wiene
- El Golem (1920) Dir. Paul Wegener y Henrik Galeen
- Las tres luces (1921) Dir. Fritz Lang
- Nosferatu (1922) Dir. F. W. Murnau
- Dr. Mabuse el jugador (1922) Dir. Fritz Lang
- Los Nibelungos (1924) Dir. Fritz Lang
- La última risa (1925) Dir. F. W. Murnau
- El estudiante de Praga (1926) Dir. Henrik Galeen
- Fausto (1926) F. W. Murnau
- Metrópolis (1927) Dir. Fritz Lang

por Fantomas.

viernes, 9 de noviembre de 2007

Giallo: Más que un simple subgénero cinematográfico.

El giallo nace durante la “era dorada” del cine italiano, a principios de los sesenta. El nombre giallo (amarillo en italiano), proviene de una serie novelas publicadas por primera vez en 1929, por la editorial milanesa Mondadori, cuyas portadas eran de color amarillo. En un principio se trataría de traducciones de novelas británicas de misterio e investigación, estilo Sherlock Holmes y algunas novelas americanas basadas en el modelo ejercido por Edgar Allan Poe. Antes de esa fecha, los italianos no tenían una noción mayor acerca de las novelas de misterio. Ya entre los años 30 y 40, la circulación de este tipo de relatos fue en aumento, a pesar de que Mussolini prohibió las publicaciones de novelas detectivescas americanas, debido a que estas podían ejercer cierta influencia en los “italianos de mente débil”, ya que de cierta forma mostraban los crímenes como un acto casi glamoroso.

No fue hasta un buen tiempo después, que los mismos italianos comenzaron a escribir giallos basados en las obras británicas y las americanas, y no fue hasta después de la guerra que comenzaron a escribir novelas con un estilo propio. El giallo como expresión cinematográfica, no se encasilla en un solo género como las novelas, sino que tiende a abarcar distintos género como la novela policíaca, el horror gótico, el drama, entre otros, siendo menos que un género en el sentido convencional, pero que a la vez es más complejo que un subgénero como tal. Por lo tanto yo lo tratare en este post como un género hecho y derecho.

Se reconoce a la película “La muchacha que sabia demasiado” (1963) del director Mario Bava, como el primer giallo, que cuenta la historia de una muchacha que está de vacaciones en Roma y es testigo de un asesinato del cual no existen pistas ni cadáver, por lo que la policía no le cree a la joven.
Entre principios y mediados de los sesenta, el giallo no se presentaba como un género sólido. Este periodo fue utilizado por diversos directores para “practicar” y mejorar las realizaciones con este tipo de temáticas. La película de Dario Argento “El pájaro con las plumas de cristal” (1969), fue la que puso a este género en la palestra, surgiendo una serie de “imitaciones”, con lo que se mantuvo una cierta popularidad de este tipo de films, hasta principios de los 70.

El giallo presenta tramas que giran en torno a una serie de asesinatos, que por lo general son mostrados de manera bastante detallada y gráfica, que son realizados por un asesino enmascarado y con guantes, que por lo general ocupa algún tipo de arma blanca para efectuar los crímenes, jamás utilizan armas de fuego. Estos son seudo requisitos de estos films. La identidad del asesino u asesinos, es por lo general revelada en la parte final del film. Los protagonistas tienden a verse envueltos en estos crímenes y de una forma u otra, terminan siendo arrastrados a la investigación de los mismos. Los policías envueltos en las investigaciones son mostrados como personajes inefectivos, que no tienen que ver mucho con la resolución de los crímenes pero aún así se adjudican el crédito una vez resueltos los casos. Además puedo agregar que el principal motivo de los crímenes, pareciera estar ligado con algún trauma de la infancia.


En cuanto a sus características técnicas, se utiliza mucho el punto de vista del criminal durante la realización de los crímenes, convirtiendo al espectador en cómplice del crimen. Nos convierte en una clase de voyeristas, no en el estricto sentido de la palabra como es definida en el diccionario (persona que obtiene placer sexual cuando observa a alguien desvestirse o teniendo sexo), sino que en el sentido que hace que sintamos el deseo de mirar como ejecuta el crimen a la vez que nos incita a buscar pistas para descubrir la identidad del asesino, a desenmascarar la verdad detrás de sus actos. Además se hace gran uso del zoom, en ocasiones llega a ser excesivo el uso de este recurso. También existe un gran uso de colores vivos, como el verde, el rojo y el azul, recurso bastante utilizado por directores como Argento o Bava.

Estéticamente podemos apreciar que por lo general existe una preocupación por lograr un ambiente adecuado, por lo general opresivo o misterioso, ayudado en gran parte por los colores ya sea de las locaciones, o los entregados por medio de la iluminación. Se hace uso de objetos como muñecas o maniquíes, que simbolizan la despersonalización del asesino, a la vez de demostrar el estado onírico (una constante pesadilla) en la que se encuentran.


Ya más adentrados en los años setenta, el género sufrió un cambio convirtiéndose en relatos policiales más tradicionales. El inicio de los ochenta, marco el retorno del género como se le conocía en un principio de la mano de directores como el antes mencionado Dario Argento y Lucio Fulci. Esto marco un nuevo periodo de popularidad de estos films, que marco una serie de nuevas producciones de una serie de directores, aunque la calidad de estos no iguala a la calidad de las obras realizadas a principios de los setenta.

Muchas de las críticas a este tipo de films recaen en la falta de coherencia de algunos guiones. Un ejemplo de esto podría ser lo que mencione en el post de “Rojo oscuro” (1975), en cuanto al papel ejercido por la periodista, que la verdad esta totalmente demás y parte de las escenas donde aparece no tiene mayor relación con la trama en si. Más allá de esta queja más argumental que cinematográfica, la gran fortaleza de los giallos reside en la estética y además marcaron y marcan una pauta, para una serie de otros films, donde incluso se le ve como el principal precursor de los “Slasher films", tan populares a finales de los setentas y durante los ochenta, en especial en USA y cuyas mayores diferencias con el giallo residen en que por lo general, las victimas suelen ser un grupo de adolescentes con las hormonas revolucionadas, que el asesino es revelado prácticamente desde un principio y no necesariamente tienen por motivo para sus crímenes algún trauma infantil, sino que algunos matan solo por placer o porque sencillamente son malos. Por lo general estas películas tienen una infinidad de secuelas, como la saga de “Halloween” o “Martes 13” (más adelante postiaré con más detalle acerca de este subgénero del horror).

La invitación a descubrir este género, que en lo personal me gusta bastante, esta más que abierta, en especial a examinar la “época dorada” del mismo. Por lo mismo tal y como lo hice en el post del “cine negro” les adjunto una lista de 10 películas que constituyen un buen punto para comenzar a insertarse en el mundo del giallo.

- La Muchacha Que Sabia Demasiado (1963) Dir. M. Bava
- Blood and Black Lace (1964) Dir. Mario Bava
- Pájaro de las Plumas de Cristal (1970) Dir. Dario Argento
- Lizard in a Woman´s Skin (1971) Dir. Lucio Fulci
- La Tarántula del Vientre Negro (1971) Dir. Paolo Cavara

- 7 Orquídeas Manchadas de Rojo (1972)
Dir. Umberto Lenzi
- Don´t Torture a Duckling (1972) Dir. Lucio Fulci
- Rojo Oscuro (1975) Dir. Dario Argento
- The Psychic (1977) Dir. Lucio Fulci

- Tenebre (1982)
Dir. Dario Argento


por Fantomas.

miércoles, 7 de noviembre de 2007

Film Noir: El mero reflejo de una sociedad convulsionada.

El término Film Noir, empleado por primera vez por un crítico francés llamado Nino Frank en la década de los cuarenta, ha sido tema de discusión durante años entre los historiadores del cine y el público en general. La verdad es que hasta el día de hoy, nadie ha sido capaz de definir a cabalidad las implicancias de dicha clasificación, pero si se han señalado algunas características propias del género, las cuales intentaré describir en el siguiente artículo. Este género cinematográfico nace en los Estados Unidos durante la década de los cuarenta, a raíz de los cambios que sufre la sociedad norteamericana de la época, que no solo comienza a sufrir las consecuencias de la gran crisis económica acontecida algunos años antes, sino que también aquellas ligadas a las Segunda Guerra Mundial. Pese a que a principios de la década, la economía parecía ir en franca recuperación gracias a las medidas adoptadas por el presidente Franklin D. Roosevelt, la corrupción y la delincuencia comenzaron a adquirir cada vez más importancia, aumentado a niveles peligrosos una vez que la guerra finalizó. El deseo de los cineastas de la época por reflejar de la manera más cruda posible la realidad norteamericana de aquel entonces, terminó dando paso al nacimiento del llamado “Cine negro”.

Resulta curioso que siendo que el género no es más que el reflejo de la sociedad norteamericana cubierta por la oscuridad de sus propios actos, haya sido un crítico francés quien acuñó el término “Film Noir”. Sin embargo, esto tiene una explicación lógica. Serían los críticos franceses los primeros en percatarse de algunos aspectos peculiares que compartían gran parte de las producciones norteamericanas, estrenadas en Francia luego de la Segunda Guerra Mundial. Además, estos se percatarían de las similitudes que estas producciones tenían con una serie de novelas publicadas en Francia bajo el rótulo de “Serie Noir”. La mayoría de los títulos enmarcados bajo esta suerte de género, eran traducciones de novelas americanas escritas por autores tales como Dashiell Hammet (“The Maltese Falcon”, 1941), James M. Cain (“Double Indemnity”, 1944), Raymond Chandler (“Murder My Sweet”, 1944), y Horace McCoy (“Kiss Tomorrow Goodbye”, 1950), entre otros. Como era de esperarse, estas novelas reflejaban las preocupaciones estilísticas y culturales de la sociedad norteamericana, lo que rápidamente fue adaptado por los grandes estudios de Hollywood, quienes convertirían a este género en algo más que una moda pasajera.

Así como el nacimiento del Film Noir tiene marcadas raíces literarias, también presenta raíces cinematográficas. La estética del género está fuertemente influenciada por el Expresionismo Alemán, corriente artística que reinó entre las décadas del diez y del veinte. En parte, esto se debe a que el surgimiento del nazismo en Alemania y la creciente oferta de oportunidades laborales en la industria hollywoodense, impulsaron a muchos directores que estuvieron directamente involucrados en este movimiento cultural a migrar a los Estados Unidos, donde eventualmente también integrarían la corriente del Film Noir (Fritz Lang, Robert Siodmak, y Michael Curtiz, por ejemplo). Ellos en gran medida serían los encargados de desarrollar el juego de luz y sombras, y la atmósfera marcadamente psicológica tan propia del género. Por otro lado, también nos encontramos con una fuerte influencia del Neorrealismo Italiano que surgió en la década del cuarenta, cuya autenticidad casi a nivel documental fue empleada por muchos de los realizadores residentes en Hollywood en aquella época. Ejemplos de esta influencia son las cintas “The Lost Weekend” (1945) y “The Naked City” (1948), entre otras.

Teniendo en cuenta el contexto social en el que se gestó el Film Noir, no es de extrañar que muchos de los protagonistas de estos films sean gánsteres o soldados que regresan de la guerra para reinsertarse en la vida civil, los cuales pese a estar en sectores opuestos de la sociedad, de igual forma presentan un grado similar de ambigüedad en su actuar. El arquetipo del criminal que emergió en aquel entonces, apareció en respuesta a la creciente alienación social; a través de una mezcla de ingenuidad y coraje, el individuo común y corriente era capaz de obtener poder y éxito. Debido a lo vacuo de las bases de su éxito, este tipo de personajes por lo general sucumbía debido a tendencias megalómanas. Su destrucción no era más que la consecuencia de sus propios excesos. Sin embargo, este no es el verdadero protagonista del género. Quién aparece como la figura principal del Film Noir, es usualmente alguien común cuya vida se ve afectada por los caprichos de un destino ligado a un universo irracional. Un buen ejemplo de esto son precisamente los soldados que buscan volver a su vida habitual luego de un periodo tumultuoso. Cintas como “Somewhere in the Night” (1946) y “The Blue Dahlia” (1946), son buenos ejemplos de lo antes mencionado, donde nos encontramos con protagonistas cuyas experiencias han alterado su percepción de la sociedad, involucrándolos inevitablemente en situaciones riesgosas y autodestructivas.

Estrictamente ligado con las temáticas del Film Noir, se encuentra el miedo engendrado en la sociedad con respecto a los potenciales daños que podía ocasionar la bomba atómica, y la cruenta persecución sufrida por los comunistas (o personas que fueron acusadas de comunistas sin mayores pruebas) a manos del senador Joseph McCarthy entre 1950 y 1956. Sin embargo, por razones obvias, estas fuentes de inspiración siempre fueron plasmadas de forma sutil, tomando la forma de ambientes donde reinaba la paranoia, y siendo personificadas por personajes que estando alguna vez en control, súbitamente se ven convertidos en fugitivos que deben luchar por su sobrevivencia. Es posible encontrar paralelismos entre la “caza de rojos” dirigida por McCarthy y la acción de ciertos personajes del Film Noir en cintas como “The Sound of Fury” (1950), donde dos secuestradores terminan siendo linchados por un grupo de enardecidos civiles. Cabe decir que el director de este film, Cy Enfield, terminó siendo uno de los tantos personajes hollywoodenses cuyo nombre fue a parar a la famosa lista negra del senador. Por otro lado, alusiones al poder nuclear pueden ser encontrados en dos largometrajes del director Robert Aldrich: “World for Ransom” (1954) y “Kiss Me Deadly” (1955).

Sin importar quienes sean los protagonistas de las historias del Cine Negro, todos tienen una característica en común; cada uno debe lidiar con la oscuridad (o problemas individuales si se quiere) que reside en su mente. Dicha lucha interna, está representada en forma de metáfora con cada callejón, cada ciudad, cada esquina sumida en la más completa oscuridad. Aquellos que participan en estos relatos, son personajes angustiados con su realidad, los cuales muchas veces ni siquiera tienen plena consciencia de que es lo que en verdad los afecta. Esto queda ejemplificado con uno de los diálogos del personaje de Mark Stevens en la cinta “The Dark Corner” (1946): “Me siento muerto por dentro. Estoy atrapado en una oscura esquina, y no sé quién me está atacando”. Esta frase en gran parte captura la esencia de la figura típica del género. Por lo general, los personajes suelen ser “atacados” por una fuerza desconocida que no suele ser un elemento tangible. De la misma forma, el dolor que estos sienten está más ligado al aspecto psicológico que al físico, lo que los lleva a acuñar imágenes distorsionadas de la realidad.


Es tal la magnitud de esta fuerza de naturaleza desconocida, que incluso aquellos personajes que en un principio se muestran optimistas, terminan siendo arrastrados a la “oscura esquina” de la que habla el personaje de Stevens. Abogados, detectives, boxeadores o reporteros, ven con amargura como una serie de circunstancias terminan echando sus planes por la borda, sumergiéndolos por completo en un presente sin esperanza. Precisamente “Night Has a Thousand Eyes” (1948) y “Force of Evil” (1948), son dos cintas cuyos protagonistas si bien en un principio tienen buenas intenciones, eventualmente terminan involucrados en situaciones que se escapan de su control. La soledad a la que son arrastrados estos personajes debido a su complejo estado emocional, y a la frialdad de un entorno que no puede ni pretende entenderlos, muchas veces los lleva a buscar las respuestas en los lugares menos indicados. A raíz de esto, son muchas las cintas en las que se puede apreciar una idealización de la figura femenina, casi como objeto redentor, lo cual le impide a los hombres percibir la deshonestidad de la icónica femme fatale, con quien inevitablemente terminan involucrándose. Esto, inexorablemente lleva a estos hombres a su destrucción. Dicha seguidilla de acontecimientos ocurre en films como “Where Danger Lives” (1950), “Scarlet Street” (1945), y “Angel Face” (1952), entre otras.

En el aspecto propiamente estético, es sabido que uno de los estilos más utilizados por los realizadores de Film Noir es el Claroscuro, donde se juega con los contrastes y la iluminación para realzar determinados elementos. La utilización de dicho estilo estético, no solo está estrictamente ligado a la influencia que ejercieron los directores involucrados en el Expresionismo Alemán, sino que además responde al deseo de reflejar en la ambientación la ambigüedad moral de los temas recurrentes del género. En un cliché del género, se convertiría la toma en la que el rostro de un determinado personaje era cubierto por las sombras, exteriorizando de esta forma su faceta más oscura y pesimista. Cada toma, cada objeto que aparece en este tipo de films, en cierta medida refleja el estado emocional de los personajes, que no dudan en exteriorizar su tangente divorcio con la realidad en la que están inmersos. Como ya había mencionado anteriormente, es común encontrarse con personajes cuya percepción de la realidad se encuentra distorsionada. Dicha visión personal de la realidad, es transmitida al espectador mediante una serie de tomas que solo buscan desorientarlo, traspasándole la angustia reinante en cada uno de los relatos que pertenecen al género.

En cuanto a la estructura narrativa se refiere, el Film Noir se caracteriza por presentar historias complejas, cuya cronología no siempre es lineal. Los flashbacks son herramientas narrativas habituales de un género, que también supo utilizar bien a narradores (tanto en primera persona como en tercera persona), y herramientas más propias del género documental. Un buen ejemplo de esto último es la cinta “Call Northside 777” (1948), docudrama que hace un estupendo trabajo acercando la historia lo más posible a la realidad. Si bien en un inicio fueron las temáticas las que lograron que el Film Noir se posicionara como un género popular entre una audiencia que se sentía identificada con las figuras que aparecían en la pantalla grande, eventualmente intervinieron otros elementos que ayudaron a perpetuar el género una vez que la guerra finalizó. De manera gradual, los grandes estudios empezaron a darle prioridad a otro tipo de relatos, por lo que los largometrajes de Cine Negro pasaron a convertirse en producciones de bajo presupuesto o Serie B. Sin embargo, las cintas del género supieron imponerse a la reducción de presupuesto, demostrando que aún eran un producto rentable y de calidad.

Aproximadamente en 1945, la grabación en los estudios de filmación se sustituyó por el rodaje en locaciones, lo que se puede ver en películas tales como “White Heat” (1949), “T-Men” (1947), y “Thieves´Highway” (1949), entre otras. Este pequeño cambio, además de otorgarle mayor verosimilitud a dichas producciones, les permitió rodar ciertas secuencias estéticamente impresionantes, que hubiese sido imposible lograr en las dependencias de los estudios. Cabe destacar que dichas secuencias, se lograron gracias a los métodos fotográficos perfeccionados a lo largo de la guerra para efectuar reconocimientos aéreos de ciudades que iban a ser bombardeadas. En una industria donde a causa de la guerra y sus consecuencias, se tuvo que ahorrar dinero ya sea reciclando sets de filmación, recurriendo a grabaciones de archivo, y disminuyendo las horas de rodaje, la propuesta técnica y económica del Cine Negro se presentaba como la solución perfecta a sus problemas. Pese a que no existe un consenso acerca de la fecha de inicio y de término del llamado periodó clásico del Film Noir, se cree que este comenzó con el film “Stranger on the Third Floor” (1940), y que terminó en un momento aún indefinido ubicado a principios de los sesenta.


Las razones de la caída del Film Noir son diversas. Una de ellas fue la aparición de la televisión, que golpeó fuertemente a la industria cinematográfica, presentando contenidos similares a un mayor número de personas. Por otro lado, la masificación de los largometrajes a color, dificultaba el mantenimiento de la estética propia del género. Probablemente, el factor que más influenció en la debacle del movimiento, fue el importante cambio sociológico que sufrió la Norteamérica de los sesenta, cuyas preocupaciones económicas y sociales pasaron a ser reemplazadas por un marcado conformismo. Si bien el Film Noir con el transcurso de los años fue mutando, dando pasa a otros subgeneros, es justo mencionar que la gran mayoría de las películas que son enmarcadas dentro del periodo clásico del Film Noir, pretendían no solo evocar de manera consistente el lado oscuro de la sociedad norteamericana de la época, la cual se encontraba dominada por un individualismo y un pesimismo propio de quienes ven con temor su futuro, sino que además se preocupaban de presentar una visión estilizada de una nación disfuncional, que vivió un complicado periodo de transición sumida en una oscuridad de la por momentos parecía que no iban a poder escapar.


por Fantomas.

sábado, 27 de octubre de 2007

Sunshine: El Sol se está apagando.

“Sunshine” (2007), es un film de ciencia ficción del director Danny Boyle, el cual está protagonizado por Cillian Murphy, Chris Evans, y Rose Byrne.

En el año 2057, la Tierra se ve enfrentada a un invierno sin fin debido a que el sol está a punto de extinguirse, lo que inevitablemente provocará el exterminio de la raza humana. Es por esto que un grupo de científicos emprenden un viaje a bordo del Ícaro II, con el objetivo que plantar una bomba que logre reavivar el fuego solar.


Tras filmar “Millions” (2004), el director británico Danny Boyle comenzaría a trabajar con el guionista Alex Garland en lo que sería su próximo proyecto al interior de la 20th Century Fox. Garland había escrito el borrador de una cinta de ciencia ficción la cual estaba inspirada en algunas ideas científicas referentes a un posible desequilibrio termodinámico en el universo. Al guionista le había llamado particularmente la atención un artículo escrito por un científico ateo, el cual proyectaba el futuro de la humanidad en el caso de que el sol se apagara. Sería esta la idea que comenzaría a desarrollar junto a Boyle, con quien trabajaría durante un año, tiempo en el cual escribieron alrededor de 35 borradores antes de llegar al guión final. En cierta medida, Boyle consideraba la historia de “Sunshine” como una fábula contemporánea acerca de los peligros de calentamiento global. Al mismo tiempo, la historia también refleja la arrogancia de algunos científicos que hacen caso omiso del desequilibrio natural latente, debido a que piensan que tienen las respuestas para todo.

Para imprimirle un mayor realismo a la cinta, Boyle contrató a algunos asesores de la NASA quienes se encargaron de entregarle datos científicos con respecto a la actividad solar, y a los requerimientos que podría necesitar una tripulación que se embarcase en una misión por un tiempo prolongado. Aunque dichos asesores le comentaron que una bomba nuclear difícilmente podría reactivar la actividad solar, de todas formas Boyle y compañía decidieron tomarse una libertad creativa con el objetivo de que la historia resultara más interesante. Cuando Boyle le presentó el guión al productor Andrew Mcdonald, este se mostró preocupado por las numerosas similitudes que el proyecto presentaba en relación al fallido remake de “Solaris” realizado en el 2002. Fue por este motivo que la cinta finalmente sería financiada por la Fox Searchlight, que es la unidad del estudio que se preocupa de financiar los proyectos independientes. Por otro lado, al momento de conformar su elenco, Boyle optó por contratar a actores de distintas nacionalidades, con el fin de reflejar que el objetivo de la tripulación que protagoniza la historia es buscar el bien toda de la humanidad, y no de un grupo específico. Una vez seleccionado el elenco, el proceso de filmación comenzó en agosto del 2005, y se extendería por alrededor de 15 semanas al interior de los 3 Mills Studios en Londres.

La verdad es que “Sunshine” presenta varios elementos recurrentes de las películas de ciencia ficción cuya historia se desarrolla al interior de una nave espacial. En el ámbito humano, nos encontramos con un grupo diverso de personas que cuando se ven enfrentados a algunas dificultades, comienzan a experimentar una serie de conflictos que terminarán fragmentado las relaciones interpersonales de la tripulación. Por otro lado, al igual que en cintas como “Event Horizon” (1997), nos encontramos con un personaje que no puede resistir sentirse atraído y obsesionado por aquello que está investigando, lo que no solo lo terminará arrastrando a la locura, sino que además lo convierte en una figura peligrosa para el resto de sus compañeros. Finalmente, la cinta también presenta los espacios claustrofóbicos tan propios de este tipo de producciones, y se puede apreciar la influencia ejercida por films como “Alien” (1979), “Solaris” (1972), y “2001: A Space Odyssey” (1968), en el diseño de la nave en la cual viajan los protagonistas.

Básicamente, “Sunshine” le presenta al espectador la visión de un mundo que se enfrenta a su destrucción inminente, y los conflictos que esto provoca incluso en aquellos que están haciendo todo lo posible por asegurar la sobrevivencia de la raza humana. Incluso en una crisis de semejante magnitud, algunas personas son incapaces de ver más allá de sus propias desilusiones, de perdonar los errores de los demás, o de dejar de lado sus ambiciones. Es por este motivo que la historia se centra mayormente en el comportamiento de los tripulantes del Ícaro II, más que en el desarrollo de la propia misión. Lamentablemente, pese a que la cinta está plagada de inteligentes diálogos, y los protagonistas en su mayoría resultan ser bastante interesantes, por momentos estos se convierten en personajes algo unidimensionales que corresponden al arquetipo del villano de turno, la damisela en desgracia, y el héroe fragmentado por sus propias vivencias y sus sueños rotos.

En el ámbito de las actuaciones, el elenco en general realiza un buen trabajo, destacándose la labor de Cillian Murphy, Rose Byrne, Chris Evans. Por otro lado, la cinta cuenta con un excelente apartado de efectos especiales y una espléndida dirección de arte. En particular resultan destacables las escenas en las cuales algunos de los protagonistas se sientan a contemplar un simulador de la luz solar, el cual parece tener un efecto casi hipnótico para quienes nunca han contemplado el verdadero resplandor del sol. Dichas escenas se contraponen a aquellas que transcurren en el resto de las habitaciones de la nave, en las cuales predominan las tonalidades verdes, azules y grises. La banda sonora por su parte, la cual fue compuesta por John Murphy, si bien es poco utilizada durante el transcurso de la película, de todas formas ayuda a resaltar la sensación de urgencia que predomina en la historia. Por último, cabe destacar el estupendo trabajo de fotografía de Alwin H. Kuchler, el cual contribuye a crear una atmósfera claustrofóbica y de paranoia constante, en especial durante el último tramo del film.

“Sunshine” es una película bien lograda que demuestra la versatilidad de su director, quien ha sabido saltar de un género a otro sin mayores inconvenientes. Aunque como mencioné anteriormente, gran parte de la cinta se centra en los conflictos de los personajes, de todas formas esta resulta ser interesante si es que pensamos en el relato como un estudio del comportamiento social durante una situación determinada que atenta contra la vida de los involucrados en la misma. El mayor mérito de Danny Boyle es haber realizado una película que no solo nos trae a la memoria algunos de los grandes clásicos del cine de ciencia ficción, sino que además presenta una historia que fluye de manera dinámica, gracias a las altas dosis de tensión que contiene las cuales están dadas por lo impredecible de toda la situación. En definitiva, “Sunshine” es una de las mejores entradas en el género de la ciencia ficción de los últimos años, lo que la convierte en una obra más que recomendable.



por Fantomas.

sábado, 20 de octubre de 2007

Hot Fuzz: Grandes policias. Pueblo pequeño. Violencia moderada.

“Hot Fuzz” (2007), es una comedia escrita y dirigida por Edgar Wright. La cinta está protagonizada por Nick Frost y por Simon Pegg, quien también participó en la construcción del guión.

Nicholas Angel (Simon Pegg), es un destacado policía londinense que está opacando al resto del cuerpo policial. Es debido a esto, que sus superiores deciden enviarlo a Sanford, un pequeño pueblo donde nunca sucede nada. Sin embargo, al poco tiempo de su llegada empiezan a ocurrir una serie de horrendos accidentes, lo que rompe la tranquilidad del pueblo y terminan por convencer a Nicholas Angel de que Sanford no es un lugar tan apacible como aparenta. Ahora junto a su compañero, el bonachón pero torpe Danny Butterman (Nick Frost), deberán investigar la verdad que se esconde tras esta serie de dudosos accidentes.

Hoy en día existe una camada de nuevos realizadores, cuyas obras se caracterizan por mezclar toda clase de géneros, lograr una superficialidad cuidadosamente cuidada y referenciar a la cultura popular. Esta nueva oleada de realizadores pareciera haber aprendido tanto del cine más puramente artístico y aceptado por la crítica, como de la serie B que antaño repletaban las estanterías de los videoclubs. Estos directores son capaces de presentar una mirada irreverente pero respetuosa a los grandes clásicos del cine, sin obviamente alcanzar la profundidad de estos. Dentro de esta gama de directores, se encuentra el británico Edgar Wright, siempre acompañado por el actor y guionista Simon Pegg.

Luego del éxito obtenido con la cinta “Shaun of the Dead” (2004), la dupla conformada por Edgar Wright y Simon Pegg tenían una gran responsabilidad sobre sus hombros. La cinta no sólo había sido el producto de exportación más rentable salido de Inglaterra ese año, sino que también había llamado la atención de una buena cantidad de directores tales como Peter Jackson o Sam Raimi. Pese a toda la presión que esto puede suponer, la dupla se las arregló para crear otra brillante comedia, que en esta ocasión sirve de homenaje/parodia al género de acción, específicamente a cintas policiales como “Dirty Harry” (1971) o “Arma mortal” (1987).

Las referencias cinéfilas son constantes, y en la gran mayoría de los casos son bastante acertadas. Desde Sergio Leone hasta Michael Bay, pasando por la saga “Scream” e incluso la cinta de culto “The Wicker Man” (1973). Pese a la gran cantidad de referencias utilizadas, la cinta no cae en el error de otras producciones similares. “Hot Fuzz” aunque presenta un ritmo frenético con una gran cantidad de gags, se toma el tiempo de presentar detalladamente a los personajes y los conflictos que conformarán la historia. Los personajes protagónicos son coherentes y tienen la particularidad de lograr que el espectador se identifique con ellos a los pocos minutos de iniciado el film.

Precisamente es debido a la química entre Frost y Pegg que la cinta funciona tan bien. Ya en “Shaun of the Dead” habían demostrado ser unos protagonistas sumamente carismáticos los cuales se complementaban a la perfección, hecho que se repite a cabalidad en esta ocasión. El resto del reparto es verdaderamente espectacular y entre algunos de los actores que lo conforman están los veteranos: Bill Nighy, el ganador del Oscar, Jim Broadbent, y el alguna vez James Bond, Timothy Dalton, cuya interpretación de un empresario engreído y misterioso resulta bastante divertida. Es la totalidad del grupo humano que se encuentra enfrente de las cámaras, el responsable de que la película presenta una serie de personajes enigmáticos, peculiares y sobretodo divertidos.

El ya agitado ritmo en las escenas normales se transforma en verdadera histeria durante las secuencias finales, las cuales involucran tiroteos y frenéticas persecuciones. Describir lo cómico de estas escenas con palabras resulta algo difícil. La imagen de un imperturbable y rudo Nicholas y un hipercompetente Danny enfrascados en una balacera que prácticamente involucra a todo el pueblo sin distinción, resulta verdaderamente hilarante. Estas bien logradas escenas de acción son perfectamente complementadas con una serie de ingeniosos gags, y con un buen número de referencias a cintas tales como “Punto de quiebre” (1991) o “Bad Boys 2” (2003).

Además la película cuenta con una buena fotografía, obra de Jess Hall, y un estupendo uso de locaciones. La banda sonora de David Arnold es correcta, y complementa de buena manera las escenas del film. Al igual que “Shaun of the Dead”, la responsabilidad de las escenas gore estuvo a cargo de Richard Briscoe, cuyos efectos están bastante bien logrados. Tal vez la única crítica que se le podría hacer a esta cinta, es el estancamiento de las pesquisas del protagonista durante el tramo central del film, debido a la profundización algo excesiva de la crisis personal y profesional que este está cursando. Sin embargo, esto no es más que un detalle menor, el cual no afecta en gran medida al producto tan bien concebido por sus creadores.

Sin duda lo más destacable de esta cinta, es la perfecta mezcla de géneros que realiza. El guión combina sin pudores a Peckinpah con Raimi, el humor más negro con escenas sangrientas dignas de una película gore, personajes creíbles envueltos en las situaciones más inverosímiles. Por algo el film ha sido descrito en numerosas ocasiones como “una adaptación de una novela de Agatha Christie dirigida por Michael Bay”. Esto, en manos de otro director menos dotado, fácilmente podría haber terminado siendo un absoluto desastre. Sin embargo, Wright y compañía construyen una cinta con personajes sólidos y empáticos, con una puesta en acción que no da respiros, una historia atrayente y un grupo de actores divertidos y bien seleccionados. Si bien es cierto que no se trata de una obra maestra ni nada por el estilo, estamos en presencia de un trabajo bien ensamblado, que está por sobre la media de la gran mayoría de la comedias e incluso de las cintas de acción que podemos ver hoy en día. Se trata de una película más que recomendable, que nos hace esperar con ansias la próxima colaboración entre Edgar Wright y Simon Pegg.



por Fantomas.

martes, 9 de octubre de 2007

Cortos de David Lynch: Surrealismo en estado puro.

David Lynch, director de cine estadounidense, conocido por ser un realizador sumamente surrealista, con obras difíciles de interpretar, que dejan al espectador preguntándose; ¿Qué diablos quería comunicar este tipo?. Sin duda, un director que posee un sello bastante personal y reconocible. Según el mismo Lynch, le gusta que el espectador piense, que saque sus propias conclusiones acerca de lo que esta viendo. Además, demuestra cierta fascinación por el mundo de los sueños, que se ve plasmado en la mayoría de sus films, los cuales están construidos como si fueran sueños o pesadillas en la mayoría de los casos.

Al ser pintor además de director de cine, la estética es un tema que para Lynch tiene suma importancia. La atmósfera del film la crea no solo con colores, sino que ocupa la decoración, el vestuario, el maquillaje, la fisonomía de los actores e incluso la música, música que generalmente esta a cargo de su colaborador habitual, Angelo Badalamenti.

Su primera incursión en el cine fue con el corto “Six Figures Get Sick” (1966). El único motivo que tuvo para realizar este corto, fue “para ver como se mueve una pintura”, por lo tanto si se le quiere dar una lectura más allá de la simple idea que origino la obra, queda exclusivamente a gusto del espectador. En este film, se muestra seis cabezas esculpidas que arden y vomitan una y otra vez. Según Lynch, la cabezas se convierten en estómagos que arden y vomitan, imagen que se repite seis veces. Todo esto esta acompañado por un molesto ruido de sirena que hace más incómodo la visualización de este corto, que le valió un premio al director, el cual le sirvió para realizar su próximo trabajo “The Alphabet”.



En “The Alphabet” (1968), Lynch plasma mediante una combinación de secuencias animadas y reales, el miedo asociado al aprendizaje. Aquí se muestra a una chica, que esta teniendo una pesadilla con las letras del abecedario, donde escucha a niños cantando el “ABC” y ve como letras forman una figura femenina entre otras cosas. Visualmente perturbador, acompañado de sonidos terroríficos (nuevamente integra el sonido de sirena que da una sensación de angustia), un mensaje que no queda muy claro a simple vista y que claramente muestra el gusto por el lado oscuro del mundo onírico que posee Lynch.
Si vemos este film de forma profunda, podríamos concluir que el miedo al que se hace referencia, es el miedo al conocimiento. Mientras más conocimiento adquirimos, más preguntas van surgiendo acerca de como funciona el mundo que nos rodea, y con esto, más es la angustia e impotencia que nos provoca el no saber como responder estas preguntas.


En los cortos siguientes que serian “The Grandmother” (1970) y “The Amputee” (1974), Lynch mezclaría miedos inconscientes, problemas físicos y escenarios dignos de una pesadilla.
En 1988 realiza “The Cowboy and The Frenchman”, una comedia absurda en la cual, un grupo de cowboys confunde a un francés con un alienígena. Luego de superado el malentendido comienzan un extraño intercambio cultural. Aunque es una comedia no es menos extraña que otras de sus obras.

Ya en el 2002, Lynch realizó dos mini series bastante bizarras. La primera llamada “Dumbland”, es una serie animada de 8 capítulos, realizada en blanco y negro, con dibujos muy rústicos, donde se ve a una familia más que disfuncional, conformada por una madre histérica, un padre violento y grosero que odia todo lo que lo rodea y al hijo que comenta los excesos del padre. Los capítulos se caracterizan por poseer un humor muy negro y estar repletos de situaciones absurdas y violentas.

Por el otro lado estaría “Rabbits”, serie aún más bizarra que la anterior, en que se muestra a tres personas en una habitación vestidas con trajes de conejo, las cuales rara vez intercambian palabras y de hacerlo por lo general son cosas sin sentido. Todo esto acompañado de una ambientación bastante tenue, un único plano y la música de Angelo Badalamenti que ayuda de gran forma a la sensación de agobio que producen estos cortos. Los siete capítulos que componen esta serie, tiene la particularidad de tener risas y aplausos de un publico imaginario, lo que hace de “Rabbits” una experiencia bastante delirante.
Recomendado para fanáticos a toda prueba de David Lynch debido a que los 7 episodios que la componen suman tres cuartos de hora de demencia cinematográfica.



por Fantomas.
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