viernes, 18 de diciembre de 2009

The Snowman: El mágico viaje de un niño y su muñeco de nieve.

“The Snowman” (1982), es un cortometraje animado de la directora Dianne Jackson, el cual cuenta con la participación de David Bowie.

Durante la víspera de navidad, un niño llamado James crea un muñeco de nieve que por la noche cobrará vida y juntos emprenderán un maravilloso viaje lleno de magia.

“The Snowman” está basada en un libro infantil ilustrado, el cual fue publicado en 1978 por el novelista gráfico Raymond Redvers Briggs. La adaptación sería producida por la TVC London, bajo la tutela de John Coates y Iain Harvey, y francamente es una verdadera maravilla. El equipo de producción se preocupó de llevar a la vida el relato gráfico de la mejor forma posible. Los paneles pintados con lápices de cera por Briggs en su novela, vuelven a la vida de manera casi hipnótica. De la misma forma que el libro original, la historia es relatada sin la utilización de diálogo alguno. Cada evento, cada emoción, se expresa a través de las imágenes y la espectacular banda sonora de Howard Blake. Lo que provee de un mayor encanto a esta obra, su estética casi artesanal. En una era donde los efectos digitales parecen dominar por completo la animación, este cortometraje sobresale debido al llamado que realiza a la nostalgia del espectador, lo que le ha permitido seguir vigente a veinte años de su estreno.

La historia es simple pero encantadora. En plena víspera de Navidad, James crea un muñeco de nieve en su antejardín, el cual cobra vida la noche de ese mismo día. Es así como James y su amigo de nieve se dedican a recorrer la casa y el jardín. Como si se tratara de un niño, el muñeco de nieve no esconde el asombro que le provocan los distintos objetos que están esparcidos por la casa, cosas simples como una televisión o la luz de la cocina, son para él objetos maravillosos pertenecientes a un mundo que le es extraño. Como agradecimiento por esta peculiar experiencia, el hombre de nieve invita a James a un maravilloso viaje a través de las montañas, el mar, y más allá. Tan importante como las imágenes, ha resultado ser la canción “Walking in the Air”, compuesta por Howard Blake e interpretada por Peter Auty, la cual es utilizada en un momento clave de la historia. La única “queja” que se le puede realizar a esta cinta, es que su final resulta ser algo agridulce, lo que puede no dejar satisfechos a los más sentimentales.

Tras su estreno en 1982, el film obtuvo un premio BAFTA al mejor programa infantil de televisión. Además, obtuvo una nominación al Oscar al mejor corto animado. Desde su estreno, se han visto dos versiones de este cortometraje; mientras que en la versión original, Raymond Briggs oficiaba como narrador, cuando la cinta se transmitió en Norteamérica los distribuidores optaron por contratar a David Bowie para que protagonizara una nueva introducción. En dicha introducción, Bowie se limita a decir que va a contar la historia de como conoció al hombre de nieve, y como consiguió la bufanda que tiene en sus manos. Con el correr de los años, “The Snowman” ha adquirido el estatus de film de culto, y habitualmente es transmitido en distintos canales de televisión alrededor del mundo durante la época navideña. Se trata de una pequeña joya navideña, la cual es una verdadera montaña rusa de emociones. Sin tener mucho más que agregar, les deseo a todos una feliz Navidad y un Próspero Año Nuevo.

PD: Les dejo el cortometraje completo para que puedan verlo.





por Fantomas.

Scrooged: La modernización del clásico de Dickens.

“Scrooged” (1988), es una comedia del director Richard Donner, la cual está protagonizada por Bill Murray, Karen Allen, John Forsythe, y Bobcat Goldthwait.

Frank (Bill Murray) es un despiadado ejecutivo de televisión que detesta la Navidad. Su mala leche hacia la fiesta será puesta a prueba cuando en Nochebuena sea visitado por tres espíritus dispuestos a mostrarle la clase de sabandija que ha sido a lo largo de su vida.


Desde su publicación en 1843, la novela corta “Un cuento de Navidad” del escritor británico Charles Dickens, es probablemente el relato que más veces ha sido adaptado para el cine y la televisión. Ya para la década de los ochenta, en los Estados Unidos la televisación de una de las tantas adaptaciones del cuento de Dickens durante la época navideña, se había transformado prácticamente en una suerte de tradición propia de la festividad. En 1988, los ejecutivos de la Paramount optaron por realizar una nueva adaptación del escrito con la cual pudieran engrosar sus arcas durante el periodo navideño. El guión de esta nueva conversión cinematográfica estaría a cargo de Michael O´Donoghue y Mitch Glazer, dos guionistas sin mucha experiencia en el cine pero que estaban respaldados por su trabajo en el programa de televisión humorístico más exitoso de la época, “Saturday Night Live”. Era precisamente el tipo de humor que se manejaba en ese programa el que los productores querían utilizar en esta nueva actualización de la obra.

Richard Donner sería el encargado de dirigir el film. En ese entonces, Donner era una de los directores más cotizados de Hollywood, en especial por la habilidad con la que era capaz de saltar de un género a otro. Por otro lado, para interpretar al “Sr. Scrooge” de la cinta, los productores seleccionaron a Bill Murray quien cuatro años antes había alcanzado la fama mundial gracias a su participación en la cinta, “Ghostbusters” (1988). Curiosamente, desde su participación en dicho film el actor no había vuelto a interpretar un papel protagónico, y en cierta medida había dejado su carrera cinematográfica un poco de lado, por lo que su inclusión en esta cinta marcaría su tan ansiado regreso. El papel protagónico parecía estar escrito específicamente para Murray, ya que se trataba de un personaje sarcástico y egocéntrico, con un sentido del humor bastante negro, características que suelen tener sus personajes. Aprovechando su presencia en la película, los productores comercializarían “Scrooged” insertando algunas referencias del film más exitoso del actor. De hecho, el eslogan de la película fue: “Bill Murray está de vuelta entre los fantasmas, solo que esta vez son tres contra uno”.

Básicamente, la cinta respeta la base temática de “Un Cuento de Navidad” pero la traslada al competitivo mundo de la televisión. Nuestro protagonista, Frank Cross, es el presidente de la cadena de televisión IBC. el momento en que se presenta uno puede percatarse de que se trata de un hombre completamente frío, cuyo ego y su posición de poder lo lleva a ser miserable incluso con sus más cercanos. Como muestra de su personalidad tiránica y su desprecio por la Navidad, Cross ha planeado una emisión en directo del clásico de Dickens, obligando a trabajar a todos sus empleados durante Nochebuena. No contento con esto, Cross pareciera estar empecinado en destruir el relato de Dickens con el fin de lograr una mayor sintonía. No solo incluye acróbatas, ratones con cuernos pegados a sus cabezas, y mujeres semidesnudas en su versión de “Un Cuento de Navidad”, sino que además lo publicita como un espectáculo casi dantesco, insertando imágenes de sexo, violencia, y drogas en el spot publicitario de la adaptación.

Cuando es evidente que Cross ha perdido toda noción del real significado de la Navidad, recibe la visita del fantasma de su antiguo jefe el cual le anuncia la llegada de tres fantasmas a lo largo del día de víspera de Navidad. Como es por todos conocido, junto a ellos iniciará un recorrido por su pasado, presente, y futuro, en el cual se retratará la evolución que ha tenido el personaje desde su infancia hasta el día de hoy, y los motivos aparentes por los cuales este odia tanto la Navidad. La personalidad y la apariencia que se le da a los fantasmas, es uno de los aspectos más originales de esta cinta. Si bien Donner y compañía nos presentan al fantasma de la Navidad pasada como un sarcástico taxista (David Johansen), el fantasma de la Navidad presente es una agresiva hada madrina (Carol Kane), mientras que el fantasma de la Navidad futura es una suerte de monstruo con una televisión por cabeza, y en cuyo tórax viven tres pequeñas criaturas. Para quienes ya están familiarizados con esta historia, saben que las visitas de los fantasmas provocarán que Frank se replantee por completo su vida, en especial su relación con un antiguo amor interpretado por Karen Allen.

Bill Murray realiza un buen trabajo interpretando al detestable Frank Cross. Pese a que por momentos tiende a la sobreactuación, Murray logra que su personaje realmente proyecte un odio hacia la Navidad y hacia el mundo en general. En cierta medida, este personaje presenta bastantes similitudes con el que el actor interpretaría posteriormente en “Groundhog Day” (1993); los dos son hombres sumamente ególatras, que terminarán aprendiendo de una forma poco convencional a apreciar las cosas realmente importantes en la vida. El resto del elenco realiza un trabajo correcto (incluso el sobreactuado Bobcat Goldthwait), donde se destaca la participación de John Forsythe y Robert Mitchum, como el antiguo y el actual jefe de Cross respectivamente. Con respecto al elenco, cabe destacar el guiño que el director le realiza al mundo del jazz; en la escena donde Cross desprecia a cuatro saxofonistas callejeros que piden monedas, los cuatro músicos son las viejas leyendas del jazz estadounidense: Miles Davis, Larry Carlton, David Sanborn y Paul Shaffer.

“Scrooged” es una entretenida película navideña que tiene el valor de ofrecernos una mirada distinta del clásico “Un Cuento de Navidad”. La cinta tiene momentos realmente divertidos, donde más de alguno está cargado al humor negro. Por otro lado, cabe destacar la correcta banda sonora de Danny Elfman, y el hecho de que los pocos efectos especiales que presenta el film son de una calidad bastante aceptable, lo que sin duda ha contribuido a que la película haya soportado de mejor forma el paso del tiempo. Como buena cinta navideña, “Scrooged” pretende rescatar el verdadero valor de la Navidad, mediante un mensaje lleno de positivismo y el final feliz de rigor. Tal vez el punto más bajo del film sea precisamente el monólogo final, el cual pese a ser bienintencionado, es demasiado largo y caótico por lo que termina rompiendo gran parte de la mística de la producción. Sin ser la mejor adaptación del relato de Dickens, esta cinta sin duda es una excelente opción en estas fechas en las que uno inevitablemente necesita unas buenas dosis de cine navideño.


por Fantomas.

viernes, 11 de diciembre de 2009

Twice Told Tales: Vincent Price al cubo.

“Twice-Told Tales” (1963), es una cinta de terror del director Sidney Salkow, la cual está protagonizada por Vincent Price, Joyce Taylor y Sebastian Cabot.

Esta cinta está compuesta por tres historias cortas. En la primera, “Dr. Heidegger´s Experiment”, dos hombres (Vincent Price y Sebastian Cabot) descubren lo que parece ser la fuente de la juventud, la cual se encuentra goteando en el techo de una cripta. Cuando se dan cuenta que el líquido no solo devuelve la vitalidad sino que también la vida, están a punto de aprender que algunas cosas es mejor dejarlas muertas. En “Rappaccini´s Daugther”, Giacomo Rappaccini (Vincent Price) tiene tanto miedo de perder a su hija (Joyce Taylor) que cambia la composición química de su sangre, provocando que todo lo que ella toque fallezca al instante. Finalmente en “The House of Seven Gables”, Gerald Pyncheon (Vincent Price) vuelve a su antiguo hogar con la intención de encontrar una caja fuerte que está escondida en su interior, a sabiendas que sobre la casa ha caído una maldición que ha acabado con la vida de prácticamente todos los integrantes de su familia.


Durante la década del sesenta, hubo una pequeña explosión de adaptaciones literarias en el contexto del género del horror cinematográfico, dentro de las cuales los films basados en la obra de Edgar Allan Poe que fueron realizados por el director Roger Corman, siguen siendo considerados hasta el día de hoy como el pináculo de dicha tendencia cinematográfica. Una vez que el éxito de esas producciones se hizo aparente, no tardaron en surgir nuevas adaptaciones cinematográficas de la obra de otros autores norteamericanos importantes del siglo XIX. Siguiendo la fórmula impuesta por la cinta de antologías “Tales of Terror” (1962), la modesta productora Admiral Pictures le pidió al guionista Robert E. Kent que adaptara un trío de extrañas historias del escritor Nathaniel Hawthorne, cuya obra más conocida era la novela “The Scarlet Letter”. Para ese entonces, el éxito obtenido por Vincent Price en las cintas de horror gótico que filmó bajo el alero de la productora American International Pictures, ya había sido notado por otras compañías que rápidamente intentaron contar con sus servicios. Fue así como Price firmó un contrato por dos films con la Admiral Pictures, siendo uno de ellos “Twice-Told Tales”, el cual sería dirigido por Sidney Salkow quien tenía una vasta experiencia tanto en el cine como en la televisión.

Hawthorne, quien era un abierto admirador de la obra de Edgar Allan Poe, solía imprimirle una lección moral a sus historias de terror, las cuales en su mayoría presentaban un humor algo torcido que no solía estar presente en los escritos más populares de Poe. Esto es claramente apreciable en “Dr. Heidegger´s Experiment”, donde para celebrar su cumpleaños número 79, el Dr. Carl Heidegger (Sebastian Cabot) decide invitar a su viejo amigo Alex Medbourne (Vincent Price), para recordar aquellos tiempos en los que ambos se dedicaban a perseguir a hermosas jóvenes. Mientras que la pareja de amigos conversa animadamente, un rayo daña la cripta en la que se encuentra enterrada Sylvia (Mari Blanchard), la antigua prometida de Heidegger, quien falleció un día antes de que ambos contrajeran matrimonio. Cuando los dos hombres deciden ir a investigar lo sucedido, se encuentran con que el cuerpo de Sylvia se ha preservado en perfectas condiciones gracias a que ha estado expuesto a un misterioso líquido que cae desde el techo de la cripta. Una vez que descubren que el líquido puede restablecer su juventud y la vida, Heidegger desarrolla una poción que no solo lo rejuvenece a él y a su amigo, sino que además revive a su amada Sylvia. Lamentablemente, esta seguidilla de hechos desatará un peligroso triángulo amoroso que tendrá trágicas consecuencias.


Si bien son varios los cambios apreciables entre el relato original de Hawthorne y el guión de Kent, quizás el más importante tenga relación con el mensaje principal de la historia. Mientras que Hawthorne hace hincapié en la incapacidad de los protagonistas de aprender de sus propios errores, el guión de Kent prefiere centrarse en la obsesión de Heidegger y Medbourne con una hermosa mujer muerta. Al mismo tiempo, resulta interesante la relación existente entre la dupla protagónica. Sin que necesariamente se sugiera que ambos hombres tienen tendencias homosexuales, estos por momentos actúan como una pareja felizmente casada. Alex y Carl están unidos íntimamente a nivel emocional; ellos son viejos amigos cuya existencia idílica ha sido interrumpida por la intrusión de una hermosa mujer, lo que le imprime un claro sentimiento de frustración a la idea de que alguien puede poner en peligro su particular relación. Por otro lado, en el segundo segmento titulado “Rappaccini´s Daugther”, Beatrice Rappaccini (Joyce Taylor) es la hija de un brillante pero excéntrico botánico italiano llamado Giacomo Rappaccini (Vincent Price), quien ha utilizado sus conocimientos para desarrollar una nueva especie de plantas venenosas. Lo que es aún más curioso, es que el científico ha expuesto a su hija al veneno de estas plantas, lo que ha provocado que todo lo que ella toca de inmediato fallece. Cuando un estudiante de medicina llamado Giovanni Guasconti (Brett Halsey) se enamora de Beatrice, el Profesor Pietro Baglioni (Abraham Sofaer), un viejo rival de Rappaccini, le ofrece un antídoto al joven el cual tendrá nefastas consecuencias.

Si bien “Rappaccini´s Daughter” es el segmento que más se acerca al texto original de Hawthorne, de todas formas Kent decide omitir una gran cantidad de detalles concernientes a la disputa que Rappaccini mantiene con Baglioni, lo que de inmediato elimina la advertencia que realiza el escritor sobre los peligros de la experimentación científica carente de ética. Sin embargo, la escisión de esta crucial subtrama le permite a Kent desarrollar un tema mucho más provocativo: la conexión incestuosa que se desarrolla entre Rappaccini y su hija Beatrice. Y es que la ausencia de la esposa del protagonista en el relato, la cual lo abandonó hace años por otro hombre, sugiere que Beatrice ha reemplazado a su madre en la vida de su padre en diversos niveles, lo que ha provocado en Rappaccini un exceso de celo. Si bien su propia intelectualidad le indica que el incesto está fuera de toda discusión, emocionalmente el protagonista no soporta la idea de ver a su hija con otro hombre, razón por la cual infecta su organismo con un veneno que impide que él y cualquier otro hombre se atrevan a tocarla. Al mismo tiempo, mediante este incomprensible acto Rappaccini le transfiere a su hija su incontrolable necesidad de ser amado y de vengarse de quienes le han hecho daño, lo que inevitablemente se volverá en contra de todos los involucrados en el relato.

Ya en el último segmento del film titulado “The House of Seven Gables”, Gerald Pyncheon (Vincent Price) regresa junto a su esposa Alice (Beverly Garland) a la mansión familiar luego de 17 años de ausencia. Su hermana Hannah (Jacqueline deWit), quien ha estado viviendo en la casa, le cuenta a Alice acerca de la maldición que ha caído sobre su familia a causa de un hombre llamado Matthew Moll, quien solía ser el dueño del inmueble hasta que lo perdió de manera truculenta a manos de la familia Pyncheon. Lo que Hannah no sabe, es que la verdadera razón por la cual Gerald ha regresado, tiene relación con una bóveda que se encuentra escondida al interior de la mansión, la cual guarda una serie de valiosos títulos de propiedad. Cegado por su ambición, Gerald hará todo lo necesario para encontrar la bóveda y quedarse con su parte de la herencia familiar, aún a costa de la vida de sus seres queridos. Cabe mencionar que este segmento es el que menos fidelidad guarda con el texto original, ya que a diferencia de los dos relatos previos, en esta ocasión Kent condensó una novela completa en un poco más de treinta minutos de metraje, razón por la cual el guionista no solo eliminó gran parte de los personajes que originalmente participaban en la historia, sino que además cambio el final feliz escrito por Hawthorne por uno mucho menos satisfactorio que en cierta medida recuerda lo visto en “The Fall of the House of Usher” (1960).

En cuanto a las actuaciones del film, Vincent Price realiza un trabajo encomiable interpretando a tres hombres los cuales son consumidos por sus obsesiones, sus miedos y sus ambiciones, los cuales por momentos más que alzarse como villanos, son retratados como víctimas de las circunstancias en las que se ven envueltos. El resto de elenco en cambio, realiza una labor más bien irregular, que va desde la sobriedad interpretativa de Sebastian Cabot, hasta la innegable sobreactuación de Jacqueline deWit. En relación al aspecto técnico de la producción, esta cuenta con la atmosférica pero olvidable banda sonora del compositor Richard LaSalle, con el correcto diseño de producción de Franz Bachelin, y con el modesto trabajo de fotografía de Ellis W. Carter. Aunque es más fiel a su fuente literaria que muchas de las producciones que realizó la American International Pictures basadas en la obra de Edgar Allan Poe, “Twice-Told Tales” es perjudicada por la combinación de interpretaciones dispares, la mala calidad de los efectos especiales presentes en el tercer segmento, y la poco trascendente dirección de Sidney Salkow. Sin embargo, esto no significa que la cinta sea un completo desperdicio, ya que pese a sus falencias el film resulta ser bastante entretenido, y además es poseedor de un encanto especial otorgado por la innegable influencia ejercida por el ciclo de producciones de horror gótico llevadas a cabo por Roger Corman y Vincent Price al interior de la AIP.




por Fantomas.

sábado, 5 de diciembre de 2009

Shock: Bienvenido a la consulta del Dr. Vincent Price.

“Shock” (1946), es una cinta de cine negro del director Alfred L. Werker, la cual está protagonizada por Vincent Price, Lynn Bari, y Anabel Shaw.

La joven Janet Stewart (Anabel Shaw) se desplaza hasta un hotel para reunirse con su marido (Frank Latimore). En el lugar contemplará una conversación entre un matrimonio que poco a poco adquiere tintes más sombríos. El enfrentamiento culminará con el asesinato de la mujer por parte de su marido, el cual Janet contemplará horrorizada y sin capacidad de reacción. A la mañana siguiente, el marido de la muchacha la encuentra en la habitación en estado catatónico. Los responsables del hotel intentarán ayudarla a salir de su shock con la colaboración del prestigioso Dr. Richard Cross (Vincent Price). Solo hay un pequeño problema: Cross es el hombre que Janet vio asesinando a su esposa.

“Shock” inicialmente era un proyecto que iba a ser estrenado como un producto de la unidad B de la 20th Century Fox. Sin embargo, al ver que la respuesta inicial de los espectadores fue extremadamente positiva, los ejecutivos del estudio decidieron publicitar la cinta como si se tratase de una producción de la serie A del estudio, pese a que el film solo tiene una duración aproximada de setenta minutos. Lo que es aún más relevante con respecto a esta película, fue que permitió que Vincent Price se alzara como una figura capaz de llevar sobre sus hombros el peso de una cinta, demostrando su casta de estrella. Hay que recordar que en esa época, Price estaba bajo contrato con la Fox, lo cual le permitió participar en una serie de producciones interpretando roles secundarios, donde el papel más importante del actor hasta ese momento había sido uno de los intereses amorosos de Gene Tierney en el clásico del cine negro, “Laura” (1944).

A grandes rasgos, el sencillo planteamiento argumental de “Shock” es una muestra más de la extensa corriente del thriller de índole psicoanalítico que proliferó durante la segunda mitad de la década de los cuarenta, el cual fue explotado por directores como Alfred Hitchcock, Otto Preminger, y Fritz Lang, entre otros. En esta cinta nos encontramos con un psiquiatra débil y moralmente ambiguo interpretado por Vincent Price, quien confina a una mujer que inadvertidamente presenció como él asesino a su esposa a una clínica psiquiátrica, para así poder manipular su mente y convencerla de que dicha situación no es más que un producto de su vívida imaginación. Preocupados por la posible recepción de la cinta, en una primera instancia los ejecutivos de la Fox le presentaron el film a una serie de psicoanalistas para que estos realizaran las objeciones pertinentes con respecto a la historia. Por supuesto que gran parte de las objeciones hacían alusión al retrato negativo que la cinta realizaba de la psiquiatría, debido a que se muestra a los psiquiatras como personas con las suficientes habilidades como para manejar a su antojo a sus pacientes.

Y es que precisamente es eso lo que hace el Dr. Cross con su paciente. En un principio, el cuadro no puede ser más favorable para el buen doctor; Janet Stewart es una mujer que ha tenido que lidiar con un reporte falso que indicaba que su esposo había muerto en el campo de batalla, lo que sumado al asesinato que presenció, terminó desencadenándole un estado de shock acompañado con un cuadro de amnesia temporal. Sin embargo, al poco tiempo la mujer comienza a mostrar signos de mejoría, por lo que el Dr. Cross junto a su amante, la enfermera Elaine Jordan (Lynn Bari), deciden llevarla por completo a la locura con la ayuda de algunas herramientas terapéuticas como por ejemplo la hipnosis. Más tarde ambos se verán obligados a utilizar medidas más drásticas, cuando un fiscal (Reed Hadley) decida reabrir la investigación de la muerte de la esposa de Cross, poniendo en riesgo su hasta entonces perfecto plan.

Precisamente gran parte del suspenso de la cinta ronda al hecho de que Janet pueda alcanzar un nivel de lucidez suficiente, como para reconocer a Cross y atestiguar en su contra en la investigación de la muerte de su esposa. Es Elaine el cerebro tras el asesinato de la señora Cross, y quien empuja al doctor a asesinar a Janet mediante una sobredosis de insulina, para que todo parezca un accidente médico. Lo que sin duda resulta curioso, es que Cross se muestra a reacio a seguir los planes de su amante, lo que se contrapone con su cooperación en el caso de su esposa. Al parecer, Cross está dispuesto a asesinar a su molesta esposa, pero se niega rotundamente a romper su juramento hipocrático y asesinar a una mujer que se supone que él está tratando. Esto demuestra que bien en el fondo, el personaje de Price aún presenta un dejo de consciencia que finalmente lo llevará a cometer otro acto “involuntario”. La historia en general resulta ser interesante, aunque por momentos da la impresión de que se le podría haber sacado más provecho.

Las actuaciones son en general correctas. Vincent Price interpreta con éxito a este villano con más de un matiz, que bajo la aparente seguridad que exhibe en el manejo de su profesión, se esconde un hombre inseguro y de blando carácter que termina siendo fuertemente influenciado por su amante. Lynn Bari por su parte, cumple a cabalidad con su rol de mujer fatal, siendo ella la verdadera villana de la historia. Por último, Anabel Shaw interpreta de manera creíble a esta mujer víctima de un trauma psicológico, siendo capaz de transmitir la angustia que siente al ver que todo el mundo la considera loca. El diseño de producción es más bien modesto, mientras que la fotografía de Joseph MacDonald y Glen MacWilliams resulta ser destacable. La banda sonora de David Buttolph aunque cumple el objetivo de imprimirle tensión a algunas escenas, no resulta ser demasiado memorable. Alfred L. Werker relata la historia con un ritmo más bien pausado, lo que en realidad no molesta debido a la corta duración del film.

Uno esperaría que una película que se titula “Shock” y cuyo protagonista es Vincent Price fuese de terror; obviamente este no es el caso, aunque la cinta si presenta una secuencia que parece ser sacada de la iconografía del cine de terror, en la cual durante una noche de tormenta, uno de los pacientes de la clínica psiquiátrica se escapa de su habitación solo para ingresar a la habitación de Janet y enfrascarse en una discusión con una de las enfermeras, lo que termina asustando aún más a la ya traumatizada joven. Otro momento destacable de la cinta es la secuencia onírica presentada al inicio del film, en el cual se exhibe la incertidumbre que siente Janet con respecto al regreso de su esposo de la guerra, y la posibilidad de que nuevamente el ejército se haya equivocado en proveerle la información con respecto a su estado de salud. “Shock” difícilmente podría ser ubicado como uno de los mejores exponentes del thriller de índole psicoanalítico. Claramente no está al nivel de “Spellbound” (1945), de Alfred Hitchcock, pero cuenta con méritos suficientes como para ser un título digno de descubrir.


por Fantomas.

viernes, 13 de noviembre de 2009

Series de Televisión: "The Incredible Hulk", las aventuras del gran monstruo verde.

“The Incredible Hulk” (1978-82), fue una popular serie de televisión la cual fue transmitida por la CBS desde 1978 hasta 1982. Esta estaba basada en la historieta del mismo nombre publicada por la Marvel Comics, la cual se centraba en la historia de Bruce Banner, un científico el cual durante una de sus investigaciones se vio sometido a una sobreexposición de radiación gamma mientras intentaba salvar a un adolescente que se adentró en la zona de pruebas nucleares en la que él trabajaba. En la primeras historietas, Banner sólo se convertía en Hulk cuando salía la luna pero, conforme fue avanzando la serie, sus trasformaciones se debían principalmente a estados de furia, excitación y miedo, lo que lo convertía en un ser monstruoso dotado de una fuerza bastante superior a la de un humano, capaz de dar saltos de varios cientos de metros, aguantar la respiración debajo del agua y en el espacio. Su cuerpo, dependiendo de las necesidades, puede mutar para adaptarse a las situaciones nuevas y aguantar el disparo de un misil en su pecho. Además, es perseguido y acosado en todo momento por el ejército.

La serie de historietas “The Incredible Hulk”, fue publicada por primera vez en 1962, logrando una pobre recepción por lo que fue cancelada luego de solo seis ediciones. Sin embargo, Hulk comenzaría a aparecer en otras series de la Marvel, lo que sirvió para que el personaje adquiriera un nuevo nivel de popularidad. Hulk y sus aventuras pronto pasarían a formar parte de la historieta, “Tales To Astonish”, en la cual aparecían otros personajes populares de la Marvel como por ejemplo el Hombre Gigante. Debido al marcado interés que los lectores comenzaron a demostrar por las aventuras de Hulk, el personaje eventualmente volvería a protagonizar su propia serie de historietas a fines de los sesenta, cuando “Tales To Astonish” pasó a llamarse “The Incredible Hulk”. En 1977, la Marvel entraba al mundo de la televisión de la mano de la cadena CBS. Spider-Man, el Dr. Extraño, y el Capitán América ya habían sido los protagonistas de cinco telefilmes cuyo éxito había sido bastante dispar. Pese a esto, la CBS compró los derechos de “The Incredible Hulk” con la intención de que el gran monstruo verde realizara su debut televisivo. Para dicha misión, contratarían al veterano productor de televisión, Kenneth Johnson, quien ya había estado a cargo de los guiones de “The Six Million Dollar Man” (1974-78), y había producido la serie, “The Bionic Woman” (1976-78).


Johnson sabía que si quería que un show acerca de un hombre que se transforma en un monstruo gigante de color verde, sobreviviera en el competitivo horario prime, tendría que realizarle algunos cambios importantes a la historia. Johnson deseaba que la serie le resultara atractiva tanto a los adultos como a los niños, por lo que muchos de los seguidores de los cómics se sorprendieron al ver los cambios realizados por el productor. Primero, el nombre de Bruce Banner sería cambiado a David Banner, porque no quería que la serie fuera percibida como una simple adaptación de una historieta, y porque supuestamente los ejecutivos de la cadena pensaban que Bruce era un nombre que sonaba algo “homosexual”. Otro cambio realizado por Johnson consistió en que mientras en el cómic Banner conseguía sus poderes tras estar expuesto a la radiación provocada por la explosión de un misil nuclear, en la serie Banner se ve expuesto a la radiación tras experimentar con los efectos de la adrenalina en el cuerpo humano, investigación con la cual se obsesiona luego de no poder salvar a su esposa cuando esta sufrió un accidente automovilístico. El antagonista de la historia también sería reemplazado. En el cómic, Banner y su alter ego verde eran perseguidos por otros seres con súper poderes y por el ejército de los Estados Unidos. En la serie de televisión, la némesis de Hulk era un reportero que estaba empecinado en convencer al mundo que la criatura estaba causando caos y destrucción, con el fin de revivir su carrera. Tomando como referencia el personaje de Javert de la obra de Victor Hugo, “Les Miserables”, Jack McGee (Jack Colvin) se dedicaría a perseguir a David Banner durante todo el transcurso de la serie.

Hulk solo sería visto por algunos minutos durante cada uno de los episodios de la serie, mientras que el resto del tiempo la historia se centraría en Banner y sus intentos por resolver el dilema en el que se ve involucrado, al mismo tiempo que intenta desesperadamente controlar sus transformaciones. A diferencia del personaje del cómic, el Hulk televisivo nunca habla y era un poco más vulnerable a los ataques de sus enemigos. Por ejemplo, mientras que el Hulk del cómic era capaz de resistir proyectiles de tanques, su versión televisiva podía resultar herido por balas, cuchillos y otras armas. En cuanto al elenco de la serie, Johnson contrató en seguida a Bill Bixby para el rol del Dr. David Banner. Bixby era un veterano actor que había aparecido en numerosas cintas y series de televisión. El rol de Jack McGee fue interpretado por Jack Colvin, quien también era un experimentado actor. Lo más complicado sería encontrar a un actor lo suficientemente grande como para interpretar el rol del iracundo monstruo. Inicialmente, Richard Kiel (el actor encargado de interpretar a “Jaws” en las cintas de James Bond) había sido seleccionado para interpretar a Hulk, pero tras solo unas pocas semanas de grabación fue despedido debido a que no era lo suficientemente imponente como para lograr el efecto deseado.

Johnson finalmente encontraría a su criatura en la forma del físicoculturista Lou Ferrigno. Debido a su imponente apariencia, él parecía ser la elección perfecta para el rol. Ferrigno había logrado una fama considerable gracias a sus victorias en varias competiciones de físicoculturismo, lo cual lo llevó a protagonizar junto a Arnold Schwarzenneger (quien no logró el papel de Hulk por ser “demasiado bajo”) el documental, “Pumping Iron” (1977). En noviembre de 1977, el telefilme de dos horas de duración, “The Incredible Hulk”, fue estrenado en la televisión norteamericana. Los espectadores de inmediato se sintieron cautivados por la historia de David Banner y sus intentos desesperados por lograr controlar su desorbitada adrenalina. La crítica esperaba que el telefilme mostrara algo similar a lo visto en la clásica serie “Batman” (1966-68), por lo que se mostraron gratamente sorprendidos por la sofisticación que presentaba la cinta. Esta no solo recibió buenas críticas, sino que resultó ser todo un éxito de taquilla cuando fue estrenada en algunas salas de cine alrededor del mundo. El final abierto del film, sugería que David Banner retornaría pronto a la pantalla.

Tres semanas después, Bixby estaba de regreso en un segundo telefilme titulado, “The Return of the Incredible Hulk” (1977). Dado por muerto y buscando una cura para su aflicción, Banner de pronto se ve involucrado en el asesinato de una joven heredera. Aunque no mostraba la misma calidad del piloto, este film de dos horas de duración presentaba la relación dicotómica del protagonista que terminó siendo la base temática del show: la compasión de David solo se podía comparar con el enorme poder de su bestia interior. En la primavera de 1978, “The Incredible Hulk” comenzó a ser formalmente emitida como una serie semanal de una hora de duración. Durante los veinte episodios que conformaron la primera temporada, David y el Hulk evitaban a Jack McGee mientras lidiaban con los problemas producidos por potentes terremotos, gorilas salvajes, mafiosos, expertos en karate, y ladrones de joyas, entre otras cosas.

La serie volvería para una segunda temporada en septiembre de 1978. El primer episodio de dicha temporada, “Married”, nos presentaba a Banner casado con una psicóloga con una enfermedad terminal, interpretada por Mariette Hartley. La actuación de Hartley en la serie le valió un premio Emmy a la mejor actriz, marcando un hito histórico en la televisión al ser la primera vez que una serie de ciencia ficción obtenía un Emmy por una razón diferente a sus logros técnicos. La segunda temporada continuó con la fórmula ya conocida por los fanáticos (donde David se transformaba dos veces durante la hora de duración de los episodios), pero comenzó a abarcar algunos temas sociales como el alcoholismo, el abuso de menores, las enfermedades mentales y la depresión. La serie además tomó una nueva dirección cuando Jack McGee se entera que Hulk logra escapar de sus captores transformándose nuevamente en humano, mezclándose de esta forma entre la multitud.

Durante la tercera temporada, la cual comenzó en septiembre de 1979, Jack McGee se muestra más interesado que nunca en conocer la verdadera identidad de “John Doe”, el nombre que él le da al hombre que se transforma en la criatura. Por esta razón, a David cada vez se la haría más difícil evadir a McGee en su escape a través del país. En “Behind the Wheel” por ejemplo, David se lleva una desagradable sorpresa cuando Jack McGee se sube al taxi que él estaba manejando, mientras que en “Equinox”, un disfrazado Banner se encuentra arrinconado por McGee en un baile de máscaras. Uno de los mejores episodios de la tercera temporada sería “Homecoming”, en el cual un solitario Banner decide visitar a su padre y a su hermana durante día de Acción de Gracias. Sin embargo, el episodio que sin duda dejaría una marca sería “The Psychic”, no necesariamente por su contenido, sino que por los hechos que rodearon la realización del mismo. Dicho episodio estuvo co-protagonizado por Brenda Benet, quien en ese entonces era la esposa de Bixby. En la época que se filmó el capítulo, el matrimonio de la pareja de actores estaba atravesando serios problemas, lo que terminó desencadenando un complejo divorcio. Mientras las dos partes discutían el tema de la custodia de su hijo Christopher, este murió trágicamente en la sala de espera de un hospital. La tragedia continuaría para Bixby cuando Benet, al no poder superar la perdida de su hijo, terminó suicidándose en 1982.

Mientras que Johnson estaba realizando los preparativos para filmar la cuarta temporada de “The Incredible Hulk”, la CBS estaba atravesando por una serie de cambios en su plana ejecutiva, y por ende en sus políticas administrativas. Desesperados por reducir algunos costos, la cadena comenzó a reducir los presupuestos de varias de las serie de televisión. Debido al altísimo presupuesto que necesitaba su realización, “The Incredible Hulk” fue una de las primeras series que se vio afectada por esta nueva medida. Johnson y el productor ejecutivo Nicholas Corea hicieron todo lo posible por mantener su presupuesto intacto. Aunque eventualmente lograrían su objetivo, dicho movimiento terminaría creándole problemas a la costosa serie. La cuarta temporada comenzó con un episodio de dos partes en el cual Banner se ve atrapado en una transformación intermedia entre su forma humana y Hulk, luego de que un meteorito se estrella en la Tierra. El ejército termina capturando a Hulk, a quien confunden con un alienígena, lo que prepara el camino para su espectacular escape desde una base militar. La cuarta temporada a diferencia de las temporadas anteriores, presentaba algunos episodios bastante interesantes, los que eran mezclados con otros que dejaban bastante que desear. Algunos episodios destacados de esta temporada serían “An Interview With the Hulk”, en el cual Banner termina contándole su fantástica historia a un reportero interpretado por Michael Conrad; y “The First”, en el cual el protagonista casi logra librarse de su maldición tras encontrarse con un hombre al cual le había sucedido lo mismo que a él, y que había logrado curarse de la aflicción. Lamentablemente para Banner, las ansias de poder del otro hombre terminan destruyendo la fórmula que pudo haberlo curado para siempre.

El elenco y el equipo de producción ya había comenzado a trabajar en la quinta temporada de la serie, cuando el encargado de programación de la CBS, Harvey Shepherd, los sorprendió a todos con una noticia inesperada; pese a mantener excelentes niveles de audiencia, “The Incredible Hulk” sería cancelada de forma inmediata. Más tarde, Johnson declararía que a Shepherd no le gustaba la serie, y que consideraba que la historia ya estaba bastante gastada. La noticia fue recibida tan de improviso, que Johnson y Corea no pudieron filmar el final de dos horas que tenían planeado. De esta forma, el proceso de producción finalizó oficialmente en el verano de 1981. Sin embargo, como los espectadores esperaban ver una quinta temporada de “The Incredible Hulk”, la CBS transmitió los siete episodios que alcanzaron a ser filmados antes de la cancelación de la serie. Es evidente que la quinta y última temporada fue la más mediocre de todas. La mayoría de los nuevos episodios eran sencillamente malos, siendo “Veterans” y “Two Godmothers” los únicos dos capítulos que se salvarían del completo desastre. Lo peor de todo, es que el último episodio titulado, “A Minor Problem”, no proporcionaba cierre alguno a la historia que había sido transmitida durante cinco años.

Cuando el show terminó, los miembros del elenco y del equipo de filmación tomaron distintos caminos. Johnson pasó a ser el cerebro tras de la serie de televisión “Alien Nation” (1989-90). Bixby protagonizó la serie “Goodnight Beamtown” (1983), junto a Mariette Hartley, además de participar en algunos comerciales antes de comenzar a trabajar detrás de las cámaras como director. Ferrigno continuó con su carrera como físicoculturista al mismo tiempo que protagonizaba cintas de bajo presupuesto. A fines de los ochenta surgió una oleada de telefilmes que tenían por objetivo reunir a las estrellas de antiguas series de televisión. En 1988, Bixby, Ferrigno, Colvin y Corea trabajarían juntos nuevamente en, “The Incredible Hulk Returns”, una cinta de dos horas para la NBC. En este film nos encontramos con que David Banner se encuentra trabajando en un instituto, que lleva dos años sin transformarse en el Hulk, que además está cerca de completar una máquina que logrará curarlo definitivamente, y que tiene una relación sentimental estable. Su ahora apacible vida se verá amenazada con la llegada de un viejo alumno suyo que presenta una aflicción similar; el alter ego de este personaje, es nada menos que Thor, otro personaje sacado directamente de la Marvel Comics. Eventualmente, el Hulk surgirá nuevamente cuando una organización criminal intente robar el invento de Banner, lo que lo obligará a emprender una nueva huída.

Aunque presenta un buen número de falencias, “The Incredible Hulk Returns”, fue un éxito de sintonía. Debido a esto, la NBC firmó un contrato con la Marvel para producir más películas de Hulk, que además presentarían a otros personajes de la compañía. Un año después, en “The Trial of the Incredible Hulk” (1989), vemos como David Banner logra asentarse en una ciudad controlada por un influyente líder de la mafia llamado Wilson Fisk (el cual es conocido como el Kingpin por los fans de la Marvel). Cuando Banner intenta salvar a una joven mujer de los ataques de los hombres de Fisk, la criatura aparece y posteriormente David termina siendo encarcelado por los crímenes causados por los mafiosos. Estando en prisión, Banner es contactado por Matt Murdock, un abogado ciego que lucha contra el crimen utilizando el nombre de Daredevil. Es así como Banner y Murdock unirán sus fuerzas en la lucha contra Fisk. Al igual que su predecesora, “The Trial of the Incredible Hulk”, logro altos ratings de audiencia pese a no ser una gran cinta. Al año siguiente, sería estrenada la última aventura de David Banner cuyo título sería, “The Death of the Incredible Hulk” (1990). En dicha cinta, David Banner finalmente fallecía intentado salvar a un científico y su esposa, los cuales previamente había intentando ayudar al protagonista a solucionar su problema.

Sin lugar a dudas, “The Death of the Incredible Hulk” sería la mejor de las tres cintas realizadas tras la cancelación de la serie. Pese a que parecía que Hulk no volvería a aparecer en televisión, Gerald DiPego ya había comenzado a trabajar en el guión de “The Rebirth of the Incredible Hulk”. Lamentablemente, dicha cinta jamás sería realizada ya que tras batallar contra el cáncer, Bill Bixby fallecería en 1993. Con su muerte, finalmente se cerró la saga de “T he Incredible Hulk” iniciada a fines de los setenta por Kenneth Johnson. “The Incredible Hulk” es una de las mejores adaptaciones de una historieta que ha pasado por la pantalla chica. A partir de una premisa más bien simple, Johnson logró construir una serie sofisticada que mezclaba drama, suspenso y acción. Como olvidar la melancólica música compuesta por Joe Harnell que acompañaba a Banner al final de cada episodio, mientras este emprendía su camino a una nueva ciudad en la que ojala pudiera vivir en paz. Afortunadamente, en la actualidad la serie en su totalidad se encuentra editada en Dvd, y algunos canales de televisión la siguen transmitiendo, otorgándonos la posibilidad de disfrutar nuevamente de este gran clásico de la ciencia ficción televisiva.



por Fantomas.

jueves, 12 de noviembre de 2009

Carnival of Souls: Perdida en un mundo extraño.

“Carnival of Souls” (1962), es un film de terror del director Herk Harvey, el cual está protagonizado por Candace Hilligoss y Sidney Berger.

Mary Henry (Candace Hilligoss), una atractiva joven que ejerce de organista en una parroquia local, es víctima de un accidente automovilístico. Su vehículo, que conducía acompañada por unas amigas, se ha precipitado al río desde un puente colgante. Las autoridades no tardan en descartar la posibilidad de encontrar supervivientes dada la altura de la caída y la fuerza de la corriente. Sin embargo, algunas horas después Mary Henry aparece sola y desorientada en un banco de arena. Lamentablemente, ella no tarda en percatarse que el mundo que la rodea ha cambiado. Primero, de un modo casi imperceptible; después, se dará cuenta de que la línea que separa a los vivos de los muertos se hace cada vez más borrosa. Es entonces cuando aparecen... Ellos.


Sin lugar a dudas que la obra más importante de la carrera del actor y director norteamericano Herk Harvey, fue la peculiar cinta de terror “Carnival of Souls”. La idea que le daría vida a la historia de dicho film, nació luego de que Harvey visitara un extraño salón de baile al aire libre que se encontraba abandonado a las orillas del Gran Lago Salado, el cual está ubicado en el estado de Utah. Con la intención de realizar un film que presentara a unas criaturas emergiendo del lago, las cuales posteriormente realizarían una peculiar danza de la muerte en el pabellón abandonado que tanto le llamó la atención, Harvey se reunió con el escritor John Clifford para así poder desarrollar un guión que pudiese ser rodado sin la necesidad de contar con un gran presupuesto. Mientras definían las características de quien sería la protagonista del relato, Clifford comenzó a buscar locaciones en las cuales se pudiese llevar a cabo la producción. Fue así como dio con la empresa Reuter Organ Company, la cual se dedicaba a construir órganos para las Iglesias. Tras su visita a la fábrica de dicha empresa, Clifford definió que la protagonista sería una modesta organista, la cual se mudaría a Salt Lake City buscando escapar de los fantasmas de su pasado para trabajar al interior de una pequeña iglesia.

Una vez que Harvey y Clifford establecieron las características de la protagonista y definieron el tono de la historia, la construcción del guión comenzó a fluir de manera natural. Siguiendo el ejemplo de “Psycho” (1960), del director Alfred Hitchcock, Clifford optó por centrar su guión en una protagonista moderna, libre pensante e independiente, la cual tras un hecho fortuito se ve obligada a desafiar a la muerte. Luego de sobrevivir a un accidente en el cual fallecieron dos de sus amigas más cercanas, Mary decide mudarse a otra ciudad para continuar con su carrera como organista. Antes del fatal accidente, nada sugiere que la protagonista sea una persona cínica y hedonista. Sin embargo, una vez que se muda a Salt Lake City, Mary es descrita como una mujer que toca el órgano al interior de una iglesia sin tener ningún tipo de convicción religiosa, y la cual sale con hombres a los cuales no desea en absoluto. Es a raíz de esto que se postula que ella parece carecer por completo de alma, lo que bien puede ser una consecuencia del accidente en el que se ha visto involucrada. Y es que se siente alejada del resto del mundo, pero no está muy segura de porqué le sucede esto. Lo que resulta aún más curioso, es que la única cosa que parece importarle es un lúgubre parque de diversiones abandonado, el cual al igual que ella, se ha convertido en algo completamente ignorado por el resto del mundo.


Curiosamente, su encuentro fortuito con el parque de diversiones abandonado, marcará el comienzo de una serie de apariciones que perturbaran enormemente a Mary. Para colmo, tras hospedarse en una pensión, la protagonista conoce a John Linden (Sidney Berger), un lascivo hombre que pronto comienza a acosarla sexualmente. Si bien la aparición de dicho personaje ayuda a cimentar la atmósfera perturbadora que caracteriza a “Carnival of Souls”, el verdadero terror de la historia reside en la figura de un hombre de rostro blanco, el cual sin razón aparente comienza a acechar a Mary. Aunque en un principio ella intenta en vano escapar del silente vigilante que ahora la acosa, finalmente no puede evitar sentir curiosidad por saber quién es el hombre que la persigue y cuáles son sus intenciones. Eventualmente, al extraño se le unen otros hombres que también buscan atrapar a la protagonista, la cual desesperada ante la falta de ayuda de quienes la rodean, decide acudir al único lugar donde se siente protegida, el viejo parque de diversiones abandonado. Será ahí donde al fin encontrará las respuestas que tanto ansía obtener, las cuales de manera inevitable cambiarán su percepción de la vida para siempre.

Básicamente, en “Carnival of Souls” Herk Harvey retrata a una Norteamérica extraña y desconocida, repleta de lúgubres iglesias abandonadas, carreteras oscuras y laberínticas, y en cuyo centro se encuentra un enigmático parque de diversiones en ruinas. Todos estos escenarios son utilizados por el director para crear una atmósfera onírica, que no es más que el reflejo del extraño sentimiento de opresión que embarga a Mary, quien busca escapar del miedo injustificado que la apremia luego de sufrido el accidente. Es a raíz de esto que no resulta extraño que en un determinado momento del film, su estructura narrativa adopte ciertos elementos de una road movie para relatar como la protagonista intenta escapar de un destino que ella con suerte logra comprender. Al mismo tiempo, su desconexión con el mundo que la rodea se hace evidente en aquellas escenas en las cuales sin razón aparente, ella se vuelve completamente invisible para el resto del mundo. En cierto modo, estas escenas de tinte surrealista no solo se convierten en las piezas centrales del film, sino que además sirven para retratar la influencia alienante de la vida en las grandes ciudades.


En cuanto a las actuaciones del film, Candace Hilligoss pese a ser una actriz debutante, realiza un estupendo trabajo interpretando a la cada vez más confundida Mary Henry. Cabe mencionar que la actriz molesta por la actitud que adopta la protagonista luego de sufrido el accidente, discutió en reiteradas ocasiones con el director para que humanizara un poco más a Mary. Por otro lado, Sidney Berger, quien algunos años después se convertiría en un instructor de actuación, realiza una correcta labor como el pervertido vecino de la protagonista, el cual rápidamente provoca un gran sentimiento de rechazo en el espectador. En cuanto al aspecto técnico de la producción, esta cuenta con el irregular trabajo de fotografía de Maurice Prather, y con la atmosférica banda sonora del compositor Gene Moore, la cual es interpretada en su totalidad en órgano. También resulta destacable el trabajo de maquillaje de George Corn, quien con muy pocos recursos logró que los hombres que persiguen a Mary resulten ser absolutamente escalofriantes. Cabe mencionar que Herk Harvey solo contó con un presupuesto de $30.000 dólares, el cual fue aportado en su mayoría por una modesta compañía llamada Centron Corporation. Debido a esto, el director no solo se vio obligado a crear ciertos efectos especiales de forma artesanal, sino que además debió utilizar locaciones que no implicasen algún tipo de arriendo por su utilización.

Aunque el desenlace del film no resulta ser realmente sorpresivo, es sin lugar a dudas uno de los momentos más recordados de esta curiosa producción. Aún cuando los misterios y los enigmas que presenta la historia están frágilmente construidos y entrelazados, la sensación de incomodidad que produce la cinta logra mantenerse en el tiempo. Quizás este es el mayor logro del film, y probablemente es la razón por la cual resulta ser inolvidable. Gracias a los esfuerzos del historiador y restaurador, Gordon K. Smith, la cinta emergió nuevamente en 1989, lo que permitió que esta fuese apreciada por una nueva generación de espectadores. Tras su relanzamiento, “Carnival of Souls” se convirtió en un film de culto que es exhibido cada año en diversos festivales, provocando incluso que en el año 1998, se filmara un remake producido por el director Wes Craven, el cual lamentablemente no igualó lo logrado por la cinta original. Desafortunadamente, Herk Harvey no filmaría otro largometraje luego de “Carnival of Souls”, el cual se cree que pudo haber inspirado a George A. Romero a la hora de rodar “Night of the Living Dead” (1968). Aún cuando el famoso baile de la muerte y el retrato de los numerosos espectros que emergen del agua resulta ser impactante, lo que realmente queda grabado en la mente del espectador es la representación de una Norteamérica deprimida y decadente, que proyecta la sensación de que el mundo real tiene menos vida que el lugar en el que habitan los muertos.


por Fantomas.

martes, 10 de noviembre de 2009

Olivia de Havilland: Una actriz que se atrevió a enfrentar a los grandes estudios.

Olivia Mary de Havilland nació el 4 de julio de 1916, en Tokio, Japón. Su madre, Lilian Ruse, era una estudiante de música inglesa a la cual en el verano de 1907, le ofrecieron un puesto como profesora de canto coral en la Waseda University de Tokio. Sería en aquella ciudad donde conocería a Walter de Havilland, un exitoso abogado inglés, con quien luego contraería matrimonio. Cuando Olivia tenía dos años, sus padres se divorciaron por lo que se mudó junto a su madre y a su hermana Joan, a Saratoga, California. Poco después de su divorcio de Walter, Lilian se casó con un empresario de San Jose llamado George Fontaine. Durante su época como estudiante, Oliva se destacó por sus buenos resultados académicos y por estar involucrada en variadas actividades que incluían estar a cargo de la edición de periódico estudiantil, y participar en algunas compañías teatrales locales. Luego de graduarse del colegio, Olivia comenzó a prepararse para asistir al Mills Collage, cuando supo que el director Max Reinhardt estaba planeando realizar una producción al aire libre de la obra, “A Midsummer Nights Dream”. Durante los ensayos de la obra, Henry Blande, un productor de la Warner Bros que estaba preparando la adaptación cinematográfica de la obra, se fijó en la joven actriz, y tras realizarle una prueba de cámara terminó ligando a De Havilland por siete años con el estudio.

Tras debutar en la pantalla grande con la cinta “Alibi Ike” (1935), De Havilland participaría en la adaptación cinematográfica de “A Midsummer Nights Dream” (1935), donde interpretaría el rol de Hermia. Tras trabajar en la comedia “The Irish in Us” (1935), la siguiente cinta de la actriz serviría para catapultar su carrera al interior de la Warner. La cinta de piratas, “Captain Blood” (1935), fue uno de los grandes éxitos del estudio durante ese año. El secreto de su éxito sería la combinación de emocionantes escenas de acción y romance, acompañado por la química existente entre sus dos protagonista;, Errol Flynn y Oliva De Havilland. Luego de la popularidad de “Captain Blood”, De Havilland interpretaría una serie de roles que la ubicaban como una “mujer en desgracia”, como por ejemplo el de Angela Guiseppe en el film, “Anthony Adverse” (1936). Ese mismo año, la actriz volvería a compartir pantalla con Errol Flynn en, “The Charge of the Light Brigade” (1936). Aunque la atracción entre ambas estrellas era evidente, no sucedió nada entre ellos. De hecho, Flynn intentó llamar la atención de la actriz mediante algunas bromas pesadas, las que obviamente no tuvieron efecto alguno.


La comedía “Call it a Day” (1937), sería la primera cinta en la que De Havilland ocuparía el rol protagónico femenino. A esta le seguiría “The Great Garrick” (1937), donde una vez más, la actriz interpretaría a una dama en desgracia. Luego trabajaría en dos películas menores; “Love I´m After” (1937) y “Gold is Where You Find it” (1938). Esta última sería la primera cinta filmada en Technicolor en la que participaría la actriz. En “The Adventures of Robin Hood” (1938), De Havilland se reuniría nuevamente con Flynn. Curiosamente, la actriz solo vio el film 20 años después de su estreno. Impresionada por la actuación de Flynn, decidió escribirle una carta, la cual sin embargo, jamás envió. Motivados por el éxito de la cinta, los ejecutivos de la Warner decidieron juntar nuevamente a la dupla en la comedia romántica, “Four´s a Crowd” (1938), que se involucraba en el difícil mundo de los periódicos y los publicistas. Tras participar en “Hard to Get” (1938) y “Wings of the Navy” (1939), De Havilland y Flynn fueron transportados al lejano oeste en la cinta, “Dogde City” (1939). Al igual que los films anteriores en los que participó esta pareja de actores, esta producción terminó siendo un éxito de taquilla.

En 1939, Olivia fue seleccionada para participar en uno de los grandes clásicos del cine mundial, la cinta “Gone With The Wind” (1939). En dicho film, la actriz interpretaría el rol de Melanie Wilkes. La hermana de De Havilland, Joan Fontaine, fue una de las tantas actrices que audicionó para quedarse con el papel de Scarlett O´Hara. Irónicamente, sería ella quien le abriría las puertas a Olivia para participar en la cinta. Cuando el director George Cukor le pidió a Joan que leyera la parte de Melanie, ella se rehusó diciendo: “si están buscando a alguien que interprete a Melanie, por qué no prueban a mi hermana”. Cukor le hizó caso y contactó a Olivia para que audicionara para el papel. Por dicho rol, la actriz recibiría su primera nominación al Oscar. Una vez terminada la cinta, De Havilland regresó a la Warner para filmar el drama, “The Private Lifes of Elizabeth and Essex” (1939), el cual estaba protagonizado por Errol Flynn y Bette Davis. Durante la realización de film, la actriz se mostró molesta con el hecho de que su nombre apareciera tras los de Flynn y Davis. Tampoco se mostró muy satisfecha con su rol en la cinta “Raffles” (1940), la cual era un remake de la producción filmada por Ronald Colman en 1930.

Sería durante este periodo que la actriz comenzaría a tener problemas con Jack Warner. A fines de 1939, De Havilland se rehusó a participar en la cinta “Saturday´s Children” (1940), y a principios de los cuarenta no quiso participar en la comedia “Flight Angels” (1940). Debido a su actitud cada vez más desafiante, Warner suspendió a la actriz por seis meses. Olivia regresaría a la pantalla grande en la cinta, “My Love Came Back” (1940), para luego participar en “Santa Fe Trail” (1940), la cual sería su séptima película junto a Erroll Flynn. Cansada de participar en películas poco interesantes, la actriz se empecinó en encontrar un buen guión. Ese fue el caso de “The Strawberry Blonde” (1941), donde la actriz consiguió a escondidas el guión de la cinta por adelantado antes de aceptar participar en ella. La popularidad dicha cinta, ayudó a mejorar un poco la tensa relación entre De Havilland y Jack Warner. La próxima cinta de la actriz, “Hold Back the Dawn” (1941), fue escrita pensando en ella como protagonista. Su papel en la historia de un inmigrante rumano que intenta ingresar a los Estados Unidos casándose con una norteamericana (interpretada por De Havilland), le valió una nueva nominación al Oscar, la cual perdería a manos de su hermana Joan Fontaine, quien había sido nominada por su actuación en “Suspicion” (1941), de Alfred Hitchcock.

Pese al éxito de la cinta y a la nominación conseguida por la actriz, Jack Warner se rehusaba a considerar a De Havilland como una estrella, devolviéndola a los roles de dama en desgracia. “They Died With Their Boots On” (1941), fue la última colaboración de la actriz con Errol Flynn. Aunque ambos actores en algún momento de sus vidas declararon tener sentimientos amorosos el uno por el otro, jamás sucedió algo entre ellos. Según la misma actriz, Flynn le propuso tener una relación, pero ella se rehusó debido a que el actor estaba casado en ese entonces con la actriz Lili Damita. Su actuación en “The Male Animal” (1942), distaría de ser una de las mejores de su carrera. Sin embargo, De Havilland demostraría nuevamente su calidad como actriz en el drama, “In This Our Life” (1942), del director John Huston. Dicha cinta estaría co-protagonizada por Bette Davis, quien tenía fama de ser una actriz difícil con sus compañeros de reparto. Sin embargo, la relación laboral entre ambas mujeres estuvo marcada por el mutuo respeto. Durante ese periodo, De Havilland estaba involucrada sentimentalmente con Huston, relación que había comenzado poco después del quiebre entre la actriz y James Stewart.

Luego del bullado quiebre entre De Havilland y Stewart, la actriz comenzó a frecuentar algunos clubes nocturnos, donde en uno de ellos conocería a Huston, quien en ese entonces aún vivía con su mujer. En 1942, Huston le pidió el divorcio a su mujer, la que pronto sufrió un colapso nervioso. Esto llevó a que el divorcio se realizara recién en 1945, tiempo para el cual la relación entre el director y De Havilland se había enfriado por completo. La carrera de la actriz continuó tan activa como su vida amorosa. En 1943, la Warner cedió a Olivia a la RKO para participar en “Government Girl” (1943), una comedia a la que le seguiría el film, “Princess O´Rourke” (1943), uno de los trabajos favoritos de la actriz. La última película de De Havilland al interior de la Warner sería “Devotion” (1946), la cual estaría co-protagonizada por Ida Lupino, y que relataría la vida de las hermanas Brontë. Mientras filmaban esta cinta, De Havilland y Lupino pedirían un tiempo para participar en el musical, “Thank You Lucky Stars” (1943). Tras completar “Devotion”, la actriz pensó que por fin se había librado del dominio de Jack Warner. Sin embargo, el estudio le dijo que debía recuperar los seis meses que había estado suspendida.

Pese a que ponía en riesgo su carrera, De Havilland demandó a la Warner Bros. El caso llegó a la Corte Suprema, y aunque los abogados del estudio hicieron todo lo posible para intimidar a la actriz, esta no dio pie atrás y ganó la demanda. Mediante esta demanda, De Havilland no solo estaba defendiendo sus derechos, sino que también el de todos los actores, los cuales muchas veces eran tratados como propiedad del estudio al cual estaban ligados. Jack Warner, enfurecido por la situación, no solo retrasó tres años el estreno de “Devotion”, sino que logró que la actriz fuera incluida en la lista negra de los estudios, por lo que durante tres años no pudo participar en ninguna película. Durante ese periodo, De Havilland se mantuvo ocupada trabajando en algunos episodios del Lux Radio Theater, y realizando tours en los cuales visitaba a los soldados que se encontraban hospitalizados a causa de la guerra. Ansiosa de volver a la pantalla grande, la actriz firmó un contrato con la Paramount por tres películas, comenzando con “The Well Groomed Bride” (1946), la cual fue pobremente recibida. Afortunadamente, De Havilland se encontraba en un momento de su carrera en el cual ella podía seleccionar los proyectos en los que se involucraba. Fue así como obtuvo el rol de Jody Norris en la cinta, “To Each His Own” (1946).

Con dicho rol, finalmente Olivia consiguió el tan ansiado premio Oscar a la mejor actriz. En el thriller “The Dark Mirror” (1946), De Havilland interpretaría a un par de hermanas gemelas que se convierten en las principales sospechosas del asesinato de un doctor ligado sentimentalmente con ellas. Durante el verano de 1946, la actriz conocería al ex oficial de marina, Marcus Goodrich, quien había escrito la novela “Delilah”. Pese a que Goodrich era 18 años mayor que De Havilland, en agosto de ese mismo año la pareja contrajo matrimonio. En “The Snake Pit” (1948), la actriz interpreta a Virginia, una frágil mujer que es internada en un hospital psiquiátrico por su esposo, luego de que esta sufriera una crisis nerviosa. La cinta resultó ser todo un éxito, especialmente por la honesta descripción que esta realizaba de las enfermedades mentales. En 1949, De Havilland tendría a su primer hijo, a quien llamaría Benjamin. Ese mismo año, la actriz participaría en el drama “The Heiress” (1949). Su interpretación en dicho film le valió su segundo premio Oscar a la mejor actriz. Esta cinta vendría a marcar el final de los años dorados de Olivia en Hollywood, principalmente debido a que pese a que la película fue alabada por los críticos, de todas formas resultó ser un fracaso de taquilla.

Poco después de haber dado a luz a su hijo Benjamin, De Havilland rechazó el papel de Blanche Du Bois en la versión cinematográfica de, “A Streetcar Named Desire” (1951). La actriz terminaría participando en una producción de Broadway de “Romeo y Julieta”. En 1952, Olivia se divorciaría de Goodrich, debido a que aparentemente cuando él se enfurecía, la golpeaba violentamente. La actriz volvió a la pantalla grande ese mismo año con el film, “My Cousin Rachel” (1952), el cual era una interesante adaptación de la novela del mismo nombre de la escritora Daphne du Maurier. En 1953, la actriz por primera vez aceptaría asistir al Festival de Cannes, donde conocería a Pierre Galante, con quien contraería matrimonio en 1955. Ese mismo año, la actriz retornaría a la pantalla grande en la cinta épica, “That Lady” (1955), la cual tendría pésimos resultados de taquilla. Tras filmar el drama, “Not as a Stranger” (1955), De Havilland daría a luz a su hija Gisele. Poco después de esto, la actriz participaría en “The Ambassador´s Daughter” (1956), una comedía filmada en Paris. Durante la década de los cincuenta, De Havilland filmaría dos cintas más; “The Proud Rebel” (1958), un drama ambientado en la Guerra Civil norteamericana; y “Libel” (1959), un drama judicial co-protagonizado por Dick Bogarde.

En “Light in the Piazza” (1962), De Havilland tendría uno de sus mejores roles en años. En dicha cinta, la actriz interpreta a una mujer que está sufriendo una serie de problemas familiares. Aunque dicha producción estaba pensada para presentar a algunas de las estrellas jóvenes de la MGM, la verdad es que la historia termina centrándose en el personaje de De Havilland. Tras pasar una temporada trabajando en Broadway, la actriz retornaría a Hollywood para participar en el thriller, “Lady in a Cage” (1964). Pese a que la reacción inicial de la crítica frente a esta cinta fue negativa, De Havilland terminaría recibiendo el British Films and Filming Award por su actuación en dicha producción. Luego de que Joan Crawford abandonara la producción de “Hush…Hush, Sweet Charlotte” (1964), su co-estrella Bette Davis, mencionó a De Havilland como la única actriz capaz de reemplazar a Crawford. Durante los años siguientes, la actriz continuaría trabajando mayormente en televisión, participando en algunas series y en el telefilme, “Noon Wine” (1966).

Olivia retonaría a Hollywood con el film, “The Adventurers” (1970), un verdadero desastre dirigido por Lewis Gilbert, donde la interpretación de la actriz era lo único rescatable de la cinta. En 1971, De Havilland viajaría a Londres para filmar el drama, “Pope Joan” (1972), y al año siguiente participaría en el telefilme, “The Screaming Woman” (1972), donde interpretaría a una viuda que sufre una crisis nerviosa luego de que descubre a una mujer que fue enterrada viva. Durante los años siguientes, la actriz dedicaría todas sus energías a su familia. La muerte en 1975 de Lilian Fontaine, la madre de Olivia, terminó por quebrantar la relación entre la actriz y su hermana Joan Fontaine. La petición de Joan de posponer el funeral de su madre algunos meses debido a que se encontraba en una gira teatral, fragmentó para siempre la relación entre las dos actrices, las cuales nunca volvieron a hablarse. De Havilland solo filmaría tres cintas más antes de que terminara la década de los setenta; primero tendría un cameo en “Airport ´77” (1977); luego participaría en la desastrosa cinta de ciencia ficción de Irwin Allen, “The Swarn” (1978); y finalmente trabajaría en el film de aventuras, “The Fifth Musketeer” (1979), el cual marcaría la última aparición hollywoodense de la actriz.

Desde ese punto, De Havilland solo realizó algunas apariciones esporádicas en distintos proyectos televisivos como por ejemplo; “Roots II: The Next Generation” (1979), “Agatha Christie´s Morder is Easy” (1982), “The Royal Romance of Charles and Diana” (1982), y la miniserie “North and South Book II” (1986). Los últimos dos trabajos de la actriz serían los telefilmes; “Anastasia: The Mistery of Anna” (1986), la cual le valdría un Globo de Oro a la mejor actriz secundaria en una película para la televisión; y “The Woman He Loved” (1988). Durante ese periodo, De Havilland comenzaría a escribir sus memorias, tarea que se vería mermada por la muerte de su hijo Benjamin en 1991. En febrero de 1998, la actriz se enteró que su ex-marido Pierre Galante estaba enfermo, tras lo cual le permitió quedarse en su casa para que su hija Gisele pudiera cuidarlo. Olivia continuó cuidando a su ex-marido hasta su fallecimiento en 1998. En la actualidad, Olivia pasa sus días en la ciudad de Paris escribiendo sus memorias. Durante su carrera, la actriz recibió casi todos los premios a los que podía aspirar. Una de las mejores actrices de la historia del cine, una defensora de los derechos de los actores, y por sobretodo una mujer de principios, Olivia De Havilland es en este momento una verdadera leyenda viviente, cuyo legado quedó plasmado para siempre en las más de cincuenta cintas en las cuales participó.



por Fantomas.

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