domingo, 21 de febrero de 2010

Police Story: El mejor policía de todo Hong Kong.

“Police Story” (1985), es una comedia de acción del director Jackie Chan, la cual está protagonizada por el mismo Chan, Brigitte Lin, y Maggie Cheung.

Chan Ka Kui (Jackie Chan), un policía de Hong Kong, se anota un gran éxito al detener prácticamente sin ayuda a Lord Cho (Chor Yuen), un importante narcotraficante. Más tarde, y a pesar de que la misión no le agrada, Chan debe proteger a Selina Fong (Brigitte Lin), la secretaria de Cho, que está dispuesta a declarar contra él. Sin embargo, el día del juicio la chica desaparece y la policía se ve obligada a dejar en libertad al criminal por falta de pruebas. Ahora dependerá de Chan conseguir las pruebas suficientes para impedir que el narcotraficante continúe con su reinado criminal.

Luego de participar en la fallida co-producción de la Golden Harvest y la Warner Bros titulada “The Protector” (1985), del director James Glickenhaus, la cual intentaba posicionar a Jackie Chan como una estrella en el mercado hollywoodense, el actor insatisfecho con los resultados, decidió volver a Hong Kong para filmar su versión de lo que debía ser una película de policías. Aunque Chan había dirigido cuatro películas anteriormente, “Police Story” fue la primera cinta que dirigió en la que pudo demostrar toda su capacidad a la hora de abordar un film de acción. Jackie Chan no solo dirigió y protagonizó la película, sino que también estuvo a cargo de coreografiar las escenas de acción, y realizar las escenas de riesgo junto al grupo Sing Ga Ban, el cual el mismo Chan formó en 1983. “Police Story” no es una simple película de acción y artes marciales. Gracias a que el actor era un ávido fanático del cine en general, este pudo fusionar una serie de diversos elementos durante el transcurso de la cinta. Por este motivo, no solo nos encontramos con coloridas e impresionantes escenas de acción, sino que la historia también ofrece algunos momentos emotivos y otros más cargados a la comedia.

La cinta comienza con una impresionante secuencia de acción. Una redada policial que tiene por objetivo capturar a un importante narcotraficante, se convierte en un verdadero caos cuando uno de los criminales que lo acompañan se percata de la presencia de la policía en una pequeña población ubicada en una colina, donde se está por producir una importante venta de droga. De forma imprevista, el oficial Chan Ka Kui y su equipo se ven atrapados en una caótica balacera con los criminales, los cuales intentan huir rápidamente del lugar. Las cosas empeoran de forma considerable cuando el narcotraficante y sus matones deciden huir colina abajo utilizando una serie de automóviles que destruirán todo a su paso, no quedándole más remedio al protagonista que seguir el mismo camino que tomaron los criminales con el fin de darles caza. Dicha secuencia es realmente increíble. Chan se preocupa de que el espectador vea con lujo de detalle la destrucción que van dejando los automóviles a su paso, e incluso se puede apreciar como algunos dobles de riesgo saltan de los vehículos mientras estos van colina abajo.

Acto seguido, Chan protagoniza una peligrosa persecución en la cual queda colgando de un bus de dos pisos, dando vida a una de las escenas más recordadas del film. Si bien tras ver la explosiva introducción uno podría pensar que la cinta estará compuesta de una escena de acción tras otra, la verdad es que Jackie Chan opta por mostrar una historia con algunos matices, aunque siempre manteniendo la combinación de acción y comedia que tantos dividendos le ha traído. En lo que podría considerarse como el segundo acto de la cinta, nos es presentado el personaje interpretado por Brigitte Lin, quien es la testigo más importante en el caso de la captura de Lord Cho. Es durante el tiempo que Chan debe proteger a la testigo, donde están concentrados los gags más divertidos del film. Chan no solo le pide a un amigo que pretenda ser un criminal para asustar a Selina Fong con el fin de que ella acepte estar bajo protección, sino que su interacción con ella le traerá problemas con su novia (Maggie Cheung), y posteriormente lo pondrá en vergüenza durante el juicio.

Gran parte del humor que maneja Chan en el film es de tipo slapstick, el que ayuda a convertir situaciones cotidianas e inofensivas, en algo extraordinario que bien pueden terminar en un completo desastre. Es por este motivo que escenas como en la que tiene que contestar varios teléfonos al mismo tiempo, logran quedar en la memoria del espectador con la misma facilidad que algunas de las escenas de acción de la cinta. En cuanto a las escenas de acción que presenta el film, probablemente las más espectaculares se encuentran ubicadas en el tercer acto de la historia, que se centra en los intentos del protagonista por limpiar su nombre, luego de ser culpado de un asesinato que no cometió. La secuencia que transcurre al interior del centro comercial, la cual abarca aproximadamente los quince minutos finales de la cinta, es probablemente la secuencia más caótica y emocionante de todo el film. El enfrentamiento final entre el protagonista y los secuaces de Lord Cho está marcado por la quebrazón de estanterías, un estilo de lucha más callejero y realista que el visto en otras cintas del actor, y una serie de escenas de riesgo que le agregan espectacularidad al conjunto.


Es importante mencionar la calidad de las escenas de riesgo, las cuales vienen a demostrar el compromiso de Jackie Chan con sus obras. Gran parte de sus películas vienen acompañadas por una serie de tomas donde se muestran los bloopers y las lesiones que sufre el actor y su equipo a causa de las escenas de riesgo, y obviamente “Police Story” no es la excepción. Filmando esta película no solo un buen número de dobles sufrió lesiones a causa del vidrio utilizado en las escenas al interior del centro comercial (debido a que se utilizó un vidrio el doble de grueso del que se suele utilizar en ese tipo de secuencias), sino que además Jackie Chan se quemó las manos y casi queda paralítico a causa de la famosa escena en la cual desciende por un poste adornado con cientos de luces, con el fin de atrapar a Lord Cho. Jackie Chan es un artista detallista que se preocupa que todo salga a la perfección, al punto de poner en riesgo su integridad física si una determinada escena lo requiere. Por otro lado, las actuaciones son en general correctas, destacándose obviamente el trabajo de Chan y el de sus acompañantes femeninas, Brigitte Lin y Maggie Cheung, quienes pese a interpretar a personajes secundarios presentan una buena química con el protagonista y colaboran con algunos toques de comedia.

Como mencioné anteriormente, “Police Story” es una película de acción que presenta matices e incluso algunos mensajes sutilmente integrados en la historia, que entre otras cosas actúan como una suerte de crítica antiimperialista (como por ejemplo el momento de furia que Chan tiene contra su superior). Obviamente la película tiene sus fallas, pero estas afortunadamente no llegan a alterar el producto final. Pocas películas logran definir de mejor manera el cine hongkonés de los ochenta, o la habilidad de Jackie Chan como director y estrella del cine de acción, como lo hace “Police Story”. La combinación de impresionantes escenas de riesgo, acción explosiva, humor slapstick, y elementos dramáticos, en su momento logró revitalizar el cine de artes marciales con éxito. En definitiva, estamos ante una película sumamente entretenida que probablemente es uno de los mejores trabajos de Jackie Chan, el cual no solo presenta una historia atrayente y bien narrada, sino que el aspecto técnico de la cinta es de un excelente nivel, por lo cual a mi gusto “Police Story” es sin duda un imperdible del género.




por Fantomas.

Joseph Losey: Un director norteamericano en el exilio.

Joseph Walton Losey nació el 14 de enero de 1909, en La Crosse, Wisconsin, en el seno de una familia con una fuerte formación puritana. Luego de terminar el colegio, estudiaría en medicina en Harvard, pero pronto se daría cuenta que esa no era su verdadera vocación, por lo que en 1926 se mudaría a Nueva York donde se integraría al grupo teatral Dartmouth Players. Desde ese punto, el nombre de Losey comenzaría a ser asociado a la escena teatral, donde pasaría por todas las categorías posibles hasta debutar en la dirección en 1933 con la obra “Little Ol´Boy”, escrita por Albert Bein. Como director teatral tendría la oportunidad de trabajar con Charles Laughton en “Payment Deferred”, y en las producciones de Rothafel en el famoso Radio City Music Hall de Nueva York. Eventualmente, Losey emprendería un viaje de estudios por Europa (específicamente Francia y Alemania) del que volvería muy influenciado por las teorías de Erwin Piscator, la práctica de Vsevolod Meyerhold, y las concepciones de Bertolt Brecht. A fines de los años treinta y a principios de los cuarenta, Losey dirigiría algunos cortometrajes como por ejemplo “Pete-Roleum and his Cousins” (1939), además de alrededor de 90 emisiones radiofónicas para las prestigiosas cadenas NBC y CBS.

En 1943, Losey firma su primer contrato con la MGM, pero al poco tiempo es llamado por el ejército para participar en la Segunda Guerra Mundial. A su regreso, filmaría un corto para la serie del estudio “Crime Does Not Pay”, titulado “A Gun in His Hands” (1945). Dos años después filmaría el corto independiente, “Leben des Galilei” (1947), el cual estaba basado en la obra teatral del mismo nombre de Bertolt Brecht. Aburrido de su situación en la MGM, en 1947 dejó el estudio para integrarse a la RKO, donde filmaría su primer largometraje titulado, “The Boy With the Green Hair” (1948), el cual es una curiosa alegoría antibélica contra la discriminación. A esta cinta le seguiría el drama “The Lawless” (1950), y los thrillers “The Prowler” (1951), un complejo e interesante estudio psicológico y sociológico de un arribista fracaso que pretende subir de escala social; “M” (1951), remake de la obra maestra del mismo título del director Fritz Lang; y “The Big Night” (1951), una historia de venganza con funestas consecuencias. Si bien su carrera iba en franco ascenso, su cercanía con algunas compañías teatrales de izquierda y su preocupación por la justicia social, la cual plasmó en buena parte de sus primeros proyectos, llamó la atención del Comité de Actividades Antiamericanas, lo cual eventualmente le traería problemas.


En los últimos meses de 1951, mientras estaba filmando en Italia “Imbarco a Mezzanotte” (1952), Losey se entera de que había sido nombrado en las declaraciones de dos amigos suyos ante el Comité de Actividades Antiamericanas, lo cual lo ubicó en la infame “lista negra”. Consciente del destino de aquellos que caían en la lista negra de Hollywood en los tiempos del Senador Joseph McCarthy, Losey emigró a Inglaterra donde comenzaría a reconstruir su carrera. Luego de dirigir un par de episodios de la serie de televisión “Robin Hood” (1953), y terminar las filmaciones de “Imbarco a Mezzanotte”, donde saldría acreditado utilizando el seudónimo de Andrea Forzano, Losey filmaría “The Sleeping Tiger” (1954), utilizando el seudónimo de Victor Hanbury. En 1955, el director filmaría el corto de 29 minutos, “A Man on the Beach”, para la productora Hammer. Este peculiar film que se centraba en el robo a un casino, presentaba un guión escrito por Jimmy Sangster, y en gran medida adelantaba algunos elementos que presentarían buena parte de las producciones británicas de Losey.

Posteriormente el director nuevamente utilizaría un seudónimo, esta vez el de Joseph Walton, cuando realizó el thriller “The Intimate Stranger” (1956). Esta modesta producción presenta una serie de paralelos con la historia de Losey en Hollywood, lo que sin duda resulta ser interesante. A este film le siguió la cinta de suspenso “Time Without Pity” (1957), la cual relata los intentos de un hombre por impedir que su hijo sea ejecutado por un asesinato que supuestamente no cometió. Esta sería la primera película británica del director donde firmaría con su nombre. Si bien “The Gypsy and the Gentleman” (1958) es una suerte de retroceso en la carrera de Losey, “Blind Date” (1959) confirmaba la habilidad del director para incluir incisivos comentarios acerca de la condición humana en sus cintas. Ahora que ya estaba establecido en Inglaterra, Losey comenzó a involucrarse en proyectos más riesgosos. “The Criminal” (1960), cuyo guión estaba basado en un escrito de Jimmy Sangster, relata la historia del criminal Johnny Bannion, quien intenta vivir la vida regido por sus propias reglas. La mitad de la cinta transcurre al interior de una oscura prisión, y se caracteriza por presentar una estética bastante teatral. Al mismo tiempo exhibe una brutal pero estilizada visión de la posición de los criminales en la sociedad moderna. La atmosférica banda sonora del compositor John Dankworth, quien iniciaría una próspera relación laboral con el director, le adhiere profundidad a la obra. “The Criminal” se convirtió en el perfecto ejemplo del inmenso talento de Losey, quien comenzaba a ver como se le abrían las puertas de una industria que le había sido algo esquiva.

Después filmaría el drama “Eva” (1962), el cual se centraba en el tema de la obsesión sexual. El film no sería bien recibido por la crítica, en parte por la intervención de los productores quienes le exigieron al director que eliminara alrededor de 16 minutos de metraje. Posteriormente, la Hammer le ofrecería a Losey la dirección del thriller de ciencia ficción, “The Damned” (1963), una de las obras menos valoradas de la filmografía del director. Lamentablemente para él, la cinta también sufriría un recorte de varios minutos, y solo sería estrenada en los Estados Unidos en 1965 en una función doble. El siguiente film de Losey, “The Servant” (1963), marcaría su primera colaboración con el guionista Harold Pinter, y se convertiría en todo un éxito de taquilla. En dicha cinta, Dick Bogarde interpreta a un empleado que gradualmente comienza a manipular a su empleador, interpretado por James Fox. Durante el transcurso de la historia, Losey critica el sistema de clases sociales inglesa y las debilidades de la aristocracia británica. La contribución de Bogarde a la cinta no solo se limitó a su poderosa actuación, sino que también tuvo que asumir el puesto de director por algunos días, cuando Losey contrajo una neumonía.

Bogarde trabajaría nuevamente con Losey en “King and Country” (1964), una cinta bélica de bajo presupuesto filmada en blanco y negro; “Modesty Blaise” (1966), un thriller de espías que presenta una serie de opulentos escenarios; y “Accident” (1967), un drama escrito por Harold Pinter que le valdría al director el tan ansiado reconocimiento internacional. Posteriormente, Losey filmaría dos cintas con Elizabeth Taylor: “Boom” (1968) y “Secret Ceremony” (1968). La primera, cuyo guión fue escrito por Tennessee Williams, es recordada por ser una de las películas preferidas de John Waters y otros seguidores del cine basura. Algo similar sucede con “Secret Ceremony”, la cual es tan mala, que inevitablemente termina resultando cómica. La cinta se vio perjudicada por un guión incompleto, algunos problemas de producción, y la intervención de los ejecutivos. Por otro lado, tanto “Figures in a Landscape” (1970) como “The Assassination of Trostky” (1972), carecen de la energía y la pasión que presentaban las primeras obras del director. Solo “The Go-Between” (1970), la cual marcaría su última colaboración con Harold Pinter, lograría recapturar parte del encanto de los primeros trabajos del director, presentándose como la última gran obra de un hombre que se había quedado sin ideas y sin recursos.


En 1974, Losey cumpliría uno de sus sueños cuando filmó la adaptación de “Galileo” (1975), del dramaturgo Bertolt Brecht. A esta le seguiría “The Romantic Englishwoman” (1975), una comedia protagonizada por Michael Caine y Glenda Jackson, que no tendría mucha relevancia. En 1976, Losey vuelve a Francia (donde es considerado uno de los grandes autores de culto del cine) para dirigir tres películas en francés. La primera de ellas sería “Mr. Klein” (1976), la cual ofrece una mirada ácida al racismo existente en Francia durante la ocupación nazi. Esta es probablemente una de las mejores películas del director durante su época europea. Las otras dos serían “Roads to the South” (1978) y “La Truite” (1982), las cuales no estarían a la altura de sus mejores trabajos. En 1979, Losey adaptaría la ópera “Don Giovanni”, la cual sería bien recibida por la crítica. Lamentablemente, el director finalizaría su carrera con su peor film, “Streaming” (1985), una catastrófica adaptación de una obra poco conocida, cuyo guión estuvo a cargo de la cuarta esposa del director, Patricia Losey. A principios de los ochenta, Losey estuvo a punto de hacer realidad uno de sus sueños: volver a dirigir en los Estados Unidos. Si bien tuvo dos proyectos, uno de ellos terminó siendo interrumpido durante su rodaje, mientras que del otro poco y nada se sabe.

La salud de Joseph Losey se deterioraría bastante durante la filmación de “Streaming”, lo que finalmente causaría su muerte el 22 de junio de 1984. Gran parte de las personas que conocieron a Losey tienden a describirlo como un hombre rudo y poco generoso, el cual durante su vida hizo muchos enemigos, en gran medida debido a que tendía a hablar mal de sus actores. Muchos críticos creen que el marcado reconocimiento que el director recibió por parte de los entendidos, terminó por limitar su talento debido a su exceso de confianza. Más allá de sus falencias como persona, desde su primer film norteamericano Losey demostraría un especial cuidado por los detalles simbólicos, la puesta en escena, y la inclusión de constantes teatrales de las cuales nunca se desprendería, exhibiendo un agudo sentido del sufrimiento de los seres más vulnerables y de la irremediable soledad humana. Es la combinación de estos factores y el poder cautivador del cine de Losey, lo que convierte a sus cintas en obras atemporales, lo que en gran medida justifica el hecho de que Joseph Losey aún sea considerado como uno de los grandes directores de la historia del cine.



por Fantomas.

jueves, 18 de febrero de 2010

Midnight Lace: No contestes ese teléfono.

“Midnight Lace” (1960), es un thriller del director David Miller, el cual está protagonizado por Doris Day, Rex Harrison y John Gavin.

Kit Preston (Doris Day), una rica heredera esposa de un importante empresario (Rex Harrison), desde hace un tiempo recibe amenazas de muerte de un desconocido. Primero en un parque, envuelta por la niebla, y luego mediante llamadas telefónicas. Aunque un grupo de policías de Scotland Yard se compromete a protegerla, el desconocido cada vez está más cerca de cumplir con sus amenazas.

Durante gran parte de su carrera cinematográfica, Doris Day fue víctima de un encasillamiento que solo le permitió interpretar roles destinados a explotar su belleza y su indiscutible carisma. Sin embargo, en determinadas ocasiones se le otorgó la oportunidad de interpretar roles de marcado dramatismo, como sucede en “Midnight Lace”, cinta basada en la obra teatral “Matilda Shouted Fire”, de la escritora Janet Green, en la cual la actriz interpreta a una atormentada millonaria que sin motivo aparente comienza a recibir diversas amenazas de muerte. Curiosamente, Day había expresado su intención de no protagonizar más thrillers luego de haber participado en “Julie” (1956), del director Andrew L. Stone. Sin embargo, su marido, el productor Martin Melcher, la convenció de participar en el proyecto. Algún tiempo después, la actriz admitiría que su negativa inicial solo respondía a un tema de vanidad; “Me asustaba pensar en lo mal que me vería en las escenas de terror de ´Midnight Lace´. Ver mi boca torcida, mi cabello despeinado, mis ojos hinchados y mi vestido hecho un desastre”, declararía la misma Day en la autobiografía “Doris Day: Her Own Story”.

Además del tema de la vanidad, la actriz no miraba con buenos ojos la demanda emocional que requería el personaje, especialmente en aquellas escenas en las que se veía enfrentada a situaciones estresantes. “Para proyectar de mejor forma el horror del personaje, rememoré los abusos que sufrí a manos de Al Jordan (esposo de Day entre los años 1941-1943). En una escena en la cual debía mostrarme completamente histérica, recordé el momento cuando estaba embarazada y enferma, y Al Jordan irrumpió en mi habitación, me sacó de la cama y me azotó contra la pared. Como no estaba actuando como una histérica, sino que estaba realmente histérica, una vez terminada la escena colapsé. Todo el mundo estaba terriblemente preocupado. El director, David Miller, suspendió las filmaciones. Mi vida cinematográfica y mi vida real se habían fusionado, por lo que no me era sencillo terminar una escena y olvidarme de mis emociones”, declararía la actriz en una ocasión con respecto a su participación en el film. Por otro lado, su coestrella, Rex Harrison, también estaba experimentando ciertos problemas. Su esposa, Kay Kendall, había fallecido recientemente, lo que afectó directamente el desempeño y el estado de ánimo del actor. Sin embargo, según Doris Day, el dolor que ambos sentían finalmente los terminaría uniendo, lo que en gran medida ayudaría a la actriz a mantener su cordura durante todo el proceso de rodaje del film.

Básicamente, “Midnight Lace” se centra en el desequilibrio emocional experimentado por Kit Preston, luego de recibir una serie de amenazas de muerte por parte de un desconocido. Como todo relato de misterio, son varios los sospechosos de intentar volver loca a la indefensa heredera. Entre ellos se encuentra Brian Younger (John Gavin), un joven y amable contratista que parece estar obsesionado con la señora Preston; Malcolm Stanley (Roddy McDowall), el hijo de la ama de llaves de la protagonista, el cual está resentido con la heredera luego de que esta se negara a prestarle dinero para costear los gastos médicos de su madre; y los socios de su marido, Charles Manning (Herbert Marshall) y Daniel Graham (Richard Ney), quienes eventualmente son señalados como estafadores. La verdad es que todos y cada uno de los personajes que participan en esta historia de terror psicológico, son presentados como potenciales sospechosos en algún momento de la cinta, lo que evidentemente colabora en la construcción de la atmósfera opresiva que domina al relato.

De manera inteligente, al mismo tiempo que David Miller presenta una serie de sospechosos con motivos suficientes como para atormentar y asesinar a la protagonista, el director también juega con la posibilidad de que las amenazas que esta recibe no son más que el producto de su propia histeria. Con el objetivo de reforzar esta teoría, el director solo le permite al espectador conocer el cariz de las amenazas del supuesto criminal a través de las palabras de la propia protagonista, poniendo en duda su estado psicológico. Por otro lado, el Inspector Byrnes (John Williams) de Scotland Yard también tiene su propia teoría, la cual está basada en sus experiencias previas; para él, probablemente Kit Preston está inventando todo el asunto para captar la atención de su esposo, quien últimamente ha estado más preocupado de sus negocios que de ella. Es a raíz de todo esto que la señora Preston gradualmente comienza a quedarse sola, ya que ni su esposo ni su tía Bea (Myrna Loy) pueden evitar pensar que ella se está volviendo loca.

En lo que a las actuaciones se refiere, Doris Day realiza un estupendo trabajo interpretando a la cada vez más atormentada protagonista, evitando caer en la sobreactuación pese a los múltiples ataques de histeria que tiene su personaje. Rex Harrison por su parte, si bien interpreta de buena manera al trabajólico marido de la protagonista, lamentablemente no exhibe una gran química con su coestrella. Por último cabe destacar la labor de Myrna Loy, cuyo personaje comienza cumpliendo la función de alivio cómico, para luego adentrarse en terrenos más dramáticos a medida de que empeora el estado psicológico de Kit Preston. En relación al aspecto técnico del film, resulta destacable el trabajo de fotografía de Russell Metty, quien logra dotar a la cinta de una atmósfera claustrofóbica e inquietante mediante el uso de tonalidades rojas, azules y verdes, y la banda sonora del compositor Frank Skinner, la cual complementa de buena manera la labor realizada por Metty.

Si bien “Midnight Lace” es un entretenido thriller psicológico que presenta un interesante misterio central, la cinta no está exenta de algunos problemas relacionados con algunas subtramas poco desarrolladas, y algunas evidentes lagunas argumentales. Sin embargo, los paralelos que exhibe con el cine de Alfred Hitchcock y con el cine de terror italiano, el espléndido ritmo narrativo que le imprime David Miller, y la magnífica actuación de su protagonista, sitúan a “Midnight Lace” como una de las buenas entradas del a veces denostado género del terror psicológico. Al mismo tiempo, la película otorga la posibilidad de ver a Doris Day interpretando un rol bastante alejado a los que interpretó en las numerosas comedias románticas en las que participó, los cuales en gran medida la convirtieron en una de las grandes estrellas hollywoodenses de la década del sesenta.

por Fantomas.

domingo, 14 de febrero de 2010

Doris Day: Las apariencias engañan.

Doris Day nació el 3 de abril de 1922, en Cincinnati, Ohio. Sus padres Alma Sophia Welz y Willhelm von Kappelhoff, eran hijos de inmigrantes alemanes. Su madre la nombró Doris en honor a la actriz de cine mudo Doris Kenyon, la cual ella admiraba. Cuando su padre fue descubierto siendo infiel, el matrimonio se separó. Este hecho marcaría la vida de la futura actriz, quien durante su vida se casaría en cuatro ocasiones. Day desarrollaría un temprano interés por la danza, por lo que a mediados de los treinta comenzó a presentarse en distintos locales alrededor de Cincinnati. Luego de sufrir un accidente automovilístico el 13 de octubre de 1937, tuvo que dejar la danza debido a la grave lesión que sufrió en sus piernas. Mientras se recuperaba del accidente, ella tomó lecciones de canto, y cuando tenía 17 años comenzó a actuar en público. En 1939, mientras participaba en la banda de Barney Rapp, ella adoptó el nombre artístico “Day” luego de que Rapp le sugiriera que “Kappelhoff” no era el apellido adecuado para una artista. Como la primera canción que Doris cantó para Rapp fue “Day after Day”, decidió que “Day” era un apellido más que adecuado. Fue durante su estadía en la banda de Rapp, que Doris conocería a su primer esposo, el trombonista Al Jordan.

Su matrimonio distaría de ser feliz. Jordan, incluso antes de casarse, parecía experimentar la necesidad de exhibir su poder de macho: no solo engañaba a Doris, sino que también le pegaba y la humillaba en público. Cualquier cosa servía de pretexto para golpearla, como por ejemplo el simple hecho de que ensuciara la tapicería de su auto con salsa de tomate. Un fin de semana, navegando por el río Ohio, Jordan aumentó la velocidad al límite hasta que la nave terminó volcándose. La madre de Doris le rogó que dejara a aquel lunático, pero el accidente los unió más, y terminaron contrayendo matrimonio. Cuando debido a su trabajo tuvieron que pasar un tiempo separados, Day comenzó a refugiarse en el alcohol y los cigarrillos, fumando casi tres paquetes de tabaco al día. Tenía tan solo 17 años cuando se casó en la primavera de 1941. Al día siguiente de su matrimonio, Jordan vio a Doris dándole un beso en la mejilla a un músico como gesto de agradecimiento por un regalo de boda. Acto seguido, la arrastró fuera del teatro, la llevó a empujones por la calles, y en su habitación de hotel la golpeó hasta que perdió el conocimiento. No era la primera vez, ni la última que esto ocurriría. Como si se tratara de un ritual expiatorio, tras cada episodio de violencia, Jordan la llevaba a la cama y le hacía el amor apasionadamente.


Cuando supo que estaba embarazada, Jordan arregló una cita con un abortista en un callejón. La madre de Doris, que habitualmente era una mujer tranquila, le dijo a su yerno que lo mataría si el aborto se consumaba. Debido a esto, Jordan decidió entonces que el niño no era suyo y le dio a Doris una paliza tan terrible que casi le provocó un aborto. Cuatro semanas antes de que naciera el bebé, Jordan compró una pistola, aparcó el vehículo en un área de descanso, puso el cañón en el pecho de Doris y le anunció que la asesinaría y luego se suicidaría. Afortunadamente, ella logró calmarlo tras lo cual volvieron a casa. Por el resto de su vida, Doris tendría pánico a viajar en el asiento del copiloto. Su primer y único hijo se llamó Terry, y nació tras 12 horas de doloroso parto. Cuando el pequeño lloraba de noche, Doris tenía terminantemente prohibido atenderlo y si desobedecía, se ganaba una bofetada. Tras una noche de farra, Jordan regresó borracho a la casa y maltrató al bebé, que lloraba aterrorizado. Aburrida de los constantes abusos, Doris llamó a un cerrajero y comenzó con los trámites del divorcio. Sin embargo, tan pronto como se libró de él, cayó en una profunda depresión. Al parecer, prefería un mal hombre a estar sola.

Luego de trabajar con Rapp, se asoció a otros líderes de bandas como Bob Crosby y Les Brown. Mientras trabajaba con Brown, Day grabó su primer hit titulado, “Sentimental Journey”, el cual durante la Segunda Guerra Mundial se transformaría en una suerte de himno de los soldados que deseaban regresar a casa. En 1946, Day contraería matrimonio con el saxofonista George Weidler, quien la introduciría a la Ciencia Cristiana (no confundir con la Cientología). La gira por Norteamérica que realizó junto a Les Brown ayudó a aumentar la popularidad de Doris, quien pronto comenzaría a sonar con regularidad en las radios con canciones como “My Dreams are Getting Better All the Time”. Gracias a su éxito como cantante, pronto se le abrirían las puertas de la industria cinematográfica. Luego de separarse de su segundo esposo, Day intentó dejar Los Ángeles para regresar a la casa de su madre en Cincinnati. Sin embargo, su agente la convenció de asistir a una fiesta en la casa del compositor Jule Styne. En dicha fiesta, Doris cantó “Embraceable You”, dejando gratamente impresionado a Styne y a su compañero Sammy Cahn, quienes les dijeron a sus jefes en la Warner que la cantante era perfecta para interpretar un papel en la cinta “Romance on the High Seas” (1948). Eventualmente, dicha película se convertiría en su debut cinematográfico, luego de que la actriz Betty Hutton dejara la producción debido a su embarazo.

El éxito de la cinta elevó la popularidad de la ahora actriz, permitiéndole que la canción “It´s Magic”, se transformara en un nuevo hit. En 1950, los soldados que se encontraban de servicio en Corea la escogieron como su estrella favorita. A principios de los cincuenta, Day participaría en una serie de musicales para la Warner Brothers como por ejemplo: “Tea for Two” (1950), “Starlift” (1951), “On Moonlight Bay” (1951), y “By the Light of the Silvery Moon” (1953), entre otros. En 1953, Day ganó el premio Oscar a la mejor canción original por “Secret Song”, la cual fue incluida en la comedia “Calamity Jane” (1953). La filmación de esta cinta inauguró la fase más excitante de la vida social de la actriz. Al mismo tiempo que mantenía un affair con el actor Jack Carson, Day seguía manteniendo encuentros esporádicos de sexo con su segundo ex marido. Al mismo tiempo, ella mantenía una relación con su agente Al Levy. Cuando Weidler le pidió volver, Day terminó su relación con Levy. Sin embargo, este no se tomó muy bien la noticia y la violó, algo que incluso para ella, que estaba acostumbrada a la brusquedad de sus amantes le pareció algo excesivo (Day consideraba que si una relación no era peligrosa, era insípida). Fue ahí cuando conoció a Martin Melcher, con quien comenzaría una relación, la cual se sumaba a la que mantenía con Weidler, Jack Carson, y Steve Cochram, quien en ese entonces era novio de Joan Crawford. Como si esto no fuera bastante, Doris comenzó a flirtear con el entonces actor Ronald Reagan. Sin duda el periodo que se pasó filmando “Calamity Jane” fue uno de los más difíciles para la actriz. Empezó a experimentar síntomas de inestabilidad y depresión, los cuales la condujeron inevitablemente a la bebida.

De todas formas, luego de filmar “Young at Heart” (1954) con Frank Sinatra, la actriz decidió no renovar su contrato con la Warner. Ella prefirió trabajar bajo la tutela de su ahora tercer esposo, Martin Melcher, con quien contrajo matrimonio en 1951. Este giro en su carrera contribuyó a que la actriz pudiera conseguir algunos roles dramáticos. En 1954, ella recibiría buenas críticas por su interpretación de la cantante Ruth Etting en la cinta, “Love Me or Leave Me” (1955). Varios años más tarde, la actriz señalaría en su autobiografía que este fue su mejor film. En 1956, Day trabajaría junto a Alfred Hitchcock y James Stewart en la cinta, “The Man Who Knew Too Much”, donde cantaría la canción “Que Sera, Sera (Whatever Will Be, Will Be)”, la cual además de ganar un Oscar a la mejor canción original, se transformaría en su canción más icónica. Según el compositor Jay Livingston, quien escribió la canción junto a Ray Evans, la actriz prefería grabar la canción “We´ll Love Again”. Sin embargo, tras la insistencia del estudio, Day terminó cediendo a los deseos de los compositores no sin antes mencionarle a un amigo de Livingston que “esa sería la última vez que escucharía esa canción”. El tiempo se encargaría de enrostrarle su error, ya que dicha canción también fue utilizada en “Please Don´t Eat the Daisies” (1960), y en “The Glass Bottom Boat” (1966). Además, “Que Sera, Sera” se transformaría en la canción principal del show televisivo que la actriz realizaría para la CBS entre 1968 y 1973.

Tras una interpretación dinámica en el musical “The Pajama Game” (1957), Day participó en la exitosa comedia “Teacher´s Pet” (1958), la cual marcó el inicio de la caída de la popularidad de la actriz. Algunos críticos comenzaron a centrar su atención en algunos aspectos de su actuación, lo que sin duda afecto la carrera de Day. Entre 1957 y 1959, Doris Day salió de las listas de las actrices “más taquilleras”. Los magros resultados de sus películas probablemente responden al marcado descenso de la popularidad de los musicales a fines de los cincuenta, así como también a los papeles mediocres que Melcher seleccionó para su esposa. De la misma forma, la popularidad de Day como cantante comenzó a decaer debido al creciente ascenso del rock and roll. De todas formas, en 1958 logró posicionar la canción “Everybody Loves a Lover” entre las diez canciones más taquilleras de la época. En 1959, Day entró a la fase más exitosa de su carrera como actriz, cuando empezó a filmar una serie de comedias románticas, comenzando con “Pillow Talk” (1959), co-protagonizada por Rock Hudson, quien se convertiría en uno de sus mejores amigos. La cinta no solo recibió críticas positivas y fue un éxito de taquilla, sino que también le valió una nominación al Oscar a la mejor actriz.

Day y Hudson realizarían otros dos films juntos; “Lover Come Back” (1961) y “Send Me No Flowers” (1964). La actriz también haría equipo con James Garner, primero en “The Thrill of It All” (1963), y luego en “Move Over, Darling” (1963). Inicialmente, “Move Over” tenía como título “Something´s Got to Give”, y había sido escrita pensando en que serviría para marcar el regreso de Marilyn Monroe. Sin embargo, el film tuvo que ser suspendido cuando los productores despidieron a Monroe. Un año después, la cinta fue renombrada y se escogió a Day para interpretar el personaje protagónico. Para fines de los sesenta, la revolución sexual cambió los gustos de los espectadores y su actitud hacia el sexo. Los tiempos habían cambiado, pero las cintas de Doris Day se habían quedado estancadas en las mismas temáticas. Algunos críticos se burlaron de los papeles de la actriz llamándola, “la virgen más vieja del mundo” (algo bastante alejado a la realidad de Day). Debido a esto, nuevamente la actriz desapareció de la lista de las estrellas más taquilleras, siendo “The Glass Bottom Boat” (1966), la última de las cintas de Day que logró ser un éxito de taquilla.

Años más tarde, la misma Day declaró que muchas de sus últimas cintas eran bastante mediocres (siendo “Caprice” la que ella más detesta), y que solo participó en ellas debido a la insistencia de Melcher. Uno de los roles que rechazó durante ese periodo sería el de la señora Robinson en “The Graduate” (1967), el cual finalmente terminaría ganado la actriz Anne Bancroft. Años más tarde, Day escribiría en sus memorias que rechazó el rol por razones morales. Su última cinta sería “With Six You Get Eggroll” (1968), la cual obtendría pésimos resultados. La popularidad como cantante de Day también declinaría con el correr del tiempo. Pese a que sus discos “Duet” y “Latin for Lovers” obtuvieron el beneplácito de la crítica, fueron un fracaso a nivel comercial. En 1967, Day grabaría su último álbum titulado, “The Love Album”, el cual no sería lanzado hasta 1995. Su marido Martin Melcher, falleció en 1968. Luego de estar durante dos décadas en la cima del estrellato, Day quedó impactada luego de enterarse que su esposo durante 17 años y su socio Jerome Bernard Rosenthal, le habían robado gran parte de sus ganancias, dejándola con una serie de deudas (además, durante su matrimonio tuvo una serie de problemas con Melcher debido a que este maltrataba sicológica y físicamente a su hijo Terry). En febrero de 1969, Day presentó una demanda en contra de Rosenthal, la cual ganó obligándolo a pagar más de 20 millones de dólares, una suma inédita hasta la fecha.

El 18 de septiembre de 1974, Day recibió una suma cercana los 23 millones de dólares como indemnización por el fraude y la malversación de fondos de la que había sido víctima. Antes de morir, el esposo de Day había firmado un contrato ligando a la actriz a una serie de televisión que más tarde se titularía, “The Doris Day Show” (1968-73). En 1996, la actriz declaró en la revista “OK! Magazine”, que su experiencia en televisión no había sido demasiado grata, debido que aún no se recuperaba de la muerte de su esposo. Él la había comprometido para un montón de especiales de televisión sin su consentimiento. Day odiaba la idea de trabajar en televisión, pero se sintió obligada a hacerlo. “Existía un contrato del cual yo no sabía absolutamente nada. Nunca quise hacer televisión, pero de todas formas di mi 100%”, declararía la actriz en una ocasión. Melcher falleció el 20 de abril de 1968, y el primer episodio de la serie de televisión fue transmitido el 24 de septiembre de ese mismo año. El show no fue realmente exitoso, pero de todas formas alcanzó a ser transmitido durante cinco años. Cuando la serie terminó en 1973, el gusto de los espectadores había cambiado a tal punto que ella estaba convencida de que estaba completamente pasada de moda. Debido a eso, decidió retirarse de la actuación luego de que “The Doris Day Show” fuese cancelado, aunque de todas formas participaría en dos especiales de televisión titulados, “The Doris Mary Anne Kappelhoff Special” (1971), y “Doris Day to Day” (1975).


En 1976, Day contraería matrimonio por cuarta vez, en esta ocasión con Barry Comden, con quien estaría casada durante cuatro años. Durante la década de los noventa, la figura de la actriz comenzaría a resurgir. La salida de un CD con sus grandes éxitos en 1992, logró que la actriz y cantante consiguiera nuevos fans. Al mismo tiempo, la salida de gran parte de sus cintas en formato DVD durante los últimos años, provocó un creciente interés por su trabajo, el cual se mantiene hasta el día de hoy. Si bien Day rechazó un tributo organizado por el American Film Institute, ella si recibió el Globo de Oro “Cecil B. DeMille” en 1989, por los logros durante su carrera. La eterna novia de Norteamérica tuvo una vida difícil, marcada por un padre infiel, y una juventud jalonada por matrimonios violentos, lo que la convirtió en una jubilada de 44 años. De todas formas logró forjar una carrera exitosa, posicionándose como una de las grandes estrellas de la historia de Hollywood. Una gran amante de los animales, hoy en día vive rodeada de perros en la localidad californiana de Carmel. A sus 87 años, a Doris Day se le ve a menudo en medio de la noche como un hada buena recogiendo en su coche animales abandonados, quienes han terminado convirtiéndose en la familia feliz que por tantos años no logró formar.



por Fantomas.

viernes, 12 de febrero de 2010

Demon City: El apocalipsis ha comenzado en el centro de Tokio.

“Demon City” (1988), es una cinta animada del director Yoshiaki Kawajiri, la cual está basada en la novela “Demon City Shinjuku” del escritor Hideyuki Kikuchi.

En el Tokio actual, y bajo la guía del Gran Sacerdote, Gennichiro se esfuerza por dominar una técnica secreta llamada nenpo. Celoso de su compañero, Levih Lah pacta con las fuerzas de la oscuridad y reta a su rival a un duelo a muerte, que acaba finalmente con la vida de Gennichiro. Este combate tiene lugar en el popular barrio de Tokyo conocido como Shinjuku, que pasa a convertirse en una zona poseída por las fuerzas demoníacas. A cambio del poder concedido a Levih Lah, dentro de diez años debe abrir un portal dimensional para que las fuerzas infernales regresen y dominen de nuevo a la Tierra.


El director Yoshiaki Kawajiri ha dedicado gran parte de su carrera en la animación a adaptar varias de las novelas del escritor Hideyuki Kikuchi. De hecho, tras adaptar la novela “Wicked City” en 1987, el director trabajaría junto al guionista Kaori Okamura en la adaptación del libro “Demon City Shinjuku” que le da vida la cinta que hoy nos ocupa. El film relata como el poderoso psíquico Levih Rah, quien se encuentra en las ruinas del barrio Shinjuku ubicado en Tokio, intenta abrir un portal al infierno, el cual una vez abierto, permitirá que los demonios dominen por completo el mundo. A días de concretar su objetivo, las esperanzas recaerán en Kyoya Izayoi, el hijo adolescente del fallecido guerrero Gennichiro, quien pese a no dominar por completo el poder del nenpo, tendrá que enfrentarse a una serie de demonios en su camino al combate final con Levih Rah.

Si bien la premisa del film resulta interesante, la manera en cómo es relatada la historia presenta algunas falencias. La cinta comienza con el duelo entre Levih Lah y Gennichiro sin ningún tipo de explicación previa. Solo vemos como dos hombres con poderes sobrenaturales mantienen una batalla con tintes apocalípticos, pero no sabemos qué es lo que se encuentra en juego. Por momentos, la historia avanza de manera brusca, dejando al espectador en la más completa oscuridad (nunca se llega a entender del todo la razón tras el secuestro del presidente de la federación mundial). Luego de alrededor de diez minutos de avanzado el metraje, se nos dará una explicación de lo que sucede en esta suerte de mundo apocalíptico, en la escena donde el antiguo maestro de Gennichiro recluta al protagonista para enfrentarse a las fuerzas del mal y terminar la tarea que inició su padre. Afortunadamente, la historia es bastante simple y es relatada de manera lineal, por lo que para el espectador no le resultará demasiado difícil seguirla. Además, una vez iniciada la acción la cinta corre a un ritmo frenético, lo que en parte ayuda a olvidar algunas de las licencias narrativas que se toma el director.

Para completar su misión, Kyoya Izayoi contará con la ayuda de Sayaka Rama, la hermosa hija del presidente, quien en más de una manera influye en el cambio de actitud del arrogante protagonista. Básicamente, él es el típico adolescente que está más preocupado de conquistar hermosas mujeres que de cumplir sus responsabilidades, al punto que la única razón por la que acepta la peligrosa misión que le es encomendada, es debido a la atracción que siente por Sayaka. En ese sentido, el director se preocupa de presentar un protagonista que va madurando conforme transcurre la cinta. Pese a su crecimiento personal, Kyoya Izayoi no un héroe típico ya que presenta algunas debilidades con las que le cuesta lidiar. Por ejemplo, en la escena donde él y Sayaka se hospedan en una suerte de hotel, se ve obligado a dormir en el piso para así evitar ser consumido por pensamientos sexuales, los cuales reconoce abiertamente. Que el protagonista escape al estereotipo de los héroes de las cintas animadas para presentarse como un personaje lleno de matices, ayuda a que los personajes se tornen un poco más creíbles, pese a estar inmersos en un mundo completamente fantástico.

Además de presentar algunos diálogos subidos de tono, la cinta es en general bastante violenta. Algunos personajes son salvajemente mutilados, e incluso un gato es asesinado de manera brutal por un demonio que se esconde entre las sombras del escalofriante barrio Shinjuku. La violencia suele ser un elemento fundamental en las películas de Kawajiri, y en cierta forma es parte del encanto de la obra del director. Otro elemento que suele estar presente en los films de Kawajiri es el sexo, y esta cinta al igual que la película más conocida del realizador, “Ninja Scroll” (1993), presenta un par de escenas con una fuerte carga erótica. De la misma forma, corresponde mencionar que al igual que gran parte de la filmografía del director, “Demon City” mezcla elementos de la ciencia ficción, del horror, y del cine de acción. El film presenta una atmósfera bastante onírica, por lo que por momentos parece que estuviéramos presenciando una vívida pesadilla.

Por otra parte, las escenas de lucha de la película si bien no son muchas, en su gran mayoría están bien orquestadas y resultan entretenidas, en especial aquella en la que el protagonista se enfrenta a un enorme demonio con forma de araña en una estación de metro. Lamentablemente, la batalla final entre Kyoya Izayoi y Levih Rah es bastante anticlimática, lo que sin duda resulta ser una verdadera desilusión. Por otra parte, la animación es algo irregular. Por momentos es sumamente fluida, mientras que en otras ocasiones el director opta por simplificar bastante la animación de algunas escenas. El diseño de personajes si bien es simple, resulta ser bastante correcto, destacándose el diseño de los demonios que dominan el apocalíptico barrio Shinjuku. La banda sonora por su parte, contiene una serie de tonadas bastante acordes a la época en la que fue compuesta, por lo que pese a cumplir su función será olvidada por completo una vez visto el film.

“Demon City” no es precisamente la mejor cinta de Yoshiaki Kawajiri, lo que no significa que sea una mala película. Más allá de algunos agujeros en el guión, la falta de originalidad de la historia, y el hecho de que la subtrama romántica entre Kyoya Izayoi y Sayaka Rama se ve un poco forzada por lo que bien podría haber sido omitida, se trata de una cinta entretenida, sumamente atmosférica, que contiene un par de buenas escenas de acción, además de un par personajes interesantes, como lo es el misterioso Mephisto, quien aparentemente está del lado de nuestro protagonista. En definitiva, “Demon City” es una cinta con la que uno puede pasar un buen rato, y que probablemente se podría haber convertido en un clásico si se hubiesen solucionado algunos de los problemas del guión, y se hubiesen integrado un par más de escenas de acción, las cuales suelen abundar en la siempre interesante obra de Yoshiaki Kawajiri.




por Fantomas.

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