Si bien la historia del subgénero cinematográfico conocido
como Blaxploitation se remonta a la década del setenta, durante los años
previos a su aparición se conglomeraron una serie de circunstancias y elementos
que tuvieron una importancia vital para su nacimiento. En 1965, un joven actor
llamado Sidney Poitier protagonizaría junto a Anne Bancroft, un thriller
titulado “The Slender Thread”, lo que le abrió las puertas de la industria
hollywoodense. En un corto periodo de tiempo, el actor se convertiría en una
verdadera estrella de Hollywood, primero gracias al drama racial “Guess who´s Coming
to Dinner?” (1967), en el cual personificaba al novio de una muchacha blanca de
clase media interpretada por Katherine Houghton, cuya relación generaba
diversas reacciones entre sus amigos y familiares, y luego gracias al thriller
“In the Heat of the Night” (1967), donde le daba vida a un policía que debía
lidiar con un sheriff racista interpretado por Rod Steiger. Aunque el simple
hecho que Hollywood estuviera produciendo cintas con estas temáticas podía ser
interpretado como un acto de inclusión racial, la verdad es que se trataba de
un mero espejismo. Y es que estos filmes mostraban a los personajes de Poitier
como hombres afroamericanos de clase media, que eran más tolerados que
aceptados por la sociedad blanca en la que se veían inmersos. De hecho, esta
noción de inclusión racial no podía distar más de la realidad. Los conflictos
raciales estaban escalando en varias ciudades de los Estados Unidos, lo que provocó
el surgimiento de algunas organizaciones afroamericanas que incitaban al
levantamiento armado con el fin de hacer valer sus derechos civiles.
De manera paralela a la aparición de Poitier, en el mundo de
la música una serie de reconocidos artistas afroamericanos como Funkadelic, The
Impressions, Sly´s Multiracial Family Stone, e incluso James Brown, comenzaron
a producir álbumes con un discurso marcadamente político. Pese a que la
necesidad de otorgarle un espacio a la audiencia afroamericana en el mundo del
cine era evidente, los grandes estudios miraban con cierto recelo este
estallido racial y cultural, debido a lo conflictivo que era el tema. Por este
motivo, Melvin Van Peebles, un talentoso director afroamericano que había debutado
con cierto éxito gracias al drama cómico, “Watermelon Man” (1970), vio como los
grandes estudios le cerraron las puertas cuando quiso filmar una cinta dirigida
exclusivamente al público afroamericano. Determinado a filmar la película a
cualquier costo, Van Peebles consiguió la ayuda financiera de Bill Cosby, y
rodó el ambicioso proyecto que se traía entre manos; “Sweet Sweetback`s
Baadasssss Song” (1971). La cinta, protagonizada y dirigida por Van Peebles, contaba
la historia de un afroamericano que tras ser acusado de un crimen que no
cometió, se convierte en un fugitivo de la ley que busca escapar a México. Dicho
filme causó un fuerte impacto en la audiencia de la época, en gran medida
porque Van Peebles había logrado fusionar elementos del modernismo europeo y
del avant garde, con las demandas crecientes del llamado “poder negro”, que
desde hace ya un tiempo buscaba crear un documento cinematográfico que evocara
sentimientos similares a los que habían sido articulados en el circuito urbano
de la Norteamérica de fines del sesenta. Pese a que la cinta solo se estrenó en
dos salas de cine, esta logró reunir una suma de dinero muy superior a la que
había costado la producción. El inesperado éxito de “Sweet Sweetback”, permitió
que Hollywood finalmente prestara atención a la existencia de un público que no
estaba siendo representado por las producciones de la industria. De esta forma
se dio inicio al proceso que daría vida al subgénero que eventualmente sería conocido
como blaxploitation.
Aun cuando “Sweet Sweetback” había sido bien acogida por el
público, la reacción de los críticos fue diversa. Lerone Bennett, editor
ejecutivo de la revista Ebony, escribió un artículo titulado “Emancipation
Orgasm: Sweetback in Wonderland”, donde crítico fuertemente a la producción por
representar de forma romántica la vida del gueto, por incluir una escena que
perfectamente podría ser descrita como “la violación de un niño por una
prostituta de 40 años”, y por establecer que la habilidad sexual era sinónimo
del accionar revolucionario. Huey P. Newton por su parte, quien era el líder
del Partido Pantera Negra de Autodefensa, una organización nacionalista, negra,
socialista y revolucionaria, que estuvo activa en los Estados Unidos entre 1966
y 1982, escribió su propio ensayo sobre el filme en el periódico del partido.
Según su punto de vista, “Sweet Sweetback” era una reflexión cultural que
representaba las ideas políticas del partido, al punto que la producción se
convirtió en una obra de visionado obligado para los miembros de las Panteras.
Esta controversial guerra de opiniones acerca de la cinta de Van Peebles,
iniciaría un debate cultural centrado en los elementos positivos y negativos de
la representación de la sociedad afroamericana en los medios audiovisuales, que
en más de una medida se extiende hasta la actualidad.
En
Julio de 1971, los estudios MGM lanzaron “Shaft”, cinta creada con la intención
de cautivar a una mayor audiencia. El filme sería dirigido por Gordon Parks,
quien previamente había ganado fama como fotógrafo de las revistas Vogue y
Life, y que eventualmente escribiría novelas, se aventuraría en el mundo de la
música, e incluso sería coreógrafo de ballet. Aun cuando existían marcadas
diferencias en la forma en como era presentado el protagonista de “Sweet
Sweetback”, y el detective privado interpretado por Richard Roundtree, en ambos
casos la habilidad sexual y el particular estilo de los protagonistas vendrían
a marcan el nacimiento de un nuevo tipo de personaje afroamericano, uno
especializado en patear traseros y conquistar mujeres. Por otro lado, tal y
como había sucedido con “Sweet Sweetback”, en la cinta de Parks la banda sonora
se convirtió en una parte integral de la identidad de la producción, al punto
que Isaac Hayes recibió un Oscar a la mejor canción original por su “Theme From
Shaft”. Cabe señalar que Hayes se convertiría en el tercer afroamericano en
recibir el galardón de la Academia (previamente había sido obtenido por Hattie
McDaniel y Sidney Poitier), lo que también venía a exponer lo racialmente
sesgada que era la industria hollywoodense hasta aquel entonces.