sábado, 27 de octubre de 2007

Sunshine: El Sol se está apagando.

“Sunshine” (2007), es un film de ciencia ficción del director Danny Boyle, el cual está protagonizado por Cillian Murphy, Chris Evans, y Rose Byrne.

En el año 2057, la Tierra se ve enfrentada a un invierno sin fin debido a que el sol está a punto de extinguirse, lo que inevitablemente provocará el exterminio de la raza humana. Es por esto que un grupo de científicos emprenden un viaje a bordo del Ícaro II, con el objetivo que plantar una bomba que logre reavivar el fuego solar.


Tras filmar “Millions” (2004), el director británico Danny Boyle comenzaría a trabajar con el guionista Alex Garland en lo que sería su próximo proyecto al interior de la 20th Century Fox. Garland había escrito el borrador de una cinta de ciencia ficción la cual estaba inspirada en algunas ideas científicas referentes a un posible desequilibrio termodinámico en el universo. Al guionista le había llamado particularmente la atención un artículo escrito por un científico ateo, el cual proyectaba el futuro de la humanidad en el caso de que el sol se apagara. Sería esta la idea que comenzaría a desarrollar junto a Boyle, con quien trabajaría durante un año, tiempo en el cual escribieron alrededor de 35 borradores antes de llegar al guión final. En cierta medida, Boyle consideraba la historia de “Sunshine” como una fábula contemporánea acerca de los peligros de calentamiento global. Al mismo tiempo, la historia también refleja la arrogancia de algunos científicos que hacen caso omiso del desequilibrio natural latente, debido a que piensan que tienen las respuestas para todo.

Para imprimirle un mayor realismo a la cinta, Boyle contrató a algunos asesores de la NASA quienes se encargaron de entregarle datos científicos con respecto a la actividad solar, y a los requerimientos que podría necesitar una tripulación que se embarcase en una misión por un tiempo prolongado. Aunque dichos asesores le comentaron que una bomba nuclear difícilmente podría reactivar la actividad solar, de todas formas Boyle y compañía decidieron tomarse una libertad creativa con el objetivo de que la historia resultara más interesante. Cuando Boyle le presentó el guión al productor Andrew Mcdonald, este se mostró preocupado por las numerosas similitudes que el proyecto presentaba en relación al fallido remake de “Solaris” realizado en el 2002. Fue por este motivo que la cinta finalmente sería financiada por la Fox Searchlight, que es la unidad del estudio que se preocupa de financiar los proyectos independientes. Por otro lado, al momento de conformar su elenco, Boyle optó por contratar a actores de distintas nacionalidades, con el fin de reflejar que el objetivo de la tripulación que protagoniza la historia es buscar el bien toda de la humanidad, y no de un grupo específico. Una vez seleccionado el elenco, el proceso de filmación comenzó en agosto del 2005, y se extendería por alrededor de 15 semanas al interior de los 3 Mills Studios en Londres.

La verdad es que “Sunshine” presenta varios elementos recurrentes de las películas de ciencia ficción cuya historia se desarrolla al interior de una nave espacial. En el ámbito humano, nos encontramos con un grupo diverso de personas que cuando se ven enfrentados a algunas dificultades, comienzan a experimentar una serie de conflictos que terminarán fragmentado las relaciones interpersonales de la tripulación. Por otro lado, al igual que en cintas como “Event Horizon” (1997), nos encontramos con un personaje que no puede resistir sentirse atraído y obsesionado por aquello que está investigando, lo que no solo lo terminará arrastrando a la locura, sino que además lo convierte en una figura peligrosa para el resto de sus compañeros. Finalmente, la cinta también presenta los espacios claustrofóbicos tan propios de este tipo de producciones, y se puede apreciar la influencia ejercida por films como “Alien” (1979), “Solaris” (1972), y “2001: A Space Odyssey” (1968), en el diseño de la nave en la cual viajan los protagonistas.

Básicamente, “Sunshine” le presenta al espectador la visión de un mundo que se enfrenta a su destrucción inminente, y los conflictos que esto provoca incluso en aquellos que están haciendo todo lo posible por asegurar la sobrevivencia de la raza humana. Incluso en una crisis de semejante magnitud, algunas personas son incapaces de ver más allá de sus propias desilusiones, de perdonar los errores de los demás, o de dejar de lado sus ambiciones. Es por este motivo que la historia se centra mayormente en el comportamiento de los tripulantes del Ícaro II, más que en el desarrollo de la propia misión. Lamentablemente, pese a que la cinta está plagada de inteligentes diálogos, y los protagonistas en su mayoría resultan ser bastante interesantes, por momentos estos se convierten en personajes algo unidimensionales que corresponden al arquetipo del villano de turno, la damisela en desgracia, y el héroe fragmentado por sus propias vivencias y sus sueños rotos.

En el ámbito de las actuaciones, el elenco en general realiza un buen trabajo, destacándose la labor de Cillian Murphy, Rose Byrne, Chris Evans. Por otro lado, la cinta cuenta con un excelente apartado de efectos especiales y una espléndida dirección de arte. En particular resultan destacables las escenas en las cuales algunos de los protagonistas se sientan a contemplar un simulador de la luz solar, el cual parece tener un efecto casi hipnótico para quienes nunca han contemplado el verdadero resplandor del sol. Dichas escenas se contraponen a aquellas que transcurren en el resto de las habitaciones de la nave, en las cuales predominan las tonalidades verdes, azules y grises. La banda sonora por su parte, la cual fue compuesta por John Murphy, si bien es poco utilizada durante el transcurso de la película, de todas formas ayuda a resaltar la sensación de urgencia que predomina en la historia. Por último, cabe destacar el estupendo trabajo de fotografía de Alwin H. Kuchler, el cual contribuye a crear una atmósfera claustrofóbica y de paranoia constante, en especial durante el último tramo del film.

“Sunshine” es una película bien lograda que demuestra la versatilidad de su director, quien ha sabido saltar de un género a otro sin mayores inconvenientes. Aunque como mencioné anteriormente, gran parte de la cinta se centra en los conflictos de los personajes, de todas formas esta resulta ser interesante si es que pensamos en el relato como un estudio del comportamiento social durante una situación determinada que atenta contra la vida de los involucrados en la misma. El mayor mérito de Danny Boyle es haber realizado una película que no solo nos trae a la memoria algunos de los grandes clásicos del cine de ciencia ficción, sino que además presenta una historia que fluye de manera dinámica, gracias a las altas dosis de tensión que contiene las cuales están dadas por lo impredecible de toda la situación. En definitiva, “Sunshine” es una de las mejores entradas en el género de la ciencia ficción de los últimos años, lo que la convierte en una obra más que recomendable.



por Fantomas.

sábado, 20 de octubre de 2007

Hot Fuzz: Grandes policias. Pueblo pequeño. Violencia moderada.

“Hot Fuzz” (2007), es una comedia escrita y dirigida por Edgar Wright. La cinta está protagonizada por Nick Frost y por Simon Pegg, quien también participó en la construcción del guión.

Nicholas Angel (Simon Pegg), es un destacado policía londinense que está opacando al resto del cuerpo policial. Es debido a esto, que sus superiores deciden enviarlo a Sanford, un pequeño pueblo donde nunca sucede nada. Sin embargo, al poco tiempo de su llegada empiezan a ocurrir una serie de horrendos accidentes, lo que rompe la tranquilidad del pueblo y terminan por convencer a Nicholas Angel de que Sanford no es un lugar tan apacible como aparenta. Ahora junto a su compañero, el bonachón pero torpe Danny Butterman (Nick Frost), deberán investigar la verdad que se esconde tras esta serie de dudosos accidentes.

Hoy en día existe una camada de nuevos realizadores, cuyas obras se caracterizan por mezclar toda clase de géneros, lograr una superficialidad cuidadosamente cuidada y referenciar a la cultura popular. Esta nueva oleada de realizadores pareciera haber aprendido tanto del cine más puramente artístico y aceptado por la crítica, como de la serie B que antaño repletaban las estanterías de los videoclubs. Estos directores son capaces de presentar una mirada irreverente pero respetuosa a los grandes clásicos del cine, sin obviamente alcanzar la profundidad de estos. Dentro de esta gama de directores, se encuentra el británico Edgar Wright, siempre acompañado por el actor y guionista Simon Pegg.

Luego del éxito obtenido con la cinta “Shaun of the Dead” (2004), la dupla conformada por Edgar Wright y Simon Pegg tenían una gran responsabilidad sobre sus hombros. La cinta no sólo había sido el producto de exportación más rentable salido de Inglaterra ese año, sino que también había llamado la atención de una buena cantidad de directores tales como Peter Jackson o Sam Raimi. Pese a toda la presión que esto puede suponer, la dupla se las arregló para crear otra brillante comedia, que en esta ocasión sirve de homenaje/parodia al género de acción, específicamente a cintas policiales como “Dirty Harry” (1971) o “Arma mortal” (1987).

Las referencias cinéfilas son constantes, y en la gran mayoría de los casos son bastante acertadas. Desde Sergio Leone hasta Michael Bay, pasando por la saga “Scream” e incluso la cinta de culto “The Wicker Man” (1973). Pese a la gran cantidad de referencias utilizadas, la cinta no cae en el error de otras producciones similares. “Hot Fuzz” aunque presenta un ritmo frenético con una gran cantidad de gags, se toma el tiempo de presentar detalladamente a los personajes y los conflictos que conformarán la historia. Los personajes protagónicos son coherentes y tienen la particularidad de lograr que el espectador se identifique con ellos a los pocos minutos de iniciado el film.

Precisamente es debido a la química entre Frost y Pegg que la cinta funciona tan bien. Ya en “Shaun of the Dead” habían demostrado ser unos protagonistas sumamente carismáticos los cuales se complementaban a la perfección, hecho que se repite a cabalidad en esta ocasión. El resto del reparto es verdaderamente espectacular y entre algunos de los actores que lo conforman están los veteranos: Bill Nighy, el ganador del Oscar, Jim Broadbent, y el alguna vez James Bond, Timothy Dalton, cuya interpretación de un empresario engreído y misterioso resulta bastante divertida. Es la totalidad del grupo humano que se encuentra enfrente de las cámaras, el responsable de que la película presenta una serie de personajes enigmáticos, peculiares y sobretodo divertidos.

El ya agitado ritmo en las escenas normales se transforma en verdadera histeria durante las secuencias finales, las cuales involucran tiroteos y frenéticas persecuciones. Describir lo cómico de estas escenas con palabras resulta algo difícil. La imagen de un imperturbable y rudo Nicholas y un hipercompetente Danny enfrascados en una balacera que prácticamente involucra a todo el pueblo sin distinción, resulta verdaderamente hilarante. Estas bien logradas escenas de acción son perfectamente complementadas con una serie de ingeniosos gags, y con un buen número de referencias a cintas tales como “Punto de quiebre” (1991) o “Bad Boys 2” (2003).

Además la película cuenta con una buena fotografía, obra de Jess Hall, y un estupendo uso de locaciones. La banda sonora de David Arnold es correcta, y complementa de buena manera las escenas del film. Al igual que “Shaun of the Dead”, la responsabilidad de las escenas gore estuvo a cargo de Richard Briscoe, cuyos efectos están bastante bien logrados. Tal vez la única crítica que se le podría hacer a esta cinta, es el estancamiento de las pesquisas del protagonista durante el tramo central del film, debido a la profundización algo excesiva de la crisis personal y profesional que este está cursando. Sin embargo, esto no es más que un detalle menor, el cual no afecta en gran medida al producto tan bien concebido por sus creadores.

Sin duda lo más destacable de esta cinta, es la perfecta mezcla de géneros que realiza. El guión combina sin pudores a Peckinpah con Raimi, el humor más negro con escenas sangrientas dignas de una película gore, personajes creíbles envueltos en las situaciones más inverosímiles. Por algo el film ha sido descrito en numerosas ocasiones como “una adaptación de una novela de Agatha Christie dirigida por Michael Bay”. Esto, en manos de otro director menos dotado, fácilmente podría haber terminado siendo un absoluto desastre. Sin embargo, Wright y compañía construyen una cinta con personajes sólidos y empáticos, con una puesta en acción que no da respiros, una historia atrayente y un grupo de actores divertidos y bien seleccionados. Si bien es cierto que no se trata de una obra maestra ni nada por el estilo, estamos en presencia de un trabajo bien ensamblado, que está por sobre la media de la gran mayoría de la comedias e incluso de las cintas de acción que podemos ver hoy en día. Se trata de una película más que recomendable, que nos hace esperar con ansias la próxima colaboración entre Edgar Wright y Simon Pegg.



por Fantomas.

martes, 9 de octubre de 2007

Cortos de David Lynch: Surrealismo en estado puro.

David Lynch, director de cine estadounidense, conocido por ser un realizador sumamente surrealista, con obras difíciles de interpretar, que dejan al espectador preguntándose; ¿Qué diablos quería comunicar este tipo?. Sin duda, un director que posee un sello bastante personal y reconocible. Según el mismo Lynch, le gusta que el espectador piense, que saque sus propias conclusiones acerca de lo que esta viendo. Además, demuestra cierta fascinación por el mundo de los sueños, que se ve plasmado en la mayoría de sus films, los cuales están construidos como si fueran sueños o pesadillas en la mayoría de los casos.

Al ser pintor además de director de cine, la estética es un tema que para Lynch tiene suma importancia. La atmósfera del film la crea no solo con colores, sino que ocupa la decoración, el vestuario, el maquillaje, la fisonomía de los actores e incluso la música, música que generalmente esta a cargo de su colaborador habitual, Angelo Badalamenti.

Su primera incursión en el cine fue con el corto “Six Figures Get Sick” (1966). El único motivo que tuvo para realizar este corto, fue “para ver como se mueve una pintura”, por lo tanto si se le quiere dar una lectura más allá de la simple idea que origino la obra, queda exclusivamente a gusto del espectador. En este film, se muestra seis cabezas esculpidas que arden y vomitan una y otra vez. Según Lynch, la cabezas se convierten en estómagos que arden y vomitan, imagen que se repite seis veces. Todo esto esta acompañado por un molesto ruido de sirena que hace más incómodo la visualización de este corto, que le valió un premio al director, el cual le sirvió para realizar su próximo trabajo “The Alphabet”.



En “The Alphabet” (1968), Lynch plasma mediante una combinación de secuencias animadas y reales, el miedo asociado al aprendizaje. Aquí se muestra a una chica, que esta teniendo una pesadilla con las letras del abecedario, donde escucha a niños cantando el “ABC” y ve como letras forman una figura femenina entre otras cosas. Visualmente perturbador, acompañado de sonidos terroríficos (nuevamente integra el sonido de sirena que da una sensación de angustia), un mensaje que no queda muy claro a simple vista y que claramente muestra el gusto por el lado oscuro del mundo onírico que posee Lynch.
Si vemos este film de forma profunda, podríamos concluir que el miedo al que se hace referencia, es el miedo al conocimiento. Mientras más conocimiento adquirimos, más preguntas van surgiendo acerca de como funciona el mundo que nos rodea, y con esto, más es la angustia e impotencia que nos provoca el no saber como responder estas preguntas.


En los cortos siguientes que serian “The Grandmother” (1970) y “The Amputee” (1974), Lynch mezclaría miedos inconscientes, problemas físicos y escenarios dignos de una pesadilla.
En 1988 realiza “The Cowboy and The Frenchman”, una comedia absurda en la cual, un grupo de cowboys confunde a un francés con un alienígena. Luego de superado el malentendido comienzan un extraño intercambio cultural. Aunque es una comedia no es menos extraña que otras de sus obras.

Ya en el 2002, Lynch realizó dos mini series bastante bizarras. La primera llamada “Dumbland”, es una serie animada de 8 capítulos, realizada en blanco y negro, con dibujos muy rústicos, donde se ve a una familia más que disfuncional, conformada por una madre histérica, un padre violento y grosero que odia todo lo que lo rodea y al hijo que comenta los excesos del padre. Los capítulos se caracterizan por poseer un humor muy negro y estar repletos de situaciones absurdas y violentas.

Por el otro lado estaría “Rabbits”, serie aún más bizarra que la anterior, en que se muestra a tres personas en una habitación vestidas con trajes de conejo, las cuales rara vez intercambian palabras y de hacerlo por lo general son cosas sin sentido. Todo esto acompañado de una ambientación bastante tenue, un único plano y la música de Angelo Badalamenti que ayuda de gran forma a la sensación de agobio que producen estos cortos. Los siete capítulos que componen esta serie, tiene la particularidad de tener risas y aplausos de un publico imaginario, lo que hace de “Rabbits” una experiencia bastante delirante.
Recomendado para fanáticos a toda prueba de David Lynch debido a que los 7 episodios que la componen suman tres cuartos de hora de demencia cinematográfica.



por Fantomas.
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