Saul Bass nació el 8 de Mayo de 1920, en el barrio del Bronx de la
ciudad de Nueva York. Criado en el seno de una familia rusa/judía que inmigró a
los Estados Unidos en 1907, Bass demostraría a muy corta edad su interés por el
dibujo y el arte comercial exhibido en las calles del Bronx, en especial por
los afiches de películas, los carteles de diversas tiendas comerciales, y los
anuncios publicados en los periódicos. Afortunadamente, sus padres, Aaron y
Pauline Bass, quienes se desempeñaban como dueño de una tienda de pieles y ama
de casa respectivamente, supieron incentivar su interés en el arte. En una oportunidad,
Bass mencionó que sus primeros pasos como artista los dio durante su niñez,
cuando su padre le regaló una caja de crayones. “Los usé y dibujé con ellos
hasta que se agotaron, y luego él me regaló otra caja y así pude continuar”,
declararía en una oportunidad Bass con cierta nostalgia, explicando que sus
primeros pasos en el mundo del arte, ayudarían a forjar su amor por trabajar
con las manos y su tan marcada sensibilidad visual. Pero no solo el arte
llamaría la atención de Bass durante su juventud. El futuro diseñador también
se mostraría interesado en el basquetbol, el cine, las historias de ciencia
ficción, las civilizaciones antiguas, y la arqueología. Quien en un momento pasaría
a ser un visitante frecuente del Museo Metropolitana de Arte y del Museo de
Historia Natural de la ciudad de Nueva York, se graduó en 1936 de la Secundaria
James Monroe. Durante su paso por dicha institución estudiantil, Bass ofició
como director de arte de la publicación literaria, “The Monroe Doctrine”, y del
anuario escolar, lo que venía a reforzar cuál era su verdadera vocación.
Tras salir del colegio, Bass trabajó como repartidor y como pintor de letreros de algunos locales comerciales. Fue así como fue descubierto por la Liga de Estudiantes de Arte de Manhattan, quienes impresionados con los letreros diseñados por Bass, le ofrecieron una beca para que pudiese perfeccionar sus habilidades innatas. Sería en 1936 cuando él comenzó sus estudios de arte en la Liga, los cuales realizaba durante la noche, para así tener tiempo para trabajar durante el día, con el fin de aumentar los ingresos familiares, los cuales se habían visto notoriamente mermados a causa de la Gran Depresión. Durante su paso por la Liga de Estudiantes de Arte, Bass descubrió y aprendió a admirar a Howard Trafton, un ilustrador comercial y un profesor bastante popular, cuyo particular estilo técnico y educativo influenció el trabajo de Bass tanto en su faceta de diseñador, como en su posterior aventura como profesor universitario. Por ejemplo, cuando en una ocasión se le preguntó a Trafton que buscaba entregarle a sus estudiantes, este respondió: “No le enseño a mis estudiantes como realizar un trabajo terminado. Trató de enseñarles los fundamentos del arte (color, composición y distribución), que son los mismos elementos que van a utilizar al momento de realizar una pintura o un anuncio publicitario”. Bass por su parte, sostenía que los elementos básicos del arte (saber dibujar, dominar el proceso de composición, y comprender el uso del color) eran las habilidades más importantes que debía desarrollar cualquier estudiante de arte.
Debido a la Gran Depresión, a Bass le costó bastante encontrar
trabajo una vez que se graduó de la escuela de arte. De hecho, sus dos primeros
trabajos no tenían relación alguna con el diseño. Un año después de terminar
sus estudios, Bass compiló un portafolio el cual presentó de manera obsesiva en
varias agencias de publicidad. Su método fue sistemático. Dividió Manhattan en
secciones, y utilizó la guía telefónica para localizar a las distintas
agencias. Fue entonces cuando comenzó su peregrinaje por la ciudad, hasta
terminar siendo contratado por una pequeña firma controlada por una pareja de
hermanos. No contento con conseguir empleo, Bass continuó adquiriendo
conocimientos de manera autodidacta, devorando cualquier tipo de material
visual como revistas, historietas, y afiches de películas, lo que eventualmente
le traería algunos frutos. En 1938, cuando Bass tenía 18 años, se encontraba
ganando veinte dólares a la semana, lo que lo ubicaba entre los trabajadores
jóvenes mejor pagados de Manhattan. No pasaría mucho tiempo antes de que la
Warner Brothers le ofreciera un puesto como encargado del diseño de letras y
afiches publicitarios de la compañía. En 1939, Bass contraería matrimonio con
Ruth Cooper, con quien tendría dos hijos: Robert en 1942, y Andrea en 1946. Dos
años más tarde, serían los estudios Twentieth Century-Fox quienes le ofrecieron
un trabajo como diseñador. Pese a que este nuevo trabajo lo llevó a ganar cien
dólares a la semana, las exigencias propias de las campañas publicitarias de la
industria cinematográfica hastiaron a Bass, al punto que en 1944 decidió
renunciar y juró que nunca más volvería a trabajar en el rubro de la publicidad
cinematográfica.
Determinado a convertirse en un director de arte, Bass se unió a
la Blaine Thompson Company, una agencia publicitaria bastante reconocida en
Nueva York, con la condición de que no trabajaría en nada relacionado a la
industria cinematográfica. Enfocado en el diseño de publicidad para diversos
productos y para espectáculos de Broadway, por primera vez en mucho tiempo él
se sintió feliz con su trabajo. Durante este periodo, Bass también descubriría
el trabajo de Gyorgy Kepes, un diseñador de origen húngaro con una marcada
inclinación por el estilo Bauhaus, que rápidamente se convertiría en su mentor.
Kepes sería el responsable de enfocar las ideas de Bass acerca del modernismo,
la psicología y la responsabilidad social de los diseñadores, permitiéndole al
diseñador que eventualmente sus ideas Avant Garde fuesen exhibidas a un gran
número de personas, a través de muchos de sus diseños tanto publicitarios como
cinematográficos. En 1946, Bass se mudó a California para trabajar en Buchanan
& Company, lo que nuevamente lo acercaría al mundo del cine. Tras varios
años y diversos trabajos en un par de empresas californianas de publicidad, en
1952 Bass decidió abrir su propia empresa llamada Saul Bass y Asociados. En
1955, contrató a Elaine Makatura como su asistente. Su talento como diseñadora
no tardó en hacerse evidente, lo que facilitó que ambos congeniaran tanto
creativamente como románticamente. A raíz de esto, Bass se divorció de su mujer
Ruth y se casó con Elaine en 1961. Ambos conformaron un equipo creativo
increíble que participaría en diversos proyectos durante 40 años, dando vida a
los trabajos más recordados del diseñador.
Ya para el año 1955, Bass había cimentado una fuerte conexión con el mundo cinematográfico. Ese mismo año, él creo la que aún es considerada como una de las secuencias de créditos más inteligentes y espectaculares de la historia de cine, para la película “The Man with the Golden Arm”, del director Otto Preminger. Dicha secuencia, innovadora y revolucionaria para la época, cambiaría la industria cinematográfica para siempre. Hasta ese entonces, las secuencias de créditos eran aburridas, al punto que en las salas de cine no solían ser vistas por la audiencia. Para Bass, las secuencias de créditos tenían un potencial enorme que no había sido explotado, y cuyo objetivo no era otro más que exaltar la experiencia cinematográfica. Con esto en mente, Bass continúo creando secuencias de créditos para filmes como “Vertigo” (1958), “North by Northwest” (1959), y “Psycho” (1960), todos realizados por el director Alfred Hitchcock. Cuando a Bass le preguntaron que le había provocado la inquietud de rediseñar el estilo de las secuencias de créditos, este respondió: “Tenía la fuerte sensación de que las películas realmente comenzaban desde el primer cuadro. Esto, desde luego, se remonta a cuando los créditos eran solo letras, usualmente con una mala tipografía, y constituían el periodo en el que la gente se acomodaba, iba al baño, o entablaba algún tipo de conversación. Yo sentí que este era un período de tiempo que podía contribuir con el filme. Otto Preminger concordó conmigo y lo intentamos”.
El proceso mediante el cual Bass comenzó a diseñar afiches y
secuencias de créditos, se basó en un método que se enfocó simplemente en la
reducción. La publicidad cinematográfica de aquel entonces, tendía a arrojar
todo lo que una película pretendía ofrecer en un simple afiche, con la
esperanza de que algunos de sus elementos cautivaran a la audiencia.
Básicamente, esto funcionaba bajo el principio de que si le muestras un
conjunto de elementos a alguien, es probable que uno de ellos capte su
atención. Por lo tanto, que Bass pretendiera plasmar en un afiche un solo
concepto que representara a un determinado filme, era una idea bastante
rupturista para la década del cincuenta. Dicha idea se le presentaría a
Preminger, quien prácticamente sin pestañar, accedió a seguir el instinto
creativo del diseñador. Sería precisamente esa confianza inquebrantable que
Preminger tenía en Bass, lo que consolidó su relación tanto personal como
profesional, la cual se prolongaría por varios años. Tras un par de años en la
industria, Bass desarrolló un proceso artístico que lo llevaría a alcanzar la
fama, no sin antes entender que para realizar un gran trabajo, debía ser fiel a
sus principios, confiar en sus instintos, y pelear por lo que él creía
correcto. Eso lo llevó a renunciar a varios trabajos cuando veía que perdía
control creativo, o a romper lazos con directores debido a diferencias artísticas.
El riesgo era parte importarte de su proceso, tal y como lo aseguró en una
entrevista: “El proceso debe ser visto como un juego ya que se debe sentir que
no hay peligro en su desarrollo. Debes tener confianza que no serás criticado
ni denostado de ninguna forma porque digas algo tonto, estúpido o inapropiado. En
otras palabras, la gente debe situarse en una posición vulnerable, cosa que
suele suceder cuando entras a un territorio inexplorado. Verás, los saltos
creativos no ocurren si juegas a la segura y todos saben hacia donde te
diriges. La gente debe tomar riesgos, pero de manera relajada. Deben sentirse
libres de realizar dichos saltos y conexiones aun cuando no saben que van a
ocurrir, porque así es como usualmente suceden”.
A principios de la década del sesenta, Bass y su señora dejaron de
diseñar secuencias de créditos. Ya con dos hijos a cuestas, Jennifer y Jeffrey,
el matrimonio comenzó a trabajar en sus propias películas. Ellos dirigirían una
sería de cortos, entre los que se encuentran “Why Man Creates” (1968), “Notes
on the Popular Arts” (1978), y “The Solar Film” (1980). Estos tres cortos
serían nominados al Oscar, y “Why Man Creates” terminaría siendo recompensado
con el preciado galardón. Durante este periodo, ellos también se dedicaron a
crear logos corporativos, siendo los más reconocidos los de AT&T, Bell,
Exxon, Quaker Oats, Girl Scouts, Geffen Records y United Airlines, entre otros.
Recién en la década del ochenta, el director Martin Scorsese persuadió al
matrimonio para realizar las secuencias de créditos de los filmes: “Cape Fear”
(1991), “The Age of Innocence” (1993), “Casino” (1995) y “Goodfellas” (1990). En relación a la labor de Bass como diseñador
de secuencias de créditos, Scorcese afirmó: “Hacían que las películas de
inmediato se convirtieran en algo especial… y no se separaban de la historia,
sino que te involucraban con ellas de forma inmediata. Poniéndolo en palabras
sencillas, Saul Bass fue un gran cineasta. Él podía ver el filme en cuestión, y
comprender su ritmo, su estructura, su humor. Él podía penetrar el corazón de la
película y encontrar su secreto”.
Hoy en día, la influencia de Bass sigue estando presente. Por
ejemplo, la secuencia de créditos de “Catch Me if You Can” (2002), del director
Steven Spielberg, es bastante similar a la realizada por Bass para el filme “Around
the World in Eighty Days” (1956). De la misma manera, los créditos iniciales de
la serie Mad Men (2007-2015), podrían ser considerados como una suerte de
tributo a la secuencia de créditos de la cinta “North By Northwest”. Cuando a Bass se le preguntó que hacía tan interesante
al diseño, incluso luego de muchos años en la industria, él respondió: “Si
haces algo que hasta cierto grado es desconocido para ti, se convierte en una
experiencia de aprendizaje intensa. Se trata de caminar en una superficie
resbalosa, intentando mantenerse de pie. Esa tensión es lo que convierte al
trabajo en algo interesante”. La verdad es que lo que situó a Bass como un
diseñador innovador, fue el hecho de que al mismo tiempo que él poseía un
estilo distintivo, se preocupó de estar constantemente evolucionando y de
encontrar soluciones nuevas para los problemas que iban surgiendo. Él una vez
dijo: “No puedes encontrar ninguna respuesta si utilizas la respuesta que
alguien más dio a una pregunta determinada… No se trata tanto de un asunto
moral. Simplemente no funciona”. Saul Bass falleció el 25 de Abril de 1996, a
causa de un linfoma no Hodgkin en el Centro Médico Cedars-Sinai de la ciudad de
Los Ángeles, a los 75 años de edad. Innegablemente, el gran mérito de Bass
dentro de la industria cinematográfica, fue tomar un elemento que estaba siendo
subutilizado, y convertirlo en una forma de arte. Aunque ya no está entre
nosotros, su legado impactó las vidas de numerosos diseñadores y amantes del
arte en general. Así mismo, su curiosidad, ingenuidad, y la verdadera pasión
que sentía por su trabajo, continúan inspirando y sorprendiendo a quienes
tienen la suerte de ver parte de su legado.
* Las imágenes fueron tomadas del sitio http://www.artofthetitle.com
por Fantomas.
1 comentario:
Interesante artículo gracias
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