lunes, 16 de enero de 2017

Saul Bass: El diseñador que convirtió las secuencias de créditos en una forma de arte.


Saul Bass nació el 8 de Mayo de 1920, en el barrio del Bronx de la ciudad de Nueva York. Criado en el seno de una familia rusa/judía que inmigró a los Estados Unidos en 1907, Bass demostraría a muy corta edad su interés por el dibujo y el arte comercial exhibido en las calles del Bronx, en especial por los afiches de películas, los carteles de diversas tiendas comerciales, y los anuncios publicados en los periódicos. Afortunadamente, sus padres, Aaron y Pauline Bass, quienes se desempeñaban como dueño de una tienda de pieles y ama de casa respectivamente, supieron incentivar su interés en el arte. En una oportunidad, Bass mencionó que sus primeros pasos como artista los dio durante su niñez, cuando su padre le regaló una caja de crayones. “Los usé y dibujé con ellos hasta que se agotaron, y luego él me regaló otra caja y así pude continuar”, declararía en una oportunidad Bass con cierta nostalgia, explicando que sus primeros pasos en el mundo del arte, ayudarían a forjar su amor por trabajar con las manos y su tan marcada sensibilidad visual. Pero no solo el arte llamaría la atención de Bass durante su juventud. El futuro diseñador también se mostraría interesado en el basquetbol, el cine, las historias de ciencia ficción, las civilizaciones antiguas, y la arqueología. Quien en un momento pasaría a ser un visitante frecuente del Museo Metropolitana de Arte y del Museo de Historia Natural de la ciudad de Nueva York, se graduó en 1936 de la Secundaria James Monroe. Durante su paso por dicha institución estudiantil, Bass ofició como director de arte de la publicación literaria, “The Monroe Doctrine”, y del anuario escolar, lo que venía a reforzar cuál era su verdadera vocación. 

Tras salir del colegio, Bass trabajó como repartidor y como pintor de letreros de algunos locales comerciales. Fue así como fue descubierto por la Liga de Estudiantes de Arte de Manhattan, quienes impresionados con los letreros diseñados por Bass, le ofrecieron una beca para que pudiese perfeccionar sus habilidades innatas. Sería en 1936 cuando él comenzó sus estudios de arte en la Liga, los cuales realizaba durante la noche, para así tener tiempo para trabajar durante el día, con el fin de aumentar los ingresos familiares, los cuales se habían visto notoriamente mermados a causa de la Gran Depresión. Durante su paso por la Liga de Estudiantes de Arte, Bass descubrió y aprendió a admirar a Howard Trafton, un ilustrador comercial y un profesor bastante popular, cuyo particular estilo técnico y educativo influenció el trabajo de Bass tanto en su faceta de diseñador, como en su posterior aventura como profesor universitario. Por ejemplo, cuando en una ocasión se le preguntó a Trafton que buscaba entregarle a sus estudiantes, este respondió: “No le enseño a mis estudiantes como realizar un trabajo terminado. Trató de enseñarles los fundamentos del arte (color, composición y distribución), que son los mismos elementos que van a utilizar al momento de realizar una pintura o un anuncio publicitario”. Bass por su parte, sostenía que los elementos básicos del arte (saber dibujar, dominar el proceso de composición, y comprender el uso del color) eran las habilidades más importantes que debía desarrollar cualquier estudiante de arte. 



Debido a la Gran Depresión, a Bass le costó bastante encontrar trabajo una vez que se graduó de la escuela de arte. De hecho, sus dos primeros trabajos no tenían relación alguna con el diseño. Un año después de terminar sus estudios, Bass compiló un portafolio el cual presentó de manera obsesiva en varias agencias de publicidad. Su método fue sistemático. Dividió Manhattan en secciones, y utilizó la guía telefónica para localizar a las distintas agencias. Fue entonces cuando comenzó su peregrinaje por la ciudad, hasta terminar siendo contratado por una pequeña firma controlada por una pareja de hermanos. No contento con conseguir empleo, Bass continuó adquiriendo conocimientos de manera autodidacta, devorando cualquier tipo de material visual como revistas, historietas, y afiches de películas, lo que eventualmente le traería algunos frutos. En 1938, cuando Bass tenía 18 años, se encontraba ganando veinte dólares a la semana, lo que lo ubicaba entre los trabajadores jóvenes mejor pagados de Manhattan. No pasaría mucho tiempo antes de que la Warner Brothers le ofreciera un puesto como encargado del diseño de letras y afiches publicitarios de la compañía. En 1939, Bass contraería matrimonio con Ruth Cooper, con quien tendría dos hijos: Robert en 1942, y Andrea en 1946. Dos años más tarde, serían los estudios Twentieth Century-Fox quienes le ofrecieron un trabajo como diseñador. Pese a que este nuevo trabajo lo llevó a ganar cien dólares a la semana, las exigencias propias de las campañas publicitarias de la industria cinematográfica hastiaron a Bass, al punto que en 1944 decidió renunciar y juró que nunca más volvería a trabajar en el rubro de la publicidad cinematográfica. 

Determinado a convertirse en un director de arte, Bass se unió a la Blaine Thompson Company, una agencia publicitaria bastante reconocida en Nueva York, con la condición de que no trabajaría en nada relacionado a la industria cinematográfica. Enfocado en el diseño de publicidad para diversos productos y para espectáculos de Broadway, por primera vez en mucho tiempo él se sintió feliz con su trabajo. Durante este periodo, Bass también descubriría el trabajo de Gyorgy Kepes, un diseñador de origen húngaro con una marcada inclinación por el estilo Bauhaus, que rápidamente se convertiría en su mentor. Kepes sería el responsable de enfocar las ideas de Bass acerca del modernismo, la psicología y la responsabilidad social de los diseñadores, permitiéndole al diseñador que eventualmente sus ideas Avant Garde fuesen exhibidas a un gran número de personas, a través de muchos de sus diseños tanto publicitarios como cinematográficos. En 1946, Bass se mudó a California para trabajar en Buchanan & Company, lo que nuevamente lo acercaría al mundo del cine. Tras varios años y diversos trabajos en un par de empresas californianas de publicidad, en 1952 Bass decidió abrir su propia empresa llamada Saul Bass y Asociados. En 1955, contrató a Elaine Makatura como su asistente. Su talento como diseñadora no tardó en hacerse evidente, lo que facilitó que ambos congeniaran tanto creativamente como románticamente. A raíz de esto, Bass se divorció de su mujer Ruth y se casó con Elaine en 1961. Ambos conformaron un equipo creativo increíble que participaría en diversos proyectos durante 40 años, dando vida a los trabajos más recordados del diseñador.






Ya para el año 1955, Bass había cimentado una fuerte conexión con el mundo cinematográfico. Ese mismo año, él creo la que aún es considerada como una de las secuencias de créditos más inteligentes y espectaculares de la historia de cine, para la película “The Man with the Golden Arm”, del director Otto Preminger. Dicha secuencia, innovadora y revolucionaria para la época, cambiaría la industria cinematográfica para siempre. Hasta ese entonces, las secuencias de créditos eran aburridas, al punto que en las salas de cine no solían ser vistas por la audiencia. Para Bass, las secuencias de créditos tenían un potencial enorme que no había sido explotado, y cuyo objetivo no era otro más que exaltar la experiencia cinematográfica. Con esto en mente, Bass continúo creando secuencias de créditos para filmes como “Vertigo” (1958), “North by Northwest” (1959), y “Psycho” (1960), todos realizados por el director Alfred Hitchcock. Cuando a Bass le preguntaron que le había provocado la inquietud de rediseñar el estilo de las secuencias de créditos, este respondió: “Tenía la fuerte sensación de que las películas realmente comenzaban desde el primer cuadro. Esto, desde luego, se remonta a cuando los créditos eran solo letras, usualmente con una mala tipografía, y constituían el periodo en el que la gente se acomodaba, iba al baño, o entablaba algún tipo de conversación. Yo sentí que este era un período de tiempo que podía contribuir con el filme. Otto Preminger concordó conmigo y lo intentamos”.

El proceso mediante el cual Bass comenzó a diseñar afiches y secuencias de créditos, se basó en un método que se enfocó simplemente en la reducción. La publicidad cinematográfica de aquel entonces, tendía a arrojar todo lo que una película pretendía ofrecer en un simple afiche, con la esperanza de que algunos de sus elementos cautivaran a la audiencia. Básicamente, esto funcionaba bajo el principio de que si le muestras un conjunto de elementos a alguien, es probable que uno de ellos capte su atención. Por lo tanto, que Bass pretendiera plasmar en un afiche un solo concepto que representara a un determinado filme, era una idea bastante rupturista para la década del cincuenta. Dicha idea se le presentaría a Preminger, quien prácticamente sin pestañar, accedió a seguir el instinto creativo del diseñador. Sería precisamente esa confianza inquebrantable que Preminger tenía en Bass, lo que consolidó su relación tanto personal como profesional, la cual se prolongaría por varios años. Tras un par de años en la industria, Bass desarrolló un proceso artístico que lo llevaría a alcanzar la fama, no sin antes entender que para realizar un gran trabajo, debía ser fiel a sus principios, confiar en sus instintos, y pelear por lo que él creía correcto. Eso lo llevó a renunciar a varios trabajos cuando veía que perdía control creativo, o a romper lazos con directores debido a diferencias artísticas. El riesgo era parte importarte de su proceso, tal y como lo aseguró en una entrevista: “El proceso debe ser visto como un juego ya que se debe sentir que no hay peligro en su desarrollo. Debes tener confianza que no serás criticado ni denostado de ninguna forma porque digas algo tonto, estúpido o inapropiado. En otras palabras, la gente debe situarse en una posición vulnerable, cosa que suele suceder cuando entras a un territorio inexplorado. Verás, los saltos creativos no ocurren si juegas a la segura y todos saben hacia donde te diriges. La gente debe tomar riesgos, pero de manera relajada. Deben sentirse libres de realizar dichos saltos y conexiones aun cuando no saben que van a ocurrir, porque así es como usualmente suceden”.





A principios de la década del sesenta, Bass y su señora dejaron de diseñar secuencias de créditos. Ya con dos hijos a cuestas, Jennifer y Jeffrey, el matrimonio comenzó a trabajar en sus propias películas. Ellos dirigirían una sería de cortos, entre los que se encuentran “Why Man Creates” (1968), “Notes on the Popular Arts” (1978), y “The Solar Film” (1980). Estos tres cortos serían nominados al Oscar, y “Why Man Creates” terminaría siendo recompensado con el preciado galardón. Durante este periodo, ellos también se dedicaron a crear logos corporativos, siendo los más reconocidos los de AT&T, Bell, Exxon, Quaker Oats, Girl Scouts, Geffen Records y United Airlines, entre otros. Recién en la década del ochenta, el director Martin Scorsese persuadió al matrimonio para realizar las secuencias de créditos de los filmes: “Cape Fear” (1991), “The Age of Innocence” (1993), “Casino” (1995) y “Goodfellas” (1990).  En relación a la labor de Bass como diseñador de secuencias de créditos, Scorcese afirmó: “Hacían que las películas de inmediato se convirtieran en algo especial… y no se separaban de la historia, sino que te involucraban con ellas de forma inmediata. Poniéndolo en palabras sencillas, Saul Bass fue un gran cineasta. Él podía ver el filme en cuestión, y comprender su ritmo, su estructura, su humor. Él podía penetrar el corazón de la película y encontrar su secreto”.


Hoy en día, la influencia de Bass sigue estando presente. Por ejemplo, la secuencia de créditos de “Catch Me if You Can” (2002), del director Steven Spielberg, es bastante similar a la realizada por Bass para el filme “Around the World in Eighty Days” (1956). De la misma manera, los créditos iniciales de la serie Mad Men (2007-2015), podrían ser considerados como una suerte de tributo a la secuencia de créditos de la cinta “North By Northwest”.  Cuando a Bass se le preguntó que hacía tan interesante al diseño, incluso luego de muchos años en la industria, él respondió: “Si haces algo que hasta cierto grado es desconocido para ti, se convierte en una experiencia de aprendizaje intensa. Se trata de caminar en una superficie resbalosa, intentando mantenerse de pie. Esa tensión es lo que convierte al trabajo en algo interesante”. La verdad es que lo que situó a Bass como un diseñador innovador, fue el hecho de que al mismo tiempo que él poseía un estilo distintivo, se preocupó de estar constantemente evolucionando y de encontrar soluciones nuevas para los problemas que iban surgiendo. Él una vez dijo: “No puedes encontrar ninguna respuesta si utilizas la respuesta que alguien más dio a una pregunta determinada… No se trata tanto de un asunto moral. Simplemente no funciona”. Saul Bass falleció el 25 de Abril de 1996, a causa de un linfoma no Hodgkin en el Centro Médico Cedars-Sinai de la ciudad de Los Ángeles, a los 75 años de edad. Innegablemente, el gran mérito de Bass dentro de la industria cinematográfica, fue tomar un elemento que estaba siendo subutilizado, y convertirlo en una forma de arte. Aunque ya no está entre nosotros, su legado impactó las vidas de numerosos diseñadores y amantes del arte en general. Así mismo, su curiosidad, ingenuidad, y la verdadera pasión que sentía por su trabajo, continúan inspirando y sorprendiendo a quienes tienen la suerte de ver parte de su legado.


* Las imágenes fueron tomadas del sitio http://www.artofthetitle.com

por Fantomas.


1 comentario:

Unknown dijo...

Interesante artículo gracias

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