“Ip Man” (2008), es una cinta semibiográfica de artes marciales del director Wilson Yip, la cual está protagonizada por Donnie Yen, Simon Yam, Lynn Hung y Hiroyuki Ikeuchi.
Foshan, años treinta. Ip Man (Donnie Yen), respetado maestro de Wing Chun, combina el estudio de las artes marciales con los combates ocasionales a los que se ve forzado por parte de sus admiradores. Son tiempos de prosperidad a los que la guerra con Japón amenaza con poner fin. Con la ocupación estallará la tragedia de Ip Man, quien se verá obligado a defender a su familia y el honor de su pueblo.
En 1998, los productores Jeffrey Lau y Corey Yuen comenzaron a desarrollar un proyecto que pretendía retratar la vida de Ip Man, artista marcial chino que es recordado tanto por ser el primero en enseñar la disciplina conocida como Wing Chun de manera abierta, como por ser el maestro de Bruce Lee. Donnie Yen fue el primer actor en sumarse al proyecto para interpretar a Ip, mientras que Stephen Chow fue seleccionado para interpretar a Bruce Lee. Sin embargo, cuando el estudio encargado de producir la cinta quebró, el proyecto fue abandonado. En diciembre del 2007, el productor Raymond Wong anunció la realización de un nuevo proyecto que se centraría en el periodo que Ip vivió en Foshan (en otras palabras, la cinta abarcaría la época en la cual Ip Man aún no se convertía en maestro). Una vez que el director Wilson Yip se sumó al proyecto, Donnie Yen fue confirmado en el papel de Ip. Por otro lado, el actor y director Sammo Hung sería contratado para coreografiar las escenas de acción, y el hijo mayor de Ip Man, Ip Chun, trabajaría como consultor técnico del film, vigilando de cerca todos los aspectos de la historia y las coreografías de artes marciales.Foshan, años treinta. Ip Man (Donnie Yen), respetado maestro de Wing Chun, combina el estudio de las artes marciales con los combates ocasionales a los que se ve forzado por parte de sus admiradores. Son tiempos de prosperidad a los que la guerra con Japón amenaza con poner fin. Con la ocupación estallará la tragedia de Ip Man, quien se verá obligado a defender a su familia y el honor de su pueblo.
La historia comienza en 1935 en la ciudad de Foshan, ubicada en la provincia de Guangdong. En aquellos tiempos, Foshan era conocida por ser la ciudad que acogía a las mejores escuelas de Kung Fu, las cuales estaban compitiendo constantemente para demostrar su superioridad. Sin embargo, todos estaban conscientes de que el mejor luchador de la región era un hombre acomodado llamado Ip Man, quien no deseaba fundar su propia escuela sino que prefería dedicarse a los negocios y a su familia. Pese a eso, Ip Man no puede negar lo mucho que disfruta combatir con otros luchadores, quienes a sabiendas de su reputación, en ocasiones deciden retarlo. Eso precisamente sirve de excusa para la primera escena de acción de la cinta, en la cual un maestro llamado Liu (Chen Zhi-Hui) llega a la casa de Ip Man para retarlo a un duelo privado. Durante esta pelea y en algunas de las escenas posteriores, se retrata al protagonista como un hombre con una filosofía altruista, que lucha solo por diversión y que no involucra ningún tipo de sentimiento en los combates en los cuales participa. De hecho, incluso cuando un agresivo luchador llamado Jin Shanzhao (Fan Siu-wong) llega a Foshan para retar a todos los maestros de la región, Ip Man se toma con bastante humor toda la situación, lo que no le impide darle una buena lección al engreído retador.
Durante gran parte de la primera mitad de la cinta, se retrata a Ip Man como un hombre con una buena situación económica, respetado y querido por la comunidad, quien tiene algunos problemas familiares por su excesiva dedicación a las artes marciales. Por otro lado, se retrata a Foshan como un lugar casi idílico, donde la gente goza de una buena situación económica y no existen mayores problemas. Es por esto que tal vez existe un marcado tono cómico durante la primera media hora del film, lo cual cambia drásticamente cuando se abarca el periodo en el cual los japoneses invadieron China. Desde este punto la cinta adquiere un tono más dramático, ya que se centra en los abusos que sufrieron los habitantes de Foshan y de gran parte de China por parte de los japoneses, y en como los primeros intentaban sobrevivir a la hambruna y la miseria que surgió luego de la invasión japonesa. Es así como Ip se verá obligado a trabajar en las minas de carbón, para así poder comprar el alimento suficiente para que su familia no fallezca a causa de la escasez de alimento.
Mientras que “Ip Man” al igual que otras producciones chinas presenta el mismo tipo de fervor nacionalista a la hora de tratar el tema de la ocupación japonesa de China, en esta ocasión el tema se utiliza como el detonante del cambio en la vida del protagonista, lo que eventualmente lo llevará no sólo a defender sus ideales y a la gente que ama de manera más “activa”, sino que también le ayudará a otorgarle un nuevo propósito a la disciplina que practica. El protagonista es el perfecto ejemplo de un hombre que no se deja llevar por su orgullo, sino que prefiere vivir de forma humilde, lo que le permite aceptar sin complicaciones la pérdida su estatus dentro de la sociedad y de sus bienes materiales, para luego convertirse en un trabajador más de los tantos que intentaron sobrevivir durante la guerra, manteniendo su dignidad completamente intacta. Al mismo tiempo, Ip Man se convierte en la personificación del héroe clásico, reacio e inseguro, pero resignado a cumplir con su rol. Él sabe que debe enfrentarse a los villanos de turno porque nadie más puede hacerlo. Eventualmente el protagonista se convierte en un símbolo del orgullo chino, el cual ayudó al pueblo a soportar los duros embates de la guerra.
Si bien es sabido que Donnie Yen es un estupendo artista marcial, probablemente esta es la primera película donde puede demostrar sus dotes actorales. No sólo logra manejar con éxito la sutil dignidad de su personaje, sino que además lo interpreta de manera creíble logrando que el espectador empatice con su situación y con su modo de actuar. La calma que exuda su personaje, incluso la proyecta en cada uno de los combates en los que se involucra (incluso en la espectacular escena donde se enfrenta simultáneamente a diez karatecas japoneses), efectuando movimientos controlados y precisos. Al igual que Yen, el resto del elenco realiza un estupendo trabajo permitiendo que el relato se torne más creíble pese a que existen una serie de inexactitudes biográficas. Por ejemplo, Ip Man nunca tuvo que trabajar en una mina de carbón, sino que trabajó como policía durante algunos años hasta que las presiones del gobierno comunista, quienes no aprobaban su fortuna ni sus ideologías políticas, lo obligaron a exiliarse en Hong Kong (obviamente esta inconveniente verdad mitiga el impacto de las victorias del protagonista).
Por otro lado, el trabajo de fotografía de Sing-Pui O es sencillamente espectacular, al igual que la labor realizada por Sammo Hung, cuyas coreografías no sólo son energéticas e impresionantes, sino que también son verdaderos espectáculos visuales. Por último cabe destacar la banda sonora compuesta por Kenji Kawai, la cual resulta ser efectiva y ayuda a resaltar bastante la atmósfera dramática de la segunda mitad del film. “Ip Man” en más de un sentido es una película redonda; no sólo tiene una historia que resulta interesante desde el principio y que con el correr de los minutos se va reinventando abarcando distintos géneros cinematográficos, sino además cuenta con personajes con los que uno logra identificarse, con un buen número de escenas de acción espléndidamente ejecutadas, y con un nivel técnico envidiable. Todas estas características convierten a esta película en una de las mejores producciones de artes marciales de los últimos años, la cual probablemente incluso será del agrado de aquellos que no acostumbran a ver este tipo films.
Mientras que “Ip Man” al igual que otras producciones chinas presenta el mismo tipo de fervor nacionalista a la hora de tratar el tema de la ocupación japonesa de China, en esta ocasión el tema se utiliza como el detonante del cambio en la vida del protagonista, lo que eventualmente lo llevará no sólo a defender sus ideales y a la gente que ama de manera más “activa”, sino que también le ayudará a otorgarle un nuevo propósito a la disciplina que practica. El protagonista es el perfecto ejemplo de un hombre que no se deja llevar por su orgullo, sino que prefiere vivir de forma humilde, lo que le permite aceptar sin complicaciones la pérdida su estatus dentro de la sociedad y de sus bienes materiales, para luego convertirse en un trabajador más de los tantos que intentaron sobrevivir durante la guerra, manteniendo su dignidad completamente intacta. Al mismo tiempo, Ip Man se convierte en la personificación del héroe clásico, reacio e inseguro, pero resignado a cumplir con su rol. Él sabe que debe enfrentarse a los villanos de turno porque nadie más puede hacerlo. Eventualmente el protagonista se convierte en un símbolo del orgullo chino, el cual ayudó al pueblo a soportar los duros embates de la guerra.
Si bien es sabido que Donnie Yen es un estupendo artista marcial, probablemente esta es la primera película donde puede demostrar sus dotes actorales. No sólo logra manejar con éxito la sutil dignidad de su personaje, sino que además lo interpreta de manera creíble logrando que el espectador empatice con su situación y con su modo de actuar. La calma que exuda su personaje, incluso la proyecta en cada uno de los combates en los que se involucra (incluso en la espectacular escena donde se enfrenta simultáneamente a diez karatecas japoneses), efectuando movimientos controlados y precisos. Al igual que Yen, el resto del elenco realiza un estupendo trabajo permitiendo que el relato se torne más creíble pese a que existen una serie de inexactitudes biográficas. Por ejemplo, Ip Man nunca tuvo que trabajar en una mina de carbón, sino que trabajó como policía durante algunos años hasta que las presiones del gobierno comunista, quienes no aprobaban su fortuna ni sus ideologías políticas, lo obligaron a exiliarse en Hong Kong (obviamente esta inconveniente verdad mitiga el impacto de las victorias del protagonista).
Por otro lado, el trabajo de fotografía de Sing-Pui O es sencillamente espectacular, al igual que la labor realizada por Sammo Hung, cuyas coreografías no sólo son energéticas e impresionantes, sino que también son verdaderos espectáculos visuales. Por último cabe destacar la banda sonora compuesta por Kenji Kawai, la cual resulta ser efectiva y ayuda a resaltar bastante la atmósfera dramática de la segunda mitad del film. “Ip Man” en más de un sentido es una película redonda; no sólo tiene una historia que resulta interesante desde el principio y que con el correr de los minutos se va reinventando abarcando distintos géneros cinematográficos, sino además cuenta con personajes con los que uno logra identificarse, con un buen número de escenas de acción espléndidamente ejecutadas, y con un nivel técnico envidiable. Todas estas características convierten a esta película en una de las mejores producciones de artes marciales de los últimos años, la cual probablemente incluso será del agrado de aquellos que no acostumbran a ver este tipo films.
por Fantomas.