“I corpi presentano tracce di violenza carnale” aka “Torso” (1973), es un giallo del director Sergio Martino, el cual está protagonizado por Suzy Kendall, Tina Aumont y Luc Merenda.
Una serie de violentos asesinatos se han estado cometiendo en las cercanías de un campus de una universidad de Perugia. A raíz de esto, una estudiante de intercambio llamada Jane (Suzy Kendall), decide irse con tres de sus amigas a una retirada villa en el campo con la esperanza de que la policía encuentre pronto al asesino. Sin embargo, cuando el psicópata se dispone a seguirlas, lo que comenzó como un viaje de placer se convertirá en una verdadera pesadilla.
Junto con los franceses, los japoneses y los norteamericanos, los cineastas italianos formaron parte fundamental en el proceso de revitalización del cine como industria y como fabricante de sueños durante las décadas del sesenta y setenta. Eso significó que a fines de los sesenta, Roma se convirtiera en uno de los epicentros de la industria cinematográfica, el cual no solo era capaz de albergar a directores consagrados como Federico Fellini, Pier Paolo Pasolini, y Sergio Leone, sino que además daba pie para que otro puñado importante de cineastas experimentara con diversos géneros y subgéneros. Fue así como en Italia se generó la clásica batalla entre el arte y el artificio, proceso en el cual Sergio Martino se alza como un ingeniero menor de todo el asunto, pero no por eso menos importante. En aquella época, el director cimentó su reputación creando una serie del films encasillados dentro del llamado género del giallo, nombre que hace referencia al color de las cubiertas de ciertas novelas policíacas baratas que fueron editadas en la década del treinta en Italia, y de las que el género toma gran parte de sus argumentos y elementos formales. De la mano de su colaborador habitual, el guionista Ernesto Gastaldi, Martino nuevamente explora su obsesión con los desnudos femeninos y con la violencia descarnada, tal y como lo había hecho anteriormente en “The Strange Vice of Mrs. Wardh” (1971), “Case of the Scorpion´s Tale” (1971), “All the Colors of the Dark” (1972), y “Your Vice is a Closed Room and Only I Have the Key” (1972).
“Torso” se desarrolla en Perugia, una pequeña ciudad italiana que alberga a cientos de estudiantes universitarios, y que se presenta como el escenario perfecto para estudiar y pasar los días disfrutando de la buena vida. Sin embargo, esa idílica presunción no tarda en quebrarse en miles de pedazos cuando una serie de estudiantes comienzan a ser asesinados por lo que parece ser un psicópata sexual. La policía está desconcertada con los asesinatos, y la única pista que poseen es un pañuelo rojo con negro que encontraron en una de las escenas del crimen. Todo esto provoca que las clases en la universidad sean rápidamente suspendidas, que es precisamente lo contrario a lo que desea una estudiante de intercambio llamada Jane, quien en el último tiempo se ha estado encariñando con uno de sus profesores, el encantador Franz (John Richardson). Lamentablemente para ella, la compleja situación que se está viviendo en la ciudad la obliga junto a un grupo de amigas, entre las que se encuentra Daniela (Tina Aumont), quien últimamente ha estado siendo acosada insistentemente por Stefano Vanzi (Roberto Bisacco), un viejo conocido de la infancia, a viajar a una aislada villa en medio de la campiña italiana hasta que el asesino sea atrapado por la policía y sea seguro regresar a la ciudad. Desafortunadamente para las muchachas, al parecer ellas y no el resto de los estudiantes, son el verdadero objetivo del psicópata, quien está decidido a terminar lo que comenzó en Perugia.
Aun cuando se incluyen una serie de pistas falsas durante el transcurso del film, “Torso” no presenta necesariamente un misterio demasiado complicado de resolver. De hecho, aproximadamente a la hora de metraje, es posible descubrir la identidad del villano mediante un sencillo proceso de eliminación. En esencia, se debe considerar a los pocos sospechosos que aún están con vida, analizar sus posibles motivos, y posteriormente es posible realizar una deducción relativamente acertada. Aunque la respuesta termina siendo bastante obvia, Martino se las arregla para que el camino hacia el clímax del film sea por sobre todo entretenido y envolvente. Mientras que por un lado el director utiliza los desnudos femeninos casi como si se trataran de un elemento narrativo más, al mismo tiempo demuestra la razón de porqué muchos de los giallos habitualmente son considerados como parte de la base estilística de lo que posteriormente sería el llamado género slasher, al retratar cada uno de los asesinatos desde la perversa perspectiva del asesino. Si bien todo esto resulta ser efectivo, especialmente a nivel visual, es en el último acto donde Martino realmente demuestra su habilidad como director. Mientras Jane se está recuperando de un pequeño accidente que le provocó una seria lesión en uno de sus tobillos, no le queda más remedio que presenciar con horror como el asesino utiliza una sierra para descuartizar a sus amigas. Desde ese punto, durante aproximadamente 25 minutos, Martino inunda el aire con una atmósfera de tensión, ya que Jane deberá buscar una forma de escapar del psicópata quien está cada vez más cerca de descubrir que existe otra víctima potencial escondida dentro de la lujosa villa.
Pese a que una de las características predominantes de los personajes femeninos del film es su hipersexualización, “Torso” dista de ser una película misógina, característica que sí define al asesino de turno. Existen varias escenas de desnudos e incluso un par de escenas eróticas, pero por lo general están de alguna forma conectadas a la violencia que contiene la cinta, lo que provoca que la desnudez no sea del todo gratuita. A diferencia de muchos giallos, las mujeres no son retratadas como personajes inútiles o meros objetos sexuales, sino que en el caso particular de Jane, ella se alza como la heroína del relato y el espectador está llamado a empatizar con su peculiar situación. Muy por el contrario, los hombres que aparecen a lo largo del film son ampliamente criticados por su actitud sexista hacia las mujeres, en especial aquellos que viven en las cercanías de la villa en la cual se hospedan las protagonistas, ya que constantemente se les ve realizando comentarios de índole sexual con respecto a ellas. Por otro lado, es interesante como “Torso” describe los tipos de violencia cinematográfica existentes en el giallo. En un artículo publicado en 1993 en la revista Film Quarterly, Devin McKinney intentó describir dos tipos de violencia cinematográfica. Estaba la forma “débil”, la cual es característica del cine comercial y donde la violencia tiende a ser espectacular, directa e incluso disfrutable, y la forma “fuerte”, la cual habitualmente está relacionada con el cine arte, y donde la violencia es retratada de manera más compleja e indirecta. Bajo esta premisa, en el caso puntual de “Torso”, la primera mitad de la cinta opera en el espectro “débil” de la violencia, mientras que los eventos que ocurren en la villa presentan tintes más cercanos al llamado espectro “fuerte”, ya que priva al espectador de ver los asesinatos de determinado personajes para centrarse en las consecuencias de los crímenes y en la reacción desencajada de Jane ante los hechos.
Suzy Kendall realiza un gran trabajo como la heroína de turno, especialmente porque cuando se percata de todo lo que está sucediendo en la villa, actúa con mesura en vez de reaccionar de forma errática ante la presencia del asesino, como suele suceder en las películas de este tipo. Junto con esto, es la única del grupo de muchachas que intenta descubrir algo más acerca de la identidad del psicópata, y es probablemente el único personaje femenino del film que demuestra un marcado grado de independencia con respecto a los hombres que la rodean. En el caso de Tina Aumont, esta se destaca más por su belleza que por sus dotes interpretativos, mientras que Luc Merenda, que personifica a uno de los tantos sospechosos del relato, realiza una labor más bien discreta los escasos minutos que aparece en pantalla. En cuanto al aspecto técnico del film, lo que más se destaca es la estilizada dirección de Martino y el trabajo de fotografía de Giancarlo Ferrando, otro de los colaboradores habituales del realizador italiano. En conjunto, ambos logran construir una atmósfera de tensión casi constante, principalmente gracias al inteligente manejo de la cámara subjetiva y al uso de curiosos ángulos de cámara, los cuales además permiten que el espectador participe de manera activa en diversos pasajes de la película, en una actitud abiertamente voyerista. Por último, la banda sonora compuesta por Guido y Maurizio De Angelis, resulta ser algo irregular y por momentos rompe el tono enfermizo que domina al film.
Más allá de la habilidad de Sergio Martino para imprimirle un suspenso cuasi hitchcockiano a los últimos 25 minutos del film, y del atractivo estilo visual que utiliza durante gran parte del metraje, es necesario destacar la forma en como el director conjuga todos los elementos que hicieron popular al género del giallo, como por ejemplo la desnudez, la violencia, y algunos momentos de verdadero horror, sin caer en ningún tipo de exceso que le reste credibilidad al relato. Básicamente, “Torso” es una película de naturaleza sexual, que se enfoca en los placeres carnales de la vida y en la violencia que estos pueden generar. Aunque en la superficie da la impresión que la trama gira en torno a un psicópata que asesina brutalmente a aquellas mujeres cuyo cuerpo no puede poseer, la verdad es que como en gran parte de los giallos, existen aristas psicológicas más complejas en torno a su accionar, las cuales justifican su visceralidad y le otorgan una profundidad mayor a la que poseen los típicos asesinos de las cintas slasher. Esto no significa que la explicación del porqué el psicópata comete los crímenes sea del todo satisfactoria, pero al menos le agrega un punto más de interés al misterio central de la historia. Sin ser una película imprescindible, “Torso” es un buen ejemplo de los contenidos presentes en el giallo, de las fijaciones de los cineastas de la época, y de la habilidad como director de Martino, quien lamentablemente no ha obtenido el reconocimiento que realmente merece como una de las piezas importantes de la constante evolución del cine italiano.
por Fantomas.
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