“Hold-Up” (1985), es una comedía del director Alexandre Arcady, la cual está protagonizada por Jean-Paul Belmondo, Guy Marchand y Kim Cattrall.
Grimm (Jean-Paul Belmondo) es un hombre que está a punto de llevar a cabo su más ambicioso plan: atracar el banco más importante de Montreal y llevarse a casa, libre de impuestos, más de dos millones de dólares. Sin embargo, lo que en un principio parecía ser un plan perfecto, se verá amenazado por diversos obstáculos que dificultaran el escape de Grimm y de sus dos cómplices: el torpe pero leal Georges (Guy Marchand), y la sensual Lisa (Kim Cattrall).
Para cuando comenzó a filmar la comedia de acción “Hold-Up”, la cual contó con un presupuesto bastante generoso y con el icónico actor Jean-Paul Belmondo como protagonista, el director francés Alexandre Arcady había logrado al menos tres grandes éxitos de taquilla, siendo el más importante de ellos el film “Le Grand Pardon” (1982). El guión de “Hold-Up” se basó en la novela “Quick Change”, del escritor norteamericano Jay Cronley, y fue escrito por el mismo Arcady en compañía de Daniel Saint-Hamont y el popular guionista Francis Veber, quien fue incluido en la producción a petición de Belmondo. Debido a que el escenario urbano norteamericano presente en la novela de Cronley era parte esencial de la historia y del funcionamiento de la misma, el equipo de producción tomó la decisión de rodar el film en Montreal, la ciudad más grande de la provincia canadiense de Quebec. Cabe mencionar que esta decisión poseía una doble intencionalidad: por un lado le imprimía al film una estética “americana” que facilitaría su distribución en el mercado norteamericano, y al mismo tiempo le otorgaba la posibilidad al director de incluir una serie de ambiciosas y vistosas escenas de riesgo en la narrativa, las cuales solían ser parte del sello de las películas de acción en las que participó Belmondo durante gran parte de las décadas del setenta y el ochenta.
En “Hold-Up”, el genio criminal conocido como Grimm, elabora un brillante e infalible plan para asaltar el supuestamente inexpugnable Banco Central de Montreal. Ataviado de un disfraz de payaso, Grimm ingresa al banco y toma como rehenes a todas las personas que se encuentran en su interior. Lo que la gran mayoría de las víctimas del asalto y lo que la policía liderada por el Inspector Simon Labrosse (Jean-Pierre Marielle) no sospechan, es que el criminal cuenta con dos cómplices entre los rehenes: Georges, quien además de ser el mejor amigo de Grimm, es un tipo sumamente inseguro y torpe; y Lisa, quien pese a mantener una relación amorosa con Georges, está secretamente interesada en Grimm. Irónicamente, una vez que el trío logra eludir a la policía y escapar del banco con cerca de dos millones de dólares en efectivo, es entonces cuando comienzan los problemas. Al asedio incesante del Inspector Labrosse, quien intenta en vano descubrir la estratagema de los asaltantes antes de que estos abandonen Montreal, se suma la presencia de Lasky (Tex Konig), un viejo conocido de los criminales el cual una vez que descubre su plan, hace todo lo posible por arrebatarles el botín, y una serie de diversas desventuras en las que se ve envuelto un desafortunado chofer de taxi llamado Jeremie (Jacques Villeret), y el tan temido “factor humano” al cual Grimm responsabiliza constantemente de los fracasos de los grandes planes que él alguna vez puso en marcha. Con el tiempo y las probabilidades en su contra, Grimm y sus secuaces intentarán llegar al aeropuerto de Montreal antes de que su loca carrera termine en prisión.
“Hold-Up” es un film que intenta fusionar dos segmentos o subtramas claramente delimitadas, en una misma historia repleta de matices. El primero de estos segmentos presenta una marcada inclinación hacia la comedia, y funciona como la típica película de robos norteamericana, pero teñida por las influencias del cine francés. Es por este motivo que la primera mitad del film gira en torno a una grotesca parodia de un asalto a un banco, la cual se convierte en la lucha de ingenios entre Grimm, quien es retratado como un meticuloso y extravagante ladrón, y el Inspector Labrosse, quien no puede evitar perder el control cada vez que sostiene una conversación con el payaso que tiene como rehenes a los clientes de la prestigiosa entidad financiera. Una vez que la acción se traslada a los diversos rincones de la ciudad de Montreal que se encuentran entre el banco en cuestión y el aeropuerto al cual desean llegar los protagonistas, la cinta mezcla de manera algo caótica escenas de acción, dosis importantes de humor negro, e incluso algunos breves momentos dramáticos, los cuales en su mayoría hacen referencia a la relación existente entre el trío protagónico, en especial entre Grimm y Georges. Es a raíz de esto que durante la segunda mitad de la cinta es posible ver frenéticas persecuciones automovilísticas, breves pero memorables interacciones entre Grimm y Labrosse, y la inclusión de un taxista algo torpe que hará las veces tanto de víctima como de victimario del trío de ladrones.
Si hay algo que llama la atención durante la segunda mitad de la cinta, es la exploración de las diversas aristas de aquello que Grimm llama “el factor humano”. Según el experimentado ladrón, lo único que puede frustrar un buen plan es la estupidez propia del ser humano. En esta oportunidad, la codicia sin límites de Lasky, la inocencia cuasi infantil de Georges, el oportunismo de Jeremie, y la naturaleza caprichosa e impredecible de Lisa, son los principales ejemplos del tan temido “factor humano”. En el caso puntual de Lisa, ella en repetidas oportunidades le sugiere a Grimm que sería más conveniente para ambos huir juntos y dejar a Georges a merced de la policía, aun a sabiendas que el pobre Georges está perdidamente enamorado de ella. Esto de inmediato le otorga un cierto grado de ambigüedad a la historia, ya que por un lado el espectador desea ver triunfante al trío protagónico, pero por otra parte se sugiere que Lisa en cualquier momento puede traicionar a sus compañeros sin mayor remordimiento, cuya relación de amistad demuestra ser absolutamente inquebrantable. Lamentablemente, pese a que durante la segunda mitad del film se exhibe un puñado de buenas ideas, Arcady no logra plasmarlas con demasiado éxito, lo que provoca que la película caiga en una vorágine de frenética mediocridad, exenta de giros dramáticas realmente interesantes, lo cual intenta ser compensado por el director con la inclusión de numerosas escenas de riesgo y diversos cambios de escenario, que no hacen más que evidenciar lo frágil del plan de escape de los protagonistas.
En cuanto a las actuaciones, la totalidad del elenco realiza un trabajo que va desde lo meramente correcto hasta lo sencillamente brillante. Dentro de este abanico de interpretaciones, quien realmente se destaca es Jean-Paul Belmondo, quien no solo capitaliza de manera brillante su carisma natural, sino que además construye un personaje interesante que no se conforma con representar al estereotipo del genio criminal codicioso y calculador, sino que muy por el contrario, demuestra ser un tipo leal y preocupado por su amigo, el cual no solo rechaza los múltiples avances que le realiza Lisa, sino que también se muestra dispuesto a sacrificar el botín con tal de conservar la libertad de su viejo compañero. Guy Marchand por su parte, interpreta de buena manera a un personaje torpe, bien intencionado y plagado de sueños, mientras que Kim Cattrall cumple con lo justo con su rol de femme fatale, cuyo cambio de opinión final resulta ser demasiado errático e incomprensible como para otorgarle demasiada importancia. Por otro lado, en lo que respecta al aspecto técnico de la producción, al correcto trabajo de fotografía de Richard Ciupka, se suma la vibrante banda sonora del compositor Serge Franklin, cuya mezcla de ritmos propios del jazz, el blues y el country, la convierten en uno de los puntos altos de la cinta.
Cinco años más tarde del estreno de “Hold-Up”, el director y guionista Howard Franklin en compañía de Bill Murray, estrenarían su propia adaptación de la novela de Jay Cronley, la cual además de estar mejor ejecutada, presenta una serie de importantes diferencias con la cinta de Alexandre Arcady. Entre otras cosas, “Quick Change” (1990) no solo trasladaría la acción a la ciudad de Nueva York, sino que además la convertiría en parte del conflicto central de la historia, ya que las complicaciones que experimenta el protagonista interpretado por Bill Murray y sus compañeros de fechorías, están estrictamente ligados con el ritmo frenético característico de la ciudad norteamericana. El Grimm de Murray odia la ciudad y a sus habitantes, y ese es uno de los principales motivos que lo llevan a asaltar un banco junto a sus dos cómplices. Este pequeño detalle provoca que la segunda mitad de “Quick Change”, funcione de mucha mejor manera que los segundos cuarenta minutos del film de Arcady. Al mismo tiempo, la dinámica entre el trío protagónico es completamente diferente. Mientras que en “Hold-Up” Lisa es pareja de Georges, y es sin lugar a dudas la más ambiciosa y egoísta de los tres, en “Quick Change” el personaje interpretado por Geena Davis mantiene una complicada relación amorosa con Grimm, quien constantemente se muestra como un personaje sumamente ególatra que no puede ver más allá de su propia nariz. Más allá de las diferencias con su remake y de las falencias propias de un guión que decae de manera notable durante la segunda mitad, “Hold-Up” se alimenta del carisma de Belmondo, de la gran cantidad de diálogos ingeniosos escritos por Francis Veber, y de la habilidad de Arcady a la hora de filmar escenas visualmente atrayentes, para alzarse como una de las buenas comedias de acción francesa rodadas durante la década del ochenta.
por Fantomas.