Cuando Flynn (Jeff Bridges) entra de manera ilegal en la computadora principal de la empresa en la cual trabajaba para probar que uno de sus proyectos fue robado por otro ejecutivo, termina enfrentándose a una aventura mucho mayor. Atraído al interior de la computadora por el Programa de Control Maestro, Flynn se une a los ciclos de luz y a Tron (Bruce Boxleitner), un programa de seguridad especializado, en un juego a muerte. Juntos van a librar la batalla más dura de sus vidas contra el Programa de Control Maestro, para decidir el destino del mundo electrónico, así como también el del mundo real.
Fue en el año 1976, tras ver una cinta de muestra de una compañía de computación llamada MAGI, y conocer el ahora mítico videojuego “Pong”, que el entonces animador Steve Lisberger desarrollaría un creciente interés por filmar una película que integrara de alguna manera el fascinante mundo de los videojuegos. Lisberger y su compañero de negocios, Donald Kushner, se mudaron a la Costa Este en 1977 y formaron un estudio de animación para desarrollar “Tron”. En un principio, la cinta pretendía ser predominantemente un film animado, que iba a incluir un par de secuencias de acción real, mientras que el resto del metraje iba a estar constituido por imágenes generadas por computadora. Teniendo esto en cuenta, Lisberger intentó financiar el proyecto de forma independiente, por lo que visitó un buen número de compañías dedicadas al rubro de la computación sin mayor éxito. Sin embargo, eventualmente la compañía Information International, Inc. se mostraría interesada en la idea del director. Fue tras hablar con Richard Taylor, representante de la empresa, que Lisberger comenzó a considerar la idea de fusionar las secuencias de acción real con imágenes generadas por computadora.
Para el momento en el que Lisberger habló con el representante de la compañía, ya había escrito el guión y tenía el storyboard completamente terminado. Dada la complejidad de intentar hacer accesible el mundo de la computación a todo el mundo, Lisberger y Kushner tuvieron que reescribir 18 veces el guión antes de sentir que la historia estaba bien armada. La idea que llevó a los guionistas a crear el mundo de Tron surgió gracias a John Norton, quien diseñó un personaje hecho de luz. El diseño de este guerrero de neón, a los ojos de Lisberger, parecía pertenecer a un mundo electrónico. Una vez creado dicho personaje, el siguiente pasó seria situarlo en un lugar específico, y que mejor que ubicarlo en una dimensión electrónica. Una cosa terminó guiando a la otra, y así nació el mundo de Tron.
Habiendo gastado alrededor de 300.000 dólares durante el desarrollo de “Tron”, y tras haber asegurado alrededor de cuatro millones de dólares mediante distintas empresas, Lisberger y compañía llevaron su historia y algunas secuencias generadas por computadora a la Warner Bros, la MGM y la Columbia Pictures, todos los cuales rechazaron el proyecto. En el año 1980, ellos decidieron llevar la idea a la Disney, empresa que en aquel entonces se encontraba interesada en producir ideas más arriesgadas. Sin embargo, los ejecutivos de la Disney no se sentían cómodos con la idea de otorgarles entre 10 a 12 millones de dólares de financiamiento a un productor y un director primerizos, más aún teniendo en cuenta que pretendían utilizar una técnica que no había sido probada con anterioridad. Tan solo tras asistir a la presentación de una escena de prueba, los ejecutivos accedieron a financiar la cinta. Posteriormente el guión fue reescrito nuevamente, esta vez bajo el control del estudio.
Estando situados en una época en que los efectos especiales son cada vez más espectaculares, y en que la animación realizada por computadora es frecuentemente utilizada, “Tron” aparece como una total obra de culto. Lisberger y compañía no solo logran construir un universo computarizado imaginario que goza de cierta credibilidad, sino que además lograron marcar a toda una generación mediante el uso de efectos especiales innovadores. Usando las computadoras como herramientas, el director y los responsables de la Disney lograron integrar a actores humanos en el mundo imaginario de Tron de forma tan eficiente, que son muy pocas las ocasiones en las que uno tiene la sensación de que tan solo se trata de un actor situado frente a una pantalla que está proyectando los efectos especiales, lo cual es absolutamente meritorio teniendo en cuenta el año en el que la cinta fue realizada.
Gran parte del encanto de la película reside en el diseño de este mundo, de sus habitantes y de los objetos que estos utilizan. Los artistas conceptuales de esta cinta fueron Syd Mead (famoso por su trabajo en “Blade Runner”) y el conocido dibujante de cómics Jean Giraud “Moebius”. Más allá de la estética que presenta el film, “Tron” es una de las primeras representaciones cinematográficas del mundo virtual y de la interacción entre los usuarios y los softwares que utilizan (donde se establece una suerte de relación padre e hijo), dotando a estos últimos con la capacidad de pensar por cuenta propia (en ese aspecto, no es la primera ni la última película que le otorga características humanas a las máquinas). Pero “Tron” también es acerca de los videojuegos y la diversión que estos son capaces de generar. Y es que durante el transcurso de la historia somos testigos de carreras mortales a toda velocidad, de persecuciones, y de combates/juegos hasta la muerte, entre otras cosas, los que son retratados con tintes lúdicos como si se tratara de las etapas de un videojuego.
Desafortunadamente, a la cinta no le fue muy bien económicamente al momento de su estreno, principalmente porque los espectadores de aquel entonces no sabían que esperar de la película. Curiosamente, el videojuego basado en la cinta, lanzado tan solo dos años después de su estreno, obtuvo una mayor cantidad de ganancias que el mismo film. En “Tron” se utilizaron por primera vez efectos en 3-D generados por computadora, reemplazando el uso de miniaturas, modelos a escala y pinturas. La cinta contiene más de 40 minutos de animación computarizada combinada con elementos de acción real, las cuales fueron filmadas utilizando una pantalla negra. Como era de esperarse, la utilización de estas nuevas técnicas significó todo un reto para los actores. De hecho, fue debido a esto que el actor Peter O´Toole rechazó el papel de Dillinger/Sark en esta cinta.
En cierto modo, “Tron” es una suerte de versión moderna de “Metropolis” (1927), del director Fritz Lang, donde se intenta ir más allá de los límites establecidos por la tecnología, a la vez que se relata una historia de tiranía en un mundo que es extraño, pero que resulta de alguna forma familiar. El film es ahora considerado como una cinta de culto, además de ser uno de los claros precursores de la era del cine digital. Si bien fue concebida y escrita con un sólido conocimiento en el área de la computación, los guionistas logran que el espectador no se sienta desorientado por tanto término extraño, sin la necesidad de utilizar aburridas explicaciones. El mundo que se nos presenta es intrigante y deslumbrante, donde el obvio desfase tecnológico más que ser un punto en contra, apela a la nostalgia de todos aquellos que crecieron jugando con los primeros videojuegos que salieron al mercado. Es por este motivo que “Tron” es considerada como la película que marcó un antes y un después en lo que se refiere al uso de la computación en el cine.
por Fantomas.