jueves, 31 de mayo de 2012

Lady in the Lake: Un film noir "navideño" donde tù eres el detective.

“Lady in the Lake” (1947), es un thriller del director Robert Montgomery, el cual está protagonizado por el mismo Montgomery, Audrey Totter, y Lloyd Nolan.

Cuando al detective privado Philip Marlowe (Robert Montgomery) le encargan encontrar a la mujer de un acaudalado publicista, acepta el trabajo pensando que sería un caso como cualquier otro. Sin embargo, cuando comienzan a apilarse los cuerpos y su vida es amenazada por un asesino misterioso, se verá obligado a resolver el caso antes de terminar en la cárcel o bajo tierra.

Cuando la MGM compró los derechos de la novela “Lady in the Lake”, del escritor Raymond Chandler, que narraba la cuarta aventura del detective Philip Marlowe, los ejecutivos le preguntaron al novelista si podía adaptar su obra a la pantalla grande. Esta hubiese sido la primera vez que Chandler habría escrito un guión basado en su propio trabajo. Sin embargo, el guión de 175 páginas que él escribió resultó ser imposible de filmar, por lo que el guionista Steve Fisher terminó por reescribir todo. Pese a esto, el escritor insistió en que su nombre apareciera en los créditos, a lo que los ejecutivos se negaron. Más allá de los problemas del estudio con el novelista, la cinta marcaría el debut como director de Robert Montgomery, quien un par de años antes había tenido que ocupar ese puesto momentáneamente en el film “They Were Expendable” (1945), cuando el director John Ford se fracturó la pierna mientras rodaban en locaciones. Debido al uso constante de la cámara subjetiva, según el mismo Montgomery fue realmente difícil rodar la cinta. Según lo que este le dijo al escritor John Tuska para el libro “The Detective in Hollywood”, la filmación del largometraje requirió mucho ensayo, ya que los actores son entrenados para no mirar a la cámara. Finalmente para ayudar a sus colegas, terminó colocando una canasta bajo la cámara la que ocupaba para sentarse, para que al menos los actores sintieran que le estaban respondiendo a él, aún cuando debían concentrarse para mirar a la cámara.

Luego de la pequeña introducción a la historia que el protagonista le realiza directamente al espectador, el relato se sitúa el día antes de navidad donde el detective Philip Marlowe, quien está cansado de los peligros que implica su profesión, visita las oficinas de las Publicaciones Kingsby con la esperanza de que la historia criminal que ha escrito pueda ser publicada. Sin embargo, la editora en jefe de la revista, Adrienne Fromsett (Audrey Totter), tiene otros planes en mente cuando decide citar a Marlowe para una entrevista. Lo que ella desea es que el detective localice a la esposa de su jefe, Derace Kingsby (Leon Ames), quien se encuentra desaparecida hace ya un buen tiempo, para que así el publicista pueda comenzar el proceso de divorcio. Pese a la desilusión que todo esto le provoca, Marlowe acepta el caso sin imaginarse en los problemas que deberá enfrentar. Cuando algunos de los conocidos de la mujer comienzan a morir y el detective empieza a ser perseguido por la policía, este se embarca en una carrera contra el tiempo para encontrar al responsable de los cruentos crímenes, y para descubrir que es lo que en verdad sucedió con la misteriosa señora Kingsby, cuyo destino parece estar ligado con un crimen que ocurrió varios años antes y que parece no tener solución.


Con su cinismo habitual, Marlowe se enfrenta a un caso que presenta como principal sospechosa a la mujer que lo contrata. Adrienne Fromsett tiene la particularidad de interpretar el rol de mujer fatal e interés amoroso del protagonista, sembrando la duda sobre sus verdaderas intenciones, las cuales solo serán reveladas en el último tramo del film. La relación de este personaje con el protagonista es básicamente una relación de amor/odio, que en un momento lleva a Marlowe a renunciar a su tarea solo para ser nuevamente contratado minutos después por Kingsby. Siempre con un dejo de desconfianza, la percepción del protagonista con respecto a la mujer va a ir cambiando a medida que avanza la película, convirtiéndola eventualmente en su única aliada en un caso plagado de mentiras y traiciones. Más allá de esta vertiente romántica, a los pocos minutos de comenzada la cinta se hace evidente el hecho de que el relato intenta conjugar gran parte de los elementos clásicos del film noir. Personas desaparecidas, amantes despechados, policías corruptos, asesinatos, y hombres injustamente acusados, aparecen en una historia que por momentos se complica mucho más de lo esperado, dificultando su seguimiento. Esto obliga a Montgomery a arreglárselas para mantener el interés del espectador, sin entregar demasiada información que puede develar el misterio de forma temprana.

Más allá de los detalles de su trama, la razón principal por la que “Lady in the Lake” se convirtió en uno de los representantes más recordados del film noir, es por el cuestionado uso de la cámara subjetiva, artilugio que fue abiertamente criticado por Raymond Chandler. Corriendo un gran riesgo, Montgomery opta por convertir la cámara en los ojos de la audiencia durante todo el transcurso de la película, invitándola a fusionarse con el protagonista y a experimentar en la medida de lo posible las reacciones de este frente a ciertos escenarios. Es así que cuando Marlowe recibe una cachetada, la cámara se sacude, y cuando el personaje de Audrey Totter se inclina para besarlo, el espectador indirectamente experimenta parte de la sensación de confusión del protagonista, al menos visualmente. Con la intención de darle una mayor consistencia a este efecto, es que será solo a través de un par de espejos situados estratégicamente en algunos de los escenarios que visita el protagonista, que podremos ver su rostro, algunas de sus reacciones, y las consecuencias físicas que le trae el peligroso caso en el que está trabajando. Aunque la decisión del director de filmar en primera persona ha sido ampliamente criticada durante el transcurso de los años, la verdad es que tiene ciertos puntos a su favor. No solo aumenta el suspenso y la paranoia, los cuales son elementos claves del film noir, sino que además requiere de la participación activa del espectador, lo que obviamente termina generando un interés mayor por parte del mismo en una historia más bien genérica.

 

En cuanto a las actuaciones, el mismo tema de la cámara subjetiva atenta contra la correcta interpretación de los involucrados, quienes afortunadamente en su gran mayoría realizan un buen trabajo, evitando que todo el ejercicio se torne irrisorio. Quizás quien más se ve perjudicado con esta decisión artística es el mismo Montgomery, cuyo tono de voz no cambia mucho durante el transcurso del film, aún cuando se ve expuesto a una serie de situaciones límite. Esto combinado con el hecho de que el actor no puede hacer uso de su gestualidad para transmitir las emociones de su personaje, determinan que la labor de guiar las emociones de la historia recaiga en otros personajes, como por ejemplo el interpretado por la actriz Audrey Totter, quien logra destacarse por sobre el resto de sus colegas. En la vereda contraria se encuentra Jayne Meadows, cuya sobreactuación atenta directamente contra la atmósfera de suspenso que presenta el tramo final del film. Por otro lado, la cinta cuenta con el correcto trabajo de fotografía de Paul Vogel, quien junto al director lograr crear una atmósfera cargada de tensión propia de este tipo de películas. En cuanto a la banda sonora, aparte de un par de tonadas navideñas, la producción prácticamente no utiliza composiciones musicales, apoyándose por completo en el apartado visual.

Pese que en general la utilización de la cámara subjetiva funciona bastante mejor de lo esperado, y que la historia de misterio que presenta el film se desarrolla de buena manera, contiene una serie de vueltas de tuerca interesantes, y es relatada por Montgomery a un ritmo narrativo más que adecuado, “Lady in the Lake” es una de las producciones más criticadas por los seguidores de Chandler, Marlowe, y del cine negro en general. Gran parte de esas críticas apuntan a las libertades que se tomó Montgomery tanto con la historia como con el retrato del popular detective, lo que terminó situando a la película como una obra menor del género. Sin embargo, esto no impide que la cinta se ciña a las convenciones narrativas y estilísticas habituales del cine negro, dando vida a un relato que por sobre todo es sumamente entretenido. Curiosamente, este no sería el único largometraje del género que haría uso de la cámara subjetiva para invitar al espectador a participar más activamente del relato; “Dark Passage” (1947), film protagonizado por Humphrey Bogart, también utilizaría el curioso ángulo de cámara aunque solo durante la primera hora de metraje. Pese a las críticas, “Lady in the Lake” es un buen exponente del film noir y una buena demostración de la habilidad como realizador de Robert Montgomery, quien volvería a incursionar como director en el género con la cinta “Ride the Pink Horse” (1947), la cual sería mucho mejor recepcionada tanto por el público como por la crítica.

 

por Fantomas.

2 comentarios:

Quimérico Inquilino dijo...

Hace tiempo que quiero ver esta curiosidad. Muy buena reseña, gracias.

Gise Lavadenz dijo...

Muy buena la reseña, para una muy buena película! :)

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