“Nightwatch” (1997), es un thriller de horror del director Ole Bornedal, el cual está protagonizado por Ewan McGregor, Josh Brolin y Nick Nolte.
Martin Bells (Ewan McGregor) es un joven estudiante que consigue un trabajo como guardia de seguridad en el depósito de cadáveres de un hospital. Durante ese mismo período, se producen una serie de crímenes de carácter sexual cuya autoría le es atribuida por la policía. Ahora con el tiempo en su contra, Martin deberá demostrar su inocencia y encontrar al verdadero culpable de los violentos crímenes.
A mediados de la década del noventa, el director danés Ole Bornedal irrumpiría en la escena internacional con el thriller “Nattevagten” (1994), una cruda historia de suspenso centrada en un joven estudiante que para pagar sus estudios, consigue trabajo como guardia nocturno de una morgue, al mismo tiempo que un desconocido comienza a cometer una serie de horribles crímenes sexuales. La cinta que causó una gran polémica al momento de su estreno, llamaría la atención de la productora norteamericana Miramax, que eventualmente compraría los derechos de la misma. Con la intención de que la inminente adaptación no se viera afectada por las inevitables comparaciones con el film original, el cual aún estaba demasiado presente en el inconsciente colectivo, los ejecutivos de la Miramax prefirieron archivar el proyecto por algún tiempo. Dos años después, contratarían al mismo Bornedal para dirigir la adaptación, y al director y guionista Steve Soderbergh para sanitizar el guión original. Y es que entre otras cosas, “Nattevagten” contenía una escena de sexo oral en un restaurante, un par de escenas de sexo en la morgue, y una secuencia en la que un joven vomita dentro de una fuente bautismal. Todo esto fue cambiado por Soderbergh, lo que le trajo varios problemas con Bornedal quien realizaría una serie de cambios de último minuto que terminarían afectando el producto final.
En “Nightwatch” el protagonista es Martin Bells, un joven estudiante de derecho quien se encuentra en el último semestre de su carrera, y que cuya imposibilidad de cubrir los gastos de sus estudios universitarios, lo llevan a aceptar un trabajo como guardia nocturno de la morgue de un hospital. Para su mala suerte, al mismo tiempo que él comienza a trabajar en el escalofriante lugar, la ciudad empieza a ser amenazada por un sádico asesino serial con una marcada fijación por las prostitutas, quien no contento con mutilarlas y asesinarlas, tiene relaciones sexuales con sus cadáveres. A raíz de un peligroso juego en el que se embarca junto a James Gallman (Josh Brolin), quien es su mejor amigo, Martin termina convirtiéndose en el principal sospechoso de los asesinatos, cuya investigación está a cargo del excéntrico Inspector Thomas Cray (Nick Nolte), quien parece creer en su inocencia. Ahora con el tiempo en su contra y con una serie de pruebas que lo incriminan como el responsable de los cruentos hechos que han ocurrido en los últimos días, Martin tendrá que averiguar quién es el verdadero asesino antes de que este destruya por completo su vida y la de sus cercanos.
La curiosa combinación de morgues, necrofilia y asesinos seriales, funciona como el combustible necesario para dar vida un thriller que se apoya principalmente en su ambientación. Gran parte de los corredores del subterráneo que alberga la morgue presentan un grave problema de iluminación, lo que se contrasta con lo enceguecedor de las luces del cuarto que alberga los cuerpos de los recién llegados, que es precisamente lo que el protagonista y los espectadores no desean ver. Además existe un cuarto repleto de frascos que guardan fetos y diversos químicos, y otra habitación a la que según el antiguo guardia nocturno, “es mejor no entrar por sanidad mental”, lo que en conjunto crea la sensación de que la maldad es algo tangible que reside en los angostos y oscuros pasillos del edificio mortuorio. Al mismo tiempo, es el ya mencionado guardia (Lonny Chapman) quien a base de viejas historias, mitos y experiencias pasadas, le otorga al edificio un cariz especial, dando a entender que las condiciones laborales de este particular trabajo pueden llevar a un hombre fácilmente a la locura si este no sabe sobrellevar el poder sugestivo que estas ejercen.
En gran medida, es precisamente por una vieja historia que tiene relación con un escandaloso incidente protagonizado por un guardia varios años atrás, que gran parte de los compañeros de trabajo de Martin comienzan a verlo como sospechoso. Su errático comportamiento tampoco ayuda demasiado, el cual es motivado por su amigo James, quien últimamente ha estado buscando experiencias que lo emocionen en algún grado, lo que lo ha llevado a realizar actos que supongan algún tipo de peligro. Será la actitud de este personaje lo que le recuerde al espectador que está ante un relato de misterio, donde la principal interrogante es la identidad del asesino, dejando sus motivaciones en un segundo plano. Y es que como bien explica el personaje de Nick Nolte: “Hay asesinos que no necesitan justificar lo que hacen. Solo lo hacen. Las explicaciones son solo ficción cuyo objetivo es hacernos sentir seguros”. Además de estos tres personajes, la historia cuenta con la participación de un extraño y sospechoso doctor (Brad Dourif) que trabaja en la morgue, una prostituta drogadicta (Alix Koromzay) que asegura tener un cliente que le pide que simule estar muerta, y con la novia de Martin, Katherine (Patricia Arquette), quien debido a una serie de curiosas llamadas telefónicas no puede evitar comenzar a sospechar de su pareja.
En cuanto a las actuaciones, Ewan McGregor es quien se lleva gran parte del peso dramático de la cinta. Afortunadamente el actor realiza un estupendo trabajo personificando a un joven que debe lidiar con sus responsabilidades, con sus ganas de disfrutar su juventud, y con un cúmulo de acusaciones falsas de las que parece no poder defenderse. Las escenas donde el protagonista interactúa tanto con el personaje interpretado por Josh Brolin, como con el interpretado por Nick Nolte, están marcadas por la presencia de diálogos inteligentes y a ratos escalofriantes, que en gran medida ayudan a que el espectador se mantenga interesado por una historia repleta de elementos escabrosos. Lamentablemente no sucede lo mismo en las escenas en las cuales participa Patricia Arquette, quien además de realizar una actuación mediocre, tiene la mala fortuna de personificar un personaje insulso cuya única función es ocupar el puesto de la “mujer en peligro”, tan propio de los films de horror. En lo que se refiere al aspecto técnico de la producción, esta cuenta con el estupendo trabajo de fotografía de Dan Laustsen, y con la atmosférica banda sonora de Joachim Holbek, quienes en conjunto logran otorgarle un cierto sentido de omnipresencia al misterioso asesino.
Por lo general, las cintas de terror suelen ayudar a resaltar las habilidades estilísticas de los directores cercanos al género, quienes en ocasiones, por un motivo u otro, terminan dejando en un segundo plano el aspecto narrativo de las mismas. Eso es precisamente lo que sucede en “Nightwatch”. Mientras que por un lado Ole Bornedal se las arregla para crear una película visualmente atractiva, sin la necesidad de incluir violencia gráfica, lamentablemente la historia que presenta a ratos se torna implausible, debido a sus constantes intentos por confundir al espectador, mediante la inclusión de pistas falsas y situaciones artificiales que no terminan de convencer. Pese a todo, “Nightwatch” se destaca por ser un film entretenido que presenta una temática sórdida pero interesante, un buen ritmo narrativo, una marcada atmósfera de suspenso, y un puñado de curiosos personajes cuyas dualidades ayudan a crear una mayor aura de misterio. Probablemente si Soderbergh y Bornedal hubiesen logrado crear un guión que complaciera a ambas partes, el resultado habría sido muy superior. De todas formas, la cinta de Bornedal se alza como una producción absolutamente recomendable, la cual lamentablemente en su momento no captó la atención que merecía.
por Fantomas.
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