lunes, 7 de junio de 2010

The Professional: La venganza de un espía abandonado por su país.

“Le Professionnel” (1981), es un thriller de acción del director Georges Lautner, el cual está protagonizado por Jean-Paul Belmondo, Jean Desailly y Robert Hossein.

Un agente secreto del servicio francés, Joss Beaumont (Jean-Paul Belmondo), es enviado a Malagawi, un pequeño país de África, para asesinar al presidente N'Jala (Pierre Saintons), dictador y enemigo de Francia. Sin embargo, el servicio secreto francés traiciona a Joss y lo entrega a las autoridades africanas para que estas lo juzguen. Dos años más tarde, Beaumont se escapa y regresa a París donde sólo tendrá una idea en la cabeza: vengarse de sus superiores.




Luego de participar en las cintas “Flic ou voyou” (1979) y “Le guignolo” (1980), ambas filmadas por Georges Lautner, Jean-Paul Belmondo tenía planeado rodar la cinta de aventuras “Barracuda”, junto al director Yves Boisset, la cual estaría basada en el caso de una mujer que fue tomada como rehén en Chad desde 1974 a 1977. Sin embargo, luego de trabajar siete meses en el guión, los involucrados no pudieron llegar a un acuerdo con respecto a la construcción del proyecto. Belmondo quería filmar una historia de aventuras, pero se rehusaba a hacer cualquier tipo de alusión al caso del secuestro. Fue entonces cuando su hermano, el productor Alain Belmondo, le propuso adaptar la novela “Death of a Beast With Fragile Skin”, del escritor Patrick Alexander. Cuando Yves Boisset rechazó adaptar la novela, el director Georges Lautner tomó su lugar. Inicialmente el guionista Michel Audiard sería el encargado de adaptar la novela, trasladando la acción desde Inglaterra a Francia. Sin embargo, el borrador no dejó conforme ni a Lautner ni a Patrick Alexander, quien terminó involucrándose en el proyecto. Por este motivo sería contratado Jacques Audiard, quien se encargó de reescribir el guión.

En esta ocasión Belmondo interpreta a Joss Beaumont, uno de los operativos mejor preparados del servicio secreto francés. Él no sólo ha sido entrenado en la utilización de diferentes armas y en la aplicación de estrategias improvisadas, sino que además se le ha enseñado a vivir de su ingenio y a no depender de otros agentes o de ningún tipo de complejos artefactos. Sin embargo, su vasto entrenamiento no le sirve de mucho cuando en su última misión, su propio gobierno lo entrega a las autoridades del ficticio país de Malagawi, cuando este se encontraba en dicho país con la intención de asesinar al Presidente N´jala. Abandonado y sometido a un narcótico que les permite a sus captores dominar sus dichos y sus actos, Beaumont es enviado a prisión donde sufre el abuso de los guardias del lugar. Como suele suceder en los dramas carcelarios, el protagonista debe sobreponerse a los abusos de los que es víctima hasta poder idear un plan de escape junto a su compañero de celda. Si bien la cinta no se detiene demasiado en la vida como prisionero de Beaumont, toda la secuencia sirve para retratar al protagonista como un tipo duro, cuya sed de venganza se va incrementando cada día que pasa encerrado al interior de la precaria prisión africana.

Durante su escape, Beaumont y su compañero se involucran en una batalla con algunos soldados del ejército de Malagawi, cuando estos últimos arriban a una aldea con el fin de asesinar a sus ocupantes y destruir las viviendas. Es aquí donde nos encontramos con uno de los tantos agujeros en el guión que presenta el film, los que a fin de cuentas poco importan dado el grado de entretención de la película. Afortunadamente para Beaumont, en una de las cabañas no sólo tiene escondido su pasaporte y algo de dinero, sino que además tiene a su disposición un rifle de francotirador con el cual logra contener momentáneamente a los soldados armados con lanzallamas y jeeps con armamento pesado. Esta secuencia no sólo está cargada de una acción bastante explosiva, sino que además da paso a un recurso bastante utilizado en este tipo de cintas; el de ocupar el lente de la cámara como si se tratara de la mira del rifle del protagonista. Tras asesinar a sólo un par de soldados (pese a que es cercado por más de 20 soldados) y dejar un rastro de destrucción a su paso, Beaumont comienza su viaje de regreso a París.

A su llegada a París, Beaumont se entera de que el Presidente N´jala se quedará en la ciudad durante tres días por razones diplomáticas. Es ahí cuando decide cumplir con la misión que alguna vez le fue encomendada, destruyendo las pretensiones políticas de los que alguna vez fueron sus superiores. Tras anunciarle sus intensiones a los encargados de la protección del presidente, estos le designan al comisario Rosen (Robert Hossein) la misión de capturar a Beaumont. Sin embargo, Rosen dista de ser un hombre honorable; como si fuera el peor de los criminales, el comisario es un tipo sádico que abusa y manipula a todos aquellos con los que el protagonista aún mantiene contacto, como por ejemplo su esposa (Elisabeth Margoni), y su viejo amigo el Capitán Valeras (Michel Beaune). Dentro de los tres días que Beaumont se pone como plazo para asesinar a N´jala, este se encarga de burlarse sistemáticamente de las autoridades francesas, al mismo tiempo que comienza a entrelazar las piezas de su complejo plan. Desde su llegada a París, la historia se llena de enredos al más puro estilo de las obras de intriga, donde se mezcla la comedia con generosas dosis de violencia.

Beaumont se ve involucrado en varias golpizas, en una apasionante persecución automovilística por las calles de París, e incluso en un duelo al más puro estilo del lejano oeste. Entre sus actividades más violentas, el protagonista se da el tiempo para visitar a las mujeres de su vida; su esposa y su amante (Cyrielle Clair), donde esta última intenta ayudar a Joss a lograr su objetivo pese al gran riesgo que esto conlleva. En el ámbito de las actuaciones, es Jean-Paul Belmondo quien se lleva todo el peso de la cinta, y es en gran medida la razón por la que el film funciona tan bien. Como en otras ocasiones, Belmondo personifica a un tipo verdaderamente duro, un antihéroe con un carisma a toda prueba. El actor realiza sus propias escenas de riesgo, lo que en cierta medida le otorga un mayor realismo a una historia a ratos inverosímil. Robert Hossein por su parte, resulta ser el perfecto antagonista del personaje de Belmondo. El comisario Rosen es un hombre verdaderamente detestable, por lo que el espectador no puede más que disfrutar cuando Beaumont logra burlarse de él y del resto de los agentes del gobierno (que al final del día actúan como si fueran criminales).

En lo que al aspecto técnico se refiere, el trabajo de fotografía de Henri Decaë es bastante irregular, por lo que el aspecto visual del film no es precisamente atrayente. Por otra parte, de la banda sonora compuesta por Ennio Morricone cobra especial importancia el tema “Chi Mai”, el cual fue utilizado por primera vez en la cinta “Maddalena” (1971), del director Jerzy Kawalerowicz. Dicho tema es sobreutilizado durante el transcurso del film, pudiendo ser escuchado en la mayoría de los momentos emotivos y de suspenso de la historia. Según Georges Lautner: “la idea de sobreutilizar el tema central fue tomada de la cinta ´Doctor Zhivago´ donde el tema ´Lara´s Theme´ es constantemente utilizado durante el transcurso del film. Además la música ayudó a enmascarar varios de los agujeros en el guión”. “Le Professionnel” no es una película perfecta ni pretende serlo. Por momentos se carga bastante a la comedia, lo que es compensado con la gran cantidad de violencia que presenta el film, y con un final más bien dramático que fue algo criticado en su tiempo. Lo que es innegable es que se trata de una película sumamente entretenida, donde la actuación de Belmondo y la banda sonora de Morricone de seguro quedarán grabadas en la memoria del espectador.




por Fantomas.

Robert Wise: La versatilidad hecha director.

Robert Earl Wise nació el 10 de septiembre de 1914, en el pequeño pueblo de Winchester, Indiana. Sería en la minúscula sala de cine del pueblo donde el joven Robert se interesaría en el mundo del cine, pasión que alimentaba viendo una matiné tras otra. De hecho, un verano incluso se ganó un pase gratis por toda la temporada, favoreciendo la luz proveniente de las producciones hollywoodenses que se proyectaban en la pantalla grande, al cálido sol veraniego de Indiana. Si bien su afición por el cine era evidente, Wise nunca soñó con ser director. Cuando era niño, lo que él realmente quería era ser escritor, por lo que cuando ingresó al Franklin College en Indiana se enfocó en el periodismo. Cuando la Gran Depresión tocó la puerta de la familia Wise, Robert tuvo que dejar el colegio para poder ganar algo de dinero. Afortunadamente para él, lo que pudo haberse convertido en una situación lamentable, terminó favoreciendo el futuro de Wise y cambiando su vida para siempre. En aquella época, el hermano de Robert, David, trabajaba en el departamento de contabilidad de la RKO en Hollywood, por lo que la familia Wise alentó a Robert a buscar empleo en el lugar. Al poco tiempo después, el joven Robert sería contratado como portero del departamento de edición del estudio. Para un fanático del cine, este era sin duda un gran lugar para trabajar, por lo que Wise no dudó en aprender todo lo posible acerca del proceso de edición.

Su entusiasmo y su rápido aprendizaje, ayudaron a Wise a conseguir el puesto de asistente del editor de música y sonido. Su primer trabajo en la calidad de aprendiz lo tendría en la cinta “Of Human Bondage” (1934). En 1935, Wise editó la música de “Alice Adams”, lo que le significó dormir sólo dos horas en dos días y medio de trabajo, ya que la cinta debía ser exhibida a los ejecutivos del estudio. Ese mismo año, mientras el trabajo al interior del estudio era más bien escaso, Wise trabajó con el editor T. K. Woods en la realización de un film de diez minutos de duración acerca de los Mares del Sur. El resultado de dicho trabajo sería “A Trip Through Fijiland” (1935), la cual se convertiría en la primera cinta en presentar a Wise entre sus créditos. Su eficiencia y su creatividad fueron las principales razones por las que Wise fue ascendido a asistente del editor. Su primera asignación en este nuevo puesto sería en la cinta “Carefree” (1938). Posteriormente, William Hamilton y Henry Berman se convertirían en sus mentores durante la realización de los films “Bachelor Mother” (1939), “Hunchback of Notre Dame” (1939), y “The Story of Vernon and Irene Castle” (1939).


Durante la década del cuarenta, la RKO era un estudio próspero y el joven y talentoso Wise se vio en el puesto de editor luego trabajar arduamente durante un par de años. Algunos de los primeros trabajos como editor de Wise fueron en las cintas “Dance, Girl, Dance” (1940), y “My Favorite Wife” (1940), en la cual Robert conoció a su primera esposa, la actriz Patricia Doyle. En aquella época, otro joven talento se encontraba trabajado al interior de la RKO; Orson Welles, de entonces 26 años de edad, había rodado una serie de escenas bajo el pretexto de estar realizando pruebas de cámara, antes de que los ejecutivos del estudio se percataran que en realidad él estaba filmado una película. Esa película era nada menos que “Citizen Kane” (1941), la cual es hoy considerada como la mejor película de todos los tiempos. La producción de “Citizen Kane” marcaría un hito en la carrera de Wise. Welles estaba cansado del veterano editor que había sido asignado para trabajar con él, por lo que Wise fue designado para ocupar su puesto. Su trabajo como editor de dicha cinta le valdría una nominación al Oscar.

En relación a Welles, Wise declararía en una ocasión: “Él es lo más cercano a un genio. Un hombre brillante, pero también un hombre desesperante. Llegado un minuto él lograba enojarte tanto con su comportamiento que lo único que querías era mandarlo a callar y retirarte de la película. Pero antes de que pudieras hacerlo, él llegaba con una noción tan brillante, que lograba dejarte con la boca abierta y mantenerte en el lugar”. Fue su admiración por el director lo que llevó a Wise a trabajar nuevamente con él en “The Magnificent Ambersons” (1942). Antes de que la cinta fuera editada, Welles viajó a Brazil para trabajar en otro proyecto. Cuando el film fue exhibido durante un preestreno en Los Ángeles, el público no hizo más que reírse de lo que estaba viendo en la pantalla. Debido a que los ejecutivos de la RKO querían recuperar el millón y medio de dólares que invirtieron en la producción del film, Wise y el equipo de filmación tuvieron que hacer algo más que editar el film. De esta forma, él dirigió algunas nuevas escenas las cuales posteriormente fueron agregadas a la cinta. Su trabajo en “The Magnificent Ambersons” y sus posteriores trabajos como editor, fueron alimentando el deseo de Wise de convertirse en director.

Su oportunidad llegó de la mano del productor Val Lewton, quien se encontraba realizando una serie de cintas de terror de bajo presupuesto para la RKO. Cuando Gunther von Fritsch, el director de “The Curse of the Cat People” (1944), comenzó a atrasarse en el calendario de filmación, se le pidió a Wise que ocupara la silla del director. Dicha cinta se convertiría en el popularmente aclamado debut como director de Wise. Para Lewton, el ahora director había aprendido a trabajar de manera eficiente con escasos presupuestos, lo que lo llevó a contratarlo para dirigir “Mademoiselle Fifi” (1944), un drama bélico con el que el productor pretendía descansar un momento del género de terror. Posteriormente la dupla trabajaría junta en “The Body Snatcher” (1945), un clásico del cine de terror que se convertiría en la última colaboración de la dupla conformada por Boris Karloff y Bela Lugosi. Sería en este último film donde Wise pondría en práctica gran parte de las enseñanzas adquiridas durante su trabajo con Welles, entre las que se destacan algunos efectos de fotografía, la mantención de la tensión durante todo el transcurso de la historia, y el otorgarle una posición importante al uso de la banda sonora.

En el periodo post-guerra, a Wise se le asignó la dirección de un puñado de cintas serie B que lograron obtener críticas positivas; “A Game of Death” (1946), la cual se destacó por su marcado suspenso; “Criminal Court” (1946), un drama en el que la música cobra especial importancia; “Born to Kill” (1947), un film noir que hoy en día es considerado un clásico del género; y “Mystery in Mexico” (1948), una más que correcta cinta de misterio filmada en México. En 1948, a Wise se le asignaría su primera película serie A. Esta sería el Western “Blood on the Moon”, protagonizado por Robert Mitchum. Sin embargo, su mayor logro como director durante su estadía en la RKO sería “The Set-Up” (1949), un brillante drama acerca de un veterano boxeador el cual le valdría el Premio de la Crítica en el Festival de Cannes. Gracias al éxito de su más reciente film, Wise dejó la RKO para dirigir el melodrama “Three Secrets” (1950), para la Warner Bros. Ese mismo año, el director firmó un contrato por seis películas con la 2oth Century Fox. Su primera cinta al interior del estudio, “Two Flags West” (1950), sirvió para probar una vez más la habilidad de Wise al momento de filmar piezas de época. “The House on Telegraph Hill” (1951) en cambio, fue un thriller ambientado en San Francisco el cual recibió el Oscar a la mejor dirección de arte en blanco y negro.

El siguiente proyecto de Wise sería el clásico de ciencia ficción, “The Day the Earth Stood Still” (1951). Para el director, “los films de ciencia ficción probablemente ofrecían más oportunidades para la integración de mensajes, temas, comentarios, y advertencias acerca de los peligros de la sociedad y hacia donde esta se dirigía, en comparación con cualquier otro tipo de films”. Aunque siempre se mostró dispuesto a cooperar con los estudios, Wise deseaba tener una mayor independencia para desarrollar sus proyectos, por lo que en 1951 formó su propia productora, Aspen Pictures, junto a Mark Robson y Theron Worth. La compañía produjo una cinta dirigida por Wise, “The Captive City” (1952), la cual estaba inspirada en la Comisión Kafauver encargada de investigar al crimen organizado. La película no sería bien recibida por la crítica, por lo que ese mismo año el director filmaría la comedia de la Fox, “Something for the Birds” (1952). En 1953, Wise dirigiría dos cintas ambientadas en la Segunda Guerra Mundial, las cuales diferirían bastante la una con la otra; “Desert Rats” (1953), la secuela de “Desert Fox” (1951), sirvió para demostrar el talento del director a la hora de fimar escenas dramáticas y de acción. “Destination Gobi” (1953) en cambio, fue la primera película a color de Wise, y combinaba la comedia con elementos más propios del cine de aventuras.

Tras filmar el drama “So Big” (1953), el cual estaba basado en la novela ganadora del Pulitzer de la escritora Edna Ferber, Wise firmaría un contrato por cuatro películas con la MGM. Su primera cinta al interior del estudio sería “Executive Suite” (1954), la cual presentaría unas brillantes innovaciones en el campo del sonido y la edición, convirtiéndose en la película más exitosa del director, tanto a nivel de crítica como comercial. Posteriormente rodaría “Helen of Troy” (1956) y el western “Tribute to a Bad Man” (1956), protagonizado por James Cagney. En “Somebody Up There Likes Me” (1956), un joven Paul Newman interpreta al boxeador Rocky Graziano. A esta cinta le seguiría el melodrama “Until They Sail” (1957), la comedia “This Could Be The Night” (1957), y la cinta de submarinos “Run Silent, Run Deep” (1958), la cual estaría protagonizada por Burt Lancaster y Clark Gable. La historia de Barbara Graham, la primera mujer en ser ejecutada en California, sirvió de base para la historia que dio vida al drama “I Want to Live!” (1958), en la cual Wise retrató su propia visión acerca de la pena capital, lo cual le valió una nominación al Oscar al mejor director. La década del cincuenta finalizaría para Wise con “Odds Against Tomorrow” (1959), un controversial film acerca del racismo.

Si bien durante la década del cincuenta Wise se dedicó a filmar una cinta tras otra, durante los sesenta se concentró sólo en unos pocos proyectos. En 1960, él sería escogido por la Mirisch-United Artist para dirigir su primer musical, “West Side Story” (1961). La cinta sirvió para demostrar la creatividad y el profesionalismo de Wise, características que ayudaron a que el film se convirtiera en un éxito artístico y económico, lo que le valió diez premios Oscar, entre los que se incluyen el de mejor película y mejor director. Al año siguiente, Wise filmaría otra historia de amor ambientada en Nueva York, “Two for the Seesaw” (1962), protagonizada por Robert Mitchum y Shirley MacLaine. Tras terminar dicho film, Wise quiso retornar al género de terror el cual había abandonado desde sus días con Lewton, por lo que filmó “The Haunting” (1963). Posteriormente, Wise comenzó con los preparativos del drama bélico, “The Sand Pebbles” (1966), el cual estaba basado en una novela de Richard McKenna acerca de un grupo de marinos norteamericanos y su accionar durante la revolución ocurrida en China en 1926. Mientras recaudaba el dinero suficiente para financiar dicho proyecto, Wise accedió a dirigir para la Fox la cinta “The Sound of Music” (1965). El musical se convirtió en uno de los grandes hitos de su carrera, ya que el film fue merecedor de seis premios Oscar, entre los que se encuentran el de mejor película y mejor director.

Gracias al éxito rotundo de dicha cinta, Wise pudo filmar “The Sand Pebbles”, la cual fue protagonizada por Steve McQueen. El director aprovechó esta película para estampar una fuerte crítica antibelicista en relación a la Guerra de Vietnam. El uso de sets realistas, de locaciones en Asia, y de cientos de extras, le significaron a Wise el reto más grande de su carrera. Ese mismo año, la cinta recibiría ocho nominaciones al Oscar, incluyendo la de mejor película. El director cerraría la década de los sesenta con el musical “Star!” (1969), protagonizado por Julie Andrews. Intentado involucrarse en historias más modernas luego de haber trabajado en una serie de películas de época, Wise retornó al género de la ciencia ficción con “The Andromeda Strain” (1971), una adaptación de una novela de Michael Crichton. Comprometido con la idea de integrar más comentarios sociales en sus cintas, Wise filmó “Two People (1973), un drama que intentaba reflejar como la Guerra de Vietnam afectó a la sociedad norteamericana. Dicha cinta sería un nuevo intento por parte de Wise y Mark Robson de desconectarse del sistema de los estudios. De hecho, sería la única película que el director filmaría con la compañía fundada por él y por Robson, la Filmmakers Group.

Fascinado por el desastroso vuelo del Hinderburg, Wise dirigió “The Hinderburg” (1975), tras estar dos años alejado de la pantalla grande. Luego de rodar “Audrey Rose” (1977), una historia acerca de la reencarnación, Wise se embarcó en el primer largometraje de la saga “Star Trek” (1979). Ya durante los ochenta, el director decidió darse un merecido respiro de una carrera marcada por el constante rodaje de proyectos, y se concentró en ayudar a la comunidad cinematográfica. Desde 1984 a 1987, Wise ocupó el cargo de presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas. Además durante los ochenta fue nombrado presidente del Gremio de Directores de América y se convirtió en el líder del Concilio Nacional de Artes y Ciencias y del Departamento de Cine en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. En 1986, Wise volvería a los estudios, esta vez en la calidad de consultor en el debut como director de Emilio Estevez, “Wisdom” (1986). Tras dicho film, Wise accedió dirigir el drama “Rooftops” (1988), el cual sería su última incursión como director en el cine. En 1992, el director recibió la prestigiosa Medalla Nacional de Arte a manos del entonces presidente George Bush.

En 1996, Wise hizo una de las pocas cosas que le faltaba hacer en la gran pantalla; debutó como actor en la cinta de John Landis, “The Stupids”. En 1998 el director recibiría un galardón por los logros durante su carrera otorgado por el American Film Institute. Wise ocuparía la silla del director por última vez el 2000, cuando rodó el telefilme “A Storm in Summer”. Robert Earl Wise fallecería el 14 de septiembre del 2005, a causa de una falla cardíaca. Durante su prolífica carrera, Wise dirigió 39 films entre 1944 y 1989, paseándose por una variedad de géneros en los cuales supo desempeñarse con una destreza envidiable. El éxito del director en Hollywood se debe en gran medida a su arduo trabajo y al compromiso que le dedicaba a cada uno de sus proyectos. Pasó gran parte de su carrera corriendo riesgos, lo cual terminaría siendo recompensado en múltiples ocasiones por el público y la crítica. Hoy en día, Robert Wise es recordado como un director legendario, que curiosamente realizó sus mejores trabajos cuando debió manejar escasos presupuestos, y cuya versatilidad no conocía límites.





por Fantomas.

viernes, 4 de junio de 2010

The Body Snatcher: Karloff y Lugosi, juntos por última vez.

“The Body Snatcher” (1945), es un film de terror del director Robert Wise, el cual está protagonizado por Boris Karloff, Henry Daniell, Russell Wade y Bela Lugosi.

Edimburgo, año 1831. Un joven estudiante de medicina llamado Donald Fettes (Russell Wade), llega a la mansión del Doctor Wolfe MacFarlane (Henry Daniell), un prestigioso profesor y cirujano, para servirle como ayudante en sus experimentos. Lo que Donald no sabe, es que el buen doctor mantiene una relación comercial con John Gray (Boris Karloff), quien se gana la vida saqueando tumbas. Cegado por su ambición, Gray eventualmente comienza a chantajear a MacFarlane, sin imaginarse que eso desencadenará una serie hechos nefastos que destruirán la vida de todos los cercanos al Doctor.


Con la intención de extender su éxito como productor de la serie B de los estudios RKO, Val Lewton decidió cambiar los escenarios modernos en los que se desarrollaban las cintas “The Cat People” (1942) y “The Seventh Victim” (1943), por las calles del Edimburgo del siglo XIX. Junto al guionista Philip MacDonald y utilizando el seudónimo de Carlos Keith, Lewton se propuso adaptar la historia corta “The Body Snatcher”, del escritor Robert Louis Stevenson, la cual a su vez estaba inspirada en los famosos asesinatos cometidos por William Burke y William Hare, quienes eran dos norirlandeses que aterrorizaron a los habitantes de la ciudad de Edimburgo durante parte del siglo XIX. En ese entonces, las escuelas de medicina carecían de los fondos suficientes como para conseguir cadáveres para sus clases de anatomía. Considerando la oportunidad comercial que representaba este hecho, Burke le sugirió a su inquilino, William Hare, que le vendieran el cuerpo de un joven recién fallecido al Doctor Robert Knox, quien se desempeñaba como profesor en la Facultad de Medicina de la Universidad de Edimburgo. De esta forma, Burke y Hare pusieron en marcha una lucrativa operación que rápidamente pasó del saqueó de tumbas al asesinato. Se estima que la dupla asesinó al menos a 28 personas, mostrando cierta preferencia por los alcohólicos, las prostitutas y los ancianos indigentes.

Lamentablemente para Lewton, llevar a la pantalla grande la historia de unos ladrones de tumbas no sería una tarea sencilla. Mientras que el ejecutivo de los estudios RKO, Jack J. Gross, insistía fervientemente en la idea de que el film debía contener escenas provocativas y potencialmente controversiales, desde los organismos de censura instaban al productor a evitar la inclusión de cualquier tipo de escenas que hicieran alusión al saqueo de tumbas o a la disección de cuerpos humanos. Para colmo, Lewton además debía solucionar los problemas ligados a la escases de presupuesto con la que contaba el film. Con la intención de sacar el proyecto adelante, el productor no solo se las arregló para conducir la cinta por la delgada línea que separa lo explícito de lo implícito, sino que además recurrió a algunos de los sets utilizados en el film “The Hunchback of Notre Dame” (1939), con el objetivo de reutilizarlos para construir las calles de Edimburgo en las cuales se desarrolla la historia. En cuanto a la selección de elenco, Lewton de inmediato pensó en contratar a Boris Karloff, con quien posteriormente trabajaría en “Isle of the Dead” (1945) y “Bedlam” (1946), para interpretar al inescrupuloso John Gray. Por otra parte, Albert Dekker, John Emery y Alan Napier fueron considerados para interpretar al Doctor MacFarlane, antes de que Henry Daniell se quedara con el papel. En lo que respecta a Bela Lugosi, si bien es anunciado como uno de los protagonistas del film, la verdad es que interpreta a un personaje secundario el cual fue especialmente creado por Lewton con la intención de que Lugosi participara en la producción.


Tal y como sucede en todas las cintas de Lewton, “The Body Snatcher” está marcada por la compleja personalidad de sus protagonistas. Donald Fettes por ejemplo, en un principio se presenta como un joven bien intencionado que ostenta un estricto sentido de la moral. Sin embargo, a medida que transcurre el relato resulta evidente que Fettes no se diferencia demasiado de su mentor o del mismo John Gray. Aun cuando el joven expresa su indignación una vez que se entera que el Doctor MacFarlane le paga importantes sumas de dinero a John Gray para que este robe algunos cadáveres del cementerio más cercano, eventualmente demuestra lo flexible que son sus principios cuando se involucra en el caso de una pequeña niña discapacitada. Cuando MacFarlane le comenta que para llevar a cabo la cirugía que le devolverá la movilidad a las piernas a la pequeña, necesita estudiar la anatomía de la columna vertebral en detalle, de inmediato Fettes decide seguir los pasos de su mentor y le pide a Gray que le consiga un cadáver lo antes posible. Lamentablemente para el joven estudiante de medicina, el costo de su pequeña indiscreción será demasiado alto, por lo que terminará involucrado en un asesinato que tendrá una serie de nefastas repercusiones tanto en su incipiente carrera como en su vida.

Al igual que Fettes, MacFarlane y Gray resultan ser personajes sumamente complejos que intentar ocultar su verdadera personalidad del resto del mundo. De esta forma, mientras John Gray en un principio aparenta ser un hombre amable y honesto, MacFarlane se muestra altanero y seguro de sí mismo. Sin embargo, no pasa mucho tiempo antes de que ambos hombres exhiban su verdadera personalidad. En esencia, Gray es un hombre siniestro y codicioso, cuya ambición lo lleva a aprovecharse de todos aquellos que lo rodean. MacFarlane en cambio, es un hombre que en realidad es cobarde e inseguro, el cual es atormentado por su pasado y por un presente en el cual los pocos rastros de nobleza existentes en su personalidad, se diluyen en una evidente falta de ética profesional. En gran medida, el guión de “The Body Snatcher” se centra en la retorcida relación existente entre estos dos hombres. En un nivel bastante básico, el cochero de clase baja y el doctor de clase acomodada aparentan mantener una relación piramidal empleado/empleador. Sin embargo, la supuesta superioridad social e intelectual de la que goza MacFarlane, se desintegra una vez que este se encuentra en compañía de Grey. Y es que el cochero sabe demasiado del sórdido pasado de su empleador, lo que lo lleva a humillarlo constantemente. Solo bastan unas palabras del personaje interpretado por Karloff, para que el buen doctor se deshaga en un manojo de nervios y sentimientos de culpabilidad.


Lo que es aún más importante, es que entre ambos hombres existe un nexo inquebrantable que evidencia una mutua dependencia. En gran medida, Grey en la encarnación del alter ego del doctor, ya que a través de él MacFarlane lleva a cabo sus más oscuros deseos sin experimentar ni el más mínimo sentimiento de culpa. Al mismo tiempo, Grey utiliza la relación que mantiene con MacFarlane para sentirse importante, y para olvidar aunque sea por un momento su inestable situación socioeconómica. Por otro lado, en lo que respecta a las actuaciones, el elenco en general realiza un trabajo correcto, con la excepción de Rusell Wade, cuya interpretación del hipócrita estudiante de medicina que se ve obligado a confrontar las consecuencias de sus actos no termina de convencer. Boris Karloff en cambio, no solo entrega una de las mejores actuaciones de su carrera, sino que además domina cada una de las escenas en las que participa, en especial aquellas que comparte con Bela Lugosi, cuyo rol resulta ser demasiado insignificante como para tener real importancia dentro de la trama. Por último es necesario destacar la labor de Henry Daniell, quien logra con éxito proyectar las contradicciones vitales de un científico que para lograr sus loables objetivos, debe incurrir en actos que paradójicamente destruirán todos sus sueños y ambiciones.

En lo que respecta al aspecto técnico de la producción, resulta destacable el maravilloso trabajo de fotografía de Robert De Grasse, la atmosférica banda sonora del compositor Roy Webb, y la deslumbrante dirección de arte de Albert S. D´Agostino y Walter E. Keller. “The Body Snatcher” no solo es una excelente entrada en el género del horror psicológico, sino que además se destaca por presentar una interesante historia cuyo núcleo está conformado por una red de errores humanos perpetrados por una serie de personajes marcados por fuertes contradicciones vitales, lo que convierte al film en una retorcida fábula moral. Además de esto, el film de Robert Wise incluye una serie de guiños a los homicidios de Burke y Hare, como por ejemplo la maniobra que es utilizada por Grey para asesinar a una de sus víctimas, la cual es conocida como la “maniobra Burke”, y que básicamente consiste en que el asesino cubre completamente a su víctima para luego presionar firmemente su nariz y boca hasta asfixiarla. Por último, es necesario mencionar que más allá del hecho de que “The Body Snatcher” sea una cinta escalofriante, compleja, visualmente atrayente y brillantemente narrada, esta es recordada por ser la última colaboración entre Karloff y Lugosi, quienes compartieron escena en siete producciones entre 1934 y 1945.


por Fantomas.

martes, 1 de junio de 2010

The Stranger: La película más comercial de Orson Welles.

“The Stranger” (1946), es un film noir del director Orson Welles, el cual está protagonizado por el mismo Welles, Edward G. Robinson y Loretta Young.

Wilson (Edward G. Robinson) es un miembro de la comisión de crímenes de guerra que está buscando a Franz Kindler (Orson Welles), uno de los cerebros del holocausto quien ha borrado el rastro de su identidad. Para encontrarlo Wilson sigue a un antiguo camarada de Kindler llamado Meinike (Konstantin Shayne) hasta Harper, Connecticut, en donde resulta asesinado antes de poder identificarlo. Desde ese momento, la única pista que tendrá Wilson es la fascinación del criminal nazi por los relojes antiguos...


Con el estreno de “Citizen Kane” (1941), Orson Welles se había logrado posicionar como un artista importante en Hollywood, aunque al mismo tiempo había provocado que gran parte de la industria se tornara en su contra. Esto sucedió en gran medida debido al miedo que les provocaba el poderoso editor William Randolph Hearst, quien había servido de modelo para Kane, y a causa del resentimiento que provocaba el contrato único de Welles con la RKO, el cual le permitía completa libertad a la hora de abordar sus proyectos. Lamentablemente para el director, los fracasos de taquilla de “The Magnificent Ambersons” (1942) y “Journey Into Fear” (1942), provocaron que este descendiera del pedestal de “Joven Genio” en el cual se encontraba. Tras estar alejado de la industria por cuatro años, durante los cuales fue duramente atacado por la prensa, Welles aceptó la dirección de “The Stranger” con el sólo objetivo de demostrar que era capaz de trabajar bajo las normas impuestas por los estudios tan bien como cualquier otro director de la industria.

Originalmente, Welles quería que su compañera en el Mercury Theater, Agnes Moorehead, interpretara a Wilson, el cazador de nazis. “Pensaba que sería más interesante que él (Kindler) fuese perseguido por una mujer soltera que por Eddie Robinson, pero los ejecutivos del estudio no aceptaron la idea”, declararía Welles en una ocasión. Deseoso de complacer a los productores y restaurar su imagen de director rentable, Welles optó por contratar a Edward G. Robinson para el papel. Irónicamente, el actor resultó ser bastante problemático ya que constantemente se enfadaba con Welles debido a que según él, el director enfocaba su “lado malo”. Por su parte, a Wells le resultaba difícil imaginar cómo alguien tan poco atractivo como Robinson podía siquiera considerar que tenía un “lado malo”, pero para evitarse mayores problemas prefirió hablar con la actriz Loretta Young al respecto. Young permitió que el director cambiara los ángulos de las tomas para así mantener a Robinson contento. Sin embargo, ella tenía sus propios problemas. Young era una católica devota, por lo que en variadas ocasiones exigió posponer las filmaciones para así poder asistir a misa. Esto provocó que Welles tuviera que cambiar algunas escenas, lo cual realizó pensando que de esta forma demostraría que era un director eficiente y cooperador.

Sin embargo, el mayor logro de Welles fue haber rodado la película dentro los plazos estipulados y sin pasarse en el presupuesto. El productor Sam Spiegel (quien en ese entonces trabajaba bajo el seudónimo de S. P. Eagle), era un admirador del trabajo del director/actor por lo que ansiaba trabajar con él. Fue por este motivo que Spiegel contactó a Welles para que este interpretara a Kindler bajo la dirección de John Huston. Sin embargo, Welles deseaba reconstruir su carrera como director, por lo que le pidió al productor que lo dejara hacerse cargo del proyecto. Como Spiegel no quería perder a su protagonista, lo contrató como director aunque tomó algunas medidas para evitar cualquier tipo de excesos. El productor no sólo contrato al editor Ernest Nims para que mantuviera a raya a Welles en lo que se refería a los plazos de filmación, sino que además confeccionó un contrato que estipulaba que si el realizador traspasaba los parámetros acordados (tanto presupuestarios como de calendario), este tendría que dejar su rol como director pero estaría forzado a continuar con su labor actoral.

Como se adelanta en la sinopsis, Welles interpreta a Franz Kindler, un nazi que se ha asentado en un pequeño pueblo de Connecticut bajo la identidad del Profesor Charles Rankin. Cuando está a punto de contraer matrimonio con Mary Longstreet (Loretta Young), hija de un juez de la Corte Suprema el cual le ayudará a solidificar lo que él considera como el “camuflaje perfecto”, recibe una inesperada visita que amenaza con poner en riesgo sus planes, arrastrándolo por un sendero de muerte y traición que le será difícil de ocultar. A medida que Kindler/Rankin se ve cada vez más acorralado por Wilson, se ve en la obligación de contarle mentiras disfrazadas de verdad a su abnegada esposa, al mismo tiempo que el hermano de esta (Richard Long) y Wilson le revelan la verdadera identidad de su marido. Al no poder asimilar toda la información que la ha sido entregada, Mary queda al borde de una crisis nerviosa. Y es que para bien o para mal, ella se convierte en una pieza importante en el tenso juego del gato y el ratón en el que se ven involucrados Kindler y Wilson, ya que es la única testigo del encuentro entre Meineke y su marido.

Durante gran parte de la cinta, el enfrentamiento entre Wilson y Kindler es indirecto pese a que ambos están conscientes de la amenaza que representa el uno para el otro. Estos dos personajes en cierta medida controlan al resto de los involucrados en la historia como si fueran simples marionetas; mientras que Wilson maneja los hilos de los integrantes de la familia de Mary, Kindler se encarga de mantener a raya a su esposa lo más que pueda. Y la verdad es que la preocupación que Kindler exhibe por su esposa no está motivada por el amor, sino por su instinto de autopreservación. El gran generador de suspenso del film, es el proceso por el cual Wilson pretende conseguir la prueba definitiva que compruebe la verdadera identidad de Rankin. En el ámbito de las actuaciones, Edward G. Robinson realiza un buen trabajo como el calculador agente Wilson, quien no tiene problema en poner en riesgo algunas vidas con tal de atrapar a su presa. Orson Welles por su parte, sobresale como el nazi que intenta escapar por todos los medios de sus responsabilidades ante la justicia, pero que termina siendo traicionado involuntariamente por sus propias ideologías y su soberbia. En la otra cara de la moneda se encuentra Loretta Young, quien pese a tener un par de escenas correctas, cae demasiado a menudo en la sobreactuación por lo que su interpretación resulta poco convincente e incluso irrisoria por momentos.

Por otro lado, nos encontramos con el estupendo trabajo de fotografía de Russell Metty, y la atmosférica banda sonora de Bronislau Kaper que cumple un rol importante a la hora de imprimirle suspenso a algunas escenas. Es importante mencionar que la torre del reloj que se encuentra ubicada en el centro del pueblo de Harper, pasa a ser un escenario fundamental en la historia. No sólo se desarrollará el clímax del film en ese lugar, sino que además este funciona como la guarida personal de Kindler, a la vez que sus campanadas parecen ir marcando el paso de la historia. Como Welles debió someter su criterio artístico a los caprichos de los ejecutivos del estudio, en más de una ocasión afirmó que “The Stranger” era la peor película de su carrera. Esto está lejos de ser cierto, y la verdad es que este film resultó ser el más exitoso de su filmografía en términos comerciales. Y es que más allá de ser un producto “conservador”, este mantiene gran parte del estilo cinematográfico tan propio del director. Aunque evidentemente “The Stranger” no es la mejor cinta de Welles, esta resulta ser un efectivo thriller que presenta buenas dosis de suspenso, un más que correcto desarrollo de la historia y los personajes, una atmosférica iluminación, inusuales ángulos de cámara, y un argumento en cierta medida adelantado a su época, ya que el tema de la paranoia se convertiría en uno de los temas habituales del thriller y la ciencia ficción durante las décadas siguientes.




por Fantomas.

lunes, 31 de mayo de 2010

Dennis Hopper: El gran salvaje.

Dennis Lee Hopper nació el 17 de mayo de 1936, en el pueblo de Dodge City, Kansas. Cuando tenía trece años de edad, su familia se mudó a San Diego, California, donde su madre trabajó como instructora de salvavidas, y su padre como gerente de la oficina de correos (aunque según el mismo Hopper, su padre en realidad trabajaba en la OSS, la agencia precursora de la CIA). Sería en San Diego donde Dennis descubriría su afición por la actuación. De hecho, una vez que terminó la secundaria, él estudiaría teatro en la Old Globe Theatre y posteriormente en el New York Actors Studio (donde estuvo bajo la tutela de Lee Strasberg durante cinco años). Durante ese periodo, el actor entablaría una gran amistad con su colega Vincent Price, con quien compartía la pasión por el arte. A los 18 años debutaría como actor con un papel menor en la serie de televisión “Cavalcade of America” (1954), y posteriormente en el drama televisivo “Medic” (1955), donde interpretaría a un paciente epiléptico. Aunque por un tiempo se dijo que su debut cinematográfico sería en la cinta “Johnny Guitar” (1954), el mismo Hopper se encargó de desmentir dicho rumor asegurando que ni siquiera se encontraba en Hollywood cuando fue rodado el film.

Hopper debutaría en el cine con la cinta “Rebel Without a Cause” (1955), y posteriormente trabajaría en “Giant” (1956), ambas protagonizadas por el legendario James Dean, a quien Dennis admiraba inmensamente y con quien el actor desarrollaría una gran amistad. Es por este motivo que no resulta extraño que el entonces joven Hopper se viera fuertemente afectado por el fallecimiento de Dean en 1955, a causa de un accidente automovilístico. Esto provocó el que actor se comportara de manera errática durante algún tiempo, lo que estalló durante la filmación de “From Hell to Texas” (1958), donde Hopper se rehusaba a seguir las indicaciones del director Henry Hathaway. Debido a este incidente, Hopper se convirtió en una paria dentro del circuito hollywoodense, lo que lo condenó durante algún tiempo a protagonizar oscuras cintas serie B y a conseguir roles menores diversas series de televisión. De todas formas, el actor se las arreglaría para codearse con algunos de los artistas más famosos de aquel periodo. De hecho, en 1956 cuando Elvis Presley estaba filmando su primera película en Hollywood (“Love Me Tender”), Hopper era compañero de cuarto de Nick Adams, quien tenía un rol en aquella cinta. Gracias a esto, los tres se volvieron amigos y se les vio juntos en variados eventos sociales.


En 1961, Hopper contraería matrimonio con Brooke Hayward, con quien tendría una hija llamada Marin. Para ese entonces el actor ya consumía drogas y exhibía un comportamiento violento, por lo que su matrimonio sólo duró ocho años. Sin embargo, este matrimonio lo ayudaría a reactivar su carrera de una forma bastante inesperada; Debido a que la madre de Hayward, la actriz Margaret Sullivan, era amiga de John Wayne, este le dio un papel a Hopper en la cinta “The Sons of Katie Elder” (1965). Luego de obtener buenas críticas por su actuación en dicho film, Hopper consiguió una serie de roles que le valieron el beneplácito de la crítica pese a ser papeles menores, como por ejemplo el de Babalugats en la película “Cool Hand Luke” (1967), o el del ladrón de caballos en “True Grit” (1969), donde nuevamente compartió roles con John Wayne. Durante el rodaje de esta última cinta, Wayne acabó odiando a Hopper hasta el punto de aterrizar en el set en helicóptero en busca del actor con toda su ira desatada; “¿Dónde está ese maricón de Hopper? Quiero a ese rojo cabrón, ¿Dónde se ha escondido el muy comunista?”, vociferaría Wayne con revólver en mano aquel día. Hopper tuvo que permanecer escondido en una caravana ajena hasta que Wayne decidió irse.

En 1969 Hopper debutaría como director y guionista de lo que sería un estudio acerca de la contracultura reinante durante los sesenta en Norteamérica, y la tensión existente en el país. “Easy Rider” (co-escrita por Peter Fonda y Terry Southern) dio inicio a una nueva era del cine en Hollywood. La cinta se convirtió en un retrato de los excesos y los aspectos más oscuros de los sesenta; las historias del uso de drogas del elenco durante el rodaje del film hoy ya son legendarias. Hopper sería aclamado por su uso de la improvisación y por su innovador proceso de edición. Además sería el primer film en utilizar una banda sonora compuesta por hits de la época (incluyendo la archiconocida “Born to be Wild” de Steppenwolf), marcando una nueva tendencia. Es por esto que no resulta extraño que la cinta ganara el premio al Mejor Primer Trabajo en el Festival de Cannes, además de recibir dos nominaciones al Oscar, una al mejor guión original, y otra al mejor actor secundario la cual recayó en un joven Jack Nicholson. Sin embargo, es sabido que la realización de esta película resultó ser problemática debido a las diferencias creativas y personales entre Fonda y Hopper, ya que este último se encontraba en plena crisis matrimonial con Brooke Hayward, lo que aumentó su consumo de drogas y alcohol y lo llevó a encerrarse en la sala de edición.

El 31 de octubre de 1970, Hopper contraería matrimonio con la cantante Michelle Phillips, de la banda The Mamas and the Papas, con quien duraría casado sólo ocho días. A principios de los setenta, la Universal Pictures atravesaba un bache comercial bastante considerable. Los ejecutivos del estudio decidieron producir cintas independientes, intentando captar la atención de los adolescentes de la época. Como “Easy Rider” se había convertido en una suerte de punto de referencia para los realizadores independientes, los ejecutivos de la Universal le dieron a Dennis Hopper completa libertad para rodar lo que él quisiera. Aunque era sabido el problema que el actor tenía con las drogas, este era el hombre de moda en Hollywood por lo que la Universal pensó que el riesgo valía la pena. Su segunda película, “The Last Picture” (1971), es una metáfora acerca del fin del sueño americano ambientada en el rodaje de un western serie B en un poblado de Perú. Luego de las múltiples correrías por Perú con sus colegas Peter Fonda y Kris Kristofferson (donde la cocaína y las mujeres de mal vivir circulaban con alegría por el set), Hopper regresó a los Estados Unidos con más de 40 horas de material rodado. Durante el tumultuoso proceso de edición, el actor se concentró en Taos, Nuevo México, donde se dice que el mismísimo Alejandro Jodorowsky le ayudó a editar el film.

Pese a que “The Last Movie” ganó el premio de la crítica en el Festival de Venecia, en Estados Unidos fue masacrada por la crítica e ignorada por el público. Debido a este bullado fracaso y su cada vez más extraño comportamiento, Hopper nuevamente quedó confinado al limbo cinematográfico. En 1972, el actor contraería matrimonio con Daria Halprin, con quien se divorciaría luego de cuatro años y tendría una hija llamada Ruthanna. Durante el resto de la década de los setenta, Hopper fue capaz de mantener su alocado estilo de vida gracias a los roles que obtuvo en una serie de cintas de bajo presupuesto, algunas de los cuales fueron rodadas en Europa, donde por lo general interpretaba a “maniáticos atormentados”. Entre dichos films se encuentran “Mad Dog Morgan” (1976), “Tracks” (1976), y “The American Friend” (1977), entre otros. Sería de la mano del director Francis Ford Coppola y su película “Apocalypse Now” (1979), que Hopper pudo reactivar nuevamente su carrera gracias a su papel como un trastornado fotógrafo de guerra. Posteriormente Hopper ganaría nuevamente reconocimiento como director gracias a la cinta “Out of the Blue” (1980), la cual fue concebida como una seudo-secuela de “Easy Rider”, donde se mostraba que podría haber sucedió con los protagonistas de esta última luego de diez años de transcurrida la historia.

Inmediatamente después, Hopper protagonizó la cinta “Human Highway” (1982), cuyo rodaje tuvo que ser suspendido en múltiples ocasiones debido al impredecible comportamiento del actor. Según el periodista Peter Biskind, en ese entonces Hopper consumía más de tres gramos de cocaína al día, lo que complementaba con treinta cervezas, marihuana, y algunas Cubas Libres. Luego de montar un “intento de suicidio” en la Rice University Media Center, en el que utilizó un ataúd y 17 cartuchos de dinamita, para luego desaparecer en el desierto mexicano luego de una extravagante noche de juerga, Hopper entró a un programa de rehabilitación de drogas en 1983. Durante este periodo, la carrera de Hopper despegó notoriamente. No sólo obtuvo el beneplácito de la crítica por sus interpretaciones en las cintas “Rumble Fish” (1983), del director Francis Ford Coppola, y “The Osterman Weekend” (1983), de Sam Peckinpah, sino que además interpretaría uno de los papeles más icónicos de su carrera; el del sádico y demente gangster Frank Booth en el bizarro thriller de David Lynch, “Blue Velvet” (1986). Es sabido que luego de que Hopper leyera el guión de la cinta de Lynch, este llamó al director y le dijo: “¡Tienes que dejarme interpretar a Frank Booth, debido a que yo soy Frank Booth!”.

En 1986, Hopper también recibiría una nominación al mejor actor secundario por su actuación en el film “Hoosiers”. Dos años más tarde filmaría “Colors” (1988), un brutal retrato de la guerra entre la policía de Los Ángeles y las pandillas que aterrorizaban los suburbios de la ciudad. El director no sólo logró otorgarle un perturbador estilo documental a la historia, sino que además contó con la estupenda actuación de sus protagonistas, Robert Duval y Sean Penn. En 1989, Hopper se casaría por cuarta vez, en esta ocasión con Katherine LaNasa con quien duraría casado un poco más de un año y tendría un hijo llamado Henry Lee. Los próximos proyectos como director de Hopper no fueron bien recibidos por la crítica ni el público. Mientras que “The Hot Spot” (1990) pasó casi desapercibida, el thiller "Catchfire" (1990), protagonizado por Jodie Foster, se convirtió en objeto de pugna entre el director y el estudio, razón por la cual Hopper prefirió firmar bajo el seudónimo de Alan Smithee (el cual fue ocupado durante años por numerosos directores cuyas realizaciones no los dejaban satisfechos). Al año siguiente, el actor sería nominado al Emmy por su actuación en las cintas “Paris Trout” (1991) y “Doublecrossed” (1991), donde en esta última interpretó a Barry Seal, quien fuese traficante y informante de la DEA en la vida real.

Durante la década de los noventa, Hopper interpretó mayormente a villanos en cintas de dudosa calidad, como por ejemplo “Super Mario Bros” (1993), “Speed” (1994), y “Waterworld” (1995). Con la excepción de su cameo en “True Romance” (1993), y su participación en una de la temporadas de la serie de televisión “24” (2001-10), Hopper no obtendría roles demasiado interesantes durante el resto de su carrera. De hecho, gran parte de los trabajos cinematográficos que aceptó durante este periodo no tenían otro objetivo más que financiar sus otros intereses artísticos. Hopper era un prolífico fotógrafo, pintor y escultor. La pasión del actor/director por el arte se despertó al término de la Segunda Guerra Mundial, cuando su familia se mudó a Kansas City, Missouri, lugar donde Hopper encontró su nicho artístico en las clases sabatinas del Instituto de Arte de Kansas City. Durante los años en que estuvo exiliado de la industria cinematográfica, Hopper se convirtió en pintor y fotógrafo pasando por varios estilos que iban desde el impresionismo abstracto hasta el fotorealismo. En 1966 el actor creó el arte de la portada del álbum de Tina Turner, “River Deep Mountain High”. La última cinta del actor sería “The Last Film Festival” (2010), la cual aún no ha sido estrenada.

En 1996, Hopper se casó por quinta vez con Victoria Duffy, quien era 32 años más joven y con quien tuvo una hija, Galen Grier. Fiel a su naturaleza problemática, en enero del 2010 el actor presentó un pedido de divorcio tras catorce años de matrimonio, además de pedir una orden de restricción contra su esposa debido a considerarla “inhumana” y “volátil” (lo que no deja de ser irónico teniendo en cuenta la vida que llevó el actor). En octubre del 2009, a Hopper se le diagnosticó un avanzado cáncer a la próstata. Lamentablemente, el 29 de mayo del 2010, a los 74 años de edad, Dennis Hopper falleció a causa del cáncer que lo aquejaba. Como buen exponente de la época que le toco vivir, Hopper fue amante de los excesos y se autoproclamó como uno de los inventores de la nueva era hollywoodiense; “Yo llegué antes que todos los demás. Vi llegar a Lucas y a Spielberg y a Scorsese. Después; diecisiete años en los que no pude hacer nada, me impidieron hacer cine”. Los directores que trabajaban con él planificaban los rodajes según las drogas que tomaba y sus efectos. De esta manera no rodaban sus escenas después de comer (cuando el alcohol le hacía efecto) o le indicaban la droga a consumir según la intensidad de la escena a grabar. Al igual que su cinta más famosa, “Easy Rider”, Hopper se convirtió en sinónimo de rebeldía, drogas, rock, libertad, sexo, paz y hippismo. Pese a que antes de morir obtuvo su estrella en el paseo de la fama, que su carrera se extendió por más de cuatro décadas apareciendo en cientos de producciones, "lamentablemente" Dennis Hopper seguirá siendo recordado por un puñado de roles inolvidables, sus cinco matrimonios y su turbulenta vida personal, marcada por el abuso de las drogas y el alcohol.













por Fantomas.

sábado, 29 de mayo de 2010

Django il bastardo: Una cruz para mi enemigo.

“Django il bastardo” aka “The Strangers Gundown” (1969), es un spaghetti western del director Sergio Garrone, el cual está protagonizado por Anthony Steffen, Paolo Gozlino y Rada Rassimov.

Durante la guerra civil, un Regimiento es atacado por los yanquis quienes masacran a la mayoría de los soldados que se encuentran en su interior. Sin embargo, uno de ellos queda vivo. Dado por muerto, Django (Anthony Steffen) yace inconsciente en el suelo, gravemente herido. Luego de varios años, Django comienza a buscar a sus enemigos, los mismos hombres que lo creyeron muerto.


El éxito obtenido por la “trilogía del dólar” de Sergio Leone a mediados de los sesenta, provocó que un buen número de realizadores italianos buscara sacar provecho de este nuevo tipo de western, el cual sería conocido posteriormente como spaghetti western. Algunos de los personajes de estas películas trascendieron más allá de lo imaginado al interior del género, por lo que protagonizaron un buen número de estos films. Ese fue precisamente el caso de Django, quien apareció por primera vez en la cinta de Sergio Corbucci, “Django” (1966), siendo interpretado por Franco Nero. Tres años más tarde, el director Sergio Garrone, quien es más conocido por sus incursiones en el subgénero de la “nazisploitation”, decidió escribir y dirigir la que sería una de las tantas secuelas “no oficiales” del film de Corbucci. Esta vez Django es interpretado por Anthony Steffen (cuyo verdadero nombre es Luiz Antonio de Teffé), actor que apareció en una buena cantidad de spaghetti westerns durante su carrera, y que en esta ocasión contribuyó a escribir el guión.

La cinta comienza con un collage de escenas protagonizadas por un misterioso pistolero al cual no logramos verle el rostro. Llegado un determinado momento, el pistolero se detiene en frente de una cabaña donde emplaza una cruz con el nombre de “Sam Hawkins”, y con la fecha del día en el que transcurre la escena. Acto seguido, Sam Hawkins y sus compañeros deciden hacerle frente al extraño, quien es nada menos que Django. Como muestra de la metodología que Django utilizará contra sus enemigos durante el transcurso de la cinta, antes de que Hawkins y compañía puedan pronunciar una palabra, Django procede a eliminarlos rápidamente con su revólver. Y es que básicamente esta secuencia nos indica que el protagonista está buscando venganza, aunque no sabemos cuáles son los motivos que lo arrastran a esta cruzada de violencia y muerte. Posteriormente al espectador le son revelados los villanos de la cinta; Rod Murdok (Paolo Gozlino) y su hermano Luke (Luciano Rossi), quienes se encuentran disfrutando de un extraño espectáculo que involucra a dos hombres y un cartucho de dinamita. No pasa mucho tiempo antes de que se ponga en evidencia que mientras que Rod es un tipo más mesurado y calculador, Luke es a todas luces un verdadero demente que disfruta con la violencia.

Durante el transcurso de la cinta se plantea la posibilidad de que el protagonista es un fantasma, y no el único sobreviviente de la masacre ocurrida durante la Guerra Civil. Esto es debido a la misteriosa forma en cómo Django aparece y desaparece sin explicación alguna, y como a este en una escena en particular parecieran no afectarle las balas. Además, esta idea se ve reforzada por algunas de las frases pronunciadas por Django como por ejemplo: “Soy un demonio del infierno”. En este sentido, Garrone es los suficientemente inteligente como para sacarle el máximo provecho a mecanismos simples que ayudan a reforzar este “giro sobrenatural”. En muy contadas ocasiones podemos ver la cara de Django, ya que generalmente se oculta en la oscuridad de la noche, dejando al descubierto sólo sus ojos los cuales son iluminados por un tenue rayo de luz. En otra ocasión, uno de los enemigos del protagonista se ve devorado por la enorme sombra de Django, la cual se encuentra proyectada sobre una pared. Todos estos pequeños toques están pensados para retratar al protagonista como la verdadera “encarnación de la muerte”. Sin embargo, eso es algo que finalmente queda sometido al criterio del espectador.

Más allá del detalle sobrenatural del film, la historia está plagada de clichés propios del género, como por ejemplo el villano rico y poderoso que tiene amedrentada a toda una comunidad, mujeres hermosas y traicioneras motivadas por la codicia, o la típica escena del tiroteo en el cementerio. Sin embargo, nada de esto resulta molesto debido a que el director mantiene un ritmo narrativo más que adecuado, el cual se sostiene a punta de acción y suspenso. Los momentos en los que el ritmo languidece más notoriamente, son aquellos que están dedicados a profundizar en la historia de los hermanos Murdok, en su comportamiento, y en como ambos reaccionan ante la inminente amenaza de un imparable y fantasmagórico Django. Ya en la segunda mitad de la cinta, mediante un flashback nos enteramos del nexo existente entre los hombres que el protagonista ha sentenciado a muerte. Este flashback, además de dejar en evidencia los motivos tras la venganza de Django, siembra aún más dudas acerca de su verdadera naturaleza, lo que le añade una cuota extra de suspenso al film.

En el ámbito de las actuaciones, nos encontramos con una amplia gama de interpretaciones en lo que a calidad se refiere. Anthony Steffen difícilmente podría ser considerado como un buen actor, pero gracias a la poca cantidad de diálogos que tiene su personaje, a su aspecto sombrío y a su escasa expresividad, logra retratar con éxito a Django como un verdadero fantasma. Luciano Rossi por su parte, interpreta de buena manera a Luke Murdok, un verdadero psicópata que pese a no tener relación con el pasado del protagonista, es quien adopta el papel del villano más temible. Por último, Paolo Gozlino realiza una labor bastante irregular como el calculador Rod Murdok, mientras que Rada Rassimov sólo resalta por su exótica belleza ya que realiza un trabajo mediocre interpretando a un personaje bastante olvidable. Por otro lado, el trabajo de fotografía de Gino Santini presenta algunos momentos destacables, mientras que la banda sonora compuesta por Vasili Kojucharov y Elsio Mancuso es más bien minimalista y no demasiado atmosférica, por lo que es la canción principal del film lo que resulta más destacable del trabajo de la dupla de compositores.

Si bien es evidente que el Django de esta película poco y nada tiene que ver con el Django de Corbucci, “Django il bastardo” es probablemente una de las mejores cintas protagonizadas por este personaje. Obviamente no es un film excelente ni pretende serlo, pero las escenas de acción están bien construidas, así como también la atmósfera sobrenatural que rodea al protagonista, razón por la cual no sólo es una cinta entretenida, sino que además califica para ser considerada como uno de los buenos spaghetti western filmados durante la segunda mitad de los sesenta (que dicho sea de paso, fue la época en la cual se filmaron los grandes clásicos del género). Cuatro años después de estrenado el film de Garrone, Clint Eastwood filmaría el western “High Plains Drifter” (1973), el cual presenta más de una similitud con esta película, especialmente en lo que se refiere a la posible naturaleza sobrenatural del protagonista. Pese a las fallas (algunas propias de la falta de presupuesto) y a los clichés que presenta “Django il bastardo”, se trata de un película interesante que sobresale dentro de un género donde los aciertos no suelen ser comunes.




por Fantomas.

lunes, 24 de mayo de 2010

Myrna Loy: La Reina del Hollywood de los treinta.

Myrna Adele Williams, más conocida como Myrna Loy, nació el 2 de agosto de 1905 en Radersburg, Montana. Hija de Adelle Mae y David Franklin Williams, Myrna fue nombrada en honor a un nombre de una estación de trenes que le gustó a su padre. Él, además de ser granjero, banquero y corredor de propiedades, a los 23 años de edad se convirtió en el hombre más joven en ser electo como gobernador del estado de Montana. Su madre en cambio, sentía una mayor atracción por el mundo artístico lo que la llevó a estudiar música en el Conservatorio Americano de Música de Chicago. Durante el invierno de 1912, la madre de Loy estuvo a punto de morir a causa de una neumonía, por lo que su padre las envió a La Jolla, California. Aunque Adelle intentó convencer a su esposo que se mudara a California de manera permanente para así tener un mayor control de las propiedades que poseía en el lugar, este prefería la vida campestre por lo que eventualmente los tres regresaron a Montana. Al poco tiempo después, la madre de Myrna tuvo que someterse a una histerectomía, razón por la cual ella, Myrna y su hermano David se mudaron a Los Ángeles, donde Myrna comenzaría a tomar clases de danza. Tras la cirugía, la familia regresó a Montana, y a los 12 años de edad Myrna tuvo su debut teatral; un musical coreografiado por ella el cual estaba basado en “The Blue Bird” perteneciente a la Rose Dream Operetta.

En noviembre de 1918, aún devastada por el fallecimiento de su padre, Myrna sintió que debía responsabilizarse de su madre y de su hermano. Poco después de este acontecimiento, la familia se mudó a Culver City donde Myrna y su madre pudieron dar rienda suelta a su sueño de convertirse en artistas. Además de asistir al exclusivo Westlake School para Señoritas, Myrna continuó estudiando danza y música. Cuando las maestras de su colegio se mostraron reacias a que ella continuara participando en las artes teatrales, Myrna se matriculó en la Venice High School cuando tenía quince años, lo que le permitió participar en algunas obras teatrales a nivel local. En 1921, Loy posó para el escultor Harry Winebrenner, dando como resultado una estatua titulada “Spiritual”, la cual hasta el día de hoy se encuentra situada en el frontis de la Venice High School. La joven abandonaría la secundaria cuando tenía 18 años para ayudar económicamente a su familia. Ella obtendría un trabajo como bailarina en el Egyptian Theatre, donde participaría en elaboradas secuencias musicales que servían como introducción a los films mudos que se proyectaban en el lugar. Durante este periodo, Myrna tendría la posibilidad de ver a la actriz Eleonora Duse en la obra “Thy Will Be Done”, cuyas sencillas técnicas actorales provocaron un fuerte impacto en la joven, al punto que intentaría emularlas a lo largo de su carrera.


Con el fin de promocionar el Egyptian Theatre, el fotógrafo Henry Waxman realizó una serie de fotografías en las cuales aparecía Myrna Loy. Paralelamente, Rudolph Valentino y su esposa Winifred Shaunnessy (quien era más conocida como Natacha Rambova) estaban buscando a una actriz que pudiera interpretar el rol protagónico en “Cobra” (1925), el primer proyecto independiente producido por el actor. Si bien Myrna se presentó al casting, el rol finalmente recayó en la actriz Gertrude Olmstead. Sin embargo, la experiencia despertó el interés de Loy por el cine. Ese mismo año, conseguiría un papel como extra en los films “The Wanderer” (1925) y “Pretty Ladies” (1925), donde en esta último participaría como una de las muchachas de un coro junto a la entonces novata Joan Crawford. Posteriormente se presentaría sin éxito al casting de la cinta “Ben-Hur” (1925), intentando conseguir el rol de la Virgen María. Sería gracias al pequeño rol que obtuvo en el film “What Price Beauty?” (1925), que Myrna Adele Williams logró llamar la atención de los ejecutivos de la Warner Bros, estudio en el que cambiaría su apellido a Loy. Ella firmó un contrato de siete años con el estudio, con un sueldo de $75 dólares a la semana.

Durante la época en que Loy trabajó en cintas de cine mudo, por lo general le tocó interpretar papeles de vampiresas o femme fatales. Su primer rol importante lo obtendría en el film “Across the Pacific” (1926), lo que la ayudaría a obtener roles más exóticos en cintas como “A Girl in Every Port” (1928), “The Crimson City” (1928), “The Black Watch” (1929), y “The Desert Song” (1929), entre otras. A la actriz le tomaría bastantes años poder desligarse del estereotipo en el que fue encasillada, y recién a fines de 1932 pudo demostrar su versatilidad en el film “Thirteen Women”. Previo a su participación en dicha cinta, Loy interpretó pequeños roles en un buen número de musicales como “The Jazz Singer” (1927), “The Show of Shows” (1929), “The Bride of the Regiment” (1930), y “Under a Texas Moon” (1930). Debido a su participación en estos films, el público comenzó a asociarla con roles musicales, lo que provocó que su carrera sufriera un duro revés. En 1929, a causa de la Gran Depresión, la actriz dejó la Warner y trabajó durante algún tiempo como agente libre. Durante este periodo, el productor de la MGM, Arthur Hornblow (quien posteriormente se convertiría en su primer esposo), le otorgaría a Myrna un papel en la cinta “The Devil to Pay” (1930), y a fines de 1931 la actriz firmaría un contrato con el estudio, tras lo cual participó en su primera comedia titulada “Love Me Tonight” (1932).

En esa época, Myrna Loy era el objeto de deseo de muchas estrellas hollywoodenses, entre los que se encontraban John Barrymore, Leslie Howard y Clark Gable. De hecho, en una ocasión Gable intentó besarla tras una noche de juerga. Al ver las intenciones del actor, Loy reaccionó empujándolo hacia unos arbustos que estaban en el patio de su casa. Y es que durante ese periodo, Myrna estaba involucrada sentimentalmente con Arthur Hornblow, quien constantemente le aseguraba que estaba haciendo lo posible por divorciarse de su esposa en ese momento. En 1934 ella participó en la cinta de gánsteres, “Manhattan Melodrama”, la cual es recordada debido a que John Dillinger fue baleado por los agentes del FBI cuando este se escabulló del cine donde estaban proyectando el film. El gran salto en la carrera de la actriz llegaría ese mismo año, cuando co-protagonizó con William Powell la cinta de detectives, “The Thin Man”, la cual estaba basada en una novela de Dashiell Hammett. La historia de cómo la actriz fue seleccionada para interpretar el papel de Nora Charles no deja de ser curiosa; en una de las tantas fiestas hollywoodenses a las que asistía en ese entonces, el director W. S. Van Dyke la empujó a una piscina para ver cuál sería su reacción. Su aplomo al momento de enfrentar la situación resultó ser justo lo que el director estaba buscando.

Pese a que Louis B. Mayer se resistía a la idea de que Loy interpretara el papel debido a que consideraba que era una actriz dramática, Van Dyke logró llegar a un acuerdo con la cabeza de la MGM; no sólo filmaría la cinta en tres semanas, sino que también le pidió a Loy que se comprometiera a filmar el drama “Stamboul Quest” (1934). Para sorpresa de muchos, “The Thin Man” resultó ser todo un éxito, y la actuación de Myrna Loy fue alabada por la crítica. El film además resultó ser el inicio de la lucrativa sociedad entre la actriz y William Powell, quienes trabajaron juntos en catorce cintas convirtiéndose en una de las parejas más prolíficas de la historia de Hollywood. Luego de participar en más de 80 películas como vampiresa o mujer exótica, Myrna se convirtió en la “esposa perfecta”. Incluso se formaron clubes que expresaban abiertamente su deseo de convertir a la actriz en su esposa. En cuanto a los planes de matrimonio de Loy, ella aún estaba esperando que Arthur Hornblow se divorciara. Pese a su reciente popularidad, la actriz sentía que la MGM no estaba velando por sus intereses. No ganaba ni la mitad del salario que recibía William Powell, por lo que luego de viajar a Europa con Hornblow ella retornó a Nueva York y no a Hollywood. Tras un año alejada de la gran pantalla finalmente consiguió lo que deseaba; Louis B. Mayer le subió el sueldo y le otorgó un bono de $25.000 dólares.

Myrna pronto se puso a trabajar en una serie de cintas como “Whipsaw” (1935) con Spencer Tracy, “Wife vs. Secretary” (1936) con Clark Gable, y “The Great Ziegfeld” (1936) con William Powell. Por otro lado, Arthur Hornblow finalmente obtuvo el divorcio tras lo cual se casó con la actriz en México, el 27 de junio de 1936. Entre 1934 y 1939, Myrna Loy realizó 21 películas, incluyendo “Parnell” (1937) con Clark Gable. Durante el lanzamiento de la cinta, Gable y Loy fueron votados como el Rey y la Reina de las películas. Más de veinte millones de personas participaron en la encuesta que convirtió a la pareja de actores en soberanos de Hollywood. Como era de esperarse, en la MGM quisieron aprovechar la creciente popularidad de la pareja, por lo que los reunieron en las cintas “Test Pilot” (1938) y “Too Hot to Handle” (1938). En el verano de 1939, Myrna y su marido se fueron a Europa por tres semanas. En su viaje se toparon con la amenaza de la guerra en todos los lugares que visitaron. Cuando la guerra estalló, Myrna participó en una serie de actividades que tenían como objetivo recaudar dinero para organizaciones como la Cruz Roja. Durante ese periodo, su matrimonio estaba pasando por una crisis debido a que no podía pasar mucho tiempo junto a su marido, quien era sumamente controlador y perfeccionista. Esto provocó que la actriz se divorciara en marzo de 1942.

Seis días después de su divorcio con Arthur Hornblow, Loy contrajo matrimonio con John Hertz Junior. Él era un publicista que provenía de una familia bastante adinerada, y había estado cortejando a la actriz apenas esta obtuvo el divorcio. Debido a lo vulnerable que se sentía Myrna en aquel entonces, le resultó difícil resistirse a los encantos de Hertz. Lamentablemente para ella, su nuevo matrimonio y su excesiva actividad social durante la guerra la alejaron por un tiempo del trabajo en los estudios. Su nuevo esposo no deseaba que siguiera trabajando en el cine, y por un tiempo Myrna no tuvo objeciones al respecto. Sin embargo, la actriz continuó su labor social visitando mayormente hospitales militares. No pasaría mucho tiempo antes de que Loy se percatara de que su nuevo marido era neurótico, posesivo y abusivo. Eventualmente ellos se separarían y la actriz regresaría a Hollywood para comenzar a trabajar en “The Thin Man Goes Home” (1945). En 1945, Myrna comenzaría una relación con el Comandante Gene Markey, quien había estado casado anteriormente con Joan Bennett y Hedy Lamarr. Ellos contrajeron matrimonio en 1946, y ese mismo año Myrna abandonó la MGM luego de trabajar durante 15 años en el estudio. A su gusto, hacía bastante tiempo que los ejecutivos del estudio la habían dejado de lado, por lo que no le ofrecían roles que despertaran su interés.

El primer rol que obtendría la actriz luego de abandonar la MGM sería el de Milly en la cinta “The Best Years of Our Lives” (1946). Según la misma actriz, este sería uno de los roles más importantes de su carrera. Posteriormente trabajaría con Cary Grant en los films “The Bachelor and the Bobbysoxer” (1947) y “Mr Blandings Builds His Dream House” (1948). Como Loy era una democrata declarada, ella fue una de las primeras actrices que fue acusada de tener nexos con el Partido Comunista durante la caza de brujas llevada a cabo por el Senador McCarthy. Myrna incluso apareció en una lista publicada por el Hollywood Reporter, de la cual sólo fue eliminada luego de presentar una demanda por un millón de dólares contra el periódico. Loy junto a otros actores decidieron combatir el accionar del Comité de Actividades Antiamericanas formando el Comité de la Primera Enmienda. Mientras se encontraba luchando contra la caza de brujas en Hollywood, la actriz se hizo amiga de Jan Masaryk, el líder demócrata cuyo país (la entonces Checoslovaquia) estaba siendo dominado lentamente por los comunistas. Luego de su muerte (un supuesto suicidio que posteriormente se convirtió en asesinato), Myrna comenzó a trabajar para la Asociación Americana para las Naciones Unidas. Además se involucró con la labor de la UNESCO, lo que de seguro le trajo más de una satisfacción.

Paralelamente, ella y su marido Gene Markey fundaron a fines de los cuarenta la Charter Films, su propia compañía de producción. Desafortunadamente, su matrimonio comenzó a tener problemas debido a los numerosos amoríos de Markey, por lo que terminaron divorciándose en 1950. Luego de filmar en Europa la cinta “If This Be Sin” (1949), del director Alexander Korda, Loy aprovechó de viajar por Europa y continuar colaborando con la UNESCO, hasta que eventualmente regresó a Hollywood para filmar “Cheaper By the Dozen” (1950). Luego retornaría a Europa, donde comenzaría una relación sentimental con Howland Sargeant quien era parte de la delegación de la UNESCO. Cuando regresó a los Estados Unidos en junio de 1950, Myrna se estableció en Washington y Nueva York, donde continuó visitando hospitales y contrajo matrimonio con Sargeant el primero de junio de 1951. Durante el resto de la década, Loy participó en algunas series de televisión y en unos pocos films, dándole mayor importancia a su labor en la Naciones Unidas, y a su participación en política. Tras ocho años de matrimonio, ella se divorciaría de Howland Sergeant.

Luego de años intentando persuadirla, en 1963 Myrna Loy aceptó trabajar durante el verano en una obra teatral. Dicha obra sería “Marriage-go-Round”, y la actriz se mostraría bastante insegura de sus condiciones. Sin embargo, lograría demostrar su talento actoral y con el transcurso de los años siguió trabajando en teatro. De hecho, en 1973 debutaría en Broadway con la obra “The Women”, y posteriormente fundaría la American Place Theatre, una fundación sin fines de lucro cuyo objetivo era ayudar en el desarrollo de nuevos escritores. Ella continuó trabajando en cine y televisión, siendo su último largometraje la comedia “Just Tell Me What You Want” (1980). Myrna Loy fallecería el 14 de diciembre de 1993, debido a algunas complicaciones que sufrió durante una cirugía. Al igual que otros prestigiosos actores como Cary Grant, ella nunca recibió un Oscar por ninguno de los roles que interpretó en las más de cien películas en las cuales participó. Sin embargo, en 1991 recibió un Oscar honorario en reconocimiento por sus “extraordinarias cualidades, tanto en la pantalla como fuera de ella, las cuales demostró en un sinnúmero de inolvidables interpretaciones”. Myrna Loy dedicó su vida a realizar múltiples actividades, invirtiendo siempre la misma cantidad de entusiasmo y entrega. Ella fue una mujer trabajadora, leal a sus amigos y a las causas que creía justas, demostrando que no sólo era una actriz glamorosa, sino que también era un ser humano excepcional.



por Fantomas.

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...