
Wilson (Edward G. Robinson) es un miembro de la comisión de crímenes de guerra que está buscando a Franz Kindler (Orson Welles), uno de los cerebros del holocausto quien ha borrado el rastro de su identidad. Para encontrarlo Wilson sigue a un antiguo camarada de Kindler llamado Meinike (Konstantin Shayne) hasta Harper, Connecticut, en donde resulta asesinado antes de poder identificarlo. Desde ese momento, la única pista que tendrá Wilson es la fascinación del criminal nazi por los relojes antiguos...

Originalmente, Welles quería que su compañera en el Mercury Theater, Agnes Moorehead, interpretara a Wilson, el cazador de nazis. “Pensaba que sería más interesante que él (Kindler) fuese perseguido por una mujer soltera que por Eddie Robinson, pero los ejecutivos del estudio no aceptaron la idea”, declararía Welles en una ocasión. Deseoso de complacer a los productores y restaurar su imagen de director rentable, Welles optó por contratar a Edward G. Robinson para el papel. Irónicamente, el actor resultó ser bastante problemático ya que constantemente se enfadaba con Welles debido a que según él, el director enfocaba su “lado malo”. Por su parte, a Wells le resultaba difícil imaginar cómo alguien tan poco atractivo como Robinson podía siquiera considerar que tenía un “lado malo”, pero para evitarse mayores problemas prefirió hablar con la actriz Loretta Young al respecto. Young permitió que el director cambiara los ángulos de las tomas para así mantener a Robinson contento. Sin embargo, ella tenía sus propios problemas. Young era una católica devota, por lo que en variadas ocasiones exigió posponer las filmaciones para así poder asistir a misa. Esto provocó que Welles tuviera que cambiar algunas escenas, lo cual realizó pensando que de esta forma demostraría que era un director eficiente y cooperador.

Como se adelanta en la sinopsis, Welles interpreta a Franz Kindler, un nazi que se ha asentado en un pequeño pueblo de Connecticut bajo la identidad del Profesor Charles Rankin. Cuando está a punto de contraer matrimonio con Mary Longstreet (Loretta Young), hija de un juez de la Corte Suprema el cual le ayudará a solidificar lo que él considera como el “camuflaje perfecto”, recibe una inesperada visita que amenaza con poner en riesgo sus planes, arrastrándolo por un sendero de muerte y traición que le será difícil de ocultar. A medida que Kindler/Rankin se ve cada vez más acorralado por Wilson, se ve en la obligación de contarle mentiras disfrazadas de verdad a su abnegada esposa, al mismo tiempo que el hermano de esta (Richard Long) y Wilson le revelan la verdadera identidad de su marido. Al no poder asimilar toda la información que la ha sido entregada, Mary queda al borde de una crisis nerviosa. Y es que para bien o para mal, ella se convierte en una pieza importante en el tenso juego del gato y el ratón en el que se ven involucrados Kindler y Wilson, ya que es la única testigo del encuentro entre Meineke y su marido.

Por otro lado, nos encontramos con el estupendo trabajo de fotografía de Russell Metty, y la atmosférica banda sonora de Bronislau Kaper que cumple un rol importante a la hora de imprimirle suspenso a algunas escenas. Es importante mencionar que la torre del reloj que se encuentra ubicada en el centro del pueblo de Harper, pasa a ser un escenario fundamental en la historia. No sólo se desarrollará el clímax del film en ese lugar, sino que además este funciona como la guarida personal de Kindler, a la vez que sus campanadas parecen ir marcando el paso de la historia. Como Welles debió someter su criterio artístico a los caprichos de los ejecutivos del estudio, en más de una ocasión afirmó que “The Stranger” era la peor película de su carrera. Esto está lejos de ser cierto, y la verdad es que este film resultó ser el más exitoso de su filmografía en términos comerciales. Y es que más allá de ser un producto “conservador”, este mantiene gran parte del estilo cinematográfico tan propio del director. Aunque evidentemente “The Stranger” no es la mejor cinta de Welles, esta resulta ser un efectivo thriller que presenta buenas dosis de suspenso, un más que correcto desarrollo de la historia y los personajes, una atmosférica iluminación, inusuales ángulos de cámara, y un argumento en cierta medida adelantado a su época, ya que el tema de la paranoia se convertiría en uno de los temas habituales del thriller y la ciencia ficción durante las décadas siguientes.
por Fantomas.
3 comentarios:
Se ve que una pelicula muy interesante que hay que ver.
Excelente reseña, muy completa
- Claudia: Pese a ser una cinta más que interesante, no es precisamente una de las más recordadas de Welles. Me alegro que te haya gustado la reseña.
Saludos ;)
No la tenía presente, supongo que debe quedar algo eclipsadas por sus otras obras. Igualmente le doy un ojo. saludos!
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