jueves, 7 de mayo de 2009

Invasion of the Body Snatchers: ¡No te duermas!...podrías perder tu identidad.

“Invasion of the Body Snatchers” (1956), es un film de ciencia ficción del director Don Siegel, el cual está protagonizado por Kevin McCarthy, Dana Wynter, King Donovan y Carolyn Jones.

Miles Bennell (Kevin McCarthy) es un médico de un pequeño pueblo americano que últimamente ha tratado a varios pacientes que presentan síntomas similares, donde se destaca el hecho de que muchos de ellos dicen no reconocer a sus familiares o amigos. Sin embargo, no tienen signos físicos que evidencien alguna enfermedad. A medida que se extiende el fenómeno, el Dr. Bennell empieza a entrever la horrible verdad: ¿Y si se tratase de una sutil invasión extraterrestre?


La amenaza de una invasión extraterrestre comenzó a ser un tema popular en las cintas de ciencia ficción realizadas durante la década de los cincuenta, tras la salida de películas como “The Thing from Another World” (1951), “The Day the Earth Stood Still” (1951) y “It Came from Outer Space” (1953), entre otras. Mientras que gran parte de estas producciones situaban a la amenaza en el espacio exterior, “Invasion of the Body Snatchers” sitúa a los invasores ya instalados en la Tierra, y lo que es peor, ellos pueden asumir la forma humana y vivir entre nosotros. Este relato está basado en la novela serializada “The Body Snatchers”, del escritor Jack Finney, la cual sería publicada por primera vez en la revista Colliers Magazine. Inicialmente, Finney tenía una idea completamente diferente de la historia cuando empezó a escribir la novela. Sería él mismo quien declararía: “Mi primera idea fue una escena en la que un perro resultaría herido, quizá atropellado por un coche, tras lo cual se descubriría que una parte de su esqueleto era de acero inoxidable; el hueso y el acero estarían unidos, de modo que quedara claro que habían crecido juntos. Pero esa idea no me condujo a ningún lado”.

Pronto Finney comenzaría a desarrollar un nuevo concepto “en el cual la gente comenzaría a quejarse que sus cercanos en realidad eran impostores”. Dicha idea tomó vuelo y se convirtió en un relato nutrido de metáforas, donde los humanos comenzarían a ser reemplazados por imitadores carentes de todo tipo de emoción. De hecho, la versión fílmica de la historia fue interpretada de variadas formas; mientras que para algunos era una alegoría anti-comunista, para otros era un ataque directo a las políticas implantadas por el senador Joseph McCarthy. Sin embargo, Finney aseguraría que “solo es una historia que pretendía entretener, y no tiene un significado más allá de eso. La idea de escribir todo un libro para decir que no es positivo que seamos todos iguales y que el individualismo es algo bueno, me hace reír”.

El mismo año que se publicó “The Body Snatchers”, otra novela de Finney había sido llevada a la pantalla grande (Five Against the House, 1955), lo que le otorgó cierta notoriedad al escritor en Hollywood. El productor Walter Wanger sería uno de los que leería su novela, la cual no dudaría en enseñársela al director Don Siegel. Decidido a producir la película, Wanger comenzó a buscar apoyo para la distribución en la empresa Allied Artist, mientras que Siegel comenzaba a desarrollar el proyecto en compañía del escritor Daniel Mainwaring, con quien había trabajado en un par de cintas durante la primera etapa de su carrera. Mainwaring contaría además con la ayuda de Richard Collins, y el entonces debutante Sam Peckinpah (quién además tiene un cameo como el encargado de la gasolinera), los cuales se encargarían de corregir los diálogos. El guión de Mainwaring llevaría por título “Sleep No More” (el cual luego sería cambiado por el estudio), y se mantendría fiel a la novela, por lo menos en los acontecimientos que narra, cambiando solo algunos desafortunados pasajes de la historia original, además del final el cual es considerado como el cambio más importante dado el deficiente final que presentaba la novela.

Como mencionaba anteriormente, durante el transcurso de los años se le han dado diversas lecturas a la historia relatada en el film. Como buen producto de su era, muchos la interpretaron como una metáfora de la amenaza comunista, la cual intentaba atrapar a los ciudadanos norteamericanos en una vida monótona y sin sentido. Por otro lado, hay quienes la ven como una representación de la era de la conformidad y el peligroso camino del McCarthyismo, el cual forzaba a que todos pensaran lo mismo, no dejando espacio alguno para la excentricidad o la expresión individual. Para Don Siegel, este no era más que el retrato de cientos de personas que deambulaban por ahí, especialmente dentro de la industria del cine; “Sé de muchos asociados que ya son entes. Ellos despiertan en las mañanas, toman su desayuno, van a trabajar, vuelven a su casa a comer y luego duermen”.

Sea cual sea la lectura que se le quiera dar a la historia, el gran atractivo de la cinta recae en la paranoia inherente al relato, su intensidad histérica, el terror producido por no poder confiar en la gente que nos rodea, la posibilidad de perder nuestra identidad, y los horrores de la deshumanización de un mundo complejo. Siegel le imprime a la historia un ritmo narrativo que no da tiempo para descansos, construyendo diversos momentos de tensión mediante elementos que pronto se volverían parte del sello del director; personajes en constante movimiento, escenas rodadas en cuartos claustrofóbicos o sumidos casi en la total oscuridad, y el hecho de mantener el foco de atención en el protagonista principal, entre otras cosas. Sin embargo, el corte final de la cinta no sería el deseado por el director; los toques de humor fueron removidos por el estudio, y se agregó un prólogo, un epílogo, y algunas narraciones en off para evitar que la película fuese considerada oscura y deprimente.

La película fue rodada en 19 días con un presupuesto de aproximadamente 300.000 dólares. La actriz Vera Miles fue considerada para el rol de Becky Driscoll (la novia del protagonista), pero el productor Walter Wanger terminó escogiendo a Dana Wynter, una joven actriz que se encontraba contratada por la Fox. Kevin McCarthy por su parte, ya había trabajado con Siegel en el film “An Annapolis Story” (1955), lo que facilitó bastante su trabajo. Aunque la labor del reparto es excelente, las verdaderas estrellas de la cinta son las vainas extraterrestres. Con respecto a esto, Siegel reconocería en su autobiografía: “Mi brillante director de arte, Ted Haworth, encontró la forma de crear las vainas de manera simple y económica. La parte más difícil era cuando las vainas se abrían de golpe, revelando su parecido a los protagonistas. Naturalmente, ellos tuvieron que crear impresiones de sus cuerpos fabricadas con látex. Tras la desaparición gradual de la espuma de jabón, se revelaban sus cuerpos completos”.

“Invasion of the Body Snatchers” es considerada como una de las mejores películas del género. Por ese mismo motivo se han realizado tres remakes de esta película, donde el remake realizado por el director Philip Kaufman en el año 1978 es por lejos el mejor, al punto que incluso supera en algunos aspectos al film original. De todas maneras, “Invasion of the Body Snatchers” se mantiene como un clásico con tintes de obra maestra. Don Siegel puede no haber tenido una gran cantidad de recursos para filmar esta película, pero se las arregló para dirigir un film que funciona a nivel dramático y emocional, donde el horror yace en la posibilidad de convertirnos en una especie de zombies, meras caricaturas de nuestra propia existencia, en seres sin emociones a los cuales les ha sido quitado todo aquello capaz de producirles dicha y darle sentido a sus vidas.




por Fantomas.

10 comentarios:

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Como bien dices, todo un clásico pese a sus pocos recursos.

El remake de Kauffman es el único que merece la pena. El resto no valen nada.

Saludos ;)

Möbius el Crononauta dijo...

Efectivamente, el remake 70s es tan bueno que se puede comparar con el de Siegel.
Una lástima que no conservaran el final original, era tremebundo.

Saludos

GUSTAVO dijo...

En el año 1993, el excelente director indie Abel Ferrara fue el encargado de llevar adelante una pesima remake. El muerto en el placard del genial Ferrara.

Saludos.

http://cinemaparadisouy.blogspot.com/

tokig dijo...

- Esta original no la he visto, pero el remake de Kauffman si y me gusta bastante...La de Ferrara es regularcita, minetras que el pseudoremake de Rodriguez esta pasable...

saludos

Quimérico Inquilino dijo...

Uno de los grandes terrores de mi infancia. Resiste como pocas el paso del tiempo y los repetidos visionados.
Una obra maestra. Muy buena reseña, compañero. La peli lo merece.

Anónimo dijo...

La verdad es que es una joya esta película, es una obra de arte, posee múltiples lecturas, todas válidas. Me encanta porque es inquietante tanto el relato como el largometraje. A lo mejor te gusta el monografico que le dedicamos.

mge dijo...

Qué miedo que me dió la remake del 78. Encima la agarré de madrugada, sin tener idea del argumento.

Lo que me angustié...

La original no la he visto. Vi la última remake también, pero no le llega ni a los talones a la de Philip Kaufman.

Saludos!

Don fofo dijo...

imprescindible, el sci-fi de alto nivel sin presupuesto es posible y esta película es la prueba de ello.

Atte.

Dr. Quatermass dijo...

Sin duda una de las mejores de la sci-fi de los 50, y el remake de los 70 también está bien. Hay un remake reciente con Nicole Kidman y James Bond que no he visto y cualquier fuente consultada me recomienda que me abstenga.

Saludos!

Rey Nova dijo...

Creo haber visto todas las otras versiones, incluida "The faculty" de Robert Rodriguez que es un pequeño remedo. De los remakes oficiales prefiero el de Kauffman, aunque la de Abel Ferrara tambien me gusta, no se me hace mala en verdad, es más oscura tal vez, y en plenos noventas resulta interesante.

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