Luego de que Kathryn Thorn (Lee Remick) da a luz a un niño muerto, su marido, el diplomático Robert Thorn (Gregory Peck), sin que ella se dé cuenta de nada, acepta la propuesta que le hace un sacerdote del hospital: hacerse cargo de otro recién nacido cuya madre acaba de fallecer y educarle como si fuera suyo. Poco a poco y sin previo aviso, comienzan a suceder cosas extrañas e inexplicables en torno al pequeño Damien (Harvey Stephens), lo que lleva a Robert a investigar ciertas teorías que señalan que su hijo bien podría ser el mismísimo Anticristo anunciado en las Profecías del Apocalipsis.
Tras el sorpresivo éxito de “The Exorcist” (1973), del director William Friedkin, la industria cinematográfica mundial se lanzó a la tarea de intentar repetir la fórmula utilizada por el realizador norteamericano, por lo que fueron muchas las producciones que durante la década del setenta se centraron en la figura del Diablo y sus seguidores. Una de esas producciones sería “The Omen”, cuya idea se le atribuye al productor Robert Munger, quien curiosamente terminaría oficiando de asesor religioso del film. En una comida con el productor Harvey Bernhard, Munger planteó la siguiente interrogante: ¿Qué ocurriría si el Anticristo naciera en la actualidad y fuese un pequeño niño? Entusiasmado por el tremendo potencial de la idea, Bernhard de inmediato se lanzó a la tarea de escribir un borrador de diez páginas, el cual posteriormente le entregó al guionista David Seltzer para que lo desarrollara en detalle. Tras estar tres meses documentándose sobre el tema, Seltzer redactó en cuatro semanas el guión definitivo de “The Omen”. Lamentablemente, dicho guión sería rechazado por todos los estudios importantes, hasta que cayó en las manos del director Richard Donner, quien rápidamente involucró en el proyecto a Alan Ladd Jr., quien en ese entonces se desempeñaba como el director del departamento creativo de los estudios 20th Century Fox. Gracias a la hábil gestión de Donner, el proceso de preproducción de la cinta comenzó una semana después de su reunión con Ladd.
Al igual que otros films de corte similar, “The Omen” se ha ganado la reputación de “cinta maldita” debido a una serie de incidentes que afectaron a varios de los profesionales involucrados en la producción. Por ejemplo, cuando Gregory Peck viajaba a Londres para rodar el film, su avión fue golpeado por un rayo. Al poco tiempo después, como si se tratara de una macabra coincidencia, el avión en el que viajaba David Seltzer también fue golpeado por un rayo. Por otra parte, algunos de los perros Rottweiler utilizados en ciertos pasajes de la cinta, inexplicablemente terminaron atacando a sus entrenadores; el hotel en el que se hospedaba Richard Donner fue objeto de un atentado terrorista; y un día después de terminadas las filmaciones en el zoológico de Londres, uno de los guardias del lugar fue asesinado brutalmente por un león. Sin embargo, probablemente la coincidencia más escalofriante tiene relación el personaje interpretado por David Warner, el cual muere decapitado por un trozo de vidrio en el film, y con el encargado de efectos especiales John Richardson. Algunos años después del estreno de la cinta, Richardson sufrió un serio accidente en el set del film “A Bridge Too Far” (1977), durante el cual su novia falleció decapitada. Independientemente de que estos curiosos accidentes tengan o no relación con la temática que trata el film, con el paso de los años han servido para alimentar al mito que rodea a “The Omen”, otorgándole una mayor credibilidad a una historia que juguetea con la idea de que el mal reside entre nosotros, escondido en la figura de un niño en apariencia inofensivo.
“El niño está muerto. Él respiró por un momento. Luego no respiró más. El niño está muerto. El niño está muerto”. Esas son las palabras que dan inicio a “The Omen”, cuyo protagonista es el diplomático Robert Thorn, quien tras enterarse de la muerte de su hijo recién nacido, a escondidas de su esposa Katherine y en un momento de crisis moral, adopta a un niño de procedencia desconocida para que su mujer jamás se entere de lo sucedido. Varios años después, Thorn es nombrado embajador y es enviado a Gran Bretaña, mientras que su hijo Damien ha crecido hasta convertirse en un niño saludable y feliz. Cuando la niñera de la familia Thorn inexplicablemente se suicida durante la fiesta de cumpleaños del niño, Robert contrata a una misteriosa niñera llamada Baylock (Billie Whitelaw), la cual comienza a influir negativamente en el comportamiento de Damien. Cuando empiezan a ocurrir extraños sucesos en torno al pequeño, Robert en compañía de un fotógrafo llamado Jennings (David Warner), quien ha sacado una serie de fotografías que al parecer presentan un carácter premonitorio, se lanzan a la tarea de descubrir la verdadera identidad de Damien, lo que los llevará a enfrentarse a una encrucijada en la que deberán aceptar su destino, o hacer todo lo posible para impedir que el niño eventualmente de inicio a su reinado de terror en la Tierra.
El film de manera gradual introduce a personas inocentes, siniestros conspiradores, aterradores demonios y víctimas desafortunadas, para luego desarrollar sus personalidades y explorar a fondo sus motivaciones. Al mismo tiempo, en un principio Donner le entrega diversas pistas al espectador sobre lo que le está sucediendo a la familia Thorn, para luego sumergirlo de plano en los terrenos del terror gráfico y psicológico, hasta llegar al sorpresivo y pesimista clímax. En gran medida, el encanto de “The Omen” reside en el hecho de que pone en marcha un sádico juego con la audiencia. Una de las reglas implícitas que existe en el cine es que jamás se debe asesinar a un niño, sin importar las circunstancias en las que este se vea involucrado. Sin embargo, Donner construye una historia que obliga tanto a Robert Thorn como al espectador, a pensar que la única forma de acabar con el mal que amenaza al mundo, es asesinando al en apariencia inocente Damien. El complejo dilema moral que supone acabar con la vida de un niño de cinco años se convierte en uno de los temas centrales del film, y en la razón por la cual Robert se tarda tanto en tomar una determinación con respecto al mal que acecha a su familia. A raíz de esto se puede asegurar que en el escenario que plantea Donner no existen las verdades absolutas, sino que más bien todo está regido por una moralidad situacional que indirectamente conspira con la ascensión al poder de Damien.
Por otro lado, resulta evidente que Donner decide relatar la historia con un cierto aire de inevitabilidad. El director utiliza al personaje interpretado por David Warner para plantear que todos los involucrados en la historia están sujetos a un destino preconcebido, el cual queda explicitado en las peculiares fotografías que toma Jennings. Prácticamente a la mitad del relato, el espectador se percata de que todos los protagonistas están destinados a morir, y que lamentablemente están enfrascados en una batalla que están perdiendo contra un oponente que no pueden vencer. Si bien esto resulta ser desilusionante, el film invita al espectador a ver qué tan lejos pueden llegar los protagonistas en su peculiar cruzada. Acorde con el tono del relato, cada una de las muertes resulta ser tan espectacular como violenta. Mientras que algunos personajes son empalados, otros son quemados, decapitados y ahorcados, entre otras cosas. En cierta forma, todas las muertes son tratadas con solemnidad, y son interpretadas como verdaderas tragedias e incomprensibles actos de fe. La desesperanza de los protagonistas y la atmósfera pesimista que domina al relato, se ve reflejada en la efectiva banda sonora del compositor Jerry Goldsmith, quien mediante el uso cantos en latín parece anunciar la llegada del fin de los tiempos, lo que le terminó valiendo un premio Oscar a la mejor banda sonora original. por Fantomas.
En cuanto a las actuaciones, el elenco en general realiza un excelente trabajo. Mientras que Gregory Peck le otorga la seriedad necesaria a su personaje para evitar que el film caiga involuntariamente en la parodia, Billie Whitelaw interpreta de forma espectacular a la siniestra niñera de Damien, la cual también resulta ser una acólita del Diablo. El joven Harvey Stephens por su parte, logra capturar con éxito la esencia de la maldad, la cual se refleja constantemente en su rostro. En cuanto al aspecto técnico de la producción, resulta destacable el espléndido trabajo de fotografía de Gilbert Taylor, y la ya mencionada banda sonora del compositor Jerry Goldsmith. “The Omen” es la viva encarnación del horror cinematográfico, la cual saca partido de la inocencia infantil y de los peligros de la vida cotidiana, para enfrentar al espectador a una verdad difícil de digerir. Lo quizás resulta aún más escalofriante, es el hecho de que durante la última escena del film, el pequeño Damien mira directamente a la cámara y procede a sonreírle al espectador, dejándole en claro que su reinado del terror recién ha comenzado. En definitiva, “The Omen” tiene suficientes virtudes como para justificar su estatus de clásico del cine de terror, el cual dio pie a tres secuelas y a un mediocre remake que no lograron conseguir el mismo efecto que el inolvidable film de Richard Donner.
7 comentarios:
excelente pelicula, con una ambientacion increible, y dicho sea de paso, con un remake pesimo...
saludos!
No sé si la mejor, pero sí de las mejores. Un clásico indiscutible, junto a El Exorcista y Poltergeist.
El remake ni me he molestado en verlo.
Saludos ;)
Coincido con Francisco respecto de la remake.
Saludos!! Te espero comentando en mi última crítica: The Time Traveler's Wife.
Un abrazo!!
PM
-Francisco, Pliskeen y Pablo: veo que todos coincidimos que "The Omen" es una excelente película y que el remake no vale la pena. De hecho pasó algo similar con el remake de "Psycho"; los directores de ambas cintas solo se dedicaron a copiar ambos clásicos casi cuadro por cuadro.
Gracias a todos por los comentarios,
Saludos!
Gran clásico del terror con muchos matices, y el gran Gregory Peck, y ese niño aterrador... larga vida al señor de las moscas
Peliculón con todas las letras! Una de mis favoritas de siempre. Muy bien llevada y actuada. Sin dudas todo un clásico del cine de terror. Personalmente me gustó el remake que se hizo de esta cinta, aunque es totalmente cierto que es una copia cuadro por cuadro del original.
Saludos!
Alguna vez lei en una revista que podria decirse que hay cierta influencia del giallo italiano en las escenas terrorificas, sobretodo las que implican asesinatos, al menos la más evidente es la muerte con decapitación, que algo similar se ve en "Cuatro moscas sobre el terciopelo gris" de Dario Argento. No sé si estar de acuerdo con ello, pero de todos modos me resulta curioso. Saludos¡¡¡
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