domingo, 2 de enero de 2011

The Hand: Oliver Stone y su incursión en el horror.

“The Hand” (1981), es una cinta de terror psicológico del director Oliver Stone, la cual está protagonizada por Michael Caine y Andrea Marcovicci.

Un dibujante de comics llamado Jonathan Lansdale (Michael Caine), pierde una mano en un desgraciado accidente que termina con su carrera y que provoca una especial tensión en su matrimonio. Pese a que lenta y dolorosamente intentará acostumbrarse a su nueva realidad, la irrupción de una serie de extraños acontecimientos relacionados con su accidente le dificultará la tarea.

Siete años después de haber dirigido su primer largometraje titulado “Seizure” (1974), y con un premio Oscar bajo el brazo por el guión de “Midnight Express” (1978), Oliver Stone estaba listo para probar suerte nuevamente como director. Tras haber leído la novela “The Lizard´s Tail”, del escritor Marc Brandell, en la cual el autor expresaba la frustración que le había provocado su divorcio, todo en clave de terror psicológico, Stone rápidamente pensó en filmar una adaptación del relato, la cual eventualmente titularía “The Hand”. El film básicamente se centra en la figura de Jonathan Lansdale, quien además de vivir junto a su esposa Anne (Andrea Marcovicci) y su hija Lizzy (Mara Hobel) en el campo, es el exitoso creador de un popular personaje de tira cómica llamado Mandro. Aunque su vida en un principio parece idílica, pronto todo se tiñe de negro cuando comienza a tener varias discusiones con su esposa. Y es que Anne no solo no puede evitar sentir cierta nostalgia por la vida en la ciudad, sino que además desea independizarse de su controlador marido, lo que inevitable aumenta los niveles de tensión existentes al interior de la pareja. Es así como durante un viaje en vehículo, la pareja tiene una fuerte discusión que provoca un accidente en el cual Jonathan termina perdiendo una de sus manos. Con su vida completamente destrozada, Lansdale decide mudarse a una zona rural con la intención de comenzar de nuevo convertido en un profesor de arte, sin imaginarse que el accidente que ha sufrido eventualmente fragmentará su percepción de la realidad.

En gran medida, uno de los temas centrales del film es la constante lucha de poderes existente en las relaciones amorosas. Jonathan Lansdale es retratado como un hombre sumamente controlador, el cual se ha acostumbrado a tratar a su esposa como si fuera su esclava, forzándola a satisfacer sus deseos y sus necesidades siempre dentro de los límites del hogar familiar. Y es que el protagonista claramente es un hombre misógino que ve a las mujeres como bellos objetos a los que puede controlar a sus anchas. Al mismo tiempo, desde prácticamente el principio del film resulta evidente que Lansdale es un tipo ególatra, el cual cree que las vidas de su esposa y de su hija giran en torno a su persona y a su trabajo. De hecho es tal el amor que él profesa por su trabajo, que no es más que una extensión de sí mismo, que en un determinado momento de la cinta se niega rotundamente a aceptar la suculenta cantidad de dinero que le ofrece la editorial para la cual trabaja por los derechos del popular personaje que ha creado, aun a sabiendas que dicho dinero podría solventar la difícil situación económica en la que se encuentra sumergida su familia luego del trágico accidente en el cual perdió su mano ilustrativa.

Teniendo todo esto en cuenta, Oliver Stone plantea la siguiente pregunta: ¿Qué sucede con Jonathan cuando su esposa decide embarcarse en su propia aventura? Una vez que Anne se libera del sino de ser una simple ama de casa cuya única función es satisfacer a su marido, inevitablemente desata la inestabilidad emocional de un protagonista que no concibe una realidad en la que él no es la figura dominante. Esta noción adquirirá una marcada importancia una vez que Jonathan tiene el accidente, ya que Stone sugiere en varias ocasiones que la mano asesina su mueve impulsada por la ira y las frustraciones del protagonista. De hecho, cada vez que Jonathan es expuesto a una situación estresante, sus pulsiones más oscuras salen a flote, lo que de inmediato le otorga más poder a la mano. Lo que es aún más interesante, es que el director juega con la posibilidad de que los sucesos paranormales relacionados con la mano, no son otra cosa más que una fabricación de la perturbada imaginación del protagonista. Para reforzar esta idea, Stone filma en blanco y negro gran parte de las escenas en las cuales la mano entra en acción, lo que evidentemente le imprime una cuota de onirismo a todo el asunto. Tal y como sucede en todos los relatos que en algún grado están inspirados en la novela “Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde”, del escritor Robert Louis Stevenson, se podría inferir que la mano no es otra cosa más que la materialización del alter ego de Jonathan, lo que explicaría el motivo por el cual esta ejecuta todos los deseos que a diario debe reprimir el ex-caricaturista.

A sabiendas de que una mano asesina no es precisamente una figura aterradora, Oliver Stone de manera inteligente la mantiene oculta durante gran parte del film, limitando su aparición a unas pocas escenas clave. De esta forma, el director no solo impide que la historia se torne ridícula, sino que además refuerza la idea de que la mano realmente no existe, y que esta solo es una proyección mental que el protagonista utiliza para limitar los crímenes a su subconsciente. Con respecto a esto, cabe mencionar que las manos mecánicas utilizadas en el film fueron creadas por el técnico en efectos especiales Carlo Rambaldi, quien previamente había recibido dos premios Oscar por su trabajo en las cintas “King Kong” (1977) y “Alien” (1979). Pese al prestigio de Rambaldi, de todas formas durante el proceso de producción de la película comenzó a correr el rumor que de las ocho manos mecánicas que había construido el italiano, solo cuatro habían funcionado correctamente, por lo que el director se había visto en la obligación de reclutar a Stan Winston y Tom Burman para intentar reparar lo hecho por Rambaldi. Eventualmente sería el mismo Stone quien se encargaría de desmentir el rumor, quien en una ocasión declaró: “Hubo muy pocos problemas con la mecánica de las manos; era su superficie lo que requería de un cuidado especial. Carlo trabajó tanto tiempo en el aspecto mecánico de las manos, que terminó dándole muy poca importancia al maquillaje de las mismas”.

En el ámbito de las actuaciones, es evidente que “The Hand” habría terminado siendo un completo desastre si no hubiese contando con Michael Caine como protagonista. Aunque el actor en varias ocasiones se ha encargado de declarar que solo aceptó el rol porque necesitaba dinero para pagar la construcción de un garaje, su interpretación está a la altura de un profesional de su nivel. Caine retrata a la perfección la evolución de su personaje, quien comienza como un hombre posesivo pero bastante tranquilo, el cual termina convertido en alguien completamente paranoico y amargado, que no duda en expresar el incontenible odio que siente hacia las mujeres en cada oportunidad que se le presenta. Si bien el resto del elenco también realiza un buen trabajo, es innegable que Caine es quien se lleva todo el peso dramático del film. En cuanto al aspecto técnico de la producción, esta cuenta con el estupendo trabajo de fotografía de King Baggot, y con la efectiva banda sonora del compositor James Horner. En conjunto, ambos profesionales en gran medida son responsables de la atmósfera malsana y paranoica que domina a un relato prácticamente exento de violencia gráfica, el cual se apoya mayormente en los diálogos y en la ya mencionada actuación de Caine.

Algo que sin duda llama la atención, son las similitudes temáticas que presenta “The Hand” con respecto al film de Stanley Kubrick, “The Shining” (1980). En ambas cintas el protagonista es un padre que por diversos factores se encuentra al borde de la locura, el cual somete a su esposa a situaciones de estrés debido a sus repentinos estallidos de violencia, y que a causa de su propio tormento termina viviendo en un lugar aislado del resto del mundo. Aunque indudablemente “The Hand” no aporta nada necesariamente nuevo al género, de todas formas se alza como un buen thriller psicológico, el cual ha sido injustamente subvalorado durante muchos años tanto por la crítica especializada como por el público en general. Y es que no solo cuenta con la espectacular interpretación de Caine, sino que además presenta una estética bastante atractiva, estupendos efectos especiales, y un par de vueltas de tuerca realmente interesantes. Junto con esto, “The Hand” se alza como un buen ejemplo de la habilidad como director de Oliver Stone, debido a que este saca adelante una historia que perfectamente podría haberse convertido en un producto más cercano a la comedia involuntaria, que al terror psicológico que tan orgullosamente exhibe.



por Fantomas.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Mi estimado Fantomas, en primer lugar: FELIZ AÑO. En segundo, esta es otra de las que he visto en su momento en cine, y a mí me encantó la gran labor de Caine, a mí me gustó. Coincido en lo que dice que muchos la han tachado como la obra menor de Stone, y puede que sea uno de sus trabajos más frescos.

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