martes, 10 de enero de 2012

Fritz the Cat: Sexo, drogas y animación.

“Fritz the Cat” (1972), es un film de animación para adultos, basado en los personajes creados por Robert Crumb, y dirigido por Ralph Bakshi.

En plena década de los sesenta, Fritz, un gato motivado por los numerosos cambios que está experimentando la sociedad norteamericana, comienza a buscar su verdadero destino en los lugares más inapropiados, involucrándose en diversos problemas.

Mucho antes de convertirse en el “chico malo” de la animación, Ralph Bakshi, cartonista graduado en la Escuela de Arte y Diseño de Nueva York, daría sus primeros pasos en el mundo de la animación al interior de los estudios Terrytoons, para luego ser contratado por la Paramount para dirigir una serie de cortos animados experimentales. A fines de los sesenta, Bakshi crearía su propia empresa junto al productor Steve Krantz, con el fin de poder desarrollar sus propios proyectos. En su búsqueda de ideas, se topó con una historia corta protagonizada por un peculiar gato llamado Fritz, la cual apareció en uno de los números de la revista Snatch. El relato, escrito por Robert Crumb, se mostraba como una ácida sátira de la sociedad norteamericana de los sesenta, lo que rápidamente llamó la atención de Bakshi. Tras una serie de dimes y diretes con el caricaturista, el director logró que la esposa de Crumb le cediera los derechos del personaje por 50.000 dólares. Sin embargo, este solo sería uno de los primeros problemas que debería enfrentar el director antes de que su film saliera a la luz.

Con los derechos del personaje en el bolsillo, Bakshi y compañía comenzaron a buscar a un inversionista. Tras visitar varios estudios, lograron que la Warner Bros aceptara financiar el proyecto. Lamentablemente para el director, los ejecutivos del estudio no se mostraron muy contentos con el marcado contenido sexual del film, por lo que decidieron retirarse del proyecto. Eventualmente, Bakshi lograría convencer al productor del cine de explotación, Jerry Gross, para que financiara la película. En cuanto a la construcción del guión, Bakshi adaptaría las historietas “Fritz Bugs Out” y “Fritz the No-Good”, y las uniría con un segmento escrito por él mismo. Curiosamente, el segmento escrito por el director mostraba un nivel de crudeza y violencia mucho mayor que el que exhibían las historietas de Crumb. La razón de esto era sencilla; si bien Bakshi sentía una real admiración por el trabajo de Crumb, pensaba que sus historias carecían de profundidad, por lo que decidió incluir una serie de elementos completamente inexistentes en el cómic, como una descripción del mundo judío y ciertos problemas generados por el racismo latente en la Norteamérica de los sesenta.

Básicamente, la película se centra en las andanzas de Fritz, un joven felino universitario que vive en una superciudad de animales, cuyo comportamiento se asemeja al de los humanos. Nuestro protagonista es un personaje pretencioso, que convive con hippies y drogadictos, y que pese a jactarse de compartir sus ideales y su estilo de vida, se considera muy diferente a ellos. Para Fritz, la gran mayoría de los personajes involucrados en los movimientos revolucionarios de la época no son más que hipócritas que se escudan en “la causa” para satisfacer sus propios placeres. Esto obviamente, convierte al felino en el mayor hipócrita de todos. Pese a involucrarse en diferentes situaciones con el pretexto de llevar a cabo un debido proceso de introspección, la verdad es que al final del día su mayor preocupación es tener sexo con cuanta chica le sea posible. Aunque obviamente Bakshi intenta satirizar todo el movimiento hippie, acusándolo de simplista y vacuo, el producto final comparte algunos de los principios culturales del movimiento. Uno de los paralelismos más importante entre el trabajo de Bakshi y el movimiento hippie, son sus ansías de romper las reglas de la época, que impedían la descripción más explícita de asuntos como el consumo de drogas, el sexo, la violencia y las relaciones interraciales en el arte popular.

Aunque esto podía haber sido mejor aprovechado por Bakshi, lamentablemente cae en los mismos vicios que condenaron al movimiento hippie; ambos tratan estos temas de forma demasiado simplista. El sexo y las drogas que aparecen en la historia caen dentro de los parámetros del simple hedonismo, por lo que no tienen ningún tipo de consecuencia. Para colmo, si bien Fritz y el resto de los hippies son retratados como paternalistas e ignorantes en cuanto a la población afroamericana se refiere, el director cae en lo mismo que crítica, limitándose a mostrar una versión estereotipada de la cultura afroamericana. En relación a esto, cabe señalar que Bakshi encarna en la figura de cuervos a la población negra. Esto, que ya se había visto anteriormente en la cinta de Disney, “Dumbo” (1941), resulta a lo menos curioso ya que si bien el director mostró su interés por realizar una cinta completamente anti-Disney, terminó empleando una gran cantidad de técnicas narrativas propias de la casa de Mickey Mouse.

Por otro lado, a ratos la historia se torna algo confusa, provocando que el director no logre mantener un adecuado ritmo narrativo. Existe poca cohesión entre los diversos segmentos que componen la cinta, por lo que parece que esta fuera más una compilación de aventuras episódicas, que el relato de una historia bien definida. Esto probablemente se deba a que en un principio, Bakshi planeaba realizar una serie de cortos protagonizados por el gato Fritz, lo que luego derivó en la filmación del largometraje que hoy nos ocupa. Aunque son varios los aspectos criticables del film, este también presenta una serie de elementos a destacar. Por momentos, Bakshi logra retratar ciertos ambientes y personajes que se acercan bastante a la realidad, lo que le otorga cierta profundidad al relato. Curiosamente, esto sucede cuando se centra en personajes que solo actúan como un mero adorno de la trama principal, y que a través de sus diálogos realizan una descripción más profunda de los problemas de la sociedad de la época que el mismo protagonista.

Además cabe rescatar uno de los aspectos más interesantes de la película, que es el apartado visual. Son varias escenas que pueden ser vistas como verdaderos viajes ácidos, mientras que en otras se destacan los llamativos escenarios suburbanos por los que se pasea el protagonista durante el transcurso de sus aventuras. De la misma forma, la banda sonora compuesta por Ed Bogas y Ray Shanklin, la cual es una verdadera mezcla de ritmos beatniks y soul negro, se presenta como uno de los puntos altos del film. “Fritz the Cat” es un largometraje interesante que pudo ser mucho más de lo que terminó siendo. Probablemente, la razón principal por la cual esta película es constantemente recordada como una pieza de culto, es por el hecho de ostentar el dudoso honor de ser la primera cinta animada que obtuvo una calificación “X”, lo que si bien le trajo algunos beneficios a su director, eventualmente se convirtió en una maldición, ya que no solo le trajo problemas con la crítica, sino que también mermó la ganancias que obtuvo con la producción. En definitiva, “Fritz the Cat” es una película que pese a todas sus falencias, logra presentarse como un obra interesante producto de la época en la que fue realizada. No es precisamente la mejor obra de Bakshi, que con el transcurso de los años mejoraría bastante la factura de sus trabajos, pero de todas formas vale la pena darle un visionado aunque sea por mera curiosidad.


por Fantomas.

5 comentarios:

Möbius el Crononauta dijo...

¡El gato más caliente de la historia!

Anónimo dijo...

Que bueno que estes de vuelta !!

john mcclane dijo...

Möbius y Anónimo, me alegro de verlos por estos lares.

Saludos!

Gise Lavadenz dijo...

Me encanta que este blog cobre vida nuevamente!!!! :)

José Fernández dijo...

La ví ya hace tanto tiempo (cuando en el UHF daban peniculas "raras" todas las madrugadas, voy pureta, si) que ya ni me acuerdo de que me pareció. Pero de ahí a revisarla... Bueno, nunca se sabe.

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