domingo, 31 de enero de 2010

Torn Curtain: Todo por una fórmula.

“Torn Curtain” (1966), es un thriller de espías del director Alfred Hitchcock, el cual está protagonizado por Paul Newman y Julie Andrews.

Michael Amstrong (Paul Newman) es un físico atómico estadounidense que va a Copenhague para asistir a una conferencia internacional. Ante la sorpresa de todos, se pasa al Berlín Oriental para ofrecer sus servicios a los comunistas. Su novia Sarah (Julie Andrews) lo sigue para persuadirlo de regresar, ya que no puede creer el sorprendente cambio ideológico de Michael, quien en realidad pretende obtener una fórmula secreta que puede ser la clave para la construcción de una nueva arma nuclear.


Luego del fracaso comercial de “Marnie” (1964), los ejecutivos de la productora MCA/Universal decidieron ejercer un mayor control sobre Alfred Hitchcock, insistiéndole que su próximo proyecto debía ser comercialmente atractivo. Entre las ideas que se barajaron, el director mostró un especial interés en el bullado caso de espionaje Burgess-MacLean ocurrido en Inglaterra. Guy Burgess y Donald MacLean eran dos espías británicos que trabajaron secretamente para la Unión Soviética, investigando los secretos del desarrollo nuclear atómico norteamericano en plena Guerra Fría. Ambos eran homosexuales y alcohólicos, y en 1951 huyeron juntos una vez que se supo que MacLean era un doble agente. A Hitchcock le intrigaba la reacción emocional de la esposa de Burgess, y el tema del amor-versus-deber, el cual se veía teñido por un amor no correspondido y por la homosexualidad de los involucrados. Teniendo en mente que el centro narrativo y emocional de la cinta debía ser la reacción de la mujer traicionada por su marido, el director llamó al escritor James Goldman, quien tenía cierta experiencia con historias de corte similar. Sin embargo, el escritor decidió rechazar el proyecto, por lo que Hitchcock tuvo que contratar a Brian Moore, quien había escrito varias novelas exitosas entre las que se encontraba “The Lonely Passion of Judith Hearne”.

El reciente éxito de las cintas protagonizadas por James Bond, en cierta medida incentivó a Hitchcock a retomar el tema del espionaje. Sin embargo, lo que deseaba el director era retratar el lado menos atractivo del ahora idealizado mundo del espionaje. En relación a esto, el director declararía en una ocasión: “La cinta presenta a un hombre común sintiendo lo que es ser un espía, y lo poco atractivo del asunto. Él se ve involucrado en un asesinato, engaña a un profesor, etc. En realidad, la idea es mostrar que el espionaje es un negocio despreciable. En este caso, yo intento que la audiencia se identifique con este hombre común y que sienta lo poco placentero que resulta ser este negocio. Un espía es un héroe en su propio país, pero es un villano en el país enemigo”. Lamentablemente, la relación entre Hitchcock y su guionista no estuvo exenta de problemas. Las constantes presiones por parte del estudio de contratar a Paul Newman y Julie Andrews para interpretar a los protagonistas, no solo provocaron que el director tuviera que echar por la borda el tema de la homosexualidad y otras de las ideas planteadas por Moore, sino que además lo obligó a comenzar con la producción de manera anticipada.

Todo esto irritó a Hitchcock por diversos motivos. No solo no pudo contratar a Eve Marie Saint y a Cary Grant para interpretar los roles protagónicos, sino que además le resintió el hecho de que la dupla de protagonistas iba a ganar un sueldo mucho más alto que el suyo, lo que en cierta medida opacaba su participación en el film. Para colmo, el perfil de Newman y Andrews lo obligaba a eliminar por completo cualquier rastro de la historia de Burgess y MacLean, y a desechar por completo la idea de retratar el mundo del espionaje desde un punto de vista femenino. Como era de esperarse, todo esto fragmentó la relación entre Moore y Hitchcock, al punto que el director llegó a afirmar que el relato resultaba poco creíble, y que los personajes en general eran bastante flojos. Quizás por esto mismo, el proceso de rodaje resultó ser una verdadera tortura para todos los involucrados. El director perdió gran parte del interés en la producción durante la filmación de la misma, y se enfrascó en varias disputas con el elenco, en especial con Newman quien constantemente se quejaba de la calidad del guión. Si bien cuando Hitchcock finalizó el rodaje de la cinta, pensó que sus problemas se habían acabado, pronto se dio cuenta de su error. Nuevamente debido a las presiones del estudio, el realizador terminó rompiendo su exitosa relación con el compositor Bernard Herrmann, lo que provocó que fuese John Addison el encargado de componer la banda sonora del film.

Básicamente, la historia se puede dividir en tres actos; durante el primer acto se juega con la idea de que el protagonista a desertado y se ha pasado al bloque comunista, en el segundo se describe como Michael Armstrong se infiltra en Berlín Oriental e intenta conseguir la tan ansiada fórmula, y en el tercer y último acto la acción se centra en el intento de escape de la dupla de protagonistas, quienes son seguidos de cerca por las autoridades alemanas. Lo que sin duda resulta interesante, es que en esta ocasión el famoso MacGuffin es una idea abstracta. Y es que lo que busca el personaje interpretado por Newman, es el fragmento de una fórmula que solo conoce el afamado profesor Gustav Lindt (Ludwig Donath), cuya efectividad aún no ha sido probada. Consciente de la dificultad que significaba plasmar esta idea en la pantalla grande, Hitchcock elaboró una ingeniosa secuencia en la que Armstrong y Lindt escriben en una pizarra una serie de fórmulas matemáticas, entre las cuales se esconde la solución del problema que el protagonista busca resolver.

Por otro lado, la cinta cuenta con una serie de escenas memorables, donde la más recordada es aquella en la que el protagonista asesina de manera brutal a un agente de la Gestapo llamado Gromek (Wolfgang Kieling). Debido a lo gráfico de dicha escena, esta fue ampliamente criticada tras el estreno del film. También resulta destacable la secuencia en la que los protagonistas intentan cruzar la frontera a bordo de un bus repleto de agentes de la resistencia, aún cuando esta presenta algunos aspectos técnicos algo deficientes. Sin embargo, la película no está exenta de errores o ciertas lagunas narrativas. A la nula química existente entre Paul Newman y Julie Andrews, quienes de todas maneras realizan un buen trabajo interpretando su respectivos roles, se suma la inclusión de escenas con fines meramente propagandísticos, como aquella que tiene como protagonista a la Condesa Kuchinska (Lila Kedrova), una polaca que detesta la ideología comunista, razón por la cual se muestra desesperada por emigrar a los Estados Unidos.

En relación al aspecto técnico del film, este cuenta con el estupendo trabajo de fotografía de John F. Warren, el correcto diseño de producción de Hein Heckroth, y la efectiva banda sonora del ya mencionado John Addison. Al momento de su estreno, “Torn Curtain” logró obtener buenos resultados de taquilla, aún cuando no consiguió ser aceptada por la crítica especializada. Y es que pese a tratarse de una película entretenida, las presiones del estudio, la rotación de guionistas y el desinterés del propio director, terminaron reflejándose en una historia marcada por la traición y las falsas apariencias. En definitiva, si bien es indiscutible que “Torn Curtain” es una de las obras menores del siempre interesante Alfred Hitchcock, la película está lejos de ser uno de sus peores trabajos como lo aseveró la crítica en aquel entonces, razón por la cual merece ser reivindicada como algo más que un correcto thriller ambientado en la Guerra Fría.




por Fantomas.

4 comentarios:

babel dijo...

Pues esta no la he visto, Fantomas, y mira que me gusta el cine de este director. Habrá que ponerle remedio, un saludo ;)

Pliskeen (David Ribet) dijo...

Otra que tengo pendiente de Hitchcock.

Apuntada queda.

Saludos ;)

Deyre dijo...

A mi modo de ver no es una mala película, pero ni por asomo una de las mejores de Hitchock, puesto que creo que podría haber aprovechado bastante más sus posibilidades dada la pericia del director.

Respecto a lo que señalas de la escena del asesinato de Gromek, me parece sin duda una de las mejores de la película.

Zeitzler dijo...

La muerte de Gromek me parece muy mal rodada: en primer lugar, es rídiculo que un tipo entrenado se deje apuñalar como un bobo con eso de "ya hubo demasiadas advertencias" y cualquier aficionadillo a la lucha oriental les dirá que es fácil desprenderse de ese abrazo que le da Newman.

Pero lo peor de lo peor es que el cuerpo humano tarda como 5 minutos o así en morir por gas. Y aquí son 5 segundos.

Ponen eso en Matrix y todo el mundo a criticar la película a matar, pero como es de Alfred...

Eso sí; las escenas de la pizarra y el autobús son dignas del maestro.

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