martes, 9 de marzo de 2010

Going by the Book: Robar un banco nunca fue tan divertido.

“Going by the Book” (2007), es una comedia del director Ra Hee-chan, la cual está protagonizada por Jeong Jae-yeong y Son Byeong-ho.

Jeong Do-man (Jeong Jae-yeong) es un detective que es degradado a policía de tránsito luego de involucrarse en una investigación que pretendía exponer los malos manejos del gobernador de turno. Debido a que en su ciudad se han cometido una serie de robos a bancos en el último tiempo, al nuevo jefe de la policía (Son Byeong-ho) se le ocurre la brillante idea de organizar un simulacro de robo utilizando personal policial como clientes, agentes encubiertos y asaltantes, para mejorar la alicaída imagen de la policía. Sin embargo, comete el error de designarle el papel del delincuente a Jeong Do-man, quien logra poner en jaque a toda la policía local, desatando una serie de hilarantes situaciones.


Gran parte de las comedias coreanas que han sido producidas en el último tiempo presentan una clara tendencia a la comedia romántica, las cuales en algunos de los casos presentan dosis importantes de melodrama. “Going by the Book” en cambio, se presenta como una comedia refrescante e innovadora en más de un sentido. La cinta escrita por Jang Jin y Lee Gyu-bok, es un realidad un remake de la película japonesa, “Asobi no jikan wa owaranai” (1991), del director Sadaaki Haginiwa, y probablemente la palabra que mejor la describe es “sátira”. El guión sorprende principalmente por lo inteligente del planteamiento de una situación en principio inocua, que durante el transcurso de la cinta se va complicando cada vez más, a causa de cada una de las decisiones que se ve obligado a tomar el protagonista con la finalidad de desempeñar su papel de la mejor forma posible.

Como se menciona en la sinopsis, Do-man es un policía de tráfico que fue degradado del puesto de detective, luego de intentar probar que el gobernador estaba recibiendo una serie de sobornos. Es su rectitud ante la vida y ante su trabajo, lo que nuevamente lo lleva a meterse en un problema cuando le pasa una multa al nuevo jefe de la policía de Sam-po. Al ver el cuidado con el que Do-man realiza su trabajo, su superior le asigna la tarea de hacer las veces de delincuente en el bullado simulacro de robo (aunque uno también podría asumir que se trata de una suerte de venganza del jefe en contra del subordinado que no se vio amedrentado por su autoridad). Aunque el interpretar a un delincuente va en contra de su naturaleza, de todas formas Do-man se preocupará de realizar su labor de la mejor forma posible, valiéndose de textos que describen la psicología criminal e incluso de películas que relatan elaborados asaltos a bancos. Do-man es un tipo inteligente, y el peor error que ha cometido su jefe ha sido subestimarlo.

“Going by the Book” presenta un humor inteligente que juega bastante con la simulación del robo y los acontecimientos ficticios que suceden durante la toma de rehenes. Por ejemplo, luego de haber sido “asesinado” por el protagonista mientras este intentaba asaltar el banco, un policía que se encontraba interpretando el papel de agente encubierto, intenta recuperar el control de la situación asegurando que Do-man en realidad le disparó a su chaleco antibalas y no a su cabeza. Para comprobar la veracidad de sus dichos, el protagonista y sus rehenes deciden zanjar la discusión comprobando la sucesión de acontecimientos con las imágenes captadas por las cámaras de seguridad. Esta y otras escenas funcionan de buena manera gracias a la complicidad de los rehenes con el protagonista, quienes casi en su totalidad pese a lo incómodo de la situación, acatan todas las órdenes que les da su falso captor. También resultan ser bastante divertidas las escenas que representan la imagen mental de algunas de las acciones violentas que Do-man simula al interior del banco (como por ejemplo la del asesinato del policía encubierto). La misma herramienta narrativa es utilizada en la reciente “Sherlock Holmes” (2010), donde Holmes repasa mentalmente cada uno de los pasos a seguir en determinadas situaciones.

En algunas ocasiones el humor puede resultar algo ofensivo, pero de todas maneras tiene su encanto debido a la forma en cómo es presentado. Por ejemplo, luego de ser “noqueada” por Do-man, una de las empleadas del banco se comienza a desesperar con el encierro improvisado, por lo que no tarda en revelarse contra su captor. Ante la airada reacción de la mujer, el protagonista comienza a realizar flexiones de brazos las cuales no parecen tener sentido alguno. Acto seguido, la escena cambia para mostrar a la mujer sentada en el piso con un cartel alrededor de su cuello con la palabra: “violada”. Pese a que todo el mundo es consciente de que el robo no es más que una simulación, la situación comienza a escalar al punto de que todo el asunto se vuelve bastante serio. No solo los empleados del banco comienzan a perder el control, sino que el jefe de la policía al ver como su estratagema se escapa de sus manos, empieza a tratar a Do-man como si fuese un verdadero criminal. En general, los agentes de la policía son retratados como un grupo de hombres bastante incompetentes, los cuales contribuyen a empeorar la ya complicada situación. Por supuesto que esto ayuda a que la situación no se torne monótona, y en cierta medida aumenta la tensión de un robo simulado que eventualmente adopta algunos matices de realidad.

Jeong Jae-yeong realiza un buen trabajo interpretando al siempre correcto Do-man, y es en gran medida responsable de que la cinta funcione de buena manera. Si bien no se realiza una descripción demasiado profunda del personaje, al menos el espectador puede asegurar sin duda alguna que Do-man es un policía que ama su trabajo, y que su mayor preocupación en la vida es realizarlo de la mejor manera posible. Los personajes son en general bastante carismáticos, siendo tal vez la única excepción el jefe de la policía, quien por proteger su puesto y su reputación terminará intentando poner en ridículo al protagonista con funestos resultados. Lamentablemente, no todos los actores que interpretan a los personajes secundarios realizan un buen trabajo, por lo que por momentos da la sensación de que algunos personajes pudieron ser aprovechados de mejor manera. Por otro lado, tanto la banda sonora de Jae-kwon Han como el trabajo de fotografía de Joon-yeong Kim, si bien no son realmente destacables, por lo menos resultan ser correctos.

“Going by the Book” es una inteligente y entretenida comedia que presenta una premisa bastante original. Afortunadamente el director conduce la historia de buena manera, sin caer en momentos dramáticos innecesarios. De todas formas no se trata de una película perfecta; los periodistas que se involucran de cerca con el falso robo bien podrían haber sido omitidos en la historia, ya que no aportan demasiado al desarrollo de esta. Lo mismo sucede con la escena final que en lo personal me pareció en extremo innecesaria. Algunos de los elementos que presenta el film (protagonista incluido) son perfectamente homologables con los vistos en la cinta “Hot Fuzz” (2007), lo cual habla bastante bien de esta producción. En definitiva, “Going by the Book” resulta ser una película cuya única intención es entretener al espectador durante aproximadamente 140 minutos, objetivo que cumple con creces. La cinta de Ra Hee-chan pese a presentar algunos momentos algo planos, termina presentándose como una grata sorpresa que de seguro hará pasar un buen rato a quien le dé una oportunidad.




por Fantomas.

2 comentarios:

tokig dijo...

El cine surcoreano es de muy buena calidad. Aunque sólo me he enfocado en el cine de horror, dramas, o thrillers, es bueno conocer más de este tipo de propuestas. No la conocía y se ve llamativa..

saludos

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con la reseña, el actor Jae Yeong Jeong para mí es un excelente actor

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