“Peeping Tom” (1960), es un film de terror psicológico del director Michael Powell, el cual está protagonizado por Karl-Heinz Boehm, Anna Massey y Maxine Audley.
Mark Lewis (Karl-Heinz Boehm) es un fotógrafo que vive con una mujer ciega (Maxine Audley) y su hija Helen (Anna Massey), el cual trabaja en un estudio cinematográfico. Sin embargo, bajo su apariencia tranquila y humilde, oculta un terrible secreto; cuando se le presenta la ocasión, se convierte en un cruel asesino obsesionado con fotografiar la cara de terror de sus víctimas antes de asesinarlas.
Mark Lewis (Karl-Heinz Boehm) es un fotógrafo que vive con una mujer ciega (Maxine Audley) y su hija Helen (Anna Massey), el cual trabaja en un estudio cinematográfico. Sin embargo, bajo su apariencia tranquila y humilde, oculta un terrible secreto; cuando se le presenta la ocasión, se convierte en un cruel asesino obsesionado con fotografiar la cara de terror de sus víctimas antes de asesinarlas.
A fines de la década del cincuenta, el guionista Leo Marks estaba trabajando en un par de ideas que ansiaba plasmar en la pantalla grande. Según el mismo Marks: “Yo quería realizar un estudio sobre la escoptofilia. La idea de centrarse en un joven fotógrafo que utiliza su cámara para llevar a cabo determinados asesinatos, se me vino a la mente cuando estaba pensando en el tema del voyerismo. Eventualmente conocí a Michael Powell, quien en ese entonces deseaba realizar un proyecto sobre la vida de Sigmound Freud. Sin embargo, no tardamos en descubrir que otro productor (John Huston) había adquirido los derechos de la biografía del padre del psicoanálisis. Fue entonces cuando Powell me preguntó si tenía algo más en mente, así que le expliqué mi concepto de la escoptofilia mientras él me escuchaba en silencio con la mirada perdida. Yo pensé que estaba aburrido, pero de pronto me dijo: ´Es una mina de oro. Ve y escríbelo´”. Una vez terminado el guión, Powell se lanzó a la tarea de buscar al actor llamado a protagonizar el film. Aunque el candidato original del director era Laurence Harvey, luego del éxito de la cinta “Room at the Top” (1959), el actor no tardó en ser requerido por los grandes estudios de Hollywood, por lo que Powell finalmente se inclinó por contratar al actor alemán Karl-Heinz Boehm, quien había adquirido cierta notoriedad en la década del cincuenta luego de su participación en la trilogía basada en la vida de la Emperatriz Sissi, la cual fue protagonizada por la actriz Romy Schneider. Para Powell, la personalidad tímida y humilde de Boehm, lo convertía en el candidato perfecto para interpretar a un hombre que durante toda su vida se ha visto obligado a suprimir sus emociones.
“Peeping Tom” se centra en la vida de Mark Lewis, un fotógrafo tímido y reservado que rara vez se aleja de su pequeña cámara de 16mm. Y es que Mark sufre de un raro caso de escoptofilia, lo que lo ha llevado a plantearse el objetivo de capturar con su cámara el miedo que experimentan las mujeres cuando se dan cuenta de que están siendo asesinadas. Esto no significa que Mark sea un hombre malvado, sino que tan solo es incapaz de controlar el deseo de capturar lo que la mayoría de los hombres no puede. Él está fascinado con el miedo al punto de la psicosis, pero esto no le impide integrarse en la sociedad. Y es que no solo mantiene dos trabajos, sino que además se las arregla para mantener una especie de relación sentimental con Helen, la hija de su inquilina. Pero, ¿qué es lo que ha provocado que el protagonista presente semejantes pulsiones? Esta interrogante es respondida en un determinado momento del film, cuando Mark le enseña una de sus viejas películas familiares a Helen. En dicha película, la cual fue rodada por el padre de Mark (Michael Powell), es posible ver como el protagonista durante su infancia era utilizado como un conejillo de indias en un experimento relacionado con la respuesta de los niños al miedo. Cada una de las reacciones de Mark y gran parte de sus actividades cotidianas, eran filmadas por su inescrupuloso padre, lo que marcó de por vida al protagonista, alterando su capacidad para controlar sus emociones y su percepción del sexo.
Este golpe de efecto no provoca que el espectador identifique al padre de Mark como el verdadero villano del relato, sino que además lo incita a sentir un cierto grado de simpatía por el pervertido asesino. Al mismo tiempo, mediante el uso de la cámara subjetiva, Powell convierte a los miembros de la audiencia en cómplices de Mark, y les enrostra su calidad de voyeristas, lo que provocó que la cinta fuese abiertamente repudiada por los críticos de la época. Involuntariamente, el espectador se identifica con un personaje que amparado en la oscuridad de su laboratorio, da rienda suelta a los sentimientos y a las sensaciones que le provocan un puñado de imágenes de carácter perverso. Cabe mencionar que durante el transcurso del film, Powell se preocupa de deserotizar gran parte de los elementos de carácter sexual que aparecen en la historia, como por ejemplo la prostituta que se convierte en víctima del protagonista, y la relación que este desarrolla con Helen. La única relación sexual que es retratada en la cinta y que refleja un cierto grado de pasión, es aquella que Mark mantiene con su cámara. Su importancia como arma homicida, como captador de emociones, y como el sustituto de la falta de confianza sexual del protagonista, eventualmente la convierte en un personaje tan protagónico como el mismo Mark.
Por otro lado, “Peeping Tom” suele ser considerada como una cinta violenta, aún cuando la violencia presente en la historia solo es sugerida en la mayoría de los casos, lo que termina incentivando la vívida imaginación del espectador. En cierta medida, el film de Powell puede ser interpretado como la lucha de un artista incomprendido y atormentado, el cual desea por todos los medios finalizar su gran obra maestra, la que lamentablemente para él no está exenta de problemas que amenazan su realización. Y es que Mark se dedica por completo a su “arte”, lo que le otorga un cierto aire poético a su distorsionada cruzada. Hasta cierto punto, gran parte de la acción presente en “Peeping Tom” se concentra es los esfuerzos del protagonista por llevar a cabo su obra, antes de que la policía o Helen descubran su oscuro secreto. Si bien Powell ya había plasmado de forma sutil esta extravagante visión del sacrificio artístico en su afamado film “The Red Shoes” (1948), en esta ocasión convierte el romanticismo que rodea al artista llamado a seguir su pasión, en algo horrendo pero no por eso menos cautivante. Por otro lado, es evidente que la cinta funciona de buena manera gracias a la espectacular actuación de Bohem, quien se preocupa de enfatizar la introversión, la timidez y la constante incomodidad de Mark. Esto conjugado con su acento alemán, convierten al protagonista en un extraño, quien por momentos tiene más rasgos femeninos que masculinos. El resto de elenco también realiza una labor encomiable, en especial Maxine Audley, quien es probablemente la única figura femenina del film a la cual Mark no solo respeta, sino que también teme.
En cuanto al aspecto técnico de la producción, esta no solo cuenta con el espectacular trabajo de fotografía de Otto Heller, sino que también con la atmosférica y efectiva banda sonora del compositor Brian Easdale. “Peeping Tom” sería estrenada en Inglaterra el 16 de Mayo de 1960, en medio de una serie críticas y controversias. De hecho, fue tal la hostilidad con la cual fue recibido el film, que Powell se vio obligado a dejar de exhibirlo tras estar solo una semana en cartelera. Este curioso hecho se debió a varios motivos: no solo el director establece sin pudor alguno una serie de paralelos entre Mark y el espectador, sino que además en ningún momento parece tener la intención de condenar los horribles actos del protagonista. Para colmo, las numerosas críticas que el director realiza en contra de las políticas de producción de los grandes estudios de la época, fueron vistas por el gremio cinematográfico como un ataque innecesario al apacible mundo del cine. Otra cosa que irritó a los críticos de aquel entonces, fue el aspecto autobiográfico que presentaba el film. Y es que no solo las cintas caseras de Mark están protagonizadas por el hijo y la esposa de Pòwell, sino que además el director declaró en una ocasión que en cierta forma se sentía identificado con el protagonista. “Durante toda mi vida constantemente he sometido a un proceso de edición las escenas que se desarrollan a mi alrededor, por lo que pude sentir su angustia (la de Mark Lewis)”, declararía Powell en una controversial entrevista concedida en 1968.
Lamentablemente, el escándalo provocado por “Peeping Tom” destruyó la prolífica carrera de Powell. Lo que resulta curioso, es que el mismo año que se estrenó el film de Powell, también se estrenó “Psycho” (1960), del director Alfred Hitchcock, cinta la cual fue ampliamente elogiada por la crítica pese a presentar varias semejanzas con el relato protagonizado por Karl-Heinz Boehm. Y es que ambas historias están protagonizadas por hombres que arrastran una serie de traumas desde la infancia, los cuales los han terminado convirtiendo en asesinos en su vida adulta. Pese a que en su momento ambas producciones tuvieron destinos dispares, hoy en día son consideradas como las obras responsables de reinventar el género del horror, ya que trasladaron el terror desde los escenarios góticos y fantásticos, a otros más contemporáneos donde el mal reside en la psiquis de las personas y no en la figura de algún monstruo milenario. En definitiva, luego de años de discusiones y desacuerdos, “Peeping Tom” finalmente logró alzarse como una de las obras más importantes de la cinematografía británica, la cual no solo ha servido de inspiración para innumerables realizadores, sino que además dictó catedra sobre cómo debe filmarse una historia de terror psicológico, la cual en este caso está plagada de interesantes toques freudianos.
Por otro lado, “Peeping Tom” suele ser considerada como una cinta violenta, aún cuando la violencia presente en la historia solo es sugerida en la mayoría de los casos, lo que termina incentivando la vívida imaginación del espectador. En cierta medida, el film de Powell puede ser interpretado como la lucha de un artista incomprendido y atormentado, el cual desea por todos los medios finalizar su gran obra maestra, la que lamentablemente para él no está exenta de problemas que amenazan su realización. Y es que Mark se dedica por completo a su “arte”, lo que le otorga un cierto aire poético a su distorsionada cruzada. Hasta cierto punto, gran parte de la acción presente en “Peeping Tom” se concentra es los esfuerzos del protagonista por llevar a cabo su obra, antes de que la policía o Helen descubran su oscuro secreto. Si bien Powell ya había plasmado de forma sutil esta extravagante visión del sacrificio artístico en su afamado film “The Red Shoes” (1948), en esta ocasión convierte el romanticismo que rodea al artista llamado a seguir su pasión, en algo horrendo pero no por eso menos cautivante. Por otro lado, es evidente que la cinta funciona de buena manera gracias a la espectacular actuación de Bohem, quien se preocupa de enfatizar la introversión, la timidez y la constante incomodidad de Mark. Esto conjugado con su acento alemán, convierten al protagonista en un extraño, quien por momentos tiene más rasgos femeninos que masculinos. El resto de elenco también realiza una labor encomiable, en especial Maxine Audley, quien es probablemente la única figura femenina del film a la cual Mark no solo respeta, sino que también teme.
En cuanto al aspecto técnico de la producción, esta no solo cuenta con el espectacular trabajo de fotografía de Otto Heller, sino que también con la atmosférica y efectiva banda sonora del compositor Brian Easdale. “Peeping Tom” sería estrenada en Inglaterra el 16 de Mayo de 1960, en medio de una serie críticas y controversias. De hecho, fue tal la hostilidad con la cual fue recibido el film, que Powell se vio obligado a dejar de exhibirlo tras estar solo una semana en cartelera. Este curioso hecho se debió a varios motivos: no solo el director establece sin pudor alguno una serie de paralelos entre Mark y el espectador, sino que además en ningún momento parece tener la intención de condenar los horribles actos del protagonista. Para colmo, las numerosas críticas que el director realiza en contra de las políticas de producción de los grandes estudios de la época, fueron vistas por el gremio cinematográfico como un ataque innecesario al apacible mundo del cine. Otra cosa que irritó a los críticos de aquel entonces, fue el aspecto autobiográfico que presentaba el film. Y es que no solo las cintas caseras de Mark están protagonizadas por el hijo y la esposa de Pòwell, sino que además el director declaró en una ocasión que en cierta forma se sentía identificado con el protagonista. “Durante toda mi vida constantemente he sometido a un proceso de edición las escenas que se desarrollan a mi alrededor, por lo que pude sentir su angustia (la de Mark Lewis)”, declararía Powell en una controversial entrevista concedida en 1968.
Lamentablemente, el escándalo provocado por “Peeping Tom” destruyó la prolífica carrera de Powell. Lo que resulta curioso, es que el mismo año que se estrenó el film de Powell, también se estrenó “Psycho” (1960), del director Alfred Hitchcock, cinta la cual fue ampliamente elogiada por la crítica pese a presentar varias semejanzas con el relato protagonizado por Karl-Heinz Boehm. Y es que ambas historias están protagonizadas por hombres que arrastran una serie de traumas desde la infancia, los cuales los han terminado convirtiendo en asesinos en su vida adulta. Pese a que en su momento ambas producciones tuvieron destinos dispares, hoy en día son consideradas como las obras responsables de reinventar el género del horror, ya que trasladaron el terror desde los escenarios góticos y fantásticos, a otros más contemporáneos donde el mal reside en la psiquis de las personas y no en la figura de algún monstruo milenario. En definitiva, luego de años de discusiones y desacuerdos, “Peeping Tom” finalmente logró alzarse como una de las obras más importantes de la cinematografía británica, la cual no solo ha servido de inspiración para innumerables realizadores, sino que además dictó catedra sobre cómo debe filmarse una historia de terror psicológico, la cual en este caso está plagada de interesantes toques freudianos.
por Fantomas.
4 comentarios:
Como siempre una magnífica recomendación. No tardaré en hacerme con ella para disfrutarla ya que me ha parecido muy interesante la manera en la que está enfocada.
Un saludo!
Muy buena reseña, Fantomas, de una película imprescindible. A pesar de su nulo éxito comercial en la época, obra maestra que ha envejecido fenomenalmente.
Saludos!
Pd: Un alivio leerte, desde la noticia de lo sucedido en tu país. Espero haya sido leve para tí y tu gente más cercana.
- Kiryu: Espero que tengas la oportunidad de ver esta película, que a mi gusto, resiste varios visionados. De hecho me gustó más la segunda vez que la vi que la primera.
- Babel: Tu hace un tiempo atrás también habias escrito una muy buena reseña de esta película, y creo que concordamos bastante. Afortunadamente, el terremoto no nos golpeó tan fuerte a mi familia y a mi. Lamentablemente la destrucción en algunos lugares es casi total.
Gracias por sus comentarios,
Saludos!
PD: debido a que estoy con muy poco tiempo disponible últimamente, y que a causa del terremoto ha estado fallando de manera constante el internet, puede que me demore más de lo habitual en subir los comentarios, responderlos, y subir reseñas nuevas. De todas formas intentaré no dejar tan botados los blogs.
Pendiente, a pesar de saber de su gran valor. La veré proximamente de una vez por todas.
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