lunes, 12 de abril de 2010

Ava Gardner: De la granja al estrellato.

Ava Lavinia Gardner nació el 24 de diciembre de 1922, en Brogden, una pequeña comunidad agrícola ubicada en Carolina del Norte. Su padre, Jonas Bailey Gardner, era mitad irlandés y mitad indio Tuscarora. Cuando Ava nació, él era dueño de una granja de tabaco y algodón, la cual manejaba junto a su esposa Molly. Ava junto a sus dos hermanos y sus cuatro hermanas, tendría que ver como su padre perdía la granja a causa de la Gran Depresión de 1929. Cuando esto sucedió, su padre se vio obligado a trabajar en un aserradero mientras que su madre trabajaba como cocinera y ama de llaves de una pequeña escuela local. Ava tendría su primer contacto con la actuación en 1929, cuando participó en la obra “A Rose Dream”, la cual fue presentada en la escuela de Brogden. Durante su adolescencia, Gardner y su familia vivirían un tiempo en un pequeño pueblo del estado de Virginia, para luego retornar a Carolina del Norte. Lamentablemente, en 1935 su padre falleció a causa de una bronquitis. Durante su infancia y parte de su adolescencia, Gardner se caracterizaría por ser poco femenina, algo que se reflejaba en lo mucho que le gustaba andar descalza jugando en los campos con el resto de los niños. En general no tuvo una infancia demasiado feliz, ya que sumado a los problemas económicos que debió enfrentar su familia, tuvo que lidiar con las bromas de sus compañeros de colegio quienes su burlaban del mal estado de su ropa.

Desde que era una adolescente, Ava soñaba con ser una estrella de cine. Sin embargo, tras terminar el colegio optó por tomar unas clases para convertirse en secretaria. Cuando tenía 18 años, Gardner viajó a Nueva York para visitar a su hermana Beatrice. Fue ahí cuando posó para el marido de su hermana, el fotógrafo profesional Larry Tarr, quien estaba consciente de la belleza natural que poseía su cuñada. En 1941, una de las fotos que Tarr había tomado llamó la atención de Bernard “Barney” Duhan, quien trabajaba como busca talentos para la MGM. Luego de que su hermana realizara algunas gestiones, a Gardner se le dio la oportunidad de realizar una prueba de cámara para el jefe del estudio, Louis B. Mayer, quien tras verla supuestamente comentó: “Ella no puede actuar. Ella no sabe hablar. Ella es estupenda. Contrátenla”. Ese mismo año, Ava viajaría a Hollywood acompañada de Beatrice quien oficiaría de chaperona. Aunque su acento sureño era encantador, el estudio decidió que Gardner necesitaría a un entrenador vocal para atenuarlo. Al poco tiempo después, Ava comenzaría a aparecer en una variedad de cintas, en su gran mayoría serie B. La MGM contrató a la actriz quien debutaría en el film “Fancy Answers” (1941), por un periodo de siete años. Pese a su limitada habilidad actoral, era innegable que la cámara la adoraba y que su belleza lograba captar la atención de todos aquellos que la rodeaban.

En 1941, la mayor estrella del estudio, Mickey Rooney, cayó rendido ante la belleza de la actriz. Pese a que la pareja se veía algo ridícula junta (Gardner era más alta que Rooney), el actor no dio pie atrás en su intento de llevar a la cama y posteriormente contraer matrimonio con la joven debutante. Si bien Gardner no estaba enamorada de Rooney, se sintió tan halagada por la propuesta de matrimonio del actor que la pareja terminó contrayendo nupcias el 10 de enero de 1942, pese a la desaprobación de Louis B. Mayer. Una vez que la supuestamente feliz pareja apareció en la portada de la revista Photoplay, Rooney continuó viviendo como si fuese soltero, asistiendo a fiestas constantemente mientras que Gardner de tan solo 19 años, lloraba desconsolada en la soledad de su hogar. La pareja se divorciaría 17 meses después. Ahora que se encontraba libre, Gardner comenzó a concentrar sus esfuerzos por formar una carrera lejos de la sombra de Rooney. Fue así como comenzó a tomar pequeños roles en cintas mediocres como “Maisie Goes to Reno” (1944) y “She Went to the Races” (1945). La MGM le asignaría su primer rol protagónico en el film “Whistle Stop” (1946), pero lamentablemente no lograría impresionar demasiado a los espectadores. Tristemente para ella, con la excepción de unos pocos roles, sería su vida amorosa la que se adueñaría del interés del público.

Además de la tortuosa relación que mantendría con Rooney, Gardner también se involucraría durante un tiempo con el billonario Howard Hughes, con quien protagonizaría una bullada pelea que terminaría con Hughes inconsciente luego de que la actriz lo golpeara con un pesado candelabro. Pese a este episodio, los dos mantuvieron una relación de amistad por el resto de su vida. En 1945, Gardner contraería nuevamente matrimonio, esta vez con el músico Artie Shaw, el legendario “Rey del Swing”. La actriz fue la sexta esposa del músico, quien había mantenido relaciones con las también actrices Lana Turner, Doris Dowling y Evelyn Keyes. El matrimonio duró exactamente un año, en gran medida debido a que Shaw criticaba constantemente la falta de educación de Gardner. Él insistía en que la actriz leyera libros de su elección, que visitara a un psicoanalista, y era común que la insultara en público. Tras el divorcio en 1946, Gardner comenzaría a beber alcohol de manera frecuente. Sin embargo, ese mismo año la actriz participaría en un proyecto que le permitiría abandonar los films mediocres en favor de producciones que la terminarían guiando al estrellato.

La MGM decidió enviar a préstamo a la actriz a la Universal para que esta protagonizara junto a Burt Lancaster la cinta “The Killers” (1946), la cual era una adaptación de una novela de Ernest Hemingway. Su papel en dicho film le permitió encantar al público masculino que cayó rendido a sus pies, al mismo tiempo que las mujeres comenzaron a verla como un modelo a seguir. Ahora que se había convertido en una estrella, pudo interpretar al interés amoroso de Clark Gable en el film “The Hucksters” (1947), a una diosa en “One Touch of Venus” (1948), y a la exquisita Julie LaVerne en el musical “Show Boat” (1951). A principios de los cincuenta, su vida amorosa nuevamente captaría la atención de la prensa y el público en general. Gardner había encontrado al amor de su vida en el cantante y actor Frank Sinatra, quien cuando conoció a la actriz, estaba en el punto más bajo de su carrera. La noche en que la pareja se conoció sería tan alocada y problemática como la relación en sí. Tras una noche de juerga y alcohol, la pareja no encontró nada mejor que comenzar a disparar una pistola en plena vía pública, lo que terminó con ambos tras las rejas. Tras la intervención de un publicista, ambos fueron liberados y se borraron todas las pruebas del bochornoso acontecimiento. Sin embargo, este sería el menor de los problemas que tendría que enfrentar la salvaje pareja.

En ese entonces, Sinatra aún estaba casado con su esposa Nancy con quien tenía dos hijos, y no podía divorciarse debido a su educación Católico Romana. Además, el cantante tendría que enfrentarse a algunos competidores eventuales. En mayo de 1950, Sinatra viajó a España donde Gardner se encontraba filmando la cinta “Pandora and the Flying Dutchman” (1951). Al llegar se encontró con que la actriz estaba siendo cortejada por Mario Cabre, un actor y torero que estaba interpretando un papel en el film. Preocupado por la situación, Sinatra le regaló a Gardner un collar de esmeraldas avaluado en $10.000 dólares, el cual supuestamente inclinó la balanza a su favor. Mientras todo esto sucedía, Gardner fue tildada como una rompehogares por la prensa, al mismo tiempo que la imagen de Sinatra se vio gravemente afectada. Pese a que el escándalo dificultó la relación, luego de que Sinatra se separara en 1951, este pudo contraer matrimonio con Gardner en noviembre de ese mismo año. Aprovechando que su carrera estaba en su punto más alto, cuando Gardner consiguió un rol en la cinta “From Here to Eternity” (1953), ella ayudó a que su esposo consiguiera el rol del aproblemado soldado Maggio, por el cual Sinatra ganaría el Oscar al mejor actor de reparto, lo que ayudaría a consolidar su carrera en Hollywood.

La relación entre ambas estrellas estuvo marcada por una serie de rupturas y reconciliaciones. En un punto de su matrimonio, Gardner quedó embarazada pero se realizó un aborto ilegal debido a que sentía que no estaba preparada para criar a un niño. Lo volátil de su relación con Sinatra también tuvo que ver con su decisión. Años más tarde la actriz declararía: “Nosotros no podíamos hacernos cargo de nosotros mismos. ¿Cómo podíamos hacernos cargo de un bebé?” Decir que la pareja tenía una relación tempestuosa la verdad es que queda un poco corto. Sinatra era un hombre extremadamente celoso que no confiaba en su esposa, lo que combinado con el alcoholismo de Gardner sentenció la relación al fracaso. Llegado a un punto, Sinatra estaba tan obsesionado con su esposa y tan devastado por sus constantes peleas, que amenazó con quitarse la vida. Gardner recibiría una serie de llamadas suicidas de Sinatra, donde en una de las cuales incluso escucharía el disparo de un arma. En otra ocasión, Gardner encontraría al cantante con la cabeza metida en el horno. Si bien no se puede asegurar que las amenazas de Sinatra fueran en serio, lo que sí es seguro es que el cantante estaba completamente atrapado por el influjo de la actriz. Pese a que la pareja se separó en 1957, ellos se mantuvieron como buenos amigos durante el resto de sus vidas. De hecho, Sinatra nunca dejó de amar a su ex-esposa, algo que le reconoció a su círculo interno algunos años después.

Más allá de la dramática vida de Gardner, ella logró mantener una sólida carrera actoral al mismo tiempo que intentaba encontrar roles que le permitieran diluir su imagen de “femme fatale”. Tras trabajar en “The Snows of Kilimanjaro” (1952), Gardner trabajaría nuevamente junto a Clark Gable en “Mogambo” (1953), rol que le valdría una nominación al Oscar el cual perdió a manos de Audrey Hepburn quien había protagonizado el film “Roman Holiday” (1953). Posteriormente trabajaría en “The Barefoot Contessa” (1954) junto a Humphrey Bogart, donde interpretaría a una gitana que se las arregla para alcanzar el estrellato. Durante este periodo, ella además recibiría el beneplácito de la crítica por su actuación en los films “Bhowani Junction” (1956) y “The Sun Also Rises” (1957). En 1958, Gardner dejaría la MGM para convertirse en una actriz independiente, llegando a ganar alrededor de $400.000 dólares por película, las cuales en su mayoría fueron filmadas en Europa. Entre algunas de las mejores cintas que protagonizó durante este periodo se encuentran: “On the Beach” (1959), un relato de ciencia ficción co-protagonizado por Gregory Peck; “55 Days in Pekin” (1963), un drama donde compartiría roles con Charlton Heston y David Niven; y “Seven Days in May” (1964), donde interpretaría a la amante de un perturbado general interpretado por Burt Lancaster.

En 1964, Gardner protagonizaría “The Night of the Iguana”, la cual era una adaptación de una historia de Tennesse Williams en la que la actriz interpretaría uno de los mejores papeles de su carrera. En 1968, luego de someterse a una histerectomía que tenía como objetivo disipar el miedo que le provocaba el cáncer uterino, enfermedad que había acabado con la vida de su madre, ella filmó la cinta “Mayerling” (1968), la cual se ambientaba en el imperio Austro-Húngaro. Luego de que su matrimonio con Sinatra terminó, Gardner se cansó de Hollywood por lo que decidió mudarse a España. Ella se sentía atraída por la cultura del país, especialmente por las corridas de toros y la danza flamenca (de hecho es sabido que la actriz mantuvo una relación amorosa con el torero Luis Miguel Dominguín). El país también se enamoró de la actriz. En el verano de 1998, se erigió una escultura de bronce en honor de la actriz en Tossa de Mar, donde la actriz filmó “Pandora and the Flying Dutchman”. Luego de 10 años en España, Gardner se mudó a Londres donde ella pudo encontrar cierta paz. Su vida había sido una montaña rusa desde el momento que fue descubierta por la MGM, aunque de todas formas continuó actuando hasta que su salud se lo permitió. En gran medida, fueron sus malos hábitos los que provocaron que la actriz se viera bastante mayor de lo que en realidad era. Debido a este hecho, la industria cinematográfica le dio la espalda, y solo obtuvo pequeños roles durante los setenta y ochenta. Pese a la poca importancia de sus roles, Gardner logró captar la atención del público en cintas como “The Life and Times of Judge Roy Bean” (1972) y “Earthquake” (1974).

En 1982, Gardner se retiró de la industria hollywoodense para dar paso a una carrera televisiva que comenzaría con su aparición en cinco episodios de la serie “Knots Landing” (1979-1993). Su último rol lo obtendría en el telefilme “Harlem” (1986). Una fumadora empedernida durante toda su vida, Gardner sufriría de enfisema pulmonar durante su vejez y además contraería una enfermedad autoinmune. En 1986, ella sufriría dos apoplejías que la dejarían parcialmente paralizada y postrada en una cama. Durante este periodo, Gardner pensaría constantemente en suicidarse debido a que se sentía frustrada por su falta de independencia. En 1990, la actriz publicó una autobiografía titulada “Ava, My Story”, antes de fallecer a causa de una neumonía el 25 de enero de ese mismo año. Sinatra, quien había pagado todos los gastos médicos de la actriz mientras estuvo viva, también pagó su funeral pese a que en ese entonces estaba casado con Barbara Sinatra. Era el último tributo del cantante a la mujer que había inspirado su canción “I Am a Fool to Want You”. Ava Gardner apareció en más de 60 películas entre 1942 y 1982. En junio de 1999, el American Film Institute la incluyó en la lista de las más grandes estrellas de Hollywood. Como muchas estrellas del Hollywood clásico, Gardner tuvo una vida personal tumultuosa y un difícil comienzo de carrera. Pese a eso, logró situarse como una de las grandes estrellas de la época deslumbrando a los espectadores con su particular belleza y su calidad como actriz.



por Fantomas.

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