
Itami Hanzo (Shintarô Katsu) es un policía muy particular. No sólo se dedica a impartir justicia en las calles de Edo con mano de hierro, sino que también mantiene a raya a sus corruptos superiores y a la chusma que ocupa los puestos de poder en el cada vez más decadente shogunato Tokugawa. Cuando un delincuente le revela que un conocido criminal ha logrado escapar de prisión gracias a la ayuda de algunos oficiales corruptos, Hanzo deberá emplear algunos de los métodos poco ortodoxos que le han otorgado cierta fama en el cuerpo de policía.

Con el objetivo de mantener los elementos presentes en la gran cantidad de los mangas escritos por Koike en aquel periodo, la cinta presenta un marcado discurso antifeudalista. Además de esto, Hanzo se muestra empeñado en desafiar las reglas estrictas del shogunato, y no duda en ostentar lo eficaz que le resulta el uso de la brutalidad policíaca. El protagonista no muestra respeto por nadie más que él mismo, razón por la cual todos los integrantes de la sociedad japonesa de la época, desde las figuras del gobierno hasta un trío de ex-delincuentes que ahora trabajan para él, son víctimas de sus insultos y de sus reprimendas morales. Lo único que puede equiparar su poco respeto por las figuras de autoridad, es su incurable devoción por su trabajo, cuyo fin no es más que proteger a los ciudadanos de la creciente tasa de criminales. Una clara muestra del accionar y de la ideología de Hanzo se puede apreciar durante las primeras escenas del film, cuando este se niega a firmar un juramento estándar de la policía, donde cada oficial asegura el cumplimiento de su labor con honor ante todo. Y es que su negativa no va ligada al hecho de que él sea un policía corrupto, sino que ante sus ojos es el único policía que no lo es. Desde el jefe hasta el último de los oficiales han recibido sobornos por parte de los criminales y los dueños de los burdeles, por lo que dicho juramento no es más que una muestra clara de la hipocresía de los encargados de hacer valer la ley.

Si esto suena como algo potencialmente ridículo y ofensivo, es porque efectivamente es algo ridículo y ofensivo. Es debido a esta particularidad que por momentos “Hanzo the Razor” pareciera acercarse más a un film sexploitation que a una cinta de samuráis, aún cuando las escenas de sexo son pocas y no son completamente explícitas. Es evidente que la simple idea de que un policía viole a una mujer con el fin de obtener información que le permita desbaratar los planes de un grupo de oficiales corruptos, es cuestionable bajo cualquier punto de vista, pese a que eventualmente sus víctimas se muestren más que dispuestas a cooperar con el trabajo detectivesco de Hanzo a cambio de unos minutos más de “interrogatorio”. Sin embargo, es imposible no reconocer que estas escenas presentan algunas dosis de humor absurdo, más aún cuando en una de las sesiones de interrogatorio podemos apreciar el “punto de vista” del órgano reproductor del protagonista (lo que resulta increíble e irrisorio). Además del contenido sexual del film, nos encontramos con un par de escenas de acción bastante violentas, donde no faltan los desmembramientos o la emanación descontrolada de sangre de aquellos que prueban el frío acero de la espada de Hanzo.

En el ámbito de las actuaciones, el elenco en general realiza un buen trabajo, en especial Shintarô Katsu quien le imprime una seriedad increíble a un personaje que por momentos cuesta tomar demasiado en serio. Por su parte, el trabajo de fotografía de Chishi Makiura es realmente destacable, por lo que la cinta resulta ser visualmente atractiva. Lo que si resulta extraño, es la banda sonora compuesta por Kunihiko Murai, la cual parece haberse inspirado en la banda sonora de la cinta “Shaft” (1971). No deja de resultar deliciosamente absurda la imagen de un rudo samurái impartiendo la ley en pleno periodo Edo al son del funk. “Hanzo the Razor: Sword of Justice” es sin duda una de las cintas de samuráis más extrañas salidas del Japón de los setenta. Desde el protagonista, una suerte de “Harry el Sucio” japonés con cierta inclinación por el sadomasoquismo y algunas prácticas sexuales fuera de lo común, hasta la peculiar banda sonora, todo parece ser parte de una absurda parodia de los films de samuráis, la cual si bien no presenta una historia demasiado sólida, si contiene un puñado de características que provocan que esta sobresalga del resto, encumbrándose como una cinta de culto por donde se le mire.
por Fantomas.
2 comentarios:
Estimado Fantomas,
esta no la he visto, pero Lone Wolf en repetidas ocasiones y es una genialidad, así que no le perderé la vista a esta que nos recomiendas, porque tiene buena pinta. Tampoco he leído el manga en el que se basa y que mencionas.
Un saludo
- Estimado Crowley, si te ha gustado la saga de Lone Wolf sin duda te va a gustar esta película, básicamente porque son prácticamente las mismas personas responsables de Lone Wolf las que participaron en Hanzo. Si la ves en un futuro, me gustaría que me contaras que te pareció.
Saludos ;)
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