
El Cazador de hombres (Jean-Paul Belmondo) es un mercenario solitario y marginal que firma un acuerdo con dos personas importantes para llevar a cabo una serie de misiones utilizando métodos particulares e ilegales, con el objeto de detener a algún peligroso traficante, criminal, etc. Gracias a estas acciones su cabeza tiene precio en muchos lugares, por lo que es perseguido tanto por las autoridades como por los maleantes que intenta eliminar.

Es así como en un determinado momento del film, le es encomendada la tarea de capturar a un peligroso criminal conocido como “El gavilán” (Bruno Cremer), quien últimamente ha estado cometiendo una serie de robos con violencia, en los que utiliza a jóvenes con problemas como fugaces cómplices, a los cuales asesina una vez cometido el crimen. Sin embargo, en uno de estos atracos el cómplice de turno, un joven llamado Costa Valdez (Patrick Fierry), logra salir con vida, convirtiéndose en la única esperanza de la policía, y posteriormente del Cazador, para dar con el tan buscado criminal. Lamentablemente, no todo es tan sencillo como parece. No solo el Cazador tendrá que ganarse la confianza del joven, sino que además deberá ayudarlo a fugarse de la cárcel para dar con el posible paradero del Gavilán. Será la relación que se desarrolla entre el protagonista y Costa, lo que constituye el verdadero núcleo de la película. No pasa mucho tiempo antes de que se transformen en una suerte de maestro y alumno, cuyas semejanzas los terminan uniendo en un potente lazo de amistad. Ambos son hombres solitarios y amorales, los cuales no parecen tener familia ni amigos, por lo que por momentos da la impresión que la relación que establecen es la representación del único rasgo de humanidad que les va quedando.

Básicamente, la cinta está divida en tres actos. En el primero son presentados los personajes principales, como estos llevan a cabo sus respectivas actividades, y como es encarcelado el joven Costa. Ya en el segundo acto, el Cazador debe infiltrarse en la prisión para ganar la confianza de Costa, sonsacarle la información que la policía no pudo obtener de él, y ayudarlo a escapar del establecimiento con la colaboración de un grupo clandestino que opera al interior de la prisión. Finalmente, en el tercer acto la improvisada dupla de compañeros no solo deben ingeniárselas para escapar de la policía y del grupo de criminales involucrados en la fuga de la cárcel, sino que además deben dar con el paradero del villano de turno, antes de que este cometa un nuevo crimen. Sin lugar a dudas, es durante el tercer tramo de la cinta donde se concentra la mayor parte de la acción y el suspenso de la misma, cuyo clímax es el esperado enfrentamiento entre el Cazador y el Gavilán, donde las palabras sobran y el único método de comunicación son los puños de los involucrados.

Aunque en términos generales “L`alpagueur” es una cinta entretenida e interesante, que mezcla escenas de acción con otras más inclinadas a la comedia o al suspenso, hay dos cosas que resultan criticables. La primera es que al caer en un estilo narrativo más bien episódico, Philippe Labro desvía la atención del conflicto principal, lo que por momentos le resta importancia al punto de que parece solo otra “mini-aventura” de las tantas que emprende el protagonista. Lo otro que resulta molesto, es que quedan muchas preguntas sin resolver y existen algunos agujeros en el guión que desafían la credibilidad del mismo. Si bien tanto Labro como Belmondo trabajarían en cintas superiores a la que hoy nos ocupa, de todas formas “L`alpagueur” es un buen ejemplo de esta oleada de cintas producidas en Francia durante los setenta, que supieron mezclar con éxito elementos de diversos géneros, dando como resultado historias que se desarrollaban en un universo poblado únicamente por hombres que exudaban testosterona, los cuales aprovechaban cada oportunidad para establecer su dominancia ante sus pares. Y es que precisamente en ese ambiente que Jean-Paul Belmondo logró establecerse como uno de los tipos duros más recordados de la historia del cine europeo.
por Fantomas.
1 comentario:
Excelente narracion, ya me dieron ganas de ver jeje, creo que Belmondo es un gran productor encerio
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