martes, 13 de mayo de 2014

The Indian Scarf: La herencia de Lord Lebanon.

“Das indische Tuch” (1963), es un thriller de misterio del director Alfred Vohrer, el cual está protagonizado por Heinz Drache, Elisabeth Flickenschildt y Klaus Kinski.

Cuando el acaudalado Lord Frances Percival Lebanon (Wilhelm Vorwerg) fallece en circunstancias sospechosas, sus codiciosos familiares esperan con ansias heredar todo su dinero. Para su sorpresa, en su testamento el excéntrico millonario incluyó una cláusula que establece que todos sus familiares deben convivir durante seis días en su castillo antes de poder heredar lo que les corresponde. Aislados en el medio de la nada y agobiados por una tormenta que no les permite salir del castillo, no pasa mucho tiempo antes de que los integrantes de la familia Lebanon comiencen a ser asesinados uno por uno por un estrangulador que utiliza un pañuelo indio. A raíz de esto, el abogado de la familia, Frank Tanner (Heinz Drache), se verá en la obligación de descubrir la identidad del asesino antes de que todos, incluyéndolo a él, se conviertan en víctimas del misterioso psicópata.

 

Para mediados del año 1963, el productor Horst Wendlandt bajo el alero de la productora Rialto Film, ya había realizado quince adaptaciones cinematográficas de la obra del escritor británico Edgar Wallace, las cuales en su mayoría habían obtenido bastante éxito en Alemania. Para su próximo proyecto, Wendlandt deseaba filmar una historia que se desarrollara en su totalidad al interior de un espacio reducido, lo que le permitiría ahorrar costos de producción ya que no se vería en la obligación de rodar en exteriores. Con esto en mente, los guionistas George Hurdalek y Harald G. Petersson rescataron un guión escrito por Egon Eis que previamente había sido desechado por Wendlandt, y lo fusionaron con una adaptación bastante libre de la novela de Edgar Wallace “The Frightened Lady”, la cual ya había sido llevada al cine en dos ocasiones por directores pertenecientes a la industria cinematográfica británica. Curiosamente, la versión del director Alfred Vohrer es la que más se aleja de la novela original, ya que resulta evidente que la dupla de guionistas fueron fuertemente influenciados por la obra “Ten Little Niggers”, de la escritora Agatha Christie. En cuanto a la selección del elenco participante, mientras que Heinz Drache fue seleccionado por su participación en la miniserie “Das Halstuch” (1962), otros como Klaus Kinski, Siegfried Schuerendorf y Eddi Arent, ya se habían convertido en rostros habituales de la serie de adaptaciones de la obra de Edgar Wallace realizada por la Rialto.

“Das indische Tuch” comienza con el asesinato de Lord Frances Percival Lebanon, un hombre acaudalado que deja este mundo de manera violenta a manos de un asesino armado con un pañuelo indio. Cuando los inescrupulosos herederos se reúnen para escuchar la lectura del testamento, estos son sorprendidos por una cláusula que los obliga a convivir en paz y armonía durante una semana al interior del castillo familiar, si es que desean recibir su parte de la herencia. Debido a las malas relaciones que existen entre prácticamente todos los miembros de la familia Lebanon, el simple hecho de convivir un par de días es visto como un desafío difícil de superar. Lo que es peor, si uno de ellos decide abandonar el castillo antes de lo estipulado, la herencia será dividida entre los familiares restantes. El encargado de supervisar que se cumplan estas condiciones es el abogado de Lord Lebanon, Frank Tanner, de quien nadie sabe demasiado. Lamentablemente para los involucrados en esta situación, inmediatamente después de la lectura del testamento, se desata una tormenta que corta las líneas telefónicas y provoca una inundación tal, que el castillo queda por completo aislado del resto del mundo. Será precisamente durante la primera noche que se descubre que entre los integrantes de la familia Lebanon se encuentra un asesino, cuya primera víctima es el Reverendo Lionel Hastings (Alexander Engel).

 

A la mañana siguiente, el mayordomo Richard Maria Bonwit (Eddi Arent) es el encargado de comunicarle al resto de los herederos que el Reverendo ha sido estrangulado en su recámara durante el transcurso de la noche. Desde ese momento en adelante, las sospechas recaen en prácticamente todos los presentes, entre los que se encuentra Lady Emily Lebanon (Elizabeth Flickenschildt), la amarga viuda de Lord Frances, la cual no comprende la razón por la cual la herencia debe ser repartida entre un montón de personas que ella apenas conoce; Edward Lebanon (Hans Clarin), el hijo del matrimonio cuya única preocupación parece ser un concierto de piano que debe dar en Londres; Peter Ross (Klaus Kinski), el hijo ilegítimo del millonario, el cual parece sufrir una grave adicción a la morfina; Isla Harris (Corny Collins), otra hija ilegítima del difunto; el Señor y la Señora Tilling (Hans Nielsen y Gisela Uhlen), un matrimonio que está al borde del divorcio y cuya unión parece haberse realizado solo por conveniencia; el explorador Sir Henry Hockbridge (Siegfried Schürenberg), quien trae consigo a un loro parlanchín y a una peligrosa araña venenosa; y finalmente el Doctor Amersham (Richard Häussler), quien además de haber falsificado el certificado de la autopsia de Lord Lebanon, parece tener otras cosas que esconder. Junto a todos ellos además se encuentra un tosco hombre llamado Chiko (Ady Berber), quien oficia como cocinero, chofer y cuidador al interior del castillo Lebanon.

Como gran parte de las entradas del género policial alemán, también conocido como krimi, “Das indische Tuch” se caracteriza por poseer una ambigüedad tonal que se pasea entre el horror gótico, el misterio y la comedia. Tal como sucede en otras ocasiones, el retorcido sentido del humor que exhiben las adaptaciones de la obra de Edgar Wallace nuevamente se encuentra encarnado en la figura del personaje interpretado por Eddi Arent, el mayordomo Richard Maria Bonwit. Y es que cada vez que uno de los herederos es asesinado, el mayordomo reordena la mesa del comedor y con voz calma y algo burlona, le informa al resto de los sobrevivientes los acontecimientos sucedidos durante el transcurso de la noche. Otro aspecto que resulta interesante de esta producción, es la forma en como el asesino comete sus crímenes. En cierta medida, se podría argumentar que el uso de la cámara subjetiva al momento de los asesinatos, se presenta como el prototipo de un recurso que posteriormente se utilizaría de manera recurrente tanto en el giallo italiano como en el slasher norteamericano. Enmarcando todo lo antes mencionado, se encuentra el escenario gótico escogido por Vohrer para desarrollar el relato, el cual invita a la audiencia a participar en una encrucijada mortal en la que los pasadizos ocultos del castillo y los secretos familiares juegan un rol primordial.

 

Heinz Drache, quien eventualmente se convertiría en uno de los rostros más recordados del krimi, realiza un espléndido trabajo como el abogado Frank Tanner. La gran virtud de Drache, es que el actor siempre supo otorgarle un grado de respetabilidad a los personajes que interpretó durante su carrera, lo que por supuesto se repite en esta oportunidad. Aun cuando Tanner asume de manera improvisada el rol de detective una vez que comienzan los asesinatos, lo que le significa tener que lidiar con las diversas y complejas personalidades de cada uno de los integrantes de la familia Lebanon, esto no lo descarta como sospechoso de los crímenes, sino que muy por el contrario, lleva al espectador a cuestionarse cuáles son sus verdaderas motivaciones y cuál es su rol en la herencia de Lord Lebanon. El resto del elenco por su parte, también realiza un estupendo trabajo, destacándose el ya mencionado Eddi Arent y el siempre intenso Klaus Kinski, cuyo personaje presenta un comportamiento lo suficientemente errático como para convertirlo en uno de los principales sospechosos. Por otro lado, dentro del aspecto técnico del film se destaca el trabajo de fotografía de Karl Löb, el vistoso diseño de producción de Walter Kutz y Wilhem Vorwerg, y la delirante pero atmosférica banda sonora del compositor Peter Thomas.

El director Alfred Vohrer realiza un trabajo tan minucioso a la hora de fusionar elementos propios del género del horror con otros más propios de la comedia y los relatos de misterio, que convierte a “Das indische Tuch” en un híbrido que es tan entretenido como emocionante durante todo el transcurso del metraje. Lo que es aún más importante, es que al alejar la historia del alcance del siempre eficiente y racional Scotland Yard, y situarla en un escenario gótico alejado del resto del mundo, el director establece que en el mundo ficticio en el que habitan los personajes todo es posible. Con respecto a la locura reinante en las adaptaciones de la obra de Edgar Wallace realizadas por la Rialto, cabe mencionar que en el segmento final del film, el director inserta dos bromas internas que funcionan como guiño tanto al autor de la novela en la cual está inspirada la cinta, como a uno de los personajes interpretados por el actor Joachim Fuchsberger en algunas de las producciones del ciclo. En definitiva, “Das indische Tuch” es un krimi sumamente entretenido, el cual combina con éxito una interesante e impredecible trama de misterio con una gama de coloridos personajes, lo que lo sitúa dentro de las entradas más interesantes del ciclo de adaptaciones literarias encabezadas por el visionario productor Horst Wendlandt.



por Fantomas.

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