“Se sei vivo spara” (1967), es un spaghetti western del director Giulio Questi, el cual está protagonizado por Tomas Milian, Milo Quesada y Roberto Camardiel.
Un bandido mestizo sin nombre conocido (Tomas Milian), forma parte de una banda de forajidos que asalta una diligencia cargada de oro. Lamentablemente, termina siendo traicionado por el resto de los integrantes de la banda, quienes lo fusilan junto a un grupo de forajidos de origen mexicano que también participaron en el robo. Para sorpresa de todo el mundo, el mestizo logra sobrevivir al artero ataque y ahora con la ayuda de dos misteriosos nativos americanos, se dispone a recuperar el oro y vengarse de quienes alguna vez fueron sus compañeros.
Durante las décadas del sesenta y el setenta, literalmente se hicieron decenas de westerns en Italia. Utilizando el film “A Fistful of Dollars” (1964) del director Sergio Leone como punto de partida, los llamados spaghetti western resultaron ser todo un éxito tanto en el mercado europeo como en el norteamericano. Esto obviamente incentivó una mayor producción de cintas del género al interior de la industria cinematográfica italiana, y facilitó la concreción de diversas coproducciones con compañías de diversos países de Europa. Por aquel entonces, el productor Alessandro Jacovoni había acordado con una distribuidora la realización de varios westerns. Debido a que pasado un tiempo aún no había filmado ninguno, se vio en la necesidad de rodar un western lo más rápido posible para cumplir con su contrato. Fue entonces cuando conoció a un director llamado Giulio Questi, quien había codirigido varias cintas y estaba preparando un comedia de horror titulada “Death Laid an Egg” (1968). Casi de inmediato, Jacovoni le pidió a Questi que desarrollara un guión ligado al género del western. Aun cuando el cineasta no poseía un real interés en las historias del viejo oeste, aprovechó la oportunidad que se le estaba otorgando para desarrollar varias ideas de diversa índole, para luego enmarcarlas dentro del mundo del western. Fue así como Questi junto a Franco Arcalli, rápidamente escribieron un guión cuya producción finalmente fue co-financiada por la compañía española Hispamer Films y la italiana GIA Società Cinematografica.
Ambientada en el viejo oeste, “Se sei vivo spara” o “Django Kill… If You Live, Shoot!”, está inspirada en las experiencias de Questi como un partisano anti-fascista durante la Segunda Guerra Mundial, y no tiene relación alguna con la cinta “Django” (1966) del director Sergio Corbucci, aun cuando su título sugiere lo contrario. El protagonista es un bandido mitad mexicano conocido únicamente como “el Extraño”, quien tras formar parte de un asalto a una diligencia cargada de oro, es traicionado por un hombre llamado Oaks (Piero Lulli) y su banda de forajidos. La forma casual y sádica en la que Oaks y sus compañeros le ordenan al Extraño y a sus indefensos compañeros mexicanos que caven su propia tumba antes de abrir fuego contra ellos, resulta ser perturbadora dada la actitud displicente hacia el valor de la vida humana que expresa Oaks y compañia. Y es que en el mundo creado por Questi, sencillamente todo palidece cuando se compara con el oro y la riqueza. Este tema continúa explorándose a medida que el film introduce a una serie de personajes que refuerzan la idea de que la gente está dispuesta a hacer lo que sea, incluso sacrificar a sus propios hijos, por obtener algún beneficio. Una vez que el protagonista logra levantarse de su tumba gracias a la ayuda de dos misteriosos nativos americanos, él eventualmente rastrea a Oaks y a su banda en un pequeño pueblo situado en el medio de la nada que es conocido como “el Lugar Infeliz”, el cual es regido por dos hombres: el Sr. Templer (Milo Quesada), quien es dueño de la cantina local, y un pastor llamado Hagerman (Francisco Sanz). Serán ellos quienes deciden atacar a los forajidos para quedarse con el oro, sin considerar que un acaudalado terrateniente llamado Sorrow (Roberto Camardiel) y su peculiar pandilla de vaqueros homosexuales, también desean apoderarse del preciado botín.
Gran parte de las cosas extrañas y surrealistas que suceden a lo largo del film, responden a que Questi parece trabajar a nivel metafórico la mayor parte del tiempo. Según el mismo director, en “Se sei vivo spara” quiso retratar algunas de las experiencias que vivenció durante los dos años que combatió junto a la resistencia italiana situada en las montañas. A raíz de esto, no resulta extraño que la cinta está plagada de guiños políticos. Por ejemplo, mientras que prácticamente la totalidad de los personajes norteamericanos son retratados como hombres retorcidos y malvados, la constante y cuestionable fascinación que todos expresan por el oro puede ser tomado como un comentario negativo en contra del capitalismo. Por último, la banda de vaqueros vestidos de negro que están bajo las órdenes de Sorrow, bien pueden ser considerados como una analogía del infame grupo de los camisas negras liderados por Mussolini. También se ha postulado que el director a través de este film pretendía romper algunas de las constantes del género del western. Al hecho de que el protagonista es un personaje sumamente torturado tanto figurativa como literalmente, se suma que en vez de ser el típico antihéroe taciturno tan propio del spaghetti, es un hombre cansado y confundido que lucha para encontrarle sentido a la violencia que lo rodea.
El film aparentemente también posee un subtexto de tono religioso, que sugiere que el Extraño es una suerte de Jesucristo del lejano oeste. Junto al hecho de que el protagonista es un hombre que se levanta de su tumba tras haber sido dado por muerto sin una explicación lógica de por medio, existe una escena donde el Extraño tras rechazar el ofrecimiento de Sorrow de convertirse en uno de sus “muchachos”, es desnudado hasta quedar vestido con algo que se asemeja a un taparrabos, para posteriormente ser crucificado en un cuarto plagado de murciélagos e iguanas, entre otras cosas. Aun cuando tras ver estas imágenes es imposible no asociarlas a un contexto religioso, en numerosas entrevistas Questi se han encargado de negar tajantemente la inclusión de simbología cristiana en el film. Lo que no resulta cuestionable, es que el director y sus colaboradores aprovechan cada una de las oportunidades que se les presentan para abusar de la inocencia de determinados personajes, y degradar los conceptos de la moralidad. Por ejemplo, la pureza de Evan (Ray Lovelock), quien es el hijo de Templer, es destruida por la banda de vaqueros comandados por Sorrow. Su abuso sexual implícito y su posterior suicido, es posiblemente uno de los momentos más perturbadores de la cinta. Lo que es aún peor, es que ni siquiera después de muerto Evan está a salvo de hombres avariciosos como su padre, quien para conservar el oro no encuentra nada mejor que enterrarlo junto a su hijo. Además de todo lo antes mencionado, el film contiene algunos elementos que usualmente están inmersos dentro de la literatura del horror gótico, entre los que se encuentra la fantasmal esposa de Hagerman, Elizabeth (Patrizia Valturri), a quien el religioso mantiene encerrada en uno de los cuartos de su casa porque supuestamente está demente.
Más allá de la curiosa mezcla de influencias y subtramas que presenta la película, es necesario mencionar que “Se sei vivo spara” es una producción que además de estar bien rodada, cuenta con actuaciones encomiables y con un buen trabajo de edición. Tomas Milian interpreta de buena manera a un personaje atípico para el género, cuya mayor virtud es que logra establecerse como un enigma fascinante lleno de contradicciones. El protagonista es un hombre tranquilo que está consumido por el rencor, y que su venganza prácticamente se limita a ver y disfrutar como otros hombres se matan entre sí por el mismo oro que él alguna vez deseó y que ahora solo simboliza su caída al infierno. Roberto Camardiel por su parte, hace un gran trabajo interpretando a un villano que es un fiel reflejo de la locura reinante en la cinta. Y es que Sorrow no solo posee un cuarto de torturas, sino que además juega con pequeños soldados de juguete, y su mascota es un loro parlanchín que interactúa de manera dinámica con él. En cuanto al aspecto técnico del film, el estupendo trabajo de fotografía de Franco Delli Colli se complementa de manera perfecta con el trabajo de montaje de Franco Arcalli, cuyo estilo atípico de edición está marcado por la presencia de cortes rápidos y la entonces revolucionaria técnica de mostrar un acto de violencia desde distintos puntos de vista, lo que le otorga a la producción un estilo visual bastante crudo y surrealista. Por último, resulta necesario mencionar la magnífica banda sonora compuesta por Ivan Vandor, la cual compite incluso con algunas de las piezas musicales creadas por Ennio Morricone para algunas de las entradas más memorables del género del spaghetti western.
La desolación existente en “Se sei vivo spara” se convertiría en algo usual en los westerns realizados durante la década del setenta (un buen ejemplo es el film de Clint Eastwood, “High Plains Drifter”), pero cuando se estrenó la cinta de Questi esta particularidad fue considerada como algo increíblemente audaz e innovador. Lo mismo ocurre con la inusual mezcla de elementos propios del western clásico, el horror gótico y la explotación, los que en su conjunto provocan que la cinta sea percibida como una verdadera pesadilla alucinatoria, que dicho sea de paso no está exenta de momentos gore que no hacen más que reflejar la decadencia de los habitantes del pueblo en el que se desarrolla la trama. Aun cuando los elementos a destacar son numerosos, la verdad es que el ritmo narrativo de “Se sei vivo spara” por momentos deja bastante que desear, al igual que el encadenamiento de las distintas subtramas que conforman la historia, las cuales para ser sinceros adolecen de una real cohesión que ayude a otorgarles el peso dramático necesario para despertar el interés del espectador en ellas. Si bien Giulio Questi nunca estuvo de acuerdo con el cambio de título sugerido por los productores, y sin lugar a dudas se mostró aún más molesto con los distintos cortes que sufrió el film debido a la censura de la época, la verdad es que sin el prefijo de Django esta producción al igual que otros numerosos spaghetti westerns, perfectamente pudo haber desaparecido en la más completa oscuridad.
por Fantomas.
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