domingo, 5 de diciembre de 2010

Basket Case: El inquebrantable lazo entre hermanos.

“Basket Case” (1982), es una cinta de terror del director Frank Henenlotter, la cual está protagonizada por Kevin Van Henteryck, Terri Susan Smith y Beverly Bonner.

Duane Bradley (Kevin Van Henteryck) llega a Nueva York con una misteriosa cesta. Lo que la gente no sabe, es que en su interior se esconde su deforme hermano siamés Belial, quien ahora busca vengarse de los médicos que lo separaron de Duane.

A principios de la década del setenta, el director Frank Henenlotter se encontraba trabajando en un cortometraje titulado “Slash of the Knife”, el cual sería estrenado junto a la cinta de cine trash, “Pink Flamingos” (1972), del director John Waters. Aunque resulte difícil de creer, el corto de Henelotter finalmente terminó siendo desestimado por considerarse demasiado ofensivo para ser exhibido en público. Durante ese mismo periodo, Henenlotter conocería al productor Edgar Ievins, quien debido a su afición por la animación en stop-motion, se interesaría en una suerte de proyecto paralelo del director, el cual se centraba en la construcción de una cabeza deforme cuya utilidad aún no estaba definida. Una vez que “Slash of the Knife” fue desestimada, Henenlotter contactó a Ievins para desarrollar un curioso proyecto que les permitiera ingresar al esquivo mundo del cine. Tras desechar por falta de recursos la realización de un proyecto cuyo título tentativo era “Ooze”, el cual se centraría en la invasión de una plaga de origen desconocido, Henenlotter se lanzó a la tarea de escribir un guión cuyo rodaje no requiriera de un gran presupuesto. Fue así como surgió la historia de un hombre llamado Duane, el cual llega a Nueva York acompañado de una canasta cuyo misterioso contenido está deseoso de sembrar el terror en la Gran Manzana.

Con el objetivo de no perder el control del proyecto, Henenlotter y Ievins decidieron invertir todo su dinero en la producción, lo que provocó que quedaran en la más absoluta bancarrota incluso antes de comenzar con el proceso de rodaje del film. Afortunadamente para ellos, un grupo de inversionistas decidió financiar la producción luego de ver parte del trabajo realizado por el director y su equipo de filmación. Junto con esto, hubo otra serie de circunstancias que ayudaron a que la cinta pudiese ser terminada sin grandes contratiempos. Gracias a la colaboración de John Caglione y Kevin Haney, quienes eran dos de los protegidos del experto en efectos especiales Dick Smith, Henenlotter no solo pudo llevar a cabo escenas de violencia gráfica muchísimo más realistas, sino que además consiguió darle vida de Belial, el deforme hermano del protagonista, mediante el uso de una serie de sencillos mecanismos. En cuanto a la selección de locaciones, el director tuvo la suerte de encontrar un hotel situado en el centro de Nueva York, el cual se encontraba en tan malas condiciones que daba la impresión de ser un set construido con muy poco dinero. De hecho, era tan decadente el estado del hotel, que su dueño facilitó el recinto con la única condición de que cambiaran su nombre para así evitar ser fiscalizado por los inspectores de sanidad norteamericanos. Evidentemente, semejante establecimiento se encontraba ubicado en un barrio sumamente peligroso de Nueva York, lo que obligó a los productores a contratar a una serie de guardias, los cuales en su mayoría eran ex-presidiarios, para proteger a todos los involucrados en el film mientras se desarrollaba el proceso de rodaje. “Basket Case” sería filmada durante un periodo de seis meses, y los resultados de taquilla que esta obtendría serían toda una sorpresa para los responsables de la cinta.

El guión de “Basket Case” se centra en la figura de Duane Bradley, quien canasta en mano llega a la ciudad de Nueva York con la intención de llevar a cabo una macabra misión. Tan pronto como llega a la ciudad, decide hospedarse en un hotelucho el cual está habitado por una serie de coloridos personajes, entre los que se encuentran una ruidosa italiana, un alcohólico con tendencias criminales, y una prostituta bastante amigable (Beverly Bonner). No pasa mucho tiempo antes de que el extraño comportamiento de Duane, y la misteriosa canasta de mimbre que siempre lleva consigo, despierten la curiosidad tanto de sus peculiares vecinos como del mismo espectador. La verdad es que en el interior de la canasta se esconde Belial, quien es el grotesco hermano siamés de Duane, el cual desde pequeño ha estado deseando vengarse de los médicos que lo separaron del costado de su querido hermano. Decididos a cobrar su tan ansiada venganza, Duane y Belial se embarcan en una sangrienta cruzada que se verá truncada por la aparición de una hermosa recepcionista llamada Sharon (Terri Susan Smith), la cual comenzará una relación amorosa con Duane. Naturalmente, los sentimientos que Duane siente hacia Sharon terminan por enfurecer a Belial, quien hará todo lo posible por recuperar el cariño de su hermano, y por eliminar a cualquiera que se atreva a interferir en su macabra venganza.

Obviamente, la relación existente entre la pareja de hermanos es uno de los temas más importantes del film. Aún cuando existe un fuerte lazo emocional entre ambos, en gran medida Belial utiliza a Duane para lograr sus oscuros propósitos, no solo mediante un evidente chantaje emocional, sino que también a través de una serie de poderes telepáticos que le permiten controlar la voluntad de su hermano. Todo esto no significa que Duane sea una víctima de las pulsiones de su hermano, ya que él es claramente un sociópata que está tan loco como el mismo Belial. Por este mismo motivo es que su peculiar relación será puesta a prueba con la llegada de Sharon, ya que para Duane la muchacha representa su única oportunidad de encontrar la tan esquiva redención. Para Belial en cambio, Sharon se presenta como la única persona capaz de separarlo nuevamente de su hermano, esta vez en un sentido emocional, por lo que debe ser eliminada para siempre, aun cuando esto signifique que Duane se resienta con él. Por otro lado, otro punto interesante del film es su aspecto cuasi documental, el cual le otorga un nivel de realismo y crudeza inesperado a una historia básicamente ridícula. En este sentido, algunas de las escenas ambientadas en las calles de la ciudad de Nueva York vienen a reforzar esta idea, en especial aquellas que retratan a Duane deambulando por algunos lugares marcados por la presencia de luces de neón, tiendas de video para adultos, bares de mala muerte y peligrosos drogadictos.

En el ámbito de las actuaciones, Kevin Van Henteryck realiza una labor correcta interpretando a Duane, un hombre en apariencia inocente que por momentos demuestra ser un completo psicópata. Lamentablemente, no sucede lo mismo con Terri Susan Smith, cuya mediocre interpretación echa por la borda todos los intentos del director por lograr que la relación amorosa que Sharon establece con Duane exude cierta credibilidad. En cuanto a Belial, resulta increíble la exuberante personalidad que presenta la grotesca marioneta que ataca con una violencia inusitada a sus víctimas. De hecho, fácilmente se podría afirmar que Belial es por lejos el personaje más interesante del film, al punto que incluso por momentos logra despertar la simpatía del espectador. En relación al aspecto técnico de la producción, mientras que el trabajo de fotografía de Bruce Torbet solo presenta algunos destellos de talento, la banda sonora compuesta por Gus Russo es algo mediocre, razón por la que probablemente terminó siendo subutilizada. Los efectos especiales diseñados por John Caglione y Kevin Haney en cambio, resultan ser bastante efectivos pese a lo artesanal de su construcción, lo que sin lugar a dudas contribuyó a que “Basket Case” adquiera una popularidad mayor que otras cintas de corte similar que se filmaron durante la década del ochenta.

“Basket Case” es una curiosa comedia de terror. No solo presenta grandes dosis de violencia gráfica y una de las escenas de violación más perturbadoras de las que se tenga memoria, sino que además el film contiene bastantes momentos cargados al humor negro, en especial aquellos que se centran en los explosivos ataques de ira de Belial. Lamentablemente, el hecho de que la cinta constantemente esté mezclando elementos propios del género del horror y la comedia, impide que esta goce de una identidad definida, lo que obviamente provoca que el film de Henenlotter no logre desarrollar todo su potencial. Lo que si se le debe reconocer al director, es que no solo logra crear un clima de suspenso mediante la posibilidad de que el secreto de Duane sea descubierto por sus vecinos, su potencial novia o la policía, sino que además consigue que “Basket Case” se presente como el clásico ejemplo de que en ocasiones menos es más. A raíz de todo lo antes mencionado, “Basket Case” hoy en día es considerada como un film de culto el cual pese a todos sus problemas, resulta ser una producción muy superior a las dos secuelas que continuaron centrándose en las violentas desventuras de Duane y su peculiar y grotesco hermano siamés.



por Fantomas.

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