miércoles, 1 de diciembre de 2010

The Burning: Cuando una broma termina horriblemente mal.

“The Burning” (1981), es un film de terror del director Tony Maylam, el cual está protagonizado por Brian Matthews, Leah Ayres y Brian Backer.

Después de que una cruel broma sale mal, Cropsy (Lou David), el malogrado cuidador de un campamento, decide vengarse de quienes él considera como los responsables de las múltiples quemaduras que ha sufrido su cuerpo. ¿Podrá un pequeño grupo de campistas escapar de este demente antes de que los asesine a todos?

A principios de la década del ochenta, buscando aprovechar la creciente popularidad del subgénero del slasher, la productora Miramax, que en aquel entonces era dirigida por Harvey Weinstein, comenzó a gestar lo que sería su aporte al subgénero. Bob Weinstein en compañía de Tony Maylam y Brad Grey, serían los encargados de escribir el guión de “The Burning”, proyecto que contaría con un presupuesto de $1.500.000 dólares. Para asegurarse de que el film contara con efectos especiales de buena calidad, Weinstein contrató a Tom Savini, quien rechazó participar en la cinta “Friday the 13th, Part 2” (1981), para poder trabajar en “The Burning”. Lamentablemente para Savini, no fue mucho el tiempo que se le dio para diseñar los efectos especiales ni el maquillaje del villano de turno, por lo que no pudo plasmar lo que inicialmente tenía pensado hacer. De hecho, en una entrevista el mismo Savini se encargaría de especificar que tan solo contó con tres días para diseñar la apariencia del rostro desfigurado de Cropsy, lo que explica el hecho de que su rostro no se asemeje al de una víctima de quemaduras, sino que más bien parezca estar hecho de cera. Por otro lado, si bien se podría argumentar que “The Burning” no hace otra cosa más que aprovechar algunos conceptos expuestos en el film “Friday the 13th” (1980), del director Sean S. Cunningham, cabe mencionar que el guión de “The Burning” fue escrito antes del estreno de “Friday the 13th”, por lo que se suele considerar a estas dos cintas como las pioneras en lo que respecta al horror enmarcado en los campamentos de verano.

El nacimiento de Cropsy, el gran protagonista de “The Burning”, tiene lugar cinco años antes de los acontecimientos en los cuales se centra mayormente el film. Cierta noche, un grupo de adolescentes decide jugarle una broma al miserable, alcohólico y abusivo conserje del campamento al cual ellos asisten. Con la intención de asustarlo, los jóvenes plantan en la habitación de Cropsy un cráneo falso repleto de gusanos, el cual alberga dos velas encendidas en su interior. Para su desgracia, la broma no sale como ellos esperaban, ya que una vez que el pánico se apodera del conserje, este accidentalmente deja caer el cráneo con la velas sobre su cama, provocando un incendio del cual saldrá gravemente quemado. Cinco años después, un mentalmente inestable Cropsy abandona la institución en la cual se encontraba internado, decidido a regresar al campamento donde solía trabajar con la intención de vengarse por lo sucedido. Una vez en el lugar, Cropsy decide dejar de lado su antiguo trapeador para apoderarse de un par de tijeras de podar, las cuales demostrarán ser un instrumento infinitamente más intimidador y letal durante la violenta cruzada de venganza que emprende el ahora desfigurado conserje.

Una vez que la acción se traslada al campamento, la verdad es que todo se torna bastante genérico. Como suele suceder en la mayoría de estas cintas, los adolescentes que participan en la historia solo piensan en sexo y en cómo molestar a Alfred (Brian Backer), un joven algo extraño que parece estar obsesionado con una de las muchachas que se encuentran en el campamento. El comportamiento supuestamente cuestionable de los jóvenes presentes en esta clase de films, llevó a muchos estudiosos a postular que el subgénero del slasher, se regía por una retorcida escala moral que buscaba castigar de manera violenta a quienes cedían ante pecados como la lujuria, la envidia y la ira. Dentro de esta lógica extrañamente conservadora, por lo general el encargado de terminar con la amenaza que atenta con acabar con la vida de un determinado grupo de jóvenes, suele ser un fiel representante de la inocencia y la virginidad, características que escasean entre los protagonistas de las cintas slasher. Teniendo esto en consideración, resulta extraño que en esta ocasión el protagonista sea Alfred, el cual si bien es víctima de las constante bromas de sus compañeros, es un personaje que no logra despertar la simpatía del espectador, por lo que al final del día poco importa si logra sobrevivir. A falta de un protagonista querible, Todd (Brian Matthews) y Michelle (Leah Ayres), quienes son dos jóvenes que trabajan como consejeros del campamento Stonewater, se alzan como los héroes encargados de enfrentar al imparable y omnipresente asesino.

Demostrando que el subgénero del slasher no daba demasiado espacio a la creatividad, Tony Maylam recurre al clásico uso de la cámara subjetiva para aumentar los niveles de tensión de determinadas escenas, y para retratar el retorcido punto de vista del asesino. Con respecto a Cropsy, cabe mencionar que “The Burning” es la primera cinta en introducir a un hombre mutilado que posee una fuerza sobrehumana, el cual se embarca en una cruzada de venganza dentro de los confines de un campamento de verano. Como es sabido, en “Friday the 13th” es Pamela Voorhees quien dominada por la locura provocada por la pérdida de su hijo, comienza a asesinar a los jóvenes asistentes a un campamento de verano, por lo que Jason Voorhees recién fue presentado como un monstruo imparable en la segunda entrada de la popular saga. Aun cuando son muchos los recursos técnicos y temáticos que Maylam revisita en “The Burning”, la cinta de todas formas tiene algunas propuestas relativamente originales, las cuales curiosamente le significaron una serie de problemas con los organismos de censura de la época. A diferencia de lo que sucede en gran parte de este tipo de cintas, Cropsy no tiene mayores inconvenientes en asesinar a plena luz del día a cinco jóvenes que se encuentran sobre una balsa. Dicha escena permanecería censurada durante años en el Reino Unido, pudiendo ser exhibida recién en el año 2001.

En el ámbito de las actuaciones, el elenco en general realiza una labor bastante mediocre, aun cuando algunos de sus integrantes, específicamente Jason Alexander y Holly Hunter, posteriormente gozarían de exitosas carreras tanto en el cine como en la televisión. Los únicos dos actores que realizan una labor aceptable son Brian Matthews y Leah Ayres, lo que en gran medida explica porque los dos personajes que interpretan resultan ser los más interesantes del film. En cuanto al aspecto técnico de la producción, este resulta ser tan disparejo como las mismas actuaciones. Mientras que por un lado resulta destacable el trabajo de fotografía de Harvey Harrison, quien logra otorgarle un aspecto amenazador a los bosques que rodean al campamento Stonewater, la banda sonora compuesta por Rick Wakeman, la cual resulta ser sumamente efectiva aun cuando por momentos es algo minimalista, y los efectos especiales diseñados por el ya mencionado Tom Savini, en la vereda contraria se encuentra el trabajo de edición de Jack Sholder, el cual deja bastante que desear, ya que no solo no permite ver en toda su gloria el trabajo de Savini, sino que además provoca una serie de problemas de continuidad, por lo que en ocasiones la acción se traslada del día a la noche sin previo aviso y sin respetar ninguna lógica cronológica.

Resulta evidente que los films pertenecientes al subgénero del slasher no son precisamente productos que se destaquen por ser trabajos que exudan una creatividad envidiable, o que presentan una calidad cinematográfica encomiable. Sin embargo, es innegable que las producciones que se enmarcaron en dicho subgénero, aportaron con una serie de conceptos y recursos que siguen siendo utilizados hasta el día de hoy dentro del cine de terror, lo que los ha convertido en parte de los clichés más reconocibles del género. Al mismo tiempo, si bien dentro del subgénero existen algunas producciones que son superiores a otras, ya sea por el uso inspirado de determinados efectos especiales, por la presencia de inteligentes y sorpresivos giros dramáticos, o por la participación de personajes queribles y memorables, la verdadera esencia de cualquier cinta slasher reside en la figura del asesino de turno. En ese sentido, “The Burning” se alza como una de las películas más interesantes del movimiento slasher, principalmente debido a que Cropsy es probablemente uno de los villanos más memorables que nacieron de la explotación indiscriminada del subgénero. Aun cuando el aspecto técnico y el interpretativo no resultan ser del todo satisfactorios, “The Burning” sigue siendo recordada como una cinta entretenida, que mantiene gran parte de su encanto a más de treinta años de su estreno.



por Fantomas.

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