Barbara Kowin, más conocida como Barbara Shelley, nació el 15 de agosto de 1933 en Londres, Inglaterra. Durante su adolescencia demostró un marcado interés por la actuación, lo que la llevó a probar suerte en el teatro. Sin embargo, ella se dedicaría al modelaje antes de debutar en la pantalla grande. “Yo era realmente tímida, excepto cuando estaba sobre el escenario. En ese momento todo estaba bien”, declararía en una ocasión Shelley. “Mi profesora quería incluirme en el elenco de una obra, pero como yo era demasiado tímida ella me dijo: ´Ya te enseñé lo básico y tu lo has aprendido de buena manera. ¿Por qué no te dedicas al modelaje por un tiempo mientras te decides a incursionar en la actuación?´”. En aquella época el negocio del modelaje no tenía tanta importancia, por lo que era difícil hacerse notar en el medio. Sin embargo, Shelley logró llamar la atención gracias a que apareció en la revista Vogue y en otras de similares características. A principios de los cincuenta, ella viajaría a Italia donde además de seguir trabajando como modelo, intentó incursionar en el cine. Debido a que Shelley era extremadamente fotogénica, llamó la atención de algunos productores quienes la invitaron a participar en distintas pruebas de cámara.
Al haber estudiado actuación por un tiempo, resultó evidente que estaba mucho mejor preparada que la mayoría de las mujeres que participaban en audiciones similares a las que ella asistió. Esta ventaja le permitió en un lapso de dos años participar en una serie de comedias, dramas y thrillers, los cuales en su mayoría jamás traspasaron las fronteras del mercado italiano. Entre algunas de estas películas se encuentran “Ballata Tragica” (1954), “Destinazione Piovarolo” (1955) y “Luna Nuova” (1955), entre otras. Según la misma Shelley, “Yo realizaba estas películas para el consumo doméstico. Eran buenas películas, de las cuales una o dos fueron escritas por mí. En cierta ocasión, un productor llegó al set con un chal y me dijo: ´Nosotros no podemos filmarte usando un vestido sin tirantes´. Como yo estaba interpretando a la villana le pregunté a que se debía eso y él respondió: ´Debido a que el sacerdote va a poner sus manos en frente del proyector´”. Tal y como es retratado en la cinta “Cinema Paradiso” (1988), en aquella época muchas películas sólo podían ser exhibidas en las parroquias locales, por lo que lamentablemente los sacerdotes condicionaban bastante lo que podían ver los feligreses.
En 1957, Shelley regresó a Inglaterra donde firmó un contrato con la compañía British Lion, la cual estaba manejada por el productor Sidney Box, quien rápidamente integró a la actriz al elenco de la cinta “Cat Girl” (1957), una copia del film de Val Lewton “The Cat People” (1942). El director de “Cat Girl”, Alfred Shaugnessy, se mostró preocupado por la posibilidad de que el talento de la actriz fuera desperdiciado por Sidney Box. Con respecto a esto Shaugnessy declararía: “Estaba aterrado de condenar a esta actriz a una vida de roles secundarios en cintas de terror, algo que lamentablemente ya habíamos hecho”. En efecto, luego de trabajar en “Cat Girl”, Shelley participó en otro film de terror de la British Lion titulado “Blood of the Vampire” (1958). Pese a los temores iniciales de Shaugnessy, el género de terror pronto se volvería extremadamente popular en Inglaterra, lo que eventualmente ayudó a lanzar a la fama a la hasta entonces desconocida actriz. Shelley filmaría otra cinta más al interior de la British Lion, el thriller “The Solitary Child” (1958), antes de comenzar a trabajar de forma independiente.Al haber estudiado actuación por un tiempo, resultó evidente que estaba mucho mejor preparada que la mayoría de las mujeres que participaban en audiciones similares a las que ella asistió. Esta ventaja le permitió en un lapso de dos años participar en una serie de comedias, dramas y thrillers, los cuales en su mayoría jamás traspasaron las fronteras del mercado italiano. Entre algunas de estas películas se encuentran “Ballata Tragica” (1954), “Destinazione Piovarolo” (1955) y “Luna Nuova” (1955), entre otras. Según la misma Shelley, “Yo realizaba estas películas para el consumo doméstico. Eran buenas películas, de las cuales una o dos fueron escritas por mí. En cierta ocasión, un productor llegó al set con un chal y me dijo: ´Nosotros no podemos filmarte usando un vestido sin tirantes´. Como yo estaba interpretando a la villana le pregunté a que se debía eso y él respondió: ´Debido a que el sacerdote va a poner sus manos en frente del proyector´”. Tal y como es retratado en la cinta “Cinema Paradiso” (1988), en aquella época muchas películas sólo podían ser exhibidas en las parroquias locales, por lo que lamentablemente los sacerdotes condicionaban bastante lo que podían ver los feligreses.
En 1958, tendría una breve participación en la cinta de la Hammer, “The Camp on Blood Island”, un drama bélico dirigido por Val Guest y protagonizado por Andre Morell. Aunque se cree que esta fue la primera vez que Shelley trabajó al interior de la casa del martillo, la verdad es que en 1953 tuvo un minúsculo papel en el film “Mantrap”, del director Terence Fisher. Para la actriz, “lo bueno de trabajar en la Hammer era que funcionaba como una compañía teatral, donde siempre participaban los mismos actores debido a que encajaban en el estilo que buscaban los productores. Trabajar ahí era realmente genial ya que uno se sentía cómodo desde el día uno”. Tras trabajar en algunas series de la televisión británica y en algunas cintas menores, Shelley obtendría un rol en el film de horror de la MGM, “Village of the Damned” (1960), el cual era una adaptación de la novela de John Wyndham, “The Midwich Cuckoos”. Esto daría pie a la participación de la actriz en la que sería su primera cinta de terror al interior de la Hammer, “Shadow of the Cat” (1961), la cual contaba con la dirección de John Gilling y estaba inspirada en los relatos de Edgar Allan Poe.
Tras pasar dos años trabajando casi exclusivamente en diversas series de televisión como por ejemplo “The Saint” (1962-96) y “Rupert of Hentzau” (1964), Shelley regresaría a la Hammer para filmar “The Gorgon” (1964), del director Terence Fisher. Cuando el productor Anthony Nelson-Keys le dijo a Barbara Shelley que iban a realizar “The Gorgon”, ella rápidamente pidió interpretar a la Gorgona aludiendo a su experiencia manejando serpientes (específicamente una boa constrictor) durante su época como modelo. Además le sugirió utilizar una peluca especial que contuviera algunas culebras vivas para que la apariencia de la villana fuese más realista e impresionante. Sin embargo, Keys no sólo decidió utilizar una peluca bastante irrisoria, sino que finalmente le daría a la actriz el papel de Carla, la heroína de la historia. Eventualmente, cuando el productor vio la cinta terminada, le dijo a Shelley que debió haber escuchado su sugerencia. Una vez finalizado el rodaje de la cinta, la actriz comenzó a trabajar en otra producción de la casa del martillo titulada “The Secret of Blood Island” (1964), la cual era una precuela del film que había protagonizado en 1958, “The Camp on Blood Island”.
Tras pasar todo un año trabajando en algunas series de televisión, Shelley regresaría a la Hammer para filmar dos nuevas películas; “Dracula: Prince of Darkness” (1966) y “Rasputin: The Mad Monk” (1966). Sus coestrellas entre las que se incluían Christopher Lee, Susan Farmer y Francis Matthews, además de gran parte del equipo de filmación participarían en ambas producciones. Todo formaba parte de la filosofía económica de la Hammer; de hecho, mientras los sets de “Dracula” se rediseñaban, el director Don Sharp comenzaba a rodar las escenas de exteriores de “Rasputin”. En “Dracula: Prince of Darkness”, a Shelley se le dio la primera y única oportunidad de interpretar a una vampira. Sin embargo, sus afilados colmillos le causarían dos problemas: le resultaría bastante complicado decir sus líneas por lo incómodos que estos resultaban ser, y además en un punto del rodaje terminó tragándose uno de los colmillos. Como no había presupuesto para fabricar un diente de reemplazo, la actriz no tuvo más opción que tomar una gran cantidad de agua salada, gracias a lo cual pudo recuperar el diente.
El último film de Shelley al interior de la Hammer sería “Quatermass and the Pit” (1967), la última parte de la trilogía protagonizada por el personaje creado por Nigel Kneale. Con respecto a su participación en dicha cinta, la actriz declararía en una ocasión: “Mi padre me inició en la ciencia ficción cuando yo era muy joven, por lo que leí una gran cantidad de historias geniales de ciencia ficción. Sin embargo, cuando ´Quatermass´ se estrenó decidí no participar más en films de este tipo. Cuando me retiré del campo del horror y de la ciencia ficción, la primera cosa que me ofrecen es una adaptación radial de una obra de John Wyndham titulada ´The Day of the Triffids´. Si bien mantuve mi decisión de no participar más en films de este tipo, si dejé abierta la posibilidad de abarcar retornar al género en la radio”. La decisión de Shelley se debía principalmente a que desde que se interesó en la actuación, quiso ingresar a la Royal Shakespeare Company. Lamentablemente para ella, el haber trabajado por tanto tiempo en films de terror y el hecho de ser tan conocida, no le permitieron participar en la compañía teatral durante un buen tiempo. Sólo cuando les aseguró a los encargados de la compañía que no los iba a avergonzar si le daban una oportunidad, pudo cumplir su sueño y trabajar durante dos años con ellos.
Desde ese momento, la actriz dejó por completo el cine para dedicarse a la televisión y el teatro. A fines de los sesenta, Shelley se reuniría con Roy Ward Baker y Jimmy Sangster, dos habituales de la Hammer, para rodar el telefilme “The Spy Killer” (1969). En las décadas del setenta y ochenta, participaría en numerosas series de televisión, entre las que se incluyen “Mogul” (1965-72), “Oil Strike North” (1975), “People Like Us” (1978), “The Borgias” (1981), “Doctor Who” (1963-89) y “Uncle Silas” (1987), entre otras. El último largometraje en el que participaría Shelley sería “Ghost Story” (1974), una modesta pero efectiva cinta de terror dirigida por Stephen Weeks y protagonizada por la cantante Marianne Faithfull. Su último trabajo como actriz lo obtendría en el telefilme “The Stranger: More Than a Messiah” (1992), el cual era un spin-off no oficial de la serie “Doctor Who”. Pese a retirarse de la actuación, Shelley continuó durante varios años trabajando tras las cámaras. No sólo se dedicaba al diseño de algunos sets, sino que además fabricaba accesorios de utilería. Según la misma actriz, todo esto comenzaría en 1982; “Cuando supe que mi carrera estaba llegando a su fin, comencé con el negocio del diseño de interiores y la fabricación de objetos de utilería, utilizando algunos de los contactos que había forjado a lo largo de mi carrera". Pese a que no participó en un gran número de largometrajes, Barbara Shelley logró dejar su marca en la historia del cine de terror gracias a que exudaba sexualidad y a que era poseedora de un encanto especial que rápidamente embelesaba al espectador. Principalmente gracias a las películas que filmó para la Hammer, Shelley hoy es recordada con justa razón como la “Primera dama del cine de terror británico”.
por Fantomas.
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