domingo, 8 de agosto de 2010

Nightmare: Hay veces que cuesta distinguir los sueños de la realidad.

“Nightmare” (1964), es un thriller del director Freddie Francis, el cual está protagonizado por David Knight, Moira Redmond y Jennie Linden.

Janet (Jennie Linden) es una joven estudiante que asiste a una escuela privada. Sus noches son perturbadas por horribles sueños en los que ve a su madre, la cual se encuentra recluida en un asilo psiquiátrico. Cuando es expulsada del colegio a causa de sus persistentes pesadillas, Janet regresa a su casa donde lentamente sus sueños comenzarán a guiarla hacia las puertas de la locura.

El exitoso estreno del film “Psycho” (1960), del director Alfred Hitchcock, y los satisfactorios resultados obtenidos por la cinta “Taste of Fear” (1961), del realizador Seth Holt, convencieron a los ejecutivos de los estudios Hammer Films que el género del thriller psicológico era sumamente rentable, y por ende debía ser explotado. El director encargado de incursionar en el género bajo el alero del estudio británico seria Freddie Francis, quien durante la primera mitad de la década del sesenta filmaría una trilogía compuesta por “Paranoiac” (1963), “Nightmare” y “Hysteria” (1965). En el caso particular de “Nightmare”, cuyo guión fue escrito por Jimmy Sangster bajo el título “Here´s the Knife, Dear (Now Use It)”, originalmente fue realizada para ser estrenada junto al film “The Evil of Frankenstein” (1964). Por otro lado, si bien Francis había pensado en contratar a Julie Christie para interpretar el rol protagónico de la película, eventualmente se vio obligado a reemplazarla por Jennie Linden cuando Christie abandonó la producción para protagonizar el drama de la MGM, “Darling” (1965).

“Nightmare” se centra en las desventuras y el sufrimiento de una joven llamada Janet, quien se encuentra cursando sus estudios en un internado para señoritas. Si bien durante el día realiza una vida normal, durante las noches es atormentada por pesadillas recurrentes que la sitúan en medio de un hospital psiquiátrico, en el cual se encuentra recluida una mujer que le pide aceptar su frágil estado mental. Debido a esto, Janet termina siendo enviada de vuelta a su hogar en compañía de una de las profesoras del internado llamada Mary Lewis (Brenda Bruce). Es ahí cuando la muchacha recuerda el hecho que desencadenó sus horribles pesadillas; cuando niña, ella presenció cómo su enloquecida madre asesinó a su padre con un afilado cuchillo. Desde aquel entonces, Janet ha debido lidiar con el traumático evento y con la posibilidad de volverse loca como su madre. Aunque tras su retorno a casa la joven evidencia una leve mejoría bajo el cuidado de su amiga y sirvienta, la señora Gibbs (Irene Richmond), eventualmente las visiones de una misteriosa mujer comienzan a empujarla gradualmente a los terrenos de la locura, de los cuales podría no escapar.

De manera inteligente, Freddie Francis dedica gran parte del film al desarrollo de la personalidad de Janet, con el objetivo de que el espectador rápidamente empatice con su situación, y se interese por su particular problemática. Es por este motivo que no solo su pasado cobra especial importancia dentro de la trama, sino que además la posibilidad de que ella finalmente se vuelva loca se convierte en uno de los mayores generadores de suspenso del relato. Al mismo tiempo, el director invierte cierta cantidad de minutos en la exploración de las personalidades de quienes rodean a la cada vez más angustiada Janet, con el fin de establecer la relación que estos tienen con la joven. Y es que aún cuando Francis sugiere que las visiones de Janet pueden tener una raíz sobrenatural, resulta evidente de que alguien del entorno de la muchacha está buscando volverla loca. De esta forma, una de las grandes interrogantes que plantea la película tiene relación con los posibles motivos que tiene el villano de turno para volver loca a la protagonista, y si esta última será capaz de evadir el cruel destino que le tienen preparado, y desenmascarar al responsable de su sufrimiento actual.

Como se menciona anteriormente, durante gran parte de la cinta Francis juega con la idea de que las visiones de Janet, y los hechos que suceden al interior de la mansión de su familia al poco tiempo de su llegada, tienen una explicación sobrenatural. Mediante la utilización de una serie de inquietantes imágenes, el director lograr crear la ilusión de que en la casa de Janet habitan fantasmas cuyo único objetivo es trastornar a los habitantes del inmueble. Al mismo tiempo, el realizador también sugiere que estos supuestos fantasmas, no son más que el producto de la vívida imaginación de la trastornada protagonista. Es precisamente esta dinámica en la que se enfrentan la realidad y la fantasía, uno de los elementos que dotan a la cinta de un encanto especial. Por otro lado, el guión está plagado de giros argumentales, los cuales van desde lo abiertamente predecible hasta lo totalmente inesperado, lo que provoca que la historia de “Nightmare” resulte ser sumamente dinámica. Y es que tras cada nueva revelación se esconde una nueva pregunta, y tras cada oscuro rincón de la siniestra mansión donde se desarrolla el relato, se oculta un peligro que amenaza con destruir la frágil vida de la protagonista.

En cuanto a las actuaciones, el elenco en general realiza un trabajo correcto. Aún cuando Jennie Linden tiende a sobreactuar en algunas escenas, de todas formas logra proyectar la angustia que siente su personaje a medida que empieza a perder la razón. Moira Redmond por su parte, interpreta de buena manera a la enfermera que le es asignado el cuidado de Janet, y que eventualmente se enamora de Henry Baxter (David Knight), quien oficia de albacea de la fortuna de la muchacha. En cuanto al aspecto técnico de la cinta, resulta destacable el trabajo de fotografía de John Wilcox, en especial durante la secuencia que retrata la pesadilla recurrente de la protagonista. Igualmente efectiva resulta ser la banda sonora del compositor Don Banks, quien es en gran medida responsable de la atmósfera de constante paranoia que domina al relato. Por último, es necesario destacar el espléndido diseño de producción de Bernard Robinson, quien durante su carrera se convirtió en uno de los pilares fundamentales de gran parte de las producciones realizadas por la llamada Casa del Martillo.

En gran medida, “Nightmare” no hace más que evidenciar la versatilidad como guionista de Jimmy Sangster, quien estuvo a cargo de gran parte de los guiones de las producciones más memorables del estudio británico, y la habilidad como director del a veces subvalorado Freddie Francis, quien en esta ocasión retrata de forma extraordinaria el aislamiento tanto físico como social que sufre la protagonista, lo que la lleva a aferrarse a una grotesca muñeca y a una pequeña radio portátil, y a identificar a la profesora que la ha acompañado hasta su casa como una verdadera figura materna. Lamentablemente, por ser considerada como una obra menor dentro de la filmografía de los estudios Hammer, “Nightmare” no ha logrado obtener el reconocimiento que se merece. Y es que no solo se trata de una película entretenida cuyo guión es por sobre todo inteligente, sino que además la cinta presenta un apartado técnico realmente destacable, un dinámico ritmo narrativo, y suficientes vueltas de tuerca como para capturar el interés del espectador de principio a fin.



por Fantomas.

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