jueves, 12 de agosto de 2010

The Evil of Frankenstein: La cinta más injustamente críticada de la saga de Frankenstein realizada por la Hammer.

“The Evil of Frankenstein” (1964), es un film de terror del director Freddie Francis, el cual está protagonizado por Peter Cushing, Sandor Elés y Peter Woodthorpe.

Luego de que su laboratorio es destruido, el Barón Frankenstein (Peter Cushing) decide regresar a Karlstadt, su pueblo natal, de donde fue expulsado varios años atrás, para recuperar las riquezas que se encuentran abandonadas en su mansión, y así poder continuar con sus experimentos. Una vez en el lugar, encuentra al monstruo (Kiwi Kingston) que creó hace algún tiempo atrapado en un bloque de hielo, lo que lo motiva a darle vida nuevamente. Sin embargo, cuando se percata de que algo en el cerebro de la criatura no está funcionando bien, Frankenstein recurre a los servicios de un hipnotizador llamado Zoltan (Peter Woodthorpe), cuya ambición pondrá en peligro sus planes.


Originalmente, la segunda secuela de “The Curse of Frankenstein” (1957), había sido desarrollada por la productora británica Hammer Films a petición de los Estudios Columbia, en febrero de 1963. Sin embargo, el proyecto eventualmente sería comprado por los Estudios Universal junto al borrador de un thriller titulado “Brainstorm”, el cual finalmente jamás sería realizado. Debido a que en aquel entonces el director Terence Fisher se encontraba comprometido con otros proyectos, la dirección del film recayó en los hombros del director de fotografía Freddie Francis. La única exigencia que haría Francis para aceptar el cargo, sería la construcción de un colorido set que pudiese ser utilizado como el laboratorio del Barón Frankenstein, el cual terminó siendo construido y diseñado por Frank Humphries. Otra de las preocupaciones del director, tendría estrecha relación con la figura de la criatura creada por el Barón Frankenstein, la cual sería interpretada por el enorme luchador neozelandés Kiwi Kingston. El experto en maquillaje Roy Ashton, sería contratado para plasmar la visión de Francis, tarea que resultaría ser bastante más complicada de lo que se esperaba en un principio. Según el mismo Ashton: “La verdad es que ellos no sabían muy bien lo que querían. Debo haber realizado al menos 200 bosquejos con el único fin de dar con el diseño definitivo de la apariencia de la criatura”.

La historia de “The Evil of Frankenstein” comienza cuando luego de que son descubiertos por un sacerdote, el Barón Frankenstein y su asistente Hans (Sandor Elès) deciden huir hacia la vieja mansión del científico ubicada en Karlstadt, lugar del cual él fue expulsado diez años atrás luego de que su criatura sembrara el caos entre los habitantes del pueblo. Cuando ambos descubren que la mansión ha sido completamente saqueada, Frankenstein se dirige al pueblo para descubrir con horror que los responsables del robo han sido el corrupto Burgomaestre (David Hutchetson), y el Jefe de Policía local (Duncan Lamont). Cegado por la ira, el Barón los confronta solo para terminar huyendo ante su inminente arresto. En un curioso giro del destino, gracias a una muchacha sordomuda (Katy Wild) Frankenstein encuentra a la criatura que creó algunos años atrás, preservada en perfectas condiciones al interior de un bloque de hielo ubicado en las montañas. Tras trasladarla a su laboratorio, Frankenstein descubre a su pesar que el cerebro de la criatura está dañado. Es entonces cuando decide pedirle ayuda a un hipnotizador llamado Zoltan, quien recientemente también ha sido expulsado de Karlstadt, para que lo asista en el proceso de recuperación de la criatura. Sin embargo, Zoltan tiene sus propios planes, por lo que cuando la criatura por fin regresa a la vida, en una primera instancia le ordena conseguir algo de oro, y luego la obliga a castigar a todos los responsables de su expulsión del pueblo.

A diferencia de “The Curse of Frankenstein” y “The Revenge of Frankenstein” (1958), producciones las cuales apuntaron a reinventar parte de la mitología que rodea a la figura del Barón Victor von Frankenstein, la cinta dirigida por Freddie Francis se presenta como una suerte de tributo a lo realizado durante los años treinta por los Estudios Universal. Y es que por ejemplo no solo el maquillaje utilizado por Kiwi Kingston resulta ser bastante similar al exhibido por Boris Karloff en el film del director James Whale, “Frankenstein” (1931), sino que además la criatura se comporta de manera similar en ambas producciones. De la misma forma, la idea de que el monstruo fuese encontrado al interior de una celda de hielo, fue sacada del film “Frankenstein Meets the Wolfman” (1943), del director Roy William Neill. Afortunadamente, bajo esta evidente falta de creatividad se esconden algunas ideas realmente interesantes, las cuales en gran medida permiten que el film se mantenga a flote. Para empezar, en esta ocasión el verdadero villano de la historia es un hipnotizador llamado Zoltan, quien decide ayudar a Frankenstein a reactivar el cerebro de la criatura. Lamentablemente para el Barón, Zoltan resulta ser un hombre codicioso, hedonista y despiadado, el cual terminará utilizado a la criatura para saciar sus ansias de riqueza y de venganza, sin importarle demasiado las consecuencias de sus nefastos actos. A raíz de esto, Frankenstein se convierte en una víctima de su incombustible orgullo científico, al mismo tiempo que se ve atrapado entre el peligro que representan los habitantes de su pueblo natal, y el mismísimo Zoltan.

Otra de las innovaciones que presenta el film, tiene estricta relación con la personalidad del siempre obsesivo Barón Frankenstein. Durante gran parte del metraje, el Barón es retratado como un hombre vulnerable, al cual no solo le afecta que la gente no comprenda el trasfondo de sus experimentos, lo que los lleva a intentar boicotearlos cada vez que se presenta la oportunidad, sino que además se le ve realmente acongojado por el estado de la criatura, a quien ve prácticamente como un hijo. Lo que sin duda refuerza aún más esta humanización del Barón Frankenstein, es la relación casi paternal que mantiene con su asistente/aprendiz Hans, y con la joven sordomuda que decide alojar en su castillo. Pese a los evidentes cambios de personalidad que en esta ocasión exhibe Frankenstein, de todas formas mantiene algunos de sus rasgos distintivos. Por ejemplo, continúa siendo un hombre obsesionado con sus experimentos, al punto de arriesgar sus posesiones y su propia vida con tal de lograr sus objetivos. Al mismo tiempo, es poseedor de una moral cuestionable, la cual se refleja en sus constantes profanaciones de tumbas, y en los deseos de venganza que siente contra quienes se encargaron de expulsarlo de Karlstadt, y contra aquellos que buscan denostar su preciado trabajo.


En el ámbito de las actuaciones, Peter Cushing es quien termina destacándose por sobre el resto. Fue tal el compromiso del actor con la producción, que incluso le pidió a Freddie Francis realizar una peligrosa escena de riesgo perteneciente al infernal clímax del film. Según declararía el mismo Cushing en una entrevista: “Le pregunté a Freddie Francis, ¿Puedo saltar del balcón y luego balancearme con una cuerda? Freddie me miró y respondió: `Sí, señor… si tú quieres matarte, yo no tengo problema en aceptarlo.´ Así que lo hice todo yo mismo. Lamentablemente, una vez que ingresé al círculo de fuego, obtuve quemaduras de tercer grado. Ellos no se dieron cuenta del enorme calor que hacía en ese lugar”. En cuanto al resto del elenco, mientras que Peter Woodthorpe construye con éxito a un personaje que se presenta como el perfecto antagonista del Barón Frankenstein, la interpretación de Kiwi Kingston roza la mediocridad. Por otro lado, en relación al aspecto técnico de la producción, resulta destacable el gran trabajo de fotografía de John Wilcox, la atmosférica banda sonora del compositor Don Banks, y el maravilloso diseño de producción de Frank Humphries, el cual sin lugar a dudas es uno de los puntos más altos del film.

Durante muchos años se ha criticado abiertamente el hecho de que “The Evil of Frankenstein”, rompe la cronología y parte de la mitología establecida por las dos entradas previas de la saga de Frankenstein realizada por la Hammer. Al mismo tiempo, también se ha criticado la decisión de Freddie Francis y Anthony Hinds de establecer un escenario y una temática demasiado similar a la vista en las producciones realizadas por los Estudios Universal durante los años treinta, lo que terminó provocando que la cinta tuviera mucho más éxito en los Estados Unidos que en Inglaterra. Si bien todo esto es cierto, también es innegable que el film de Francis no solo presenta un cuidado aspecto técnico, sino que además cuenta con un espléndido elenco, y presenta algunos giros narrativos que son a lo menos interesantes. Al mismo tiempo, resulta refrescante el hecho de ver al Barón Frankenstein como un carismático antihéroe, y no como un villano calculador enceguecido por sus propias obsesiones y ambiciones, que es como suele ser retratado en gran parte de los films que narran sus desventuras. Aún cuando está lejos de ser uno de los mejores productos de la mítica Hammer, “The Evil of Frankenstein” es una cinta que vista como un ente independiente del resto de las entradas de la saga hammeriana del famoso científico, se alza como una producción entretenida que no merece la mala fama que ha ostentado durante todos estos años.




por Fantomas.

2 comentarios:

Don fofo dijo...

Genial, como siempre, por ahora me e ido leyendo de a poco estas entradas dedicadas a la Hammer.

Saludos

HorrorJeur dijo...

Esta me faltaba por ver...¡y ya me has animado!

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